Capítulo 4
Voten, comenten y síganme para más.
Quien hubiera imaginado que su trabajo como cupido se vería más difícil debido a una presencia molesta que tenía nombre y apellido, siendo esta Kurusu Hana, una chica que era bastante alagada por los hombres por ser bonita, servicial y de al parecer, ascendencia gringa debido a su cabello y ojos, aunque Nobara podía apostar todo su dinero a que ese rubio era pintado.
Esa chica había sido un dolor en el trasero en la secundaria, ya que no solo era una fanática insufrible de Megumi, sino que se creía con el derecho de hablarle con familiaridad cuando coincidieron en la escuela inicial.
Por favor... ¿Qué clase de loca era esta? ¿En serio tenía que aguantar a ese tipo de persona en la vida real? ¿Qué acaso no podía hacer de cupido sin que algún extra intervenga? Al parecer no.
Y eso que todavía no mencionaba lo que más le molestaba de esta chica y era...
-- Tienes que decírmelo Nobara, ¿Alguien está detrás de mi Megumi?
-- Ninguna mujer, te lo puedo asegurar -- en parte es cierto, quien lo desea es un basquetbolista con reputación de pandillero.
-- ¿Qué más podría estar detrás de él que una mujer? -- se hizo la que no entendía.
Eso era justo lo que la asqueaba más, esta chica siempre con carita de mosquita muerta, pero era una homófoba de miércoles.
Nunca olvidara como la oxigenada esta le hizo la vida imposible a una pareja de hombres, haciendo rumores innecesarios, comentando entre ellos supuestas infidelidades y demás... esa tipa odia ver a la gente feliz, por eso ella nunca será feliz.
-- Escúchame bien, oxigenada, yo no te agrado y yo lo único que tengo hacia ti son ganas de lanzarte del séptimo piso, así que me escuchas bien porque será la última vez que te dirigiré la palabra -- fingió toser para enfatizar sus palabras y la señalo -- Megumi jamás se fijaría en alguien despreciable como tú, además que mi amigo tiene otras preferencias que por desgracia para ti, nunca vas a satisfacer... así que ve dándote media vuelta y aléjate de él o juro que descubriré la manera de meter ratas en tu casillero.
Se escuchó como una pandillera... ¡Y se sintió genial! ¡Toda una mujer alfa defendiendo a su amigo que todavía no salía del closet!
Un momento... ¿Esta chiquilla no usaría la sexualidad de Megumi en su contra...?
Nah, esa rubia no es tan inteligente como parece... ¿Verdad?
Decir que era bisexual fue de hecho una de las cosas más difíciles que hizo en su vida, sus padres siempre lo amaron y lo mimaron mucho, por eso mismo temía decepcionarlos si decía que le gustaban los hombres tanto como las mujeres.
No se avergonzaba de lo que era, pero temía que sus padres si sintieran vergüenza de lo que era, estaba aterrado, no quería escuchar palabras hirientes saliendo de la boca de cualquier de ellos.
Tal vez el pensarlo tanto hizo que inconscientemente lagrimas brotaran de sus ojos, no lo noto hasta que sus manos sintieron la humedad cayendo.
A su lado Yuki se pegó a él, buscando que reconfortarlo, pero aun con la mirada fija en los padres de su esposo y su cuñado.
-- Hijo tranquilo, ¿Por qué lloras? -- la primera en acercarse es el dulce Jin quien se agacha y limpia las lágrimas de su pequeño niño -- No hay razón para que llores.
Y tenía razón, no habida motivo para llorar, porque no había nada de lo que avergonzarse.
-- Que te gusten los hombres no es nada por lo que te debas sentir avergonzado hijo... más bien, discúlpanos si pensaste que reaccionaríamos mal si nos contabas esto.
Yuki suelta el aire que no sabía que estaba reteniendo, ella también estuvo con la incertidumbre de si Jin y Kaori eran o no eran personas que aceptaban los diferentes tipos de sexualidad, cosa que nadie podía señalarte, ya que conocía a muchos padres que se volvían monstruos cuando descubrían que sus hijos tenían otras preferencias.
Agradecía de todo corazón que este no fuera el caso de Yuuji... quien en este momento estaba siendo consolado por sus padres... hubiera sido bueno que Sukuna también formara parte de este lindo momento, pero el idiota está en el centro de detención infantil.
No lo mencionara por el bien del tierno momento.
Yuuji se siente más liviano que antes, como si todo este tiempo hubiera estado llevando una gran piedra en su espalda, primero cuando sintió que estos nuevos compañeros lo estaban aceptando y eliminando ese estereotipo de mierda de que era un pandillero.
Ahora sus padres aceptaron el hecho de que le gustaban los hombres, aunque claro, no sabían que ya había uno en específico en sus pensamientos, uno que llevaba por nombre Fushiguro Megumi.
Las tutorías ya no eran tan frecuentes como antes, así que cada día sentía que lo extrañaba más, ahora sumando que esa chica Nobara está mucho tiempo con él... no, no debe sentir celos cuando ni siquiera son algo más que compañeros de estudios.
Ahí estaba la clave, quería demostrarle a Fushiguro que no buscaba solo un compañero o una amistad, debía mostrarle lo mucho que le gustaba, lo mucho que llego a quererlo desde su primera tutoría.
-- A juzgar por esa carita puedo deducir que estás pensando en algo grande.
El pelirosa la mira de reojo, asintiendo a sus palabras, después de hablar con sus padres, sentía que ahora podía hacerlo todo... incluso confesarse a la persona que le gusta.
-- Necesito otro consejo.
-- Pues no se diga más, habla.
La realidad es que Megumi estaba harto de la presencia de Hana a su alrededor y si, Nobara le conto de que incluso la amenazo para que se alejara de él, incluso le dio a la castaña una cena de sushi como agradecimiento.
Pero si había algo que caracterizara a Hana, era obstinada.
No recuerda ya cuantas veces intento hacerle entender que no le interesa y no, ni siquiera pueden ser amigos porque esa chica ya intento propasarse con él cuando eran ''amigos''.
-- Sé que por el momento sigues en negación... pero Megumi, estamos destinados a estar juntos.
Okey... esta chica realmente le asusta, ya que, según sus palabras, un chamán le había revelado que estarían juntos y ella le creyó.
¿Hace falta que hiciera un comentario sarcástico?
-- Y yo que pensaba que ya nadie creía en eso de la adivinación... es que... wow -- ni siquiera Nobara era capaz de entender -- ¿Y luego era yo la loca en secundaria?
Concuerda con ella, pero tampoco quiere darle más importancia a alguien como Hana porque de inmediato siente un escalofrió por todo el cuerpo.
-- Bueno, olvidemos las cosas tétricas y regresemos a lo que nos interesa, ¿Algún avance con tu querido chico con cara de papa?
Ignorando que le dijo cara de papa, Megumi comenzó a relatarle los pequeños cambios que ha ido pasando en su relación.
-- He sentido que estas últimas semanas nos hemos ido acercando -- murmura para que luego sus mejillas se pinten de rojo -- y esta vez me pidió directamente que lo apoyara en el partido.
La castaña soltó un chillido digno de una fujoshi viendo a su pareja favorita.
-- ¡Claro que tienes que ir! ¡Y debemos comprar ropa digna! ¡Ay por dios, ay por dios! ¡Seguro se confesará! ¡Fushiguro, debemos hacer que ese día estés lo más atractivo posible!
Deja que su amiga comience a sacar ropa de su armario mientras le recriminaba que debían ir al centro comercial a comprar ropa.
Mientras tanto su cabeza seguía pensando en Itadori y su mirada decidida cuando le pidió que lo viera jugar.
-- En verdad me gustaría que vinieras a este partido, me haría muy feliz.
Y por Dios que estará ahí, no importa que pase, pero estará en primera fila para verlo ganar ese partido.
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