Capítulo XV

—Estoy cansado.

Frunció el ceño aún con los ojos cerrados al escuchar la voz que provino de su costado. Abrió los ojos para encontrarse con el alto y reluciente techo de madera de la casa de NamJoon. Miró a lo lejos, notando que la cortina estaba levemente abierta y que por esta entraba un pequeño rayo de luz. Siguió su mirada para encontrar sobre su pecho un brazo desnudo abrazándolo.

—¿JiMin? —murmuró cuando reconoció al chico apegado a su pecho.

El recién nombrado se removió y abrió los ojos para verlo. Se quedaron así unos segundos y después el contrario resopló.

—¡HoSeok! —gritó el peli-anaranjado, haciendo que YoonGi cerrara los ojos con molestia. Tenía una maldita jaqueca y ese chico se ponía a gritar—. ¡Sal de encima!

JiMin hizo un movimiento brusco con las piernas, causando que el chico de pelo negro se sentara de la nada y luego se dejara caer en la alfombra. El peli-anaranjado cerró los ojos y volvió a acomodarse sobre YoonGi como si de su cama se tratara.

—JiMin —susurró para que el chico se levantara.

—Déjame. Estoy cómodo —dijo el otro y apretó más su agarre. Por otra parte, YoonGi levantó la cabeza para mirar al contrario.

—¿Por qué no tienes camiseta?

—¡Deja de molestar! —exclamó JiMin, pegándole en el pecho.

Suspiró sonoramente y empujó al chico para que este quedara recostado sobre la alfombra de NamJoon.

—YoonGi —chilló el contrario y levantó las dos manos hacia él como si fuera un niño. JiMin tenía los ojos cerrados y un puchero brotó de sus labios.

—¿Qué mierda te pasa? ¿Sigues borracho? —interrogó y se acercó al escritorio de NamJoon, el cual estaba lleno de botellas de aguas.

El chico refunfuñó detrás de él. De reojo YoonGi pudo ver cómo el contrario se levantaba y caminaba hacia él un tanto somnoliento.

—Odio que me duela la cabeza después de beber —habló el menor con la voz empalagosa.

—¿Entonces por qué bebes? —cuestionó y frunció las cejas con molestia.

—YoonGi... Yo... —Miró atentamente al peli-anaranjado al ver que se rascó la nuca con nerviosismo—. Ayer...

—¿Lo recuerdas?

—Esto de besarnos... —JiMin tosió un poco, como si le costara pronunciar las palabras—. ¿Pasará muy a menudo?

—¿Qué quieres decir? —cuestionó burlón—. ¿Quieres que pase otra vez?

—No quiero que pase otra vez, pero tengo la sensación que volverá a suceder. —El chico tomó una de las botellas de agua y bebió de ella, aparentemente desinteresado.

—¿Una leve sensación? —preguntó con sorna y se acercó más al contrario.

—¿Qué haces? —habló asustado el peli-anaranjado al ver que se acercó más.

YoonGi finalmente lo acorraló entre el escritorio de NamJoon y su cuerpo.

—Ayer me besaste sin siquiera preguntármelo. ¿Acaso no puedo hacer lo mismo?

Dio una media sonrisa a la vez que acercaba su rostro al del contrario. Cuando rozó sus labios con los ajenos el chico abrió la boca como si de repente le faltara el aire y se agarró con fuerza a su camisa.

—¿Qué hacen?

No le importó lo que dijo HoSeok, quien apareció de la nada, y tomó a JiMin de las mejillas y lo besó; lo besó lo más fuerte y rudo que pudo. El chico merecía sentir un poco de bochorno como YoonGi lo sintió la noche anterior.

—Eres un tonto —afirmó JiMin sobre sus labios después de que se separaron por falta de aire.

—¿Son conscientes del trauma que tengo ahora mismo? —se quejó el chico que seguía en la habitación, pero ninguno de los dos se volteó a mirarlo—. ¡Les estoy hablando!

No le prestaron atención, en vez de eso JiMin, quien aún lo agarraba por la camisa, tiró de la tela para pegar sus labios nuevamente.

—¡Maldición! ¡No lo creo! —expresó el pelinegro, ocasionando que saliera una traviesa risa de entre los labios de YoonGi, la cual inmediatamente contagió a JiMin. De igual forma, ese acto no cortó el beso—. ¡Son unos pervertimos! ¡Esperen cuando le cuente a los chicos!

Para su sorpresa, JiMin lo empujó por el pecho y se acercó a HoSeok un tanto asustado, lo cual lo hizo fruncir el ceño. YoonGi quiso seguir besándolo.

—HoSeok —empezó suavemente el peli-anaranjado—, ¿podrías guardar esto como un secreto?

—¿Un secreto? —se burló el chico—. ¡Nadie me creerá que YoonGi se besó contigo!

Miró cuidadosamente al pelinegro con los ojos entrecerrados al escucharlo nombrarlo como si lo conociera. YoonGi no tenía idea de quién era más allá del amigo de JiMin.

—¡Hey! ¡No me mires tan feo! Te conozco debido a que tu nombre es conocido en el barrio donde vivo —comentó el chico y le dio una rápida sonrisa—. No le diré a nadie. ¿Qué tal si vamos a buscar a los chicos?

HoSeok se volteó y caminó hacia el armario, donde debían estar JungKook y TaeHyung. YoonGi se acercó junto a JiMin. El chico sacó la llave de su bolsillo y la metió en la elegante cerradura. Para su sorpresa, cuando abrieron la puerta vieron a TaeHyung dormir sobre las piernas de JungKook y a este con la cabeza metida entre los abrigos de NamJoon.

—¿Deberíamos despertarlos? —preguntó HoSeok y se acercó a los dos cuerpos tirados en el suelo.

—Deberías —afirmó JiMin y dio un paso dentro del armario.

YoonGi, por su parte, no pudo dejar de ver a los dos chicos. ¿A TaeHyung no le daba asco JungKook? ¡Él mismo lo dijo! El pelinegro de verdad debía estar obsesionado con el otro chico como para preocuparse por el bienestar ajeno en vez de concentrarse en sus sentimientos y comodidad.

Al salir de su ensoñación notó que el primero en despertar fue el castaño, quien se levantó y, como si no sucediera nada, salió de la habitación, sin siquiera esperar para agradecerle al pelinegro.

—Ahora busquemos a NamJoon —dijo HoSeok—. Por cierto... ¿han visto a SeokJin?

Todos se encogieron de hombros, pero de igual manera caminaron hacia el baño que estaba al otro lado de la habitación. Esta vez JiMin tenía la llave y al sacarla del bolsillo de su pantalón YoonGi se volvió a percatar que no tenía camiseta.

Al abrir la puerta se sorprendieron al ver a SeokJin también ahí, especialmente porque estaba con la cabeza apoyada sobre el hombro de NamJoon.

—¿Qué haces aquí? —preguntó TaeHyung después de que SeokJin abriera los ojos ante los chillidos de HoSeok.

—Yo...

Todos dirigieron sus miradas a NamJoon cuando este abrió los ojos y tiró más de la manta para cubrirse. Pensándolo bien, de seguro pasaron mucho frío sobre las baldosas del baño.

—¡¿Podemos salir?! —exclamó el rubio apenas los vio. El chico se levantó de un salto y luego le tendió la mano a SeokJin.

—¿Ustedes no se odian? —preguntó HoSeok con confusión.

—Hicimos una pequeña tregua —dijo rápidamente Namjoon y les sonrió.

—Una tregua que se acaba ahora —se apresuró en decir SeokJin para después alejarse de ellos.

Todos se voltearon para mirar al rubio, pero este solo se encogió de hombros con desinterés y pasó por un costado de ellos para salir del baño.

—No saben cuánto frío pasé anoche. Pensé que moriría —habló NamJoon, haciendo exagerados gestos con las manos.

YoonGi no le prestó demasiada atención y solo se concentró en el chico de pelo anaranjado que estaba a su lado.

—¿Por qué no traes camiseta? —preguntó cuando todos los chicos se dirigieron a la cama de NamJoon para tirarse sobre esta y mirar la gran pantalla encendida.

—No recuerdo —dijo el otro y se encogió de hombros.

—¿No recuerdas? —cuestionó irónico y JiMin le regaló una pequeña sonrisa.

—De seguro fue por una apuesta. ¿Estás preocupado?

Miró atentamente las expresiones ajenas con el ceño fruncido. Definitivamente, ese chico se reía de él. Apretó los dientes con fuerza y pasó por un lado del peli-anaranjado, chocando su hombro con el ajeno. Frunció el ceño cuando miró hacia la cama y no vio al pelinegro que tanto le preocupaba.

—¿Dónde está JungKook? —interrogó y todos se encogieron de hombros, menos el castaño que tanto inquietaba al pelinegro—. TaeHyung, ¿sabes dónde está?

—¿Se supone que tengo que saberlo?

Se contuvo de rodar los ojos, tomó su chaqueta y salió de la habitación de NamJoon.

—¿A dónde vas? —preguntó JiMin cuando él bajó las escaleras.

—Estoy buscando a JungKook.

—¿Por qué te importa tanto? —JiMin se cruzó de brazos, haciendo que YoonGi se percatara que ya tenía camiseta.

—Me recuerda a alguien importante. Te lo dije —habló antes de ver al pelinegro salir de uno de los baños de la planta baja y encaminarse a la puerta principal con sus cosas.

Inmediatamente terminó de bajar las escaleras y fue hasta el contrario, pero este salió de la casa sin dedicarle ninguna mirada.

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