Inhumanidad.
Perdimos nuestro centro, la peste lo borró, una bomba la desapareció en un combate cruento, como si se tratara de un cuento que mi cabeza soñó, pero todo era real, la enfermedad, los muertos y los misiles, matando a los civiles con fiera crueldad.
Suenan las sirenas en oriente, a los refugios tuvieron que correr, buscar algo para comer y esperar su turno para la muerte, en el cielo el pájaro se siente intentando la tierra defender.
Y aquí en sur del globo la división es la reina de todos los días, la sangre joven pregona anarquía, aúllan como manada de lobos, lo quieren quemar todo y no le temen a la milicia, está reinando la avaricia, firman la paz con la pluma y lo borran con el codo.
Los campos ya no son seguros el indio los quiere recuperar, ya no van a esperar ni dialogo ni diplomacia, no usarán su magia ya aprendieron a disparar, están dispuestos a matar son guerreros por antonomasia.
El mundo es un polvorín, de a poco acumulando peligros, la bombas ya están en su sitio y los necios queriendo el botón aplastar, y hacer todo estallar por sus medievales ideologías, llegamos al punto de inflexión quien lo diría, en épocas en que pensábamos en paz.
Ha muerto la hermandad eso es cosa del pasado, un momento impensado, cambiando cubre bocas por mascaras de gas, marchan los soldados quien sabe a donde van, que la guerra sea corta y solo destruya nuestra inhumanidad.
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