Todo se inició en una tarde de abril, cuando la competencia de la mayor corporación fabricante de chips tachó, irresponsablemente, al nuevo procesador Intel de 1 THz como poseedor de tecnología extraterrestre, si es que realmente poseía las capacidades que tanto pregonaban sus inventores. En el combate a muerte entre los fabricantes de procesadores, AMD estaba llevando la ventaja desde hacía varios años, y éste parecía ser el primer golpe de Intel para recuperar el mercado perdido.

En una nota con una revista muy conocida del ámbito, el ingeniero en jefe de AMD dijo que el procesador que pregonaba la competencia no podría fabricarse con el estado del arte de la tecnología actual, salvo que su proceso fuera de origen extraterrestre, considerando que los mecanismos de fabricación tradicionales apenas conseguían chips de 200 GHz con un nivel de seguridad adecuado. Esta aseveración fue un tanto sarcástica y con tono de burla, para menospreciar a la competencia. Pero la realidad era otra: no le preocupaba la velocidad, sino el rendimiento, puesto que prometía ser superior en varias veces al de cualquier procesador conocido, y tenía una estructura interna incomprensible para los técnicos de su empresa, con materiales desconocidos y circuitos ilógicos, asíncronos, pero que lograban a la perfección su objetivo. La información la había obtenido mediante espionaje industrial y fuentes fidedignas, cosa que evidentemente no mencionó en la entrevista.

El presidente de Intel, por su parte y para calmar los ánimos, decidió realizar una conferencia de prensa para hablar sobre el lanzamiento de este nuevo chip al mercado. El discurso duró poco, y transcribiremos únicamente los puntos más importantes.

—Tengo varias cosas que decir —empezó hablando el presidente de Intel—. Primero, y para sorpresa de todos, la tecnología del chip "Ícaro" es, efectivamente, extraterrestre.

Una exclamación ahogada acompañada de murmullos desperdigados se apoderó de la sala. El hombre continuó hablando, sin prestarles atención.

—No me interesa hablar de ciencia-ficción, de razas alienígenas ni de expedientes X. Los detalles de los extraterrestres que nos visitan hace tanto tiempo deberían conseguirlas del gobierno de los Estados Unidos, si es que se dignan a brindar esa información, cosa que dudo.

Algunas manos se levantaron para hacer preguntas, pero el hombre continuó con su discurso indicando que la ronda de preguntas se haría al final.

—El diseño del chip está basado en tecnología extraterrestre, así como las aleaciones y materiales utilizados. De ellas no hablaré, puesto que son secretos industriales de gran valor. Nuestras fábricas son las únicas capaces de producir semejante tecnología, por lo que la competencia tendrá que aceptar haber perdido la batalla, e inclusive la guerra. Digo esto porque nosotros hemos trabajado en secreto por más de diez años para obtener el primer prototipo funcional del chip, que saldrá a la venta en una semana. La tecnología utilizada es difícil de diseñar, fabricar y depurar, por lo tanto, al lanzar a "Ícaro", estaremos diez años adelantados al resto, que no tendrá forma de competir, en calidad ni en precio, puesto que nuestro procesador de 1 THz y 512 bits costará lo mismo que el de 100 GHz y 128 bits de la competencia, sin contar con las ventajas arquitectónicas de los nuevos chipsets cuánticos, y placas y memoria holográfica de estado sólido. Quienes deseen competir directamente con nosotros tardarán años en llegar apenas a nuestro estado actual del arte. Además, al ser ésta una arquitectura única y patentada, demandaremos a cualquiera que intente copiarla mediante ingeniería inversa o espionaje... Bueno, esto es todo lo que tenía para decirles. Aceptaré tres preguntas, que no envuelvan a los extraterrestres —el hombre sonrió. Nadie se atrevió a hablar inicialmente.

—¿Y la compatibilidad? —inició la ronda de preguntas un reportero.

—Se mantendrá completamente. El propio chip tiene un emulador del modo antiguo incorporado a su hardware, y, debido a su gran velocidad y rendimiento, correrá a un 70% de la potencia del procesador, o sea, mucho más rápido de lo que se puede conseguir con la tecnología estándar actual. En modo Nativo mejorará aún más el rendimiento, y ya tenemos tratos con Microsoft y varios desarrolladores independientes para hacer versiones nativas de Windows UP y Linux que saldrán al mercado en contados meses, y que tendrán un rendimiento increíblemente superior. Debido a que el consumo se redujo en 1000% respecto a la generación anterior, todo tipo de celulares y móviles podrán usar nuestro chip en sus diseños, ahorrando batería al punto de ser necesaria como máximo una recarga mensual.

—¿Por qué hace ahora pública esta noticia? —inquirió otro periodista.

—Porque es la verdad, y ahora que ya tenemos el producto terminado, no hay motivo para ocultarla. Y algo más, mucho del software que utilizan ustedes, también está desarrollado por seres que no son humanos ¿O acaso creen que los complejos sistemas operativos existentes, o los juegos más reales que la vida misma, pueden ser programados por simples humanos? No, compañeros. Son varias las corporaciones que tienen ayuda de manos "diferentes".

—Pero siendo que ninguna agencia gubernamental, ni otras empresas aceptan esa realidad, ¿Por qué lo está haciendo ahora usted?

—Ah. Siempre hay un primero. Yo estoy viejo, me retiro pronto, y quería hacerlo en la cúspide mi carrera, para ser recordado siempre como un mito y un héroe. Pero bueno, entonces, la semana entrante podrán tener en sus hogares el mayor salto tecnológico de todos los tiempos —el hombre se puso de pie y se retiró sin aceptar más preguntas. El murmullo colmó nuevamente la sala.

Al bajar las gradas de la tarima en la que estaba, uno de los gerentes administrativos más importantes de la firma lo ayudó, y lo acompañó hasta su limusina. Allí ambos brindaron con champán y entablaron una distendida conversación en el viaje de regreso.

—Sinceramente espero que estés en lo cierto y que los sucesos se desencadenen tal cual los predijiste —le dijo el acompañante—. Tus comentarios fueron muy arriesgados, sobre todo al tirarle parte de la culpa al gobierno.

—Acabamos de dar el golpe de marketing más grande de nuestras vidas —le explicó el presidente de la corporación—. ¿Quién no querrá tener en su casa el chip marciano? ¿Qué amante de la tecnología no querrá comprarlo, probarlo, y mejor aún, utilizarlo con software también extraterrestre? Sin contar que los precios son bajísimos y el rendimiento terriblemente superior. Acabamos de aplastar a la competencia con meras palabras. Aunque nuestro chip fuera una porquería, estaremos arriba.

—Yo sólo entiendo de números y la bolsa, y nada de tecnología, pero dime la verdad ¿es realmente extraterrestre el chip?

—Y qué importa si lo es o no —le respondió el presidente, bebiendo un sorbo del delicioso elíxir—. Que los nerds intenten desarmarlo o ligarlo al Área 51, que se haga un mito de todo esto... Lo único importante para nosotros, es la victoria...