No me pregunto donde estarás, no quiero llevarme una sorpresa, la verdad mas me interesa si en mi estás pensando, mientras el cielo se está nublando aquí se urde una tormenta, el suelo está temblando la tierra tiene pena, y pienso en que estás durmiendo allá entre el cemento, entre nubes tóxicas en la ciudad de los lamentos.

Una carretera nos separa, una linea equidistante, el futuro nos depara solo vivir un instante, tu presencia lejana aquí yo la siento, pero tu no notas mi ausencia, eso no me pone contento, mas si me conforma un débil pensamiento, una imagen tenue entre los confines de tu sentimiento, ya basta de sufrimientos y de sensaciones afines.

En kilometros que no quiero caminar, para no decepcionarme, no quiero cruzar la linea ecuatorial que nos aleja, la luna se queda perpleja y mi corazón sigue palpitando, como una locomotora vieja que lagrimas en su humo va emanando, no me conoces bien y aunque lo diga nunca lo puedo, llegará el momento en que golpee tu puerta pidiendo un deseo, uno de esos lindos de viajes idílicos y de momentos mágicos, de noches de pasión y de finales trágicos.

Deseos acumulados en cada centímetro, el camino es largo y sufriré en cada metro, llegaré deshecho , llegaré temblando, llegaré casi muerto, esperando un abrazo, una cálida bienvenida, o un desprecio válido haciéndote la desentendida, que no se diga que no tuve templanza que al menos no lo intenté, que todo me lo guardé como lo hago a menudo, que pasé del claro al oscuro por mi propia voluntad, que se diga la verdad que no haya inventos, que de eso quede aquí constancia en esta hoja de papel, que yo no soy como aquel y que forjé fuerzas y canté alabanzas, la luna fue testigo de lo que hubo entre la distancia.