ocho
-¿Me extrañaste?-Preguntó Devoción con una gran sonrisa en el rostro, cual niña ilusionada en una gran tienda de caramelos.
-No. No eres alguien indispensable en mi vida.
-Oh...-Las palabras salieron de sus labios con una notable decepción. Bajó el rostro, un poco avergonzada por su anterior afirmación.
El soltó una risa, negando con la cabeza.
-Vamos, que es broma. Extrañé tu linda, inocente y estupida carita.
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