Capítulo X

Se removió entre las sábanas aún con los ojos cerrados. Cuando estuvo consciente estiró la mano para alcanzar al peli-anaranjado; al no encontrarlo abrió los ojos.

—JiMin —llamó en un susurro demasiado ronco.

El chico no le respondió y él giró sobre la cama, quedando frente al contrario. El peli-anaranjado permaneció con los ojos cerrados y no pareció para nada despierto.

—JiMin—volvió a nombrar y el aludido se le acercó.

—¿Qué quieres? —murmuró el otro de mala gana sin siquiera abrir los ojos.

—Debemos ir a la universidad —comunicó. Se tapó más con las sábanas y cerró los ojos—, aunque no quiero.

—Yo tampoco quiero —dijo el contrario y dejó el brazo sobre su pecho.

—¿Deberíamos faltar? —preguntó a la vez que sentía que su cuerpo volvía a adormecerse por el sueño.

—Pensé que querías que me concentrara en los estudios. —JiMin se movió un poco, haciendo que el calor de su brazo se disipara.

—Entonces deberías ir. Yo me quedaré aquí. —Se volteó sobre la cama aún con los ojos cerrados.

—¿Qué? ¿Por qué yo tengo que ir y tú no?

—Porque yo no tengo el deber de ir.

—¡No es justo! Tengo sueño y no quiero levantarme —dijo JiMin y se apegó más a él—. Además, estoy cómodo.

—Aléjate de mí. Me incomodas —comentó para que el chico se moviera, pero en realidad YoonGi tampoco hizo algún movimiento para alejarlo.

—Solo déjame quedarme aquí hasta que esté realmente despierto como para avergonzarme. —El contrario volvió a cerrar los ojos para dormir.

|•••|

—YoonGi.

Suspiró lentamente al escuchar su nombre. Se volteó sobre el colchón y miró hacia la chica que estaba parada a los pies de la cama.

—¿Qué sucede? —preguntó mientras se sentaba sobre el colchón.

—¿Le pasó algo a la cama de JiMin? —interrogó ella y apuntó a la cama perfectamente hecha.

—No.

—Entonces ¿por qué él está durmiendo aquí?

Entrecerró los ojos hacia la mujer y luego miró a su costado.

—Al parecer nos quedamos dormidos mientras hablábamos. —Miró a la empleada directo a los ojos, sintiéndose extrañamente intimidado—. ¿Me necesita para algo?

—Solo venía a hacer las camas. Pensé que ustedes ya se habían ido a la universidad...

—¿Le molesta hacer las camas después? Quiero dormir —habló JiMin, haciendo que la mujer saltara levemente por el susto.

—Claro, joven JiMin —dijo ella y se inclinó hacia el chico para después dirigirse a paso rápido hacia la salida de la habitación.

—¿Por qué siento que huyó? —cuestionó y recostó la espalda sobre el respaldo de la cama.

—No lo sé —dijo JiMin mientras se encogía de hombros—. He escuchado que algunas veces murmuran sobre mí.

—¿Sobre ti? —interrogó divertido y el otro sonrió sin muchas ganas.

—Mis padres saben que soy gay, así que siempre buscan personal femenino —dijo para después encogerse de hombros.

—Entonces ¿por qué estoy aquí? —preguntó divertido y burlón, pero el chico mantuvo su sonrisa de insuficiencia.

—¿Crees que pondrían a una mujer para que cuide de mí? —cuestionó divertido el chico y YoonGi lo apuntó con un dedo, dándole la razón.

Llevó sus manos con rapidez hacia la mesilla que estaba al lado de la cama para tomar su celular.

—Ya pasamos la hora del almuerzo. Levantémonos.

Se alzó en la cama a la vez que se estiraba y JiMin refunfuñó detrás de él, pero de igual manera se levantó y caminó hacia su armario. YoonGi siguió su camino y se adentró al baño. Encendió la ducha y lentamente se quitó la ropa para bañarse. Cuando estuvo listo se amarró una toalla a la cintura y directamente pasó hasta su armario para después cerrar la puerta y cambiarse. Buscó detenidamente en toda su ropa para encontrar algo que se pareciera a su "yo" anterior y se cambió lentamente. Ese día visitaría a Aaron.

Al salir del cuarto no vio a JiMin por ningún lado, así que pasó directamente a buscar sus cosas y echarlas a sus bolsillos para luego salir de la casa. Caminó silenciosamente hasta la parada de autobuses, se sentó sobre el frío metal mientras veía pasar los vehículos y esperó que se asomara el autobús que lo llevaría a la casa de su mejor amigo.

El viaje fue silencioso y cuando vio su desdichada casa asomarse entre las demás no pudo evitar sonreír.

Al bajarse del autobús rebuscó entre sus bolsillos con desesperación el manojo de llaves, donde tenía colgada la pequeña figura de metal para entrar a su hogar.

—¿Aaron? —preguntó inmediatamente cuando abrió la puerta.

—¿YoonGi?

Sonrió ampliamente cuando reconoció la voz de su mejor amigo. Al segundo apareció el negro por una de las puertas de la casa; tenía el torso desnudo y una gran venda le cubría el pecho y uno de los hombros.

—¿Cómo estás? —interrogó divertido a la vez que se acercaba al contrario para pegarle un suave manotazo en el hombro vendado.

—¡No seas idiota! —dijo el otro y lo empujó con la mano sana.

YoonGi rio un poco y caminó hacia el desgastado sofá para dejarse caer cómodamente sobre la asquerosa superficie.

—Así que de verdad te balearon —se burló y apuntó con la cabeza el cuerpo de su amigo sin dejar de sonreír con burla.

—No juegues con eso. Me duele como la mierda.

—¿Qué pasó? —Subió las piernas sobre el sofá para sentirse más cómodo.

—Me pidieron que entregara unas cosas —habló Aaron para después encogerse de hombros.

—¿Qué tipo de cosas? —Frunció el ceño.

—Armas —dijo el otro mientras volvía a encogerse de hombros—. Eran chicos nuevos, así que...

—Quedamos en que si hacemos entregas a gente que no conocemos iríamos los dos —formuló, sintiéndose un poco molesto porque su amigo no le avisó de la entrega—. Lo hacemos por precaución. Se supone...

—Lo sé, YoonGi. Es solo que no estabas...

—Me hubieras llamado de igual manera, así hubiéramos evitado esta mierda. —Apuntó con molestia hacia la venda blanca que contrastaba con la oscura piel.

—No exageres. Solo fue un pequeño rasguño. —El contrario se encogió de hombros.

—¿Un pequeño rasguño? —preguntó con ironía—. Agradece que no te sacaron el brazo, imbécil. No volverás a ir solo a ese tipo de cosas. Somos un equipo.

—Ahora tienes que cuidar al niño. No tienes tiempo para estar pendiente de mí. —El negro se cruzó de brazos—. No es necesario que lo hagas.

—¿Estás diciendo que ya no somos un equipo? —Levantó las cejas con molestia.

—No es eso. Solo se supone que el niño necesita toda tu atención. Es un buen trabajo. No desperdicies la oportunidad. —El chico le dio una pequeña sonrisa.

—Tomé esta oportunidad por ti, Aaron —dijo seriamente y sin apartar la mirada de los ojos ajenos—. Quedamos en que los dos trabajaríamos lo suficiente como para tener una buena vida. Los dos, juntos. ¿Cómo se supone que lo conseguiremos si terminas baleado antes de que juntemos el dinero?

—No exageres. —Aaron rodó los ojos—. Los dos lo haremos bien y pondremos lo mejor de los dos, ¿sí? Estas son cosas que pasan. Además, no estoy en coma, YoonGi. Deja de llorar.

—¿Y si estuvieras en coma o te hubieran sacado el puto brazo? —preguntó a la vez que apretaba con fuerza los dientes—. No digas que no puedes contar conmigo o juro que te mataré si llegas a hacerte daño por alguna mierda de estas.

El chico se le quedó mirando unos segundos y luego rio suavemente, se acercó hasta YoonGi y pasó lentamente la mano por su cabello ahora verde.

—Ya no tienes el cabello como escobilla de baño —dijo su amigo y lo miró con los ojos entrecerrados, pero con una gran sonrisa—. ¿Ese chico te dio algo para el cabello?

Se quedó mirándolo por unos segundos de manera seria y cuando ya no pudo evitar la intensa mirada de Aaron le sonrió levemente.

—No es un mal chico —susurró y desvió la mirada hacia las cortinas sucias que cubrían una de las ventanas que apuntaba hacia la calle.

—¿No es tan malo? —interrogó divertido el otro y levantó una de sus cejas. YoonGi apretó los labios al no saber qué contestar—. No te encariñes con el chico.

—¡No lo haré! —exclamó de inmediato al ver la mirada ajena.

—¡Oh, mierda! ¡Si lo estás haciendo! —gritó eufórico el negro y luego le sonrió—. No lo hagas. Te dañará.

—¡Nunca me dañará! —confirmó seguro, sintiéndose extrañamente intimidado.

Aaron se rio entre quejidos mientras movía la mano sana frenéticamente para golpearlo en la pierna. YoonGi se mantuvo serio y lo miró de reojo.

—Después veremos —susurró el negro sin intención de que YoonGi lo escuchara.

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