Epílogo: Omega
Ha pasado una semana desde lo sucedido en el centro comercial. Jamal mejoró rápidamente gracias a los cuidados de su amorosa novia y de vez en cuando iba a visitarlo para saber cómo estaba. La chica es muy amigable y cariñosa, se llama Erika. Me contó que ambos se conocieron en la universidad, ella estudia medicina al igual que él y tuvieron una conexión especial desde ese momento.
Hablando de parejas, Henry al fin se armó de valor y le presentó a Lysander a toda la familia. Obviamente el omega estaba sorprendido de verme de nuevo y le conté el favor que mi hermano me pidió. En fin, Lysander aún es un poco arisco con Henry. Pero sólo necesita darle tiempo al tiempo, no dudo que cuando alguno de ellos entre en celo, serán inseparables. Nuestros padres aceptaron su relación y lo felicitaron por eso dándole la bienvenida a Lysander con los brazos abiertos. Alba está muy feliz porque al fin había un omega en la familia a parte de ella y ambos de la pasaban hablando durante horas de cosas triviales. Yo también me hice muy amiga del omega y hasta amiga de mi hermano.
Pero no todo es perfecto. Con respecto a Cameron... Lo busqué estos días y nada, simplemente desapareció. No puedo llamarlo porque no tiene celular, busqué a su padre y él no tiene idea de dónde se encuentra su hijo. Si fuera omega y tuviéramos el lazo al menos sentiría lo que Cameron siente, lo sentiría de nuevo.
–Eve, hija. –Mamá golpea la puerta un par de veces y contesto que puede pasar–. ¿Estás bien? –ella me trajo un café con las galletas que tanto me gustan.
–Si, yo... ¿A q-quién engaño? Me siento terrible. Sabía que no debía caer pero...
–Oh bebé. Ya pasará –murmura ella acariciando mi espalda.
–No quiero que pase. Quiero a ese alfa aquí.
–Eve... Sé que duele, pero él es un alfa y tú una beta. –Mamá toma mi rostro con las manos para mirarme a los ojos–. No lo sabes, pero antes de conocer a tu padre, yo estaba muy enamorada de un alfa. Amable, bien parecido y era todo un caballero. Yo trabajaba en la cocina de su mansión y pasábamos horas hablando mientras yo hacía mi trabajo. Decía que estaba muy sólo y que le gustaba mi compañía. Pero jamás podríamos estar juntos y lo sabíamos –me cuenta mientras trataba de contener mis lágrimas, no tenía idea que ella también había pasado por esto.
–Pero...
–Aún no termino, cielo. –Ella limpia mis lágrimas y continúa–. Sabes que tu padre y yo nos conocimos cuando eramos más jóvenes, él era chófer y bueno... Yo siempre fui cocinera. El alfa que amaba formó un lazo con una hermosa omega. Tu padre era su chófer y la amaba, ambos estábamos rotos y nos apoyábamos porque entendíamos el dolor del otro. Al poco tiempo nos volvimos muy amigos. La omega comenzó a vivir en la casa y tu padre comenzó a trabajar allí, haciendo que nos viéramos todos los días. También estábamos forzados a ver la felicidad de la pareja, el alfa que yo amé y él a la omega de la que estaba enamorado. Eran inseparables desde que crearon el lazo. Pero gracias a eso tu padre y yo nos conocimos, no apoyamos en los peores momentos y circunstancias. –Puedo ver un brillo muy bonito en los ojos de mamá cuando habla de papá–. Cuando estábamos listos para seguir, él me marcó y luego llegaron ustedes. Mis tesoros más preciados. –Me da un beso en la frente y luego un abrazo.
Después de esa charla decidí continuar. Sabía desde un principio que la relación con Cameron no funcionaría, aún así continúe con esa farsa hasta que la realidad me abofeteó.
–Hey. ¿Estás bien? –me pregunta Henry cuando estamos desayunando todos juntos en el gran comedor. Lo hizo en voz baja para no molestar al resto que también se encuentran allí.
–Si. Muy bien –contesto teniendo la boca llena. No entendí ese repentino interés en mí.
–¿Segura? Esas marcas de ven un poco mal.
–No me duele, estoy bien –respondo tomando un poco de jugo de naranja. Eso era normal, el alfa debía limpiar la marca constantemente para que éstas se cicatricen rápido. Pero Cameron no quiere tener nada que ver conmigo, de lo contrario me había buscado como yo lo hice. Las mordidas ya tenían un poco más de un mes y estaban desapareciendo poco a poco.
Henry deja de interrogarme y se encarga de atender a su omega. Como lo supuse, Lysander sólo necesitó un tiempo, ya que ahora se encuentra esperando cachorros. Todo esto convirtió a mi hermano mayor en un alfa muy cariñoso y protector. No conocía ese lado de él, tan atento y amable. Ya casi no grita para no asustar a su omega y pasaban mucho tiempo juntos.
Por otro lado yo mantengo muy bien vigilada a Alba, supe que un joven alfa anda tras ella. Claro que antes de sacar conclusiones debo investigar al muchacho para saber si es un buen chico, papá piensa igual que yo.
Un tiempo después...
–Evelyn, ya es hora –me dice mamá, recordándome que debo ir a la universidad, es mi primer día en el tercer año y no quiero llegar tarde. Ya tengo mis horarios y salones en los cuales ir. Todos estamos desayunando como siempre, entonces tomo mis útiles cuando me levanto de la mesa.
–Gracias mamá. ¡Adiós a todos! –me despido dándole un beso en la mejilla a los omegas, a mis pequeños sobrinos de uno y dos años de edad, luego abrazo a mamá y a papá. Y para terminar le doy un golpe en el brazo a Henry.
Tengo mucha suerte de vivir lo suficientemente cerca de la universidad para sólo ir a pie mientras que otros vienen desde el otro lado de la ciudad. Camino un par de cuadras más y veo el campus frente a mí. Hay muchos jóvenes aquí, muchos alfas, omegas y betas, claro, éstos últimos los hay en un número muy reducido. Todos hablan animadamente entre sí.
Quiero acercarme a un grupo de betas para presentarme como todos los años pero tengo miedo. Será mejor que sólo estudie y no moleste a nadie como siempre lo he hecho.
El día está hermoso y me siento animada hasta que... Aún no puedo creer lo rápido de puede cambiar las cosas, porque hace 5 segundos estaba plena. Pero me siento vacía. Y todo por él.
Cameron está allí, después de todo los días que lo busqué y no había rastros, decidí pasar la página y seguir con mi vida. Pero ahora está ahí después de tanto tiempo. Convirtiendo mi bonito día soleado en una tormenta que me destruye por dentro. Tengo una mezcla se emociones y sentimientos encontrados. Quiero ir hacia él y darle un fuerte abrazo, pero que el mismo le rompa los huesos. Quiero preguntarle como ha estado y al mismo tiempo insultarlo con todo un diccionario de palabrotas. Pero al final, opto por no hacer nada.
Los betas no podemos guardar resentimientos, es nuestra naturaleza, entonces decido quedarme con los buenos sentimientos. Me alegra verlo bien, sonríe mucho y eso es bueno. También está feliz.. junto a esa linda omega que lo acompaña, espero que ella lo cuide muy bien, que sea amable y cariñosa. Él me enseñó muchas cosas y comprendí mejor la vida.
Así son las cosas. Yo sé la verdad y es que hay cosas que no se pueden cambiar.
Fin
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