Los últimos metros.

A la mitad de la pista, viendo todo nublado, corriendo enajenado para llegar a destino, el túnel es largo y mucho ya he corrido, aterrado y descalzo, los pies intactos y de blanco vestido.
No se como llegué aquí, solo recuerdo el impacto, la nube me envolvió en el acto y en este camino me escupió, mi mente se asustó y me eché a correr, solo una luz pude ver y paredes nebulosas, mas en toda la carrera la paz pude experimentar, no esa que me fueron a inventar, una de las verdaderas, no de esas mentirosas.

Ya voy agotado, corro desconcertado pues no se lo que me espera, me pasé la vida entera el tiempo desperdiciando, me pregunto que hago acá si hace una hora en mi moto andaba rodando, era lo que me relajaba, el momento para mi, donde no pensaba en ti y el la espalda llevaba mi guitarra, ahora me estoy rindiendo, la luz se está alejando, la meta se está apagando y parece que aquí quedare estancado, busco un lugar para quedarme sentado esperando que me den explicaciones y grito para que me vengan rescatando pero solo hay ecos de mi voz de espanto, cuando veo la luz que otra vez se va iluminando, una figura me llama con el dedo, me acerco caminando, no puedo hacerlo corriendo ni menos trotando.

No es una figura, ni son dos, son cuatro siluetas sin rostro cubiertas por la niebla, mis piernas tiemblan ¿de que se trata esto? De que no es tu momento de llegar aquí corriendo, una voz grave y cálida me lo estaba diciendo, traté de tocarlo pero su figura atravesé, "eso pensé" me lo dijo una voz femenina, suave como la miel. Date la vuelta este no es lugar de mortales, la voz era certera y me recordó los mares, estaba inmóvil, estupefacto pero en paz, recordé el automóvil, vete caminando ya corriste mucho, anda por donde viniste y no te demores mucho, dile a tu madre y tu padre que los amamos mucho, que siempre estaremos con ustedes desde este mundo. Un golpe me despertó, una patada en el pecho que vaya que dolió, una luz que me encandiló en una sala fría, rodeado de gente que no conocía, varios huesos rotos y mi corazón que otra vez latía, ahora lo entiendo todo en ese momento moría, la voces que me hablaron perfectamente conocía, simplemente no era el momento y no se si ponerme contento, hace tiempo que cuestiono todo incluso esta vida, ahora quizás la aprecio mas aún después del golpe, por superar me faltan retos y quién sabe en mi moto recorrer mis últimos metros.

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