Se que no existes, probablemente nunca lo hagas, este plano no es mas que una inmensa plaga, de traiciones, muertes, hambre y enfermedad, por las calles corren ríos de sangre, se que no existes pero yo puedo hacer que lo hagas, el espacio entre mis oídos es infinito, un espacio atormentado, por muchos dañado, pero para ti esta arreglado, te hice un paraíso, una flor de cada especie, un animal de cada raza, sauces para meditar y expandir el tamaño de la mente, siempre quise tenerte, nunca tuve con quien, así lo quiso quizás quien, pero en mi cabeza te puedo dar vida, puedo hacerte existir, contigo puedo convivir, construirte una casa de muñecas.

Un gran columpio donde te pueda hacer reír, una fábrica de helados infinita, peluches de dimensiones inauditas, caminar juntos de la mano, contarte la vida de tus hermanos, mirar tu sonrisa pequeñita. Escoger juntos tu nombre por si no te gusta el que siempre tuve planeado, peinar tu cabello dorado, poder jugar a hacerte trencitas, siempre quise una hija, que corra cuando llegue a casa, que se robe mi corazón, nunca la tuve por alguna razón, no creo que a estas alturas pueda tenerla, pero si imaginarla, llamarla Daniela, llamarla Alejandra, como sea que ella quiera llamarse, mirar el universo y ponerle nombre a las estrellas, prometerle para navidad una de ellas. 

Aunque no existas hija mía, aunque nunca llegues a existir, ten claro que te amaría de manera desproporcionada, que veo tu forma angelical, que es hermosa tu cara, tus ojos color jade, tus pecas en tus mejillas, tu risa desbordante, tu piel canela y eso seguro lo sacaste a tu madre, pero ella tampoco existe, se que de existir en mi no habría oscuridad, me harías olvidar la maldad, me tomarías de la mano para presentarme en persona a la felicidad, me harías caminar juntos mil caminos. Es así hija mía, Daniela o Alejandra, Amelia o Camelia, como sea. Así es como te imagino.