cuarentaiseis

-Tal como me lo indicaste...vine aquí, estoy contigo.-Habló Devoción tras haber entrado a la casa de su trastornado amigo, al sótano, para ser más exactos.

Vesania la miró entusiasmado, ensanchando su sonrisa ante su presencia. Quien por tanto tiempo había invadido cada rincón de su mente y se había asegurado un lugar en su corazón actualmente parecía ser un completo desconocido. Siempre favorecido por la lastima y comprensión que despertaba en ella. Ahora esa pena se había transformado en miedo, y la comprensión se había reducido a furia en un abrir y cerrar de ojos.

-Puedes empezar a desistir ante cualquier idea enfermiza que se haya cruzado por tu cabeza.-Le advirtió, acercándose más a él. No se mostraría débil, eso era lo que el buscaba. Aquello le encantaba, ella lo sabía.

Vesania lucia sereno, feliz. Optó por pasearse por la habitación sin emitir palabra alguna por interminables e incomodos minutos. Jamás despegó la vista de ella, como si quisiera analizarla, traerla hacia él nuevamente. Convencerla de que él estaba bien.

-Es la culpa de esos idiotas.-Susurró Vesania finalmente contra su oído, para posteriormente besar su mejilla, aprovechando la cercanía. Ella apartó su rostro, disgustada ante tal gesto.- Ellos te están manteniendo lejos de mí. Por favor, cariño... ¡escúchame! No permitas que se metan más en tu cabeza.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top