Capítulo XXII

Viernes 10:56 pm.

—¿Por qué estamos acá? —preguntó cuando JiMin lo obligó a estacionarse en una de las esquinas del estacionamiento de un poco concurrido supermercado.

—Para nada en particular —dijo el otro y se encogió de hombros.

—¿Para nada? ¿Entonces por qué me hiciste conducir treinta minutos para llegar hasta acá? —refunfuñó, pero el chico le dio una rápida sonrisa.

—¿Ya no estás molesto?

Miró a JiMin y este pestañeó unas cuantas veces.

—No lo sé. —Se encogió de hombros y el contrario refunfuñó—. No porque me besaras frente a todos se me pasó el enojo.

—Sabía que no bastaría —dijo el otro y chasqueó la lengua—. Sácate los pantalones.

—¿Qué? —susurró asustado al ver que el chico se acercó más a él.

—Haré algo para que no estés molesto conmigo —comentó el peli-anaranjado y puso la mano abierta sobre su miembro por sobre los pantalones.

—No seas idiota y sal —habló con los dientes apretados cuando sintió que el chico movió la extremidad sobre su entrepierna.

—Solo disfrútalo —susurró el peli-anaranjado en su oído para después desabotonarle el botón del pantalón y meter la mano dentro.

YoonGi quedó estático y sintió que sus músculos se pusieron rígidos ante el contacto. La mano abierta del otro se movió con brusquedad por encima de sus bóxers a la vez que el chico chupaba el lóbulo de su oreja.

—No es necesario que hagas esto. Ya no estaré enojado contigo —pidió cuando sintió que la mano de JiMin se introducía por debajo de los bóxers y apretaba suavemente su miembro.

—Ya estoy en esto. No me desconcentres. —Cerró los ojos y se concentró en lo lindo que se escuchaba el aliento del chico contra su oreja.

Apretó con fuerza los dientes y echó la cabeza hacia atrás cuando sintió que su miembro creció entre las manos del peli-anaranjado. JiMin sacó su pene de debajo de su pantalón y lo acarició con más libertad. Al principio la mano ajena pasó suavemente de arriba a abajo mientras que los dientes de JiMin mordisqueaba su cuello. YoonGi no pudo evitar gemir con fuerza cuando uno de los dedos del contrario tamborileó en la punta de su glande.

—Espera... Deberías parar —susurró con los ojos cerrados y con la cabeza echada hacia atrás.

A pesar de su pequeña advertencia, el chico no dijo nada y mordió con fuerza su cuello para luego besarlo con ferocidad. YoonGi tomó al chico de la cintura e intentó sentarlo sobre él, pero JiMin se separó y le dio una media sonrisa burlona. El chico se agachó a la altura de su miembro mientras seguía moviendo la mano con mayor rapidez. Cuando YoonGi sintió algo húmedo pasar por su pene no pudo evitar estremecerse y echó la cabeza hacia delante para observar cómo JiMin pasaba con lentitud la lengua en torno a su miembro.

Volvió a echar la cabeza hacia atrás, provocando que esta se golpeara con el asiento, pero en realidad eso fue lo que menos le importó, pues su atención se enfocó en cómo el chico envolvía su glande con la boca y luego cubría lentamente el contorno de su miembro. YoonGi dio un profundo gruñido ante la sensación y se agarró con fuerza de la camiseta de JiMin para mantener sus manos ocupadas y no aferrarse a la cabellera del chico.

JiMin repitió el movimiento una y otra vez, cada vez más rápido e insistente. YoonGi, por su parte, no hizo más que apretar los dientes y echar la cabeza hacia atrás para que los sonoros gemidos no se escaparan de su boca, aunque más de uno resonó dentro de la oscuridad del vehículo.

—¿Por qué te detienes? —preguntó con un gruñido asustado cuando JiMin se levantó y lo miró directo a los ojos.

—Hazlo tú —susurró el otro y se pasó la lengua por los labios.

—¿Quieres que me masturbe?

—No —cortó el peli-anaranjado de inmediato y tomó una de sus manos para posarla con cuidado sobre su cabello—. Hazlo tú.

Gimió de solo pensar lo que ocurriría y tiró a JiMin del cabello para acercarlo a él y besarlo con agresividad. Luego de separarse el chico volvió a bajar para introducirse el miembro a la boca. Cuando sintió que JiMin le pegó en una de las pierna afirmó con fuerza su pelo y él mismo movió la mano para bajar y subir la cabeza del chico. Esa vez no se contuvo y simplemente dejó que su voz resonara en el interior del vehículo.

Involuntariamente movió las caderas contra la boca de JiMin cuando empezó a sentir que el orgasmo se avecinaba. Para su sorpresa, el chico rápidamente se alejó y se sentó correctamente sobre el asiento mientras él eyaculaba infelizmente sobre sus pantalones.

Puso las manos en el volante y sobre estas su cabeza para intentar recuperar el aire y tranquilizar su respiración.

—¿Ahora me perdonas? —dijo el chico con diversión.

YoonGi levantó la cabeza y miró al contrario con el ceño fruncido, quien le mostró una gran sonrisa y luego miró por la ventana del vehículo.

—¿Por qué no dejaste que terminara? —preguntó ahora con la voz más tranquila.

—¿Qué terminaras dónde? ¿En mi boca? —Hizo una mueca ante la ironía del chico.

—¿Por qué no pude correrme en tu boca? —preguntó con los dientes apretados.

—Porque simplemente no quise. —El contrario se encogió de hombros.

YoonGi tomó al chico con fuerza por el cuello y lo acercó hasta él para besarlo con dureza, para demostrar que estaba un tanto enfadado con él. No obstante, ¿cómo podía estarlo si JiMin se la chupó tan bien?

Cuando se separaron YoonGi se dio el tiempo de dejar pequeños y cortos besos sobre los labios ajenos. El chico sonrió sobre su boca y luego lo tomó del cuello para acercarlo más hacia sí.

—Quiero galletas —dijo el otro cuando se separaron y YoonGi acomodó su miembro dentro de sus pantalones.

—¿Qué conmigo no te basta? ¿Para qué quieres galletas? —preguntó burlón y cruzó los brazos sobre su pecho.

—¿Crees que vinimos aquí solo para que te la chupara? Cómprame galletas.

YoonGi abrió levemente la boca, ofendido, pero después de unos segundos abrió la puerta del auto con resignación.

—¿Eres consciente de que parece que me meé? —cuestionó al ver que la luz entraba por la puerta abierta e iluminaba sus pantalones.

—De igual manera, quiero galletas —alegó JiMin y se encogió de hombros.

—Está bien, príncipe —dijo después de gruñir y puso el primer pie en el suelo.

El chico lo tomó de la muñeca y lo tiró de nuevo dentro del auto, lo acercó hasta él y lo besó lentamente.

—No es necesario que vayas. Solo jugaba contigo —dijo el peli-anaranjado con una sonrisa en sus labios, lo que hizo que él frunciera las cejas.

—De verdad te gusta bromear conmigo, ¿cierto? —preguntó y volvió a acomodarse sobre el asiento para cerrar la puerta—. ¿Por qué no quisiste hacerlo el otro día?

Miró al chico de reojo y este se encogió de hombros para luego soltar una pequeña risa por lo bajo.

—Nunca has estado con un hombre —empezó diciendo el otro mientras jugaba con sus dedos.

—¿Tuviste miedo de que te hiciera daño? —interrogó y el contrario se encogió de hombros a la vez que miraba por la ventana.

—En parte. Además, estábamos en casa y MinAh de seguro andaba merodeando por ahí. ¿Qué pasaría si hubiese entrado a la habitación y nos hubiera visto?

Miró al chico con los ojos entrecerrados, pero con una sonrisa.

—Así que sí te preocupa tu hermana —comentó divertido y el chico chasqueó la lengua.

—Obvio que me preocupa, es mi hermana pequeña después de todo.

—Entonces... —empezó diciendo cuidadosamente a la vez que ponía el auto en marcha para salir del estacionamiento—. ¿Me enseñarás?

—¿Qué cosa? —preguntó JiMin mientras se ponía el cinturón de seguridad.

Se quedó mudo al no saber qué contestar. No quería ser tan directo como para llegar y decírselo.

—¿Qué? —preguntó entre risas el chico—. ¿Quieres que te enseñe a tener sexo con un hombre?

YoonGi chasqueó la lengua, pero de igual manera asintió mientras entraba a la carretera y se dirigía hasta la casa de JiMin.

—Claro que puedo ayudarte —dijo el otro y se encogió de hombros—. De hecho, estaría encantado de hacerlo.

Le dio una sonrisa al peli-anaranjado y tomó su mano, la cual posicionó sobre una de sus piernas. El chico lo miró extrañado, pero de igual manera no se alejó.

—¿Hay algo que debería saber de antemano? —preguntó y le dio una rápida mirada al chico para luego voltearse hacia el frente.

—Emm... Grito mucho.

Lo miró atentamente unos segundos, pero de inmediato volvió su vista a donde correspondía.

—¿Qué quieres decir? —preguntó y el chico se mordió el labio inferior.

—En el sexo... grito un poquito —habló el otro e hizo un gesto con los dedos.

—¿Un poquito? —interrogó y levantó una de sus cejas.

—Esa es otra de las razones por la cual no quiero hacerlo en casa —comentó el contrario mientras entraban al patio de la casa del chico—. De hecho, nunca he traído un chico con los que me lío a casa.

—¿Entonces a dónde vas? —cuestionó y JiMin le dio una media sonrisa.

—A cualquier lado —confesó el peli-anaranjado mientras él estacionaba el auto.

—¿A mí me llevarás a cualquier lado?

El chico se encogió de hombros con una sonrisa en los labios para luego bajarse del auto y caminar con rapidez hacia la casa, dejándolo a él con los dientes apretados y un gran sentimiento de incertidumbre en el pecho.

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