Sesenta

No, Devoción no estaba dispuesta a permitir que la obra terminara de aquella manera.
Lo que ella creyó era estar en el cielo, en poco tiempo se transformó en su infierno personal. Él había acabado con ella, la destruyó psicológicamente y luego alardeo de ello como si del mayor logro se tratara. La había hecho vivir un martirio y ahora era su turno.

El rencor crecía en su interior y ella estaba segura de que no cesaría hasta acabar con él. Verlo ahogarse en su propia desesperación, en su propia locura. Eso era lo que necesitaba para obtener la tan deseada paz mental.


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