26
Albert platicaba con Jessy y la señora Vanessa sobre lo ocurrido, anotando detalles en una pequeña libretita que siempre cargaba con él. Cualquiera creería que él estaba demasiado distraído, pero la verdad es que revisaba el terreno, estudiando a las personas que allí estaban, buscando algún comportamiento sospechoso, algo que encontró rápidamente.
Entre los presentes en aquella sala, había un joven que parecía buscar algo; lo había visto voltear en repetidas ocasiones hacia donde ellos estaban, al pasillo donde estaba la habitación de Hannah y la entrada de la sala de espera. Eso había sido extraño; no parecía preocupado por algún paciente, era más como si los estuviera vigilando, algo que comprobó cuando cruzó la vista con él y este comenzó a mostrarse bastante nervioso con su presencia.
Albert continuó actuando de manera normal, como si no hubiera notado lo que había pasado, siguiendo conversando con Vanessa mientras Jessy le daba apoyo, todo hasta que notó cómo aquel sujeto se levantaba y se dirigía a la salida. En ese momento, salió tras él de manera sigilosa, que ni las mujeres con las que estaba se habían dado cuenta.
Cuando le dio alcance, lo vio subir a una motocicleta bastante descuidada y salir a alta velocidad. Albert no lo pensó dos veces y montó en la motocicleta de su hija para ver a dónde se dirigía. Lo siguió a la distancia por varios minutos, notando cómo daba vueltas al azar, intentando despistar a quien quiera que lo siguiera, sin lograrlo con él.
Pasados unos 20 minutos, lo vio entrar en una casona que parecía abandonada. Esperó oculto por un rato y, cuando vio que no levantó sospechas en aquellos que podían estar dentro, anotó la dirección y tomó rumbo al hospital para recoger a su hija.
Cuando llegó, preguntó por ella y Jessy le informó que había decidido ir a la estación para apoyar a Alan, quien estaba lidiando con el problema de Nathan. Albert se despidió de ellos y tomó rumbo a la estación, entrando en el momento en que escuchó una conversación preocupante entre Liam y Alan.
―¿Realmente crees que Alice esté en peligro? ―preguntaba Liam, con expresión de preocupación.
―Sí, esa mujer es capaz de cualquier cosa, intentó matar a Hannah hace un rato. ―Alan parecía marcar nuevamente por teléfono, fallando en el intento y mostrando su frustración.
―¿Qué quieres decir?
―Alice me comentó que llegó una orden a una de las computadoras de enfermería, indicando que le suministraran un medicamento en una dosis alta, al que Hannah ya había mostrado un cuadro severo de alergia con la dosis mínima.
―¿Qué demonios está pasando aquí? Y, ¿dónde está Alice? ―Albert alzó la voz, haciéndose notar por los otros dos.
―¿No estaba con usted? ―Alan lo vio aún más preocupado, ya que la única esperanza de que Alice estuviera bien se había esfumado.
―Tuve que dejarla por un rato. En el hospital había un tipo vigilando la habitación de la señorita Donfort; de pronto decidió huir y lo seguí ―entregó la pequeña libreta donde había hecho anotaciones a Alan, que la comenzó a revisar―. Cuando volví, ya no la encontré. La señorita Hawkins dijo que le había avisado que venía para acá.
―¿Estaban vigilando a los Donfort? ―Alan quería mostrarse tranquilo, pero no podía; las cosas estaban pintando bastante mal.
―Sí, era un joven que se puso nervioso al verme. Aguantó lo más que pudo, pero al final salió de ahí. Se metió en esa dirección ―Albert estaba con el celular en el oído, mientras señalaba la libreta que había entregado―. Fuera del hospital no había nadie sospechoso.
―Vamos a mi oficina, tengo que revisar algunas cosas.
Se dirigieron a dicho lugar, entrando a la oficina con cara de velorio, todos menos Liam, quien había salido del lugar para buscar algo que le ayudara a encontrar a Alice, algo que notó Jake.
―¿Por qué traen esas caras? ¿Y dónde está el agente Wilson? ―Jake parecía extrañado de ver las expresiones de los otros, así que no pudo evitar preguntar.
―¿Preguntas por Liam y no por Alice? Eso es extraño. ―Albert aún desconfiaba de él, por eso le pareció extraño que preguntara precisamente por el otro agente.
―¿Pasó algo con Alice?
―No lo sabemos... su celular está apagado y no nos hemos podido comunicar... ―Alan se dirigió a un mueble que tenía cerrado con llave; lo abrió y de este sacó un maletín que puso en su escritorio, sacó una laptop y la inició.
―Eso no puede ser, la señal de su celular me indica que está en el hospital. ―Jake revisó su computador, accediendo a NymOs para revisar la ubicación que mostraba.
―¿Tienes intervenido el celular de mi hija? ―se recargó en el escritorio, viendo cómo en ese momento se mostraba un mapa con una luz roja en el hospital.
―Me fue difícil hacerlo ―dice, viendo de mala manera a Alan―, pero sí, me preocupaba que le pasara algo por mi culpa, así que...
―Esto confirma mis sospechas.
Cuando la computadora encendió, la pantalla mostraba el logo de un sistema operativo poco convencional.
―¿Kali Linux? ―preguntaba Jake con una ceja alzada, notando que el sistema estaba completamente actualizado.
―¿Te sorprende? ―comenzaba a teclear para entrar a la interfaz que necesitaba.
―Así que por eso eres tan "bueno"...
―Te equivocas, Jake, el sistema no hace al hacker, el hacker hace al sistema ―comienza a teclear nuevamente, revisando los candados y barreras que había puesto en el celular de Alice, notando que, efectivamente, había sido alterado. Notó una conexión con un sistema externo, posiblemente el NymOs de Jake, pero sin recibir señal del dispositivo, lo que indicaba que el dispositivo estaba apagado. ―Necesitaré tomar control de NymOs.
―¡Ni lo sueñes! ―Jake exclamó, molesto de que alguien se atreviera a modificar o siquiera ver su código.
―El dispositivo de Alice está apagado. NymOs te está dando una señal corrupta para evitar que te des cuenta de lo que está pasando. ―Comenzó a intentar entrar a NymOs, rompiendo códigos de seguridad, desentrañando los secretos que guardaba, todo para descubrir algo en él sobre la persona que tenía a Alice. Cuando de pronto, en la pantalla de Jake se abrió una ventana que mostraba un video inquietante.
―Hola, amor ―se escuchaba una voz femenina mientras en la pantalla se veía a Alice, atada en una silla, amordazada y, al parecer, inconsciente. A su lado, un sujeto malherido―. Mira lo que tengo, espero no te moleste.
―¿Qué le hiciste? ―Jake estaba furioso; se podía notar al ver cómo apretaba los puños con tanta fuerza que sus nudillos se habían puesto muy blancos. Aun así, su expresión se mantuvo serena.
―Nada, solo la dormí para que fuera más fácil manipularla ―dice Gretel, apareciendo en pantalla, acariciando el rostro de Alice mientras lo levanta un poco para que Jake la pueda ver―. Se le nota el entrenamiento; dejó muy golpeados a dos de mis hombres.
―¿Se atrevieron a golpearla? ¡Maldita infeliz! ―Alan reaccionó, mostrándose furioso al notar algunos golpes en el rostro de la chica, mientras Jake le sostenía del antebrazo y negaba con la cabeza, diciéndole de esta forma a Albert que no reaccionara y no se mostrara.
―Oh, ¿qué tenemos aquí? Criminal y policía trabajando juntos... no lo puedo creer. ¿Tanto vale esta zorra? ―Jake notó que Albert estaba a punto de reaccionar, así que le hizo una seña por debajo, evitando que Gretel lo detectara.
―No te proyectes, querida amiga, aquí la zorra eres tú ―le dice mientras sonríe de lado, tratando de provocarla.
―¿Qué veo? ¿Jake siendo irreverente y grosero? Este día está lleno de sorpresas.
―Y lo que te espera, Gretel... ―mientras hablaba, escribía en un papel la orden "Llame a Wilson", mostrándoselo al mayor.
―Oh, vamos, más sorpresas no creo que haya, a menos que los agentes del FBI descubran que ustedes dos trabajan juntos y los manden a la cárcel. Esa sí sería una grata sorpresa.
―Más te vale que no le hagas daño o te arrepentirás. ―Alan estaba tratando de mantenerse tan calmado como Jake, pero su amor por la chica no lo dejaba actuar de manera clara.
―No estás en condiciones de amenazarme, cariño.
―¡No soy tu cariño!
―Tú te lo pierdes... de hecho, si ustedes hubieran aceptado lo que les ofrecí, hubiéramos llegado muy lejos.
―Tú no te mereces nuestro afecto, jamás nos fijaríamos en alguien como tú. ―Jake tecleaba en una ventana emergente, tratando de encontrar el origen de aquel video.
―¿Y en esta zorra sí? ―dice, jalando del pelo a Alice para levantar su rostro, acto que la hizo despertar un poco.
―¡Mmgh! ―Alice reaccionó, luchando contra el agarre de Gretel, tratando de zafarse del amarre.
―Miren quién despertó. Lo siento, corazones, tengo que darle un trato digno a esta princesita, ¡adiós!
La transmisión se cortó, sin siquiera dar tiempo de rastrear el origen, algo que frustró a Jake, quien, sacando su enojo, golpeó el escritorio frente a él. Al ver que Albert no había contactado a Wilson, tomó su celular y le marcó él mismo, esperando tener suerte.
―¿Qué ocurre, Jake? ―se escuchó rápidamente la contestación del otro lado.
―¿Por qué demonios no le contestaba al agente Crawford? Creí que también estaba en problemas...
―¿También? ―Jake notó cómo el tono de voz al otro lado cambió―. ¿Qué ocurrió?
―Sabemos quién tiene a Alice.
―¿De verdad? ¿Dónde está?
―El lugar no lo sabemos, pero sabemos que la tiene una hacker loca que vino hasta aquí para vengarse de mí.
―¿Qué? ¿Por qué? ―Jake notaba cómo el tono de voz de Wilson era bastante expresivo, extrañándose de poder leerlo tan fácilmente.
―Bueno, digamos que una mujer despechada es más peligrosa que cualquier organización criminal o gubernamental...
―¿Estamos en este lío por culpa de tus problemas amorosos? ―Liam sonaba divertido, o eso aparentaba; después de todo, estaba nervioso por Alice.
―En mi defensa, este problema también es de Alan. ―Trataba de seguirle un poco el juego, intentando aminorar la tensión por la desaparición de la chica.
―¿Qué tiene que ver Bloomgate en esto?
―Larga historia... ¿en dónde se encuentra ahora?
―¿No le parece raro que esos dos hablen tan familiarmente? ―Alan se acercó a Albert y "susurró" sus palabras, extrañado del comportamiento de esos dos desde hacía un rato que los había encontrado juntos.
―Demasiado, en especial porque ese idiota no me contestó las cinco llamadas que le hice ―le contestaba con el mismo tono, pero bastante ofendido―, pero a él le contesto a la primera...
―Puedo oírlos, ¿lo sabían? ―decía entre dientes, molesto de que estuvieran hablando de ellos.
―¿Qué ocurre, Jake? ¿Qué dijo Crawford?
―Nada, ignórenlos. Bien, voy a implementar un mapa completo de Duskwood en su celular; necesitaré que investigue unas direcciones para ver si hay algo sospechoso.
―De acuerdo...
―Por favor, si encuentra algo sospechoso no se arriesgue, avísenos y veré si Alan puede enviar un equipo. Alice fue emboscada por varios tipos.
―¿Cómo lo sabes?
―La misma tipa nos lo dijo; Alice dio batalla y dejó muy golpeados a dos de sus hombres...
―Esa es mi princesita.
―Sí, pero su princesita salió con varios golpes, algunos en su rostro...
―Bien, ponte a trabajar, no quiero que el rostro de mi princesita quede más marcado de lo que está... ―Jake escuchó a Liam tratar de hablar con un toque de broma, pero logró notar la preocupación en él.
―Espera a que Alan le escuche decir "mi princesita" a su novia... ―le habló a modo de reproche, primero porque aún le molestaba que le dijera así a Alice; segundo, para distraerlo.
―Te escucho molesto... ¿acaso esos son celos?
―Tengo que irme, y por favor, esté atento al celular, no quiero tener que ser yo el que siempre se comunique con usted.
Al cortar la llamada, volteó hacia donde Alan y Albert estaban, mirándolo fijamente, haciéndolo sentir estudiado, juzgado...
―¿Qué? ―preguntó de manera tosca, guardando su celular.
―Nada... ―Alan desvió la mirada de él; lo conocía y no quería hacerlo enfadar y que se cerrara en su coraza, queriendo buscar a Alice él solo.
―¿Cómo que nada? ―exclamó el mayor―, ¿qué fue eso?
―¿Qué fue qué? ―preguntó con aparente inocencia.
―Eso... esa familiaridad con la que hablas con Wilson.
―No entiendo a qué se refiere ―decía mientras comenzaba a trabajar en el celular de Wilson, entrando a su sistema para agregar el mapa que le había puesto a Alice y marcando lugares posibles a investigar.
―Parece que se llevan muy bien ―Albert no parecía muy conforme con cómo se estaban dando las cosas, y lo hacía saber con su tono de voz y su expresión facial.
―No es eso, sólo que he trabajado muchas veces con él ―explicaba sin parar de trabajar, tecleando sin cesar, haciendo una pausa al notar algo diferente en su interacción―, aunque ahora está más insoportable de lo normal...
―¿Trabajaste varias veces con el FBI?
―Sí, ayudé a la UAC en varios casos. Si lo requiere, más tarde le paso un archivo con los casos en los que apoyé... aunque también puede pedirle a Wilson que se lo aclare.
―Bien, dejemos eso de lado, ¿qué haremos para encontrar a mi hija?
―Les explico...
Jake comenzó a explicar el plan que tenía, mientras los otros dos opinaban y proponían, tratando de ponerse de acuerdo. Mientras tanto, en un lugar desconocido, aquella chica de cabellos cobrizos jaloneaba y ofendía a una herida Alice, que luchaba aún cuando se encontraba atada.
―Deja de pelear, no te librarás de mí tan fácilmente...
―... ―Alice veía de manera retadora a Gretel, quien la miraba con una sonrisa.
―¿De verdad crees que esos tontos te van a encontrar y te van a salvar? Qué tonta... el estúpido de tu novio y el idiota de Jake están trabajando juntos, así que no pueden buscarte y cuidarse las espaldas de los agentes del FBI... imagina si tu padre se entera de que Alan está ayudando a un delincuente ―Alice no pudo evitar la cara de sorpresa al descubrir que Gretel no sabía que Jake ahora trabajaba para el FBI―. Vaya, no lo sabías... al final, tú serás la perdición de esos dos.
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