El otro yo.

Siempre fui yo, siempre con la frente en alto, con altos y bajos de vez en cuando, en papeles amarillos versando las cosas de la vida, que no ha sido sencilla y al destino desafiando, dentro de mi guardando al ego que quiere salir, que no se quiere morir y que sigue querer escapando.
Aparece cuando estoy tranquilo, cuando de las penas me destilo, cuando el alma estoy equilibrando, como un dragón que anda quemando jugando a dominar mi cabeza, el revolver sobre la mesa y el tabaco aun humeando.

El gemelo de mi ser pero frío y desalmado, contrasta con mi yo tranquilo, cálido y calmado, con el revolver el la mano jugando a la ruleta rusa, escribiendo sobre la mesa fumándose un habano, queriendo ser humano y conquistar a su musa, esa que yo evito que no está destinada a mi, la que con mis propios ojos vi la que a veces en mi camino se cruza, con flores en su blusa la que el quiere para si.

Yo no lo dejo salir lo tengo todo controlado, todo parece descabellado, mi mente no quiero abrir, para que salga el y su pensamiento vil, mi aura está tranquila, muy atenta y servil, sigo siendo el mismo es mi forma de vivir, crear infinitos versos y en hojas amarillas escribir.
Pero ahí está la bestia golpeando mi energía como no, luchando por ver la luz a toda costa y sin pudor, me mantengo firme y mantengo mi honor, no cambio por nada todo lo que soy, jamás verá siquiera un poco del sol se quedará dormido en mi interior, por que el ego te hace arrogante y un ser inferior, no lo permitiré claro que no, que se duerma de una vez mi otro yo.   

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