Los muros bailan al son del vals de la muerte y el temor, las grietas de tu amor vuelven a partir mi corazón, suena el mundo y con razón, la tierra canta su canción.
Y me observo desde el techo desdoblado, mi cuerpo retorcido, desgastado, y mientras suben los grados de este fatal evento duelen las heridas del ayer y mi pecho veo desgarrado.

Los techos comienzan a vibrar como una colmena de avispas asesinas, la gente huye despavorida buscando refugio en la noche, mientras la tierra levanta polvo y se rompe, en su corteza las eternas heridas quedarán como estigmas, ya se oyen venir las sirenas de los coches.

Y al fin llegó el silencio, la comarca yace en el suelo ya no nos queda pueblo todo ha sido destruido, plegarias al cielo por haber sobrevivido eleva la gente que todo lo ha perdido, y yo sigo mirándome hacia abajo desde el techo desdoblado no se si estoy desvelado, no se si estoy vivo, ¿será que estoy muerto? ¿Será solo un delirio?
Solo en mi mente me estoy preguntando ¿a que sitio habrás escapado? ¿Te habrá perdonado la tierra? ¿De mi te estarás preocupando? Espero que de refugio haya servido tu venenosa hiedra, mientras tanto denuevo la tierra tiembla.