Épsilon
Tres días pasaron desde el incidente en la escuela. Como aún no me recuperaba por completo, mis padres decidieron que me quede en casa estos días. Pero ahora ya me siento como nueva y debo ponerme al día.
–¿Segura que estás bien? –dice mamá por quinta vez mientras conduce. Estamos de camino a la escuela.
–Ya que dije que si, no te preocupes. –respondo sonriendo, su olor está en todo el auto y se siente en él que se encuentra un poco preocupada. Lo sé.
–Bien, preparé unas bolsas por si acaso. Están dentro de tu mochila, junto con unas toallas húmedas y enjuague bucal. –me dice mientras yo abro y encuentro cada uno de esos objetos dentro de mi bolsa. Ella siempre es tan organizada y también una amante de la limpieza por no decir obsesionada.
–Gracias mamá. –le agradezco sin tener ánimos para discutir con ella. Además siempre gana las discusiones.
–Ya llegamos Cam. –habla cuando nos detenemos frente a la escuela –Nos vemos, bebé. –se despide mientras siento sus besos en mis mejillas. Yo trato de bajarme del coche pero ella continúa atacándome con sus besos. Cuando al fin puedo librarme de sus brazos, me despido con la mano mientras camino hacia las puertas de la escuela.
Que vergüenza, por suerte nadie vio eso ¿Cierto? –¿Qué? –al mirar a mi alrededor me percato que hay muchas miradas sobre mí. Me siento intimidada e incómoda con todos esos ojos viéndome –¿Qué está pasando? –me pregunto cuando continúo avanzando lo más rápido que puedo hacia mi clase. Al entrar al salón me encuentro con el mismo resultado. Todos mis compañeros guardan silencio y dejan lo que están haciendo para mirarme.
Que incómodo, usualmente cada uno se ocupa de lo suyo o hablan entre sí –Eh... Hola. –suelto un saludo general mientras me dirijo hacia mi asiento. Yarel está en su lugar y su rostro despreocupado cambia totalmente al verme.
–Hey, regresaste. –él se pone de pie para que yo pueda tomar mi asiento junto a la ventana y también tiene la misma mirada que el resto.
–Si, bueno... ya me siento mejor. –contesto forzándome a sonreír pero el momento es muy tenso. Hasta puedo sentir el miedo que algunos desprenden con su olor.
–¿Estás bien? Todos dicen que terminaste en la enfermería por culpa del profesor. –dice él dejándome en shock. Ahora lo entiendo, es por eso que todos me miran fijamente. Pero es un gran malentendido.
–Si bueno, él sólo...
–Hasta hizo que la omega que me estaba molestando se disculpara conmigo. Ella se contenía lo mejor que podría para no llorar. –me continúa explicando Yarel mientras que mis demás compañeros murmuran entre sí –No esperaba que éste profesor sea tan terrible pero...
–Buenos días clase. –el saludo hace que me ponga de pie rápidamente para responder. Ya es una costumbre por así decirlo. Algunos que estaban muy distraídos casi mueren del susto al escuchar al profesor –¿Qué pasa? El timbre ya sonó y no los veo en sus asientos. –habla haciendo temblar a unos cuantos. Entonces le ordena a los demás volver a sus asientos antes de que les dé tarea extra.
–Que miedo. –la voz del gamma llega como un susurro muy bajo a mis oídos. Yarel también le teme al profesor pero él no es lo que piensan. Sólo es un poco serio, es todo.
Justo cuando el profesor iba a tomar lista, el asistente del director da unos golpes a la puerta para anunciarse –Perdón por interrumpir. –se disculpa mientras da unos pasos dentro del salón, a lo que el profesor responde indiferente.
–Pero ya lo hiciste. ¿Qué quieres?
–El director quiere hablar contigo. –contesta el asistente, se ve un poco estresado.
–¿Sobre qué?
–Maks, enviaste a una de tus alumnas a la enfermería y otra estaba llorando traumatizada en el salón de castigos. ¿Te parece poco? –dice el otro hombre mientras se esfuerza en mantener la mirada en alto. Creo que él también le tiene miedo.
–A Griera le dolía el estómago, entonces la llevé a la enfermería y Jonas sólo se dio cuenta que estaba haciendo algo malo. El director debería dejar de escuchar los chismes que se dicen por los pasillos de la escuela. –responde simplemente el profesor mientras baja su vista hacia la lista. Su bolígrafo se mueve sobre la hoja. Será que... No puedo creerlo, él sabe todos nuestros nombres y rostro tan bien como para colocar los presentes mientras habla con el asistente. O al menos tengo esa impresión.
–P-Pueden despedirte si...
El profesor interrumpe al asistente, o más bien, él se interrumpe a sí mismo cuando el otro beta se pone de pie –El director no va a despedirme si sabe lo que le conviene. Ahora largo, debo enseñarles a mis alumnos algo sobre educación sexual y ya desperdiciaste suficiente de mi tiempo.
El asistente es empujado hacia la puerta y cuando está a punto de decirle algo más al profesor, éste le cierra la puerta en la cara –Bien, continuemos con la clase. –él se dirige a nosotros y todos miran hacia el frente y no se atreven a hablar –Hoy tendremos una clase en donde trataremos la educación sexual. Es un tema tabú en las escuelas porque no creen que los alumnos estén preparados. Pero yo opino que sólo deberíamos abordar el tema adecuadamente. –como siempre, antes de presentar un tema nuevo, el profesor da un pequeño discurso –Pero a quién demonios quieren engañar, más de uno de ustedes ya tuvo su primer celo, incluso el segundo y ya habrán tenido sexo. –sus palabra hacen que más de uno de mis compañeros se pongan muy nerviosos. Hasta noto que algunos omegas están muy rojos de la vergüenza.
Entonces Lili levanta la mano para poder hablar –P-Profesor...
–¿Que? –pregunta dándole la palabra a ella.
–¿Podríamos hablar de otra co-cosa? Es muy vergonzoso. –pide luego de bajar la mano. Ella continúa con la mirada abajo y espera la respuesta del profesor.
–No. –dice luego de un incómodo silencio para toda la clase –La mayoría debe saber lo que pasa cuando el celo llega ¿No?, mandan todo a la mierda sólo por satisfacer sus deseos carnales. Y yo tampoco soy un santo, es más, los beta no necesitamos del celo para tener sexo. Podemos hacerlo en cualquier momento, cualquier día del año y les advierto a los beta de mi clase que los tengo muy bien vigilados. –nos explica y mira al grupo se atrás que siempre hace payasadas cuando él no está. Ellos tiemblan de miedo por su mirada mientras el rojo resalta de sus mejillas.
Sé que estaría mal reírme pero esto es un poco divertido para mí. Él profesor Maksim es increíble –Ah, luego están los alfas. Estallan como bombas de feromonas y hormonas en el celo, actúan como verdaderas bestias, siguiendo sus instintos de apareamiento. Lo que es irónico ya que supuestamente somos la especie más evolucionada del planeta.
–Es cierto. –me digo en mis pensamientos. ¿Cómo dejan que el celo los controles si somos una especie racional? Ya dejamos de ser animales hace mucho tiempo.
–Los omegas, por la diosa Luna, todos saben como son ¿No? La sociedad piensa que los omegas deben tener por lo menos sexo una vez al día. ¡Por lo menos! ¿Qué clase de enfermo piensa que eso está bien? –el profesor se cruza de brazos mientras se recarga sobre su escritorio –No me imagino cómo quedaría su aparato reproductor, sea hombre o mujer. Además hay miles de enfermedades de transmisión sexual y los que tiene sexo están tan desesperados que siempre olvidan la protección. Ahí tenemos otro problema, los embarazos no deseados, eso obliga a que una pareja, que no tiene nada en común, esté unida y formen un lazo. Esos casos siempre terminan en lazos rotos o divorcios. Por último están los gamma. –el profesor da una pausa para descansar su garganta mientras observa que todos continúen prestando atención a lo que dice –Creo que Kuzmin es el indicado para hablar sobre los de su grupo. –cuando menciona su apellido el gamma se tensa en su lugar mientras mantiene la mirada hacia el frente.
–Si, lo haré. –el castaño parece muy seguro pero por sus movimientos indecisos al ponerse de pie, creo que también está nerviosos y avergonzado como los demás –Bueno, yo aún no tengo mi celo así que no sé lo que se siente. Pero me dijeron que lo tendré cada 5 años.
–¿No lo tuviste aún? –cuestiona el profesor levantando una ceja en forma interrogativa.
–No, e-es que los gamma ya nacemos perteneciendo a ese grupo. El celo sólo indica la madurez. –explica haciendo que unos bajos murmullos se escuchen en el fondo del salón.
–Eso es muy interesante Kuzmin... ¿Una pareja gamma puede tener hijos que podrían pertenecer a los otros grupos? –lo interroga el profesor.
–No, sólo tendrán hijos de su misma clase. –responde para luego tomar asiento ya que no tiene nada más que decir y el profesor tampoco hace más preguntas.
Él continúa recargado por su escritorio mientras mira a toda la clase, hasta que su mirada llega hasta mí. Al ver el verde de sus ojos no dudo en apartar la vista, luego de eso aún continúo sintiendo el peso de su mirada sobre mí, lo que me pone muy nerviosa.
–¿Te sientes bien? –me pregunta Yarel en voz baja y siento su mano tocar mi mejilla.
–S-Si... ¿Por qué lo preguntas? –contesto frotando mis manos. Sé que el profesor nos está mirando y puede que nos castigue a ambos.
–Estás sudando mucho. –murmura haciendo que yo toque mi frente y sienta la transpiración en mis dedos. No lo había notado.
–No puedo creerlo ¡¿En mi clase?! –el profesor le ordena a los demás salir del salón con una voz grave. Prácticamente todos salen corriendo excepto yo y Yarel, no puedo moverme, mi cuerpo parece sufrir un entumecimiento general, hasta comienzo a tener pequeños espasmos en las piernas y brazos.
–¿Qué me pasa? –digo asustada al ver como mis manos tiemblan sin que pueda evitarlo, no tengo control, intento levantanme y es cuando noto la humedad entre mis piernas que ensucia mi uniforme.
–¡Profesor! ¿Ella está enferma? –Yarel se escucha aterrado pero un agudo sonido opaca todas las voces de mi alrededor, apenas los puedo escuchar y termino hecha bolita en el suelo sin entender muy bien lo que le sucede a mi cuerpo.
–Ella entró en celo. –dice el profesor. Al abrir mis ojos lo veo a unos pasos de mí mientras que Yarel está arrodillado a mi lado. Parece que intenta acercarse pero luego cubre su nariz rápidamente –Agr... No puedo. –el profesor retrocede mientras continúa cubriéndose.
–¿Qué? ¿Qué hago? –el gamma pasa su mano sobre mi frente para apartar los cabellos húmedos de mi rostro.
–No dejes a que nadie entre aquí, iré por la enfermera. –el beta da media vuelta y sale del salón. Puedo escuchar sus gritos del otro lado de la puerta, le dice a los demás alumnos que se alejen.
Yarel continúa a mi lado mientras me dice que no me hará daño y que todo saldrá bien, me sorprende su autocontrol o acaso es inmune al olor del celo de... una omega. Soy omega. Ahora todo a mi alrededor se siente muy caliente y el frío del suelo me ayuda un poco. Pero... Estoy en celo.
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