Capítulo 3
- Estas bien? - Pregunto una dulce voz, voz que por más dulce que fuera, para el niño, sonaba como la voz más malvada y terrible que se haya escuchado sobre la tierra, incluso más terrible que la de el capitán cuando anteriormente lo amenazo, indirectamente, de muerte -
El joven Louis se encontraba completamente en Shock, y si esta fuera otra clase de historia se diría que en ese momento vio su vida pasar en segundos, pero esto fue lo que en realidad sucedió en aquel momento...
El sonido de una espada siendo desenvainada se ollo a pocos metros de la adulta pelinegra y el jovencito de cabellos castaños. Entonces la chica que había salvado al más joven se levantó rápidamente, también decenvainando su espada y poniéndola en alto, dando un choque con el arma de el otro sujeto, quedando ambas espadas cruzadas entre ambos.
La guerrera que lucía un vestido de batalla azul oscuro se encontraba de espaldas al niño, protegiéndolo.
El hombre frente a ella la miro extrañado, y movió la cabeza en señal de que se hiciera a un lado.
Ella respondió, también con una señal, moviendo la cabeza lentamente de un lado a otro, claramente diciendo que no lo haría, que no se movería.
Para el jovencito que miraba la escena en silencio, todo era muy confuso, parecía que todo estába de cabeza, al revés de como debería. Se suponía que ella iba a matarlo, pero ahora lo estába protegiendo de el otro mejor guerrero, el mejor guerrero varón de Paraislus.
– Hazte a un lado, Dalia – ordenó él –
– Piensa en ella – dijo con dolor en el pecho –
– Al oír tales palabras, él bajo un poco la mirada, con una notable tristeza – No es... no, no es como ella – respondió aún en la misma posición, pues se sentía tan culpable que no lograba mirarla –
– ¿Porque? – Pregunto ella con suavidad – ¿Dime porque? ¿Que diferencia hay entre ellos? Solo es un niño metido en la guerra sin tener nada que ver con ella – hablo con la voz tranquila intentando no sonar enojada –
– ¡Pero no es de los nuestros Dalia! ¡Es un Obcriano! – Exclamó él no dando brazo a torcer –
– Eso la había echo enfadar – ¡Sea de dónde sea, es un niño! ¡Sean obcrianos, paraislanos, de Downfierld o Sailund los guerreros quieren hacer el bien para sus familias y sus reinos! ¡Entiende Rafael! ¡Ponte en sus zapatos! –
Luego de unos segundos de discusión el castaño ojiverde cansado de eso decidió dejarlo.
– ¡Ya! ¡Está bien! – gritó bajando y guardando su espada – ¡Vamos al campamento y llévalo si quieres! – vió las heridas del que su prometida defendía – ¡El chico está muy herido! ¡Déjemos que Lette lo curé y ya! – respondió el orgulloso guerrero que no admitiría que prometida lo había echo entrar en razón, ni que lo había asustado un poco al gritarle de esa manera, sabía que no era bueno para nadie hacerla enojar, ni para él –
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¡Espero que les guste!
¡Hasta la próxima!
Mié, 17 feb. 2021
423 palabras
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