Epílogo
Ilan cumplió con trabajo suplantando a Damia, así que despidió a León diciéndole que debía buscar a Erik si quería más respuestas. El no niño se sintió un poco abatido por eso, había formado lazos de afecto con todos los de la casa. Pero sabía muy bien que nunca estaría en paz si no buscaba a ese hombre. Entonces partiría en su búsqueda, aunque no esperaba que los cuatro gamma se ofrezcan a acompañarlo.
Pero antes el rizado y la chica de rastas tenían algo pendiente que hacer antes de iniciar con el viaje. Gael la llevó nuevamente a la habitación, la cual se encargó se arreglar él mismo, perfumando las telas y controlando cada mínimo con el fin de que su pareja se sienta lo más cómoda posible.
–Estoy nerviosa. –murmura Milenka. Entonces suelta una pequeña risa al ver que Gael está sudando demasiado, algunos de sus rizos están pegados a su frente y cuello.
–También yo. –responde sonriendo apenas –Soy... a-afortunado que seas mi elegida.
–Ambos lo somos. –corrige ella tomando las mejillas de su compañero –Estaba aterrada con la idea de que debería pasar sola el celo por el resto de mi vida. Nadie quiere a los exiliados.
Gael la escucha con atención mientras sus brazos rodean la cintura de Milenka y la atrae más a él –Es cierto, pero estamos juntos ahora y... –sus palabras serían bien recibidas de no ser por el bulto, el cual ella puede sentir contra su estómago.
–P-Perdona. –contesta a la defensiva mientras lo empuja para alejarlo –Esto es el cortejo, ¿no? Deberíamos c-comenzar por eso. –propone. Milenka intenta de controlar sus nervios, aunque le resulta imposible con Gael cerca, jadeando y suspirando a unos centímetro de su oído. Haciendo que su respiración tibia choque contra su piel y hablándole con ese tono grave que es un placer al oírlo. No, ella no puede calmarse, ni siquiera se atreve a mirarlo a los ojos de la vergüenza. Su rostro está ardiendo, esto es muy diferente a la vez que ella le ofreció su cuerpo como forma de pago. Muy diferente.
–¿Estás bien? –le pregunta teniendo una pequeña sonrisa en su rostro. Gael se acerca y lame su mejilla provocando que ella suelte un chillido –Si no quieres puedo esperar.
Milenka responde arrojándose contra el pecho del rizado y lo abraza con fuerza –Es que no sé qué hacer. Yo...
Él suelta un suspiro y se arroja sobre el montón de almohadones junto con ella. Luego la coloca sobre su pecho y disfruta el calor de ese pequeño cuerpo contra el suyo –También estás caliente. –comenta, pretende conversar pero Milenka lo malinterpretó con esas palabras y su voz grave.
–¡No es cierto! Eres sexy y todo pero... No digo que no, además mi celo se sincronizó con el tuyo y... ¡Ya debería callarme!
Gael ríe al ver la expresión aterrada de ella, sabe que no debería burlarse pero es imposible. Sin embargo, cuando se tranquiliza toma el mentón de Milenka y prueba esos labios. Son cálidos, suaves y húmedos, además el calor de su interior lo obliga a saborearlos más y más. Hasta el punto de dejarla sin aliento. La deja respirar un momento mientras ríe apenado, se dejó llevar un momento y ahora ella tiene los labios muy rojos, que combinan muy bien con sus mejillas –Preciosa. –es la única palabra que puede definir la imagen de su compañera. Sus ojos brillantes, su piel sonrosada y rastas, las cuales caen sobre sus hombros y acarician su propia piel.
Ella lo mira en silencio y siente un cosquilleo recorrer por todo su cuerpo. Nizar le ha hecho ese y muchos más cumplidos el tiempo que estuvieron juntos. Pero hay algo desconocido que, al oírlo de Gael, provoca que sus sentidos reaccionen instintivamente. Su propio corazón late con fuerza, estando sincronizado con el de él –Quiero hacerlo contigo... siempre... –responde con su voz susurrante. Entonces las palabras se dejan de lado. Gael vuelve a tomar sus labios para mordisquearlos suavemente, al mismo tiempo que la oye suspirar con fuerza. Poco a poco él se coloca sobre ella y recibe una sonrisa apenada cuando comienza a levantar la camisera azul que viste, porque... cualquier barrera entre ambos debe ser eliminada.
Al día siguiente, Milenka es la primera en despertar estando rodeada por los brazos de Gael. Una sonrisa aparece en su rostro al ver esos rizos descontrolados cubrirle los ojos y no duda en frotar su cabeza contra la de él. Es un tierno saludo, aunque la mano del morocho comienza a recorrer su cintura, dándole a entender que se encuentra muy despierto –Buenos días. –saluda él sin siquiera detener sus caricias. En su lugar aprovecha la desnudez de Milenka para tocarla bajo las sabanas, como lo había hecho mientras ella gemía sin parar –¿Sigues avergonzada? –pregunta para luego acercarse y besar su cuello hasta dejar la piel roja y húmeda.
Todo esto es demasiado para ella y termina soltando un gemido más fuerte que los anteriores, luego se desploma sobre la cama. Intentando recuperar el aliento –No hagas eso. –rápidamente se aleja de Gael y se envuelve con las sábanas.
–Pero te gustó, ¿no? –él se acerca y besa su nariz –Además sabes que no te haría daño. –en ese momento Milenka comienza a soltar unas pequeñas lágrimas. Las cuales asustan al rizado.
–Estoy bien, n-no me hagas caso. –su sonrisa es tan genuina que Gael no puede pensar que es algo grave o malo, entonces comienza a lamer esas molestas lágrimas.
Ambos desearían continuar en la habitación, dándose cariño mutuamente. Pero saben que los demás los esperan para el viaje. Es la razón por la cual, aún estando en celo, deciden salir y comenzar la búsqueda. Así, Gael, Milenka, Yannick y Max oficialmente se convierten en una tribu por decisión de todos sus integrantes, incluso el propio León era uno más de la familia. Pero no todo es completamente bueno o ideal y Gael comenzó a notarlo en el tercer día de viaje.
–Deja, yo lo hago. –Max enciende el fuego para el almuerzo mientras que esa era una tarea de Yannick. Además se encarga de cortar la carne del venado que él mismo cazó, tareas que eran de Milenka y Gael. Al principio ninguno le tomó importancia, es más, era bueno que no tuvieran responsabilidades. Pero esto se repitió los días anteriores y comienza a ser preocupante.
–Yo iba a cortar esa carne. –protesta el rizado mientras mantiene los brazos cruzados.
–Tardas demasiado. –contesta Max sin mirarlo –Además eres muy torpe y puedes terminar cortándote.
Esa respuesta, en lugar de molestar a Gael, lo deja desconcertado, un poco más preocupado que antes –Está bien. –el rizado se aleja del castaño para reunir a los otros integrantes de la tribu en un lugar más apartado del campamento –Nada está bien, algo sucede con Max.
–Si, lo sé. Ya no me regaña como antes pero no me deja hacer nada. –comenta Yannick con un tono de voz afligida.
León baja la mirada para luego suspirar –No quería decirlo, pero cuando regresó sentí algo extraño. Algo debió pasarle. –los demás lo miran en ese momento y Gael maldice.
–Bien, yo me encargo de hablar con él. Ustedes sólo actúen normal, tampoco queremos que se sienta atacado. –el gamma rizado pone en marcha su plan como una plática casual con Max y le comenta de lo que sucedió en la mansión Apraiz.
–¿Eras un niñero? –cuestiona el castaño, pero no lo hace en forma de burla como esperó que lo haría.
–Si, además la omega era mayor que yo. Todo estaba bien hasta que su esposa Leonor regresó de un torneo o algo así y me dio una paliza. Dijo que los gamma somos unas bestias, que loco, ¿no?
–El almuerzo estará listo pronto, iré por más leña. –Max da por terminada la charla y deja a Gael confundido. Pero al menos notó un ligero cambio en el castaño cuando mencionó aquel torneo.
Los demás también empiezan a hacer lo mismo que Gael con el fin de saber qué le sucedió a su amigo. Yannick lo acompaña a recolectar leña y aprovecha esto para platicarle sobre sus desventuras –Sabes... cuando me compraron creí que iría a un lugar horrible y así fue.
–Si yo hubiera estado... Pero ya no te preocupes, yo los protegeré a todos. –responde de inmediato, asustando al rubio por la pequeña distancia que los separa –Esas marcas que llevabas no eran golpes, lo sé. –agrega haciendo que Yannick lleve sus manos a su trasero para protegerlo de algún manoseo.
–N-No, quería decir que...
–Esta es suficiente leña, regresemos. –Max le sonríe y es el primero en tomar el camino de regreso al campamento. Yannick, vencido, se apresura a seguirlo con unas cuantas ramas en sus manos. Su plan no funcionó y Max está cada vez más irreconocible, ha cambiado mucho.
–No puede seguir así, además él ha hecho guardia dos días seguidos y no dejará que nadie lo suplante. –comenta Milenka –¿Vieron las sombras bajo sus ojos?
–Mi turno, iré a hablar con él. –León llama la atención de los demás y ellos le desean suerte. Porque sí, necesitará mucha para que Max lo escuche –Sé que algo está pasándote y no te dejaré en paz hasta que hablemos.
El castaño se endereza, ya que se encontraba de cuclillas y mira a León con atención –¿Estás bien? Tus ojos cambiaron de color.
–No intentes cambiar de tema, ya estamos cansados de... –el de ojos azules se interrumpe a sí mismo al notar que Max no lo está mirando, además los otros gamma también se acercan a ellos.
Alguien más aclara su garganta –Exiliados... –murmura –Espero que no estén buscando problemas. –León voltea poco a poco. Allí se encuentra un hombre con una niña sobre su hombro, un alborotado flequillo castaño cubre parte de su rostro y el iris que queda al descubierto toma el mismo color dorado de los ojos de la niña y León. Una señal de correspondencia.
El silencio se instala alrededor y solo oyen las ramas bailar con el viento –Papá, ¿quiénes son?
–Vamos a preguntarles. –propone él dándole una sonrisa, pero, al momento de mirar a los gamma, su mirada se vuelve oscura y tenebrosa –¿Quiénes son ustedes y qué hacen en muestro territorio?
–Sólo estamos de paso, ¿okey? Ayudamos a un hermano a encontrar a alguien llamado Erik Jonhatan. –contesta Yannick, harto que todos los otros gamma actúen de esa manera al verlos. Es frustrante.
El hombre sonríe de lado y mira a la pequeña –Yo lo conozco, síganme. –él voltea para comenzar a caminar. Los demás dudan por un momento, pero León lo sigue sin preguntarse si es seguro ir con un extraño. Gael no duda y lo acompaña al igual que Max, Yannick y Milenka.
–¿Lo conoces? ¿Cómo es? ¿Es peligroso? Responde. –lo interroga Max con un tono firme, a lo que el hombre roda los ojos y decide ignorarlo. En poco tiempo ellos logran llegar con otra tribu de gammas, quienes reciben contentos al castaño y a la niña. Pero el trato es diferente con los exiliados.
–¿Qué significa esto? –pregunta otro hombre, este parece ser más joven que el castaño.
–Relájate jefe Rune, ellos sólo me están buscando. –contesta mientras baja a la pequeña con cuidado.
León queda sorprendido y decide hablar rápidamente –¿T-Tú eres Erik? Tengo tantas preguntas, el señor Damia Lobos me habló de ti y me dijo que sabrías lo que soy... Somos.
El otro sonríe y asiente con la cabeza –Hablaremos en otro lado, Rune es muy amargado y molestará.
–¡Oye!
–Vamos a mi cueva. –propone para luego guiar a los jóvenes a su humilde hogar –Hace tiempo nuestra tribu dejó la vida nómada para asentarse en este lugar. Es una excelente ubicación, así que no tenemos por qué movernos. –les explica mientras caminan en medio de su tribu. Milenka sonríe y saluda a los pequeños cachorros que corren a su alrededor –Ya llegamos. –todos se detienen frente a una cueva, la cual está muy bien arreglada, con pieles de animales en el suelo y en las paredes. Además el interior huele a flores silvestres.
–Que bonita. –alaga Milenka.
–Gracias. Bueno, ¿qué quieres saber?
León tienen tantas preguntas en su cabeza que ni siguiera puede formular una pregunta coherente –¿Qué somos? Siempre creí que era un experimento el cual se escapó de un laboratorio.
–Que imaginación. –Erik suelta una carcajada y luego recupera el aire –Es mucho más sencillo que eso, también estaba confundido pero encontré la respuesta gracias a los gamma. –él le pide sólo a León acompañarlo un poco más adentro de la cueva, entonces los demás lo esperan en la entrada –En uno de mis viajes con la tribu, encontramos esta cueva la cuál está llena de historia. –Erik enciende una pequeña fogata y la llama ilumina el lugar por completo. En las paredes se encuentran unos dibujos bastantes peculiares, parecidas a las pinturas rupestres.
–Es increíble. –comenta León mirando las pinturas –Ella es la diosa Luna. –él reconoce un dibujo en particular, una mujer muy bella, de cabello y ropas blancas.
–Tal vez estos dibujos tengan millones de años, no estoy seguro. Pero explican lo que somos. La leyenda dice que al principio dos diosas cuidaban y protegían al hombre, llamas Luz y Oscuridad. Pero había un serio problemas con estas entidades divinas, Oscuridad siempre castigaba cada mínima ofensa de los humanos. No tenía piedad ni compasión. Por otro lado, Luz era demasiado bondadosa, perdonaba a los asesinos más crueles porque creía que, al demostrar amor y amabilidad, eso los haría cambiar. Sin embargo ellos volvían a cometes esos delitos. El hombre ya estaba harto de las injusticias, entonces los representantes de cada grupo acordaron reunirse para buscar una solución. El alfa quería atacar a las diosas. El beta quería hablar con ellas. El omega no quería invocar la ira de Oscuridad y el gamma tenía otros problemas de los cuales preocuparse. El representante de esta clase era un hombre joven, pero una extraña enfermedad lo acercaba más y más a la muerte. Entonces él se puso de pie y les dijo a los demás que hablaría con las diosa. No tenía más que perder, así que caminó hacia la montaña en donde se encontraban Luz y Oscuridad.
El gamma llegó muy cansado y herido por el largo viaje. Oscuridad fue la primera en verlo y casi lo arroja de un peñasco, porque pensaba que el hombre era muy insolente al presentarse así ante ellas. No lo hizo porque el joven dijo –¿Así me tratará luego de todo el esfuerzo que hice para subir y ver su belleza?
Luz lo vio y rápidamente se acercó a ofrecerle su ayuda. Él negó, no quería que lo toque –¿Quieres ser amable ahora, luego de castigarme con mi enfermedad?
Las diosas se miraron entre sí, estaban confundidas –Todos estamos frustrados. ¿No existe un equilibrio para ustedes? –dijo el gamma. Ya ni siquiera tenía fuerzas para seguir consciente, su vida se apagaba lentamente. Las diosas nunca habían visto un alma tan valerosa y desearon hacer lo mejor para todas las criaturas bajo su protección. Ambas se tomaron de la mano y la luz se comenzó a fusionar con las oscuridad. Una nueva entidad nació entonces, poseedora de la bondad de Luz y el carácter de Oscuridad.
Ella sacó al joven hombre del sueño en el que estaba sumergido y le sonrió –¿Quién eres? –le pregunto este, anonadado por la belleza y el aura de poder que ella poseía.
–Luna. –respondió segura –Gracias por todo. –la nueva diosa se inclinó para dejar un beso en su frente. Luego ascendió a los cielos y desde allí nos protege. Perdona a los que realmente están arrepentidos y castiga a los que dañan a los demás. Y también le dio un preciado obsequio a aquel valiente, lo sanó de su enfermedad y dicen que vivió más años que nadie. –le explica Erik y agrega –Él fue el primero de nosotros. No estoy seguro de cómo, pero cada tanto aparecen nuevos compañeros. No somos los únicos, te lo aseguro.
–No soy en único. –León comienza a llorar y recibe un abrazo de Erik para reconfortarlo.
Mientras tanto, fuera de la cueva se vive un momento muy tenso –No debimos dejarlo solo. –dice Max molesto. Que todos sea amables le resulta incómodo y desea irse de ese lugar cuanto antes –Iré a buscarlo ya.
–Cálmate, esta tribu no nos insultó como las otras. Es más, ni siquiera les molesta nuestra presencia. –comenta Milenka sonriendo.
–No importa, debemos irnos. –insiste el castaño, en eso, Erik acompaña a León hacia la salida y una gran sonrisa adorna el rostro del ojos azules –¿Todo bien? ¿Por qué tus ojos están rojos? –le pregunta Max al ver su mirada. Él está delirando y cree que el otro lo lastimó, lo que causa qu Erik gane un profundo corte en su mejilla derecha. El ataque fue tan rápido y repentino que nadie pudo detenerlo.
–¡Max! –exclama Yannick. Él, al igual que los demás, está horrorizado por el comportamiento del castaño.
–Lo lamento, nos irenmos de inmediato. –Gael toma del brazo a Max con fuerza y lo aleja del hombre. Los demás los siguen dejando atrás a Erik muy confundido.
Unos minutos de caminata después, el grupo ya se encuentra lejos de la tribu y Max golpea a Gael en el rostro para que lo suelte –¿Qué demonios te sucede? –pregunta el rizado sosteniendo su mentón.
–Cálmense los dos. Max deberías descansar y dejar que nosotros... –Yannick intenta tranquilizar la situación y a sus compañeros poniendo una gran sonrisa en su rostro. Pero Max se encarga de destrozar su actitud positiva.
–Ustedes no lo entienden... S-Si me descuido de nuevo... Todos morirán por mi culpa y veré sus c-cuerpos. No quiero... No de nuevo. –él no tiene vergüenza de llorar frente a los demás mientras las imágenes del pasado lo atormentan. Ya no sólo en pesadillas, ahora lo hacen despierto.
Milenka camina hacia Max con una actitud tranquila, pero termina dándole una cachetada –¡¿Quién te crees que somos?! –todos quedan atónitos al igual que el castaño –No necesitamos que nos estés protegiendo todo el tiempo. También somos gamma y crecimos en la naturaleza, conocemos sus peligros. Ahora tú eres uno con esa actitud. –Max termina arrodillado frente a ella, entonces se pone en cuclillas y frota sus hombros –Los demás intentaron hablar contigo de lo que pasó. Justamente para evitar esto, ya llegaste al límite.
–No tienen idea... Tú terminaste con un niño rico, Gael era el guardia de una omega junto con León. Tal vez él único que sufrió fue Yannick. ¡Pero ustedes nunca lo entenderían! –el castaño llora en silencio mientras escupe esas palabras.
Gael no soporta eso y le devuelve el golpe, Max lo soporta haciendo que la mirada de ambos se conecten –¿Qué dijiste? Todos fuimos vendidos como cosas, no sólo tú. Todos pasamos por cosas horribles, ¡no sólo tú! –él da una pausa al sentir un nudo crecer en su garganta –Casi muero a golpes, dos veces. León era tratado como un saco de boxeo y luego como un maldito juguete. Nizar si trataba bien a Milen, pero la mantenían encerrada y tampoco dejaba que ella hablara con nadie. Y Yannick... Ni siquiera lo escuchaste cuando trató se decirte que su propia hermana se convirtió en un monstruo, sólo le dijiste que debía superarlo y eso estaba haciendo al hablar contigo. –Max mantiene su mirada abajo y eso molesta aún más a Gael. Entonces lo toma del cuello de su ropa y lo levanta del suelo –¿Estás listo para hablar? ¿O seguiremos así?
–No está bien presionarlo de esta manera. –León regaña al rizado, aunque ni siquiera él está seguro de cómo deberían manejar la situación.
Un quejido hace que todos miren a Max, quién cierra los ojos con fuerza y se aferra a Gael. Él comienza a llorar como si fuera un niño mientras el rizado le ofrece su hombro –Fue terrible... Y-Yo perdí a alguien muy i-importante para mí...
–¿Quién? –Milenka se acerca y seca sus lágrimas con delicadeza –Debió ser un chico muy amable y lindo.
Max suspira ante eso, no quería que su secreto fuera revelado ni tampoco recordar lo que pasó en la mansión Faure –¿Chico? –cuestiona León arqueando una ceja.
–¿Hasta ahora lo notan? –ella suelta una risa y también abraza a Max, rodeando su cuello con los brazos –Es la razón por la que es mucho más tierno que ustedes, siempre se preocupa y es prácticamente la madre de Yannick. –las bromas hacen que el castaño ya no sienta dolor, en cambio una sonrisa aparece en su rostro sin más y una profunda sensación de alivio relaja todo su cuerpo.
–Lo lamento. Fui un idiota. –él seca las lágrimas que habían empapado nuevamente su rostro y suspira –Les contaré sobre Thom.
Fin
Gracias por leer.
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