Difuminados entre los vientos, entre los fríos de cordillera, una Diosa no era entre los fríos cruentos, calmando el descontento con sus cabellos tornasol, belleza inconmensurable, bella como un arrebol.
Dulce como tu nombre, salvación para el hombre, manos de porcelana, firme como una torre, tu mirada de tristeza es tan tierna como tu rostro, como serás de bella que hasta doblegas a los monstruos.

Tímida presencia que se hace notar, que me hace sofocar cuando tu imagen aparece y mis ojos que no merecen ver a esa estrella brillar, y mis piernas empiezan a temblar cuando veo que apareces,  y yo enmudecido no tengo que decir, tanta perfección es mucho para mi y no me pasa tantas veces.

No te vayas nunca aunque nunca te pueda ver de cerca, me conformo con contemplarte del otro lado de la cerca, con tu aroma dulce como lo dice tu nombre, aquí estará este hombre esperando poder escucharte, viendo como haces tu arte haciendo maravillas de un solo corte, difíciles son estas lineas cuando la admiración es tanta, ambrosía de los dioses por ellos fuiste bautizada, del color de la ambrosía que bebía Afrodita, por  eso tan bonita y estos versos aquí se estancan, dulce como la miel y como la hermosa nieve inmaculada y blanca.