Kappa
Esto es simplemente humillante. No hay otra palabra que describa mejor mi situación, Henry juró vengarse y ahora estoy aquí. En el patio trasero, atada con una cadena por en árbol en donde solíamos jugar de niños, mi única compañía es Bob, la mascota de la familia. Ni siquiera puedo hablar porque aún tengo el collar de toques, sólo me dedico a morir de aburrimiento y hacer garabatos en el suelo con una ramita. También debo soportar los gases de ese viejo perro, ahora recuerdo porqué nunca está dentro de la casa
–Espero que así aprendas la lección.
Henry camina hacia mí para dejar la merienda en el suelo. Estuve aquí desde que regresé, gracias a que papá está trabajando y que mamá acompañó a Alba a la fiesta de una de sus amigas.
Me rehuso a mirarlo, tampoco quiero comer, es más, no tengo hambre. Él se agacha para estar a mi altura y toma la cadena con su mano.
–Sabes... Esta es una vieja técnica de disciplina tanto para alfas como para betas... Todo porque tú te la pasas perdiendo el tiempo con otros alfas –murmura volviendo a acercar la bandeja hacia mí.
Es alfa y como tal, es celoso y posesivo. Soy su hermana. Le molesta el hecho que yo huela a Cameron. Eso es lógico para cualquiera de su naturaleza. Pero no para mí.
"No tengo hambre", escribo en la arena.
–¡Bien! –exclama arrojándo la bandeja y todo su contenido lejos. Bob limpia el desastre devorando todo, mientras Henry vuelve a la casa a pasos apresurados.
Quiero golpear algo, gritar y patalear. Me estoy volviendo loca aquí con esta cadena, es aburrido y tengo que soportar las burlas y el maltrato de ese alfa. Antes, lo máximo que hacía era ordenarme, con su voz, que le dé un masaje en los pies. Pero ahora a sobrepasado todos los límites.
–Levántate –escucho su voz grave ordenándome. Él viene hacia mí para quitarme la cadena, nuestros padres ya deben estar devuelta.
Yo sólo paso a su lado y me dirijo a mi habitación, al verme en el espejo realmente voy asco. Mi cabello está revuelto, lleno de pasto, también mi cara y ropa se llenó de polvo y tierra. Rápidamente voy al baño y tomo una ducha a la velocidad de la luz porque no quiero que ellos me vea así. Solo espero salir de casa y olvidar mis problemas por un momento.
Al día siguiente, Diego y Jamal me dieron un abrazo al verme de nuevo con el collar y me aseguraron que todos estaría bien. Por otro lado, no vimos a Scarlett, no asistió a la escuela.
–¡Deja de mirar a mi omega! –Un alfa de la clase le grita a otro y comienza una pelea. Todos se apartan y el resto de omegas abrazan a los beta buscando protección. Lo normal. Cuando todo termina, llevan a los alfas heridos a la enfermería y la clase vuelve a reanudarse.
Al final de la jornada me encuentro con Alba en la salida para ir a casa, Henry nos pasa a buscar en el auto de papá.
–Olvidé mis libros en el casillero. –Como Henry se ve impaciente y toca el claxón, yo le doy unos empujoncitos para que ella vaya al auto.
–Iré por tus libros. –me atrevo a hablar y siento una fuerte descargar, él subió la intensidad.
–Bien. Ya conoces la contraseña.
Por mi parte regreso a la escuela en busca del casillero de Alba, ella suele ser tan despistada como su hermana. No me toma mucho tiempo encontrarlo y tomo los libros con mi mano derecha. Los pasillos se encuentran casi desiertos, sólo está el viejo conserje beta que trapea el piso. Pero pronto también se irá.
Me siento completamente sola ahora y el silencio que hay alrededor es deprimente. En ese momento comienzo a escuchar unos pasos detrás de mí, miro lentamente sobre mi hombro y veo a Aren. Su rostro me ve neutral y luego aparta la mirada con asco. Puedo notar que aún tiene la marca, ya cicatrizada, en su cabeza. Se lo merecía.
Yo continúo mi camino y siento cómo él se acerca hasta caminar junto a mí, esto me pone un poco incómoda y también por el silencio que hay alrededor. Falta poco para llegar a la salida. Pero Aren me detiene de repente, acorralándome contra los casilleros de un rápido movimiento y coloca sus brazos a cada lado de mi cabeza. Terminando frente a frente. Por instinto yo me quedo quieta y espero, mientras observo su lenguaje corporal, él me mira fijamente, su aliento choca contra mi rostro y sus músculos están tensos.
–No puede ser.
Su olor lo delata claramente, está en celo. Los libros se me caen de mis manos temblorosas, regando muchas hojas por el piso.
–No creas que olvidé lo que hiciste. –Su voz suena ronca. Me aterra, también puedo percibir los aromas de distintos omegas en él–. ¿Por qué no respondes, eh? –Su mano derecha toma mi mentón para obligarme a levantar la mirada. Aren suelta una risa al ver el collar de toques en mi cuello. Siento un escalofrío cuando sus dedos rozan mi piel, él está ardiendo.
–Ya era hora de domesticarte –se burla jalando de mi brazo para llevarme al salón más cercano, las luces están apagadas y unos pocos rayos de luz entran por las cortinas semicerradas. Mi espalda choca contra la pared de nuevo cuando Aren vuelve a acorralarme. Sus manos comienzan a recorrer mi cuerpo entero mientras que su boca se ocupa de marcar mis clavículas, soltando gruñidos cuando trato de apartarme.
–Quieta –me ordena agarrando con fuerza mi cintura. Duele y debe estar dejando hematomas en mi piel mientras que frota su erección contra mí descaradamente–. Veo que ya habías hecho esto. –Sus dedos tocan la mordida cicatrizada. Cameron hizo lo mismo. ¿Por qué ahora estoy tan asustada?
Este alfa se dedica a manosear lugares íntimos de mi cuerpo mientras muerde la zona de mi cuello tan fuerte que suelto un quejido de dolor. El collar me da una descarga tan intensa que siento como mi piel se quema bajo él. Ni siquiera noté que ya no tenía mi camiseta puesta. Sino que ahora se encuentra desgarrada a mis pies. No... No quiero esto.
Trato de defenderme mordiendo a Aren en el hombro, también rasguño su rostro tan fuerte como puedo, sacándole sangre. Él retrocede tocando la herida y sonríe de lado.
–La beta quiere ser ruda. –Aren acerca la mano a sus labios para lamer su propia sangre.
No me importa el collar en este momento y decido gritar por ayuda, el dolor de la descarga es insoportable, siento que mi garganta se desgarra. El alfa me toma del mentón de manera brusca y me arroja al suelo, inevitablemente mis rodillas se golpean. Un segundo después siento todo su peso sobre mí y coloca una mano en mi cintura, obligándome a levantar mi trasero.
–No creas que eres la única que puede morder –susurra en mi oído, en medio de un gruñido. Es cuando siento sus dientes en mi cuello, no lo hace sólo una vez, sino que me muerde varias veces, marcando mis hombros y parte de mi espalda.
–¡Evelyn! –Oigo a alguien llamarme, tal vez sólo sea mi imaginación porque no hay nadie aquí.
En eso, el cuerpo sobre mí desaparece y puedo oler el aroma familiar de otro alfa. Para cuando intento levantarme una mano me toma del brazo y me saca de allí, antes de salir puedo ver a Aren recargado en la pared y con su rostro sangrando.
–He-Henry –susurro ya que destrozaron el collar de toques con mordidas.
–Estúpida, me dejas como idiota esperando y tú divirtiéndote aquí. ¡Mira cómo estás! –Hace una mueca al ver que no llevo mi camiseta y que las mordidas de mi cuerpo sangran.
Él se quita su chaqueta y me la arroja diciendo que me cubra de una maldita vez y que suba al auto. Cuando entramos, la sonrisa de Alba desaparece. Sé que pudo oler la sangre.
–Eve, ¿estás bien? –me pregunta. Pero no quiero que lo sepa. Sólo le sonrío para tranquilizarla y luego le doy un abrazo.
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