Capitulo 3
(Pov Seras)
-Te desafío a que tengas sexo con Seras- Sir Integra dijo sonriendo -Los dos no pueden alejarse el uno del otro-
-SIR INTEGRA!- Grité sorprendida.
-¿Qué pasa, chica policía?- Sir Integra preguntó resoplando en su cigarro -No quieres tener sexo con su maestro pervertido?- Me mordí el labio con un gemido. Sir Integra y Pip sonrieron mientras le levantaban. Ambos salieron de la habitación. Miré detrás de ellos, mi respiración inestable. Que acaba de pasar?! ¿QUÉ? Mire a Alucard con los ojos muy abiertos. Tenía una sonrisa pecaminosa oscura en la cara que hizo que mi corazón se acelere, un rubor cubría mi rostro y trague saliva.
-Bueno, Seras, parece que estamos solos- Alucard ronroneó.
-Uh... Maestro...- murmuré, temblando en sus brazos -Creo que es mi turno ahora y, no te atrevas a follarme- Susurré, pero luego su mano se deslizó hacia mi cintura y él ahuecó de mi senos. Solté un chirrido -No me toques!- A lo que él solo se rio.
-Yo no creo que elijas lo que yo quiero- Alucard ronroneó, acariciando mi cuello -Verdad-
-A está bien?- Dije confusa, Alucard forzó una pregunta en mi mente -¿Quieres tener sexo conmigo?- Alucard me miró con una sonrisa.
-Pensé que nunca lo preguntarías - Dijo Alucard.
-¡Maestro! Forzaste esas palabras en mi boca!- Le grité enojada pero avergonzada al mismo tiempo.
-¿Importa lo que hice? Al igual que siempre lo hago -Alucard ronroneó. Tragué saliva. Rozó mi mejilla con su dorso de la mano -Una pequeña incipiente inocente. ¿Qué te he dicho acerca de la obediencia a las reglas del juego?-
-Pero señor!- Me quejé. Llevó un dedo a mis labios.
-El silencio es una virtud, querida- Alucard dijo, y luego me empujó hacia atrás en el sofá, mi cabeza golpeó el apoyabrazos. Levanté la vista hacia él con los ojos muy abiertos asustados como él aterrizó suavemente sobre mí. Antes de que pudiera arrastrarme bajo su peso sus brazos rodearon mi cuerpo, y me atrajo más cerca a él, con mis brazos apoyados contra su pecho -No tienes por qué asustarte, mi Draculina- Alucard se inclinó y me besó, y no podía dejar de gemir. Mis brazos me traicionaron y los envolví alrededor de él para que no pudiera moverse.
-Sir- Le susurró mientras se alejaba con una sonrisa, y su mano rozando mi mejilla –Maestro-
-Sí, Seras?- Alucard ronroneó dándome una amplia sonrisa. Me lamí los labios nerviosamente, entonces me incliné y lo besé suavemente en los labios. Él sólo se rio de mí -¿Impaciente estamos?- Me mordí mi labio sonrojándome.
-Maestro... estoy... asustada- Admití, Alucard rozó sus labios sobre mi mejilla de una forma de distracción. Su aliento acariciando mi piel. Un pequeño suspiro tembloroso vino de mí.
-¿Por qué?- Alucard ronroneó.
-¿Sabes por qué, Maestro- Le dije.
-Demasiado inocente- Alucard me susurró al oído, y mis ojos brillaban de un rojo oscuro.
-¿Prefieres mi demonio, entonces?- Le pregunté mirándolo. Él me miraba con diversión, y soltó una risita
-No- Alucard ronroneó mientras acariciaba mi mejilla una vez más. Mis ojos se volvieron de nuevo a un cielo azul, Ronroneé por su tacto -Relájate... gatito- Lo fulmine con la mirada por el viejo apodo, pero se me olvido cuando la rodilla de Alucard separó mis piernas, por lo que estaba acunado entre ellas. Jadee de sorpresa.
(Pov Alucard)
Las mejillas de Seras se tiñeron de rojo de vergüenza, mi Childe tan inocente. Le di una sonrisa maliciosa, quería verla más asustada. Mi ropa desapareció, dejándome desnudo encima de la pequeña vampiresa. Seras chilló y comenzó a temblar mientras sus ojos se ampliaban. Le sujete los brazos por encima de la cabeza, sus ojos pasaron de mi cara a mi pecho y a mi... pues ella rápidamente miró hacia arriba antes de que pudiera mirar más abajo.
-M-Master- Seras se quejó y trago saliva.
-Sí, querida?- Ronroneé con una amplia sonrisa.
-Es... estas... de-desnudo- Seras susurró. Me reí de ella.
-De modo que- Le dije -Debo hacer que sea menos incómodo?- Su ropa desaparecieron, sus grandes pechos visibles. Ella chillo.
-¡Maestro!- Seras grito, pero no le presté ninguna atención y sólo le acaricie el cuello. Entre en ella con un empujón, dando otro grito de dolor repentino. Besé a lo largo de la yugular tratando de calmarla. Luego me dirigí a su pezón izquierdo donde pase mi lengua. Ella cerró los ojos, arqueando la espalda con un gemido. Puse el pezón duro en mi boca, mis colmillos raspando suavemente, mi lengua lamiendo sobre él. Entraba y salía dentro y fuera de ella con fuerza. Mordí su seno derecho, la sangre caliente que se vertía en mi boca. Estaba delicioso –Maestro- Seras gimió.
Ligeramente rasqué con mis uñas a lo largo de su brazo, la sangre que se deslizaba. Uní mis labios con los de ella, mi lengua invadiendo su boca, frotándose contra sus colmillos y la lengua. Seras clavó las uñas en la parte posterior de mis manos. Ella gimió, sus talones ligeramente empujo en mi espalda baja. Devore su boca de una forma voraz, con ganas de más. Me separe de nuestro ardiente beso. Ella se mordió el labio con un gemido, la sangre goteaba de su labio y lo lamí felizmente. Agarré una de su muñeca y la llevé a mis labios. Observe cuidadosamente como mis colmillos se alargaron. Mordí profundamente en su muñeca pálida, estiro su espalda hacia tras y ella gimió de dolor, mordí más fuerte, más sangre corriendo dentro de mi boca.
-Alucard- Seras gimió cerrando los ojos, me retiré mis colmillos, pace la lengua por encima de su muñeca. Mi lengua de serpiente recorrió su palma hasta sus pequeños dedos, mis colmillos raspando sobre ellos haciendo pequeñas cortes, gotas de sangre deslizándose por sus dedos. Metí sus dedos en mi boca, mi lengua corriendo a lo largo. Sus ojos se abrieron de golpe y ella me miró un poco sorprendida, le ronroneó feliz. Volví a besar a mi Draculina, ella envolvió sus brazos alrededor de mi cuello, sus dedos se deslizan entre mi pelo jugando con él.
(Pov Walter)
Terminé en la cocina. Platos limpios de la cena, el piso se secó, todo limpio. Sonreí alegremente por la cocina limpia. Miré el reloj, eran casi las dos de la mañana, me estiré. La última vez que vi a Sir Integra estaba en el living, así que supongo que ella no va querer su té esta noche, ella se relajaba con sus colegas. Me alegro de que ella se distraiga un poco. Apagué las luces de la cocina y salí al vestíbulo, pero mis oídos captaron ruidos extraños. Mis ojos se ampliaron, poco a poco miré a mi izquierda a donde estaba la sala de estar.
Vi el respaldo del sofá, pero pude ver una pálida espalda desnuda, sus caderas empujando. Vi los brazos extendidos, parecía ser brazos de una joven, que también estaban pálidos. Pelo rubio puntiagudos que eran visibles, y pude ver el pelo negro en el que estaba en la parte superior de la niña. Empecé a sonrojarme cuando me di cuenta de que se trataba de los dos vampiros, Lady Seras Victoria y Lord Alucard. Seras estaba gimiendo en voz muy alta, gruñidos suaves mezclados con ronroneos procedentes de Alucard. Seras le enseñó los colmillos y le mordió profundamente en el cuello de Alucard, con los ojos de un rojo oscuro. Me aclaré la garganta, ni uno de ellos se dio cuenta. Negué con la cabeza y rápidamente comencé a caminar hacia las escaleras, no iba a quedarme mirando a los dos vampiros haciendo el amor.
"Nota mental: limpiar el sofá con Vapor... o comprar una nuevo" Negué con la cabeza por última vez y subí las escaleras a mi habitación.
(Pov Pip)
Por primera vez desde que trabajo aquí, vi a Sir Integra riendo, y esto no era más que una pequeña sonrisa. Me reí con ella. Podíamos oír a Seras y Alucard todo el camino hasta aquí. Seras al principio fue tímida y luego escuchamos fuertes gemidos sexuales, y gruñidos de Alucard. El pobre Walter estaba tan colorado en la cara cuando pasó rápido por el despacho.
-Nunca voy a dejar que se olviden de esto- Sir Integra dijo entre risas.
-Debería grabar cintas y jugar con ella cada vez que entre en la sala de entrenamiento- Bromeé.
-Ve por ella! Ve por ella!- Sir Integra dijo agitando la mano y riendo. Me sorprendió porque yo estaba bromeando, pero salí corriendo para conseguir una grabadora.
(Pov Alucard)
Entraba y salía dentro de Seras más rápido, podía sentir que yo estaba casi al limite, mis uñas se clavaron en su hombro, la otra se clavó en el brazo. Las manos de Seras estaban enredadas en mi pelo, como el otro se apoderó de mi brazo, que estaba casi allí, podía sentirlo. Mi miembro se apretó y derramé mis semillas en su interior. Seras arqueó la espalda con jadeos y llego a su orgasmo. Se veía feliz y con los ojos muy abiertos, ella me miró sonrojándose de nuevo.
-Mierda... Yo tuve sexo con mi Maestro- Seras susurró, y me reí de ella.
-Sí, tuviste sexo con su Maestro- Ronroneé saliendo fuera de ella. E hizo una mueca y luego se incorporó. Me puse de pie y mi ropa apareció.
-Maestro... tuviste sexo conmigo... sólo por este estúpido juego?- Preguntó Seras. La miré ofendido. Le sonreí cuando vi esos ojos azules tristes. La ropa reapareció en ella. Tomé su mano, ella se levantó y me miró.
-No, Seras. Yo no te habría tomado como amante sólo por un juego estúpido, te llevé porque- Dije y roce su mejilla -Eres mía y por siempre serás mía- Ella me dio una pequeña sonrisa, sus brazos alrededor de mi cuello mientras ella se puso de puntillas.
-Gracias, Maestro- Seras ronroneó mientras ella suavemente me besó en los labios.
-Ustedes dos finalmente terminaron?- Preguntó Sir Integra. Gruñí molesto porque nos interrumpieran. Seras se apartó y miró a mi Maestro.
-Uh... sí- Seras dijo sonrojando nuevamente. Sir Integra estaba sonriendo, Pip estaba tratando de contener las risas, Sonreí ampliamente por diversión.
-¿Te gustó?- Sir Integra preguntó con una risa. Seras la miró con los ojos muy abiertos.
-SIR INTEGRA!- Dijo Seras.
-Creo que ella le gusto- dijo Pip -En la forma en que sonaba- Sacó una grabadora y pulse la tecla play, el sonido de los gemidos de Seras llegó a mis oídos. Gruñí suavemente y me reí entre dientes divertido. Miré a mi Childe, todo su rostro estaba rojo de vergüenza. Ella se mordía el labio inferior, la sangre que brotaba del labio. Sus ojos muy abiertos, con los puños apretados. Pip y Sir Integra comenzaron a echarse a reír nuevamente.
-Eres malo!- Seras dijo cruzando los brazos mirando a los dos, pero todavía estaba muy avergonzada.
Fin
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