Capítulo 5

Voten, comenten y síganme para más.

Siempre se dice a si mismo que nunca debe acompañar a Kugisaki al centro comercial... y nunca es capaz de acordarse en el momento.

La chica que se decía su mejor amiga lo estuvo llevando de un lado al otro por todas las tiendas habidas y por haber en busca del atuendo ideal para impresionar a Itadori.

Siendo sincero... intento escapar a los cinco minutos que estuvieron en la primera tienda, pero Kugisaki no lo dejo avanzar ni dos pasos y ya lo tenía bien sujeto del brazo.

Fueron las horas las largas de su vida, prendas y prendas que le mostraba la chica más las distintas dependientes que lo veían.

-- Nosotras no tenemos la culpa de que esas pestañas hagan resaltar más tu rostro... más tu altura, ay no, ahora te tengo envidia, Bakaguro.

Ignoro las palabras de la chica por el bien de su propia salud mental, suficiente tenía con todas las bolsas que colgaban de sus brazos, lo peor era que no solo era su ropa, sino que la chica también aprovecho en comprar varias prendas para ella.

-- Y pobre de ti con que se te caiga una sola prenda -- le amenazo la chica que lo único que cargaba era un café helado.

-- Créeme no lo hare.

Apenas le alcanzo el dinero para sus propias prendas, no quiere perder más de su dinero ahorrado pagando una estúpida blusa de marca.

Nadie le quitara de la cabeza que esas son estafas.

-- Vaya giro de los acontecimientos...

Fushiguro no supo que contestarle así que solo soltó una pequeña exclamación, no era para menos verlo tan confundido, ya que, su madre, aquella dulce mujer que siempre estaba cuidando a las ancianas del vecindario y daba de comer a los animales callejeros... estaba persiguiendo a Hana con una escoba en la mano.

¿Y su padre? Estaba riéndose a carcajadas en el jardín mientras Shiro y Kuro, sus perros, ladraban a la par que sus colas se agitaban de un lado al otro.

-- Fushiguro, desde cuando tu mama imita a la mía.

-- Desde nunca -- quiso contestar, pero el ver a su progenitora molesta con esa escoba, no le daba tiempo de pensar correctamente.

-- ¡Y no vuelvas a esta casa, niña de pensamientos arcaicos!

Hana fue corrida de la casa de los Fushiguro, no fue hasta que se dejó de ver su figura que la señora de la casa recupero su semblante tímido y su sonrisa brillante.

-- ¡Ah! ¡Megumi, regresaste de tus compras con Noba - chan!

El chico asiente, pero su vista no salía de la escoba que seguía sosteniendo.

-- Te lo perdiste hijo, tu madre estuvo como por 10 minutos persiguiendo a la chica esa con la escoba.

-- ¡Ella se lo busco, Toji! -- se quejó la mujer con una mejilla inflada -- ¿Viene a decirnos cosas tan... arcaicas sin ningún tipo de vergüenza?

Las alertas de Nobara se encendieron al instante.

-- ¿Les dijo algo?

La mujer se quedó callada, más incómoda que otra cosa, como si no quisiera repetir lo que escucho, por suerte su marido estaba a su lado.

-- Básicamente esa chiquilla vino diciendo mierdas de la comunidad gay.

-- Lgbt cariño, pero si, vino diciendo que tuviéramos cuidado con Megumi ya que muchos ''desviados'' buscaban que contagiarlo de su anormalidad -- la mujer aprieta el agarre en su escoba -- claramente me moleste.

-- Jeje, nunca te vi tan enfadada como ahora.

-- Y con justa razón, esa niña siempre me dio mala espina y ahora veo que es una homófoba.

Ambos padres siguieron hablando malas cosas de Hana sin darse cuenta de la mirada brillante de Megumi.

Tanto de romperse la cabeza, pensando el cómo debía confesarles a sus padres sobre su sexualidad... y ellos sin darse cuenta le quitaron todo ese peso de encima.

-- ¿Ya vez? Te estuviste preocupando por nada -- lo codea su amiga.

Al final le dio la razón, no debió haber dudado de sus padres.

Llego el día del ansiado partido, la final, todos estaban ansioso y el lugar estaba lleno de personas, la mayoría apostando por el equipo que estuvo invicto por cinco años. Él junto a su mejor amiga y sus padres, apoyando a su preparatoria.

-- ¿Ese es el que te gusta? -- pregunta su padre mirando al pelirosa a lo lejos -- La verdad no sé qué imaginaba en mi cabeza, pero lo veo como un debilucho.

-- ¡Toji, no seas así! -- le recrimina su esposa.

Megumi se tentó bastante en contarle la reputación de pandillero que tenía... pero mejor se mordió la lengua y saludo con la mano a Itadori cuando Nobara le señalo que los compañeros del chico se habían dado cuenta de su presencia.

-- ¡Ohhh! ¡Si vino! ¡Oye Itadori, ha venido tu Julieto, salúdalo!

-- ¡¿Eh?!

Se asusto ante el grito de su entrenador mientras hacia los estiramientos, peor cuando fue en voz alta ya que sus compañeros no tardaron y casi tirarlo al piso, buscando que empujarlo para que viera al pelinegro.

Itadori lo miro y Fushiguro también, se saludaron con solo un movimiento de manos, algo que fue abucheado por sus compañeros.

-- Que aburrido Itadori, si quiera dedícale unas palabras, ¿No?

-- No molesten, además que, aunque quisiera decirle algo no escucharía mis palabras... y ya no me hagan pasar más vergüenza que ya empieza el partido.

El partido final... a un solo paso de poder ganar la Winter Cup, se podía sentir como un sueño, pero era la realidad, debía hacer lo mejor posible, ¿Quería presumir? Tal vez un poco ya que la persona que le gusta está esperando grandes cosas de él.

-- Número 11, Itadori Yuuji.

Era hora de dar el mejor espectáculo posible... para poder hacer la siguiente fase de su plan.

Tanto el básquet como ningún otro deporte había sido de su especial interés, pero confiesa que saltaba con cada punto que daba Yuuji junto a su equipo al igual que se asustaba cuando los rivales los rebasaban de vez en vez.

Eso sí, Yuuji se estaba luciendo como nunca, o al menos eso escuchaba de los conocedores del básquet que estuvieron siguiendo al equipo desde las eliminatorias.

-- Vaya, el número 11 se está luciendo.

-- ¿Verdad? Es como si la diosa del deporte lo estuviera bendiciones.

-- ¿Diosa del deporte? -- murmura Nobara quien también había escuchado ese comentario -- Esos dos están mal, Itadori Yuuji está que arde porque su Musa lo está viendo, ¿Verdad Fushiguro?

Recibe una mirada de advertencia de su parte, muy diferente a su madre quien ríe encantada.

-- Megumi, me gustaría conocer más a tu pretendiente, se ve que es un buen chico.

-- Por favor... no más.

El partido estaba yendo muy reñido, un momento podrías confiarte y de la nada zas, otro punto del otro equipo, pero justo en los últimos minutos con solo dos puntos de diferencia, Itadori aposto todo en un tiro de media cancha, con un tipo más alto que el cubriéndolo, aun así, salto, lanzo a la espera de que cayera la bola.

Todos contuvieron la respiración en ese último minuto, el balo comenzó a descender y luego... entro.

El silbato sonó dando fin al partido y luego se escucharon los gritos no solo de los jugadores sino de todo el campo.

-- ¡Ahhhh! -- Nobara grito en su oído al igual que su madre.

Todos se lanzaron hacia Itadori quien dio el punto final, estaba también eufórico, era la victoria de Yuuji, se lo merecía después de tanto esfuerzo.

Itadori lo miro, él le regreso la mirada, solo para que terminara sonrojándose cuando vio como el chico llevaba su puño a su corazón y luego lo señalaba.

''Este gol te la dedico a ti''

Y si había creído que eso ya era lo bastante cursi, es que no sabía lo que le esperaría poco después.

-- Antes de terminar quisiera darle la palabra a la estrella del día de hoy, tiene algo que decir.

Itadori avanzo con paso decidido y comenzó a hablar.

Al inicio parecía el típico discurso de agradecimiento al entrenador, compañeros, profesores y demás, pero luego...

-- Y a quien más quiero agradecer, es a la persona que me gusta...

Gritos femeninos comenzaron a escucharse.

-- Fushiguro... esta victoria te la dedico, no te rendiste con este cabeza hueca al que siempre tenía que repetirle los temas para que se me entrara algo a la cabeza, no negare que me pareciste encantador desde que te vi la primera vez, pero mi enamoramiento vino luego de conocerte más a profundidad... amo cada parte de ti, los que muestras a los demás y los que ocultas tras tu mascara de indiferencia... y quiero seguir amándote, pero no como un amigo, hoy me siento con la valentía de pedírtelo... así que escúchame.

-- Por dios, por dios, por dios... -- Nobara estaba echándose aire con un abanico.

-- Fushiguro, ¿Quieres salir conmigo?

Todas las miradas fueron hacia él, incluso sus padres lo miraban expectantes por la respuesta.

¿Sí o No?

¡¿Que lo va a pensar?! ¡Lleva mucho que le gusta este chico!

-- Si lo acepto -- murmuro ya que no se sentía con ánimo de hablar más fuerte por la vergüenza.

-- ¡DIJO QUE SÍ! -- grito Nobara en su lugar.

Los aplausos comenzaron a llegar al igual que las felicitaciones, Itadori desde la cancha fue otra vez abordado por sus compañeros, ahora alegando que la estrella de su equipo ya no estaba disponible.

Aunque Itadori no los escuchaba, estaba demasiado ocupada celebrando en su mente que había logrado confesarse sin que tuviera hipo.

Esta feliz.

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