Capítulo 40

Ya van tres días desde que le pedimos al padre de Lauren que nos ayudara. Desde entonces, le esperamos con los brazos abiertos en el campamento, pero parece que aún está muy ocupado con el trabajo. Aunque, por las veces que me he reunido con Candice, Lauren y Mason, sé que ese hombre está haciendo todo lo posible por estar aquí cuanto antes. Necesito que esto termine. Quiero dejar de sentirme tan condicionada, quiero que Emily se pueda recuperar tranquilamente y quiero ir a Sacramento con Andrew. Lo sé, solamente han pasado unos días, pero soy una impaciente y no puedo dejar de pensar en ello.

Supongo que necesito algo que me saque de la rutina, que me quite todos estos pensamientos aunque sea por un rato. Mi vida se ha convertido en una constante preocupación de la que no puedo estar más cansada. Por eso, se me ha ocurrido algo que a más de uno nos distraerá de nuestros problemas, algo que en este sitio siempre triunfa... Y son las adoradas fiestas del campamento.

He hablado con Patrick Cooper y está de acuerdo en empezar a organizarlo todo. Desde mi punto de vista, una fiesta le ayudaría incluso más que a mí para despejar su mente. No podemos salir del campamento, eso lo tenemos claro. Aún así, hemos podido pedir por internet todo lo que nos hacía falta. Lo que sea con tal de que esta noche tenga lugar una de las mejores fiestas a las que he asistido nunca, o al menos, espero que así sea.

Estoy más que convencida de que no soy la única a la que le vendrá bien una buena noche de diversión. Sin ir más lejos, Caleb lleva unos días muy raro. Desde el día en que se prohibió a todo el mundo salir del campamento, su forma de ser ha cambiado por completo. Me atrevería a decir que está peor que cuando supo que Emily estaba en el hospital. Yo lo relaciono con lo enfadado que debe de estar conmigo... Sin embargo, aunque no hemos hablado, cada vez que cruzamos miradas lo que siento es que "enfadado" no es la palabra. Sus ojos no me transmiten rabia ni nada que tenga que ver con eso. No sé definirlo con precisión, pero tengo claro que no es eso.

—No me puedo creer que no hayáis pedido ni una pizza. —Se queja Jade.

La miro, divertida. Chloe, ella y yo hemos decidido encargarnos de la comida que se servirá en la fiesta y ahora estamos revisando la compra que hemos hecho.

—No tienes derecho a protestar. —Replica Chloe—. Estabas demasiado ocupada con Jason cuando te dijimos que haríamos la compra.

—Lo siento. A veces tengo que elegir entre mis dos grandes amores y Jason puede marcharse en cualquier momento de mi lado, pero la comida me es fiel para siempre.

Chloe y yo cruzamos nuestras miradas y negamos con la cabeza, sonriendo.

—Entonces... ¿Qué tal te va todo con tus nuevas amigas, Evelyn? —Suelta de pronto Jade, con un resentimiento más que evidente en su voz.

Sé que no hay maldad en sus palabras, pero cada vez que me ha visto con Candice y Lauren, ha dejado escapar un comentario similar a este y no me hace demasiada gracia.

—Ya te he dicho que no son mis amigas.

—Ten cuidado con ellas, Evelyn. Ya te han hecho demasiado daño.

Pongo los ojos en blanco. Por mucho daño que quisieran hacerme, esas dos ya no son nada comparado con la frustración que me causan otras personas.

—Cambiando de tema, —interviene Chloe, captando como siempre los momentos en que me pongo más incómoda— ¿sabes algo de Andrew?

Mi rostro debe de haber palidecido de forma exagerada. Mis amigas ya saben que se ha marchado a Sacramento. De hecho, son ellas las que me han estado escuchando hablar sobre él desde que volvió a su ciudad. No pude evitarlo, necesitaba sacarlo afuera y nadie mejor que estas dos locas para hacerlo.

—Aún no he hablado con él, no me contesta a las llamadas ni a los mensajes, y a su padre tampoco. Es su madre quien nos ha dicho que está "medianamente bien". —Les explico mientras hago el gesto de las comillas con mis dedos.

—¿Y eso qué significa? ¿Es bueno? —Inquiere Jade.

—Quiero pensar que sí, pero en el fondo sé que no. —Me encojo de hombros, sonriendo con tristeza—. Esa mujer ha llorado con nosotros al teléfono mientras reconocía que Andrew ya no es el de siempre.

Trago saliva para no romperme, demasiado quebrada ha sonado mi voz. Desde que Patrick me pidió que le ayudara a convencer a Andrew para entrar en un centro de desintoxicación, nos hemos mantenido en contacto con Melissa Cooper. Cada vez que puede, el señor Cooper me llama y acudo a su cabaña para mantener una conversación telefónica con la madre del chico al que quiero. Ella nos informa de cómo es el día a día de Andrew en Sacramento, al menos desde el poco tiempo que hace que se marchó. Esa es la única forma que nos queda a Patrick y a mí de saber algo sobre él.

Según Melissa, Andrew hace lo posible para disimularlo todo frente a sus hermanos. Ethan y Mia son unos niños y, desde luego, su debilidad. Él nunca podría verlos sufrir y por lo menos, eso me reconforta.

~~

Las luces se ven mejor que nunca en la casita del campamento. Está claro que todos los adolescentes estaban deseando que esta fiesta tuviera lugar, y me sigo incluyendo. Una buena música, una buena compañía y una buena comida a veces te sacan de muchos trances... No me cabe duda de que este será uno de esos casos.

Para esta vez, mis amigas y yo nos hemos vuelto a arreglar juntas. Chloe se ha puesto una falda negra y un top de hombros descubiertos del mismo color, y me ha prestado un mono gris muy bonito. Jade ha sido leal a su estilo, así que va vestida con unos shorts vaqueros de cintura alta y una camiseta ajustada blanca. Ninguna de las tres puede esperar, queremos disfrutar por fin de esta noche.

Cuando entramos en el comedor, la comida está tal y como la dejamos... Es sólo que ha desaparecido casi la mitad de lo que habíamos comprado. Ahora entiendo de dónde han sacado la energía los adolescentes que están saltando como locos por aquí. Y Jade ya está haciendo pucheros al ver todo lo que se han comido ya. Dios, parece que está a punto de llorar.

Esta debe de ser la primera fiesta del campamento que no cuenta con alcohol. Y, por extraño que parezca, esta ha sido idea de Patrick. Supongo que no quiere tener la tentación de que cagarla otra vez, ni meterse en problemas por permitir que menores de edad beban.

Tras comer algo, las chicas y yo subimos al piso de arriba, donde sé que se encuentra la verdadera fiesta. Está sonando una canción de Little Mix, y lo sé porque Jade se ha puesto a gritar y a cantar como una fan loca en medio de un concierto en cuanto se ha dado cuenta de que eran ellas. Aún así, sé que esto no es casualidad. Jason está por ahí, apoyado en la pared, sonriendo de lado mientras contempla a su chica disfrutar. Él era el encargado de poner la música de esta noche... Eso es un buen novio y lo demás son tonterías.

Y hablando de novios... Amy sí que lo está pasando bien hoy en compañía de Caleb. Vale, sé que no son pareja, pero tiempo al tiempo... porque ahí están los dos, y esa sonrisita en la cara de ella lo dice todo. Él, por su parte, también está contento de estar ahí. Sin embargo, está un poco más distraído que Amy y mirando de vez en cuando detrás de ella. Me pregunto qué tendrá mi amigo en la cabeza y, por pura curiosidad, sigo su mirada. Al otro lado, me encuentro a Candice medio cabreada. Y esto último lo digo porque está mirando a la parejita con los mismos ojos que me miraba a mí el año pasado, mientras le comenta en voz baja a Lauren lo que está viendo. ¿Qué diablos me he perdido?

Sin pensármelo dos veces, me encamino hacia ahí. Chloe y Jade niegan con la cabeza cuando ven hacia dónde me estoy dirigiendo. No tengo malas intenciones, sólo quiero entretenerme y saber qué ha pasado.

—¿Y esa cara? —Inquiero, sentándome junto a Lauren y Candice.

—Dios, Evelyn, dime que tú tampoco la soportas.

—¿A Amy? ¡Pero si es un encanto! —Exclamo con alegría, y no solamente lo digo porque esté disfrutando de la rabia contenida en la cara de Candice. Realmente pienso que esa chica es un amor.

—Algo esconde... —Murmura—. Nadie puede ser tan perfecta.

—Eso creía yo, Candice... Pero no.

—¿Desde cuándo la odias tanto? —Pregunta Lauren, que tampoco entiende este berrinche de su amiga.

—Yo no odio a nadie.

—Por favor, si estás a punto de matarla con la mirada. —Suelto.

Candice se cruza de brazos y nos mira fijamente. Sacude la cabeza y dice:

—Solamente pienso que oculta algo, ¿entendido?

Levanto las manos como gesto inofensivo y Lauren se encoge de hombros. Ambas asentimos pero no nos la creemos para nada. No entiendo qué ha podido ocurrir, lo único que sé es que yo me sentí igual de amenazada al inicio de este verano por Amy. Me escudaba en que esa chica ocultaba algo, sin embargo, lo que me molestaba en realidad era lo cerca que estaba de Caleb. ¿Y si de repente Candice...? No. No lo creo. Me quito ese pensamiento rápidamente de la cabeza y me marcho con mis amigas para acabar de disfrutar esta canción.

Cuando la melodía llega a su fin, la sala es un auténtico espectáculo de gritos de adolescentes. Solamente se forma el silencio en el momento en que Patrick aparece poniendo orden con un micrófono en la mano.

—Buenas noches, chicos. Espero que estéis disfrutando hoy. —Dice con una sonrisa llena de tristeza—. Como en toda fiesta, no puede faltar la famosa canción lenta. Jason no ha añadido ninguna de esas a su lista, pero tenemos la suerte de contar con Amy este verano.

A la aludida se le enrojecen ligeramente las mejillas. Ella siempre dice que lo suyo es actuar, pero todos sabemos que cantar no se le da nada mal. Amy toma entre sus manos el micrófono que Patrick le ofrece y, antes de dejarnos escuchar su preciosa voz, nos comunica:

—Esta canción la escribí hace unos días aquí mismo, en el campamento. La compuse pensando en alguien muy especial para mí.

Todos aplaudimos y la música comienza a sonar. Observo a Caleb a lo lejos. Se le ve bastante orgulloso de ella. Aún así, a pesar de estar muy contento de ver a Amy haciendo una de las cosas que más le gustan, sé que no aún no lo entiende. ¿Cómo es posible que no se dé cuenta de que ese alguien tan especial para Amy es nada más y nada menos que él mismo?

Mientras la mayoría encuentra su pareja para bailar bajo las luces esta canción, algunos nos quedamos más solos que la una. A mí, nada me haría más ilusión que compartir un momento así con Andrew. No puedo evitar sentir escalofríos, se me ponen los pelos de punta cuando me concentro en la letra que Amy ha compuesto. Sé que está hablando de ella misma, pero me da la sensación de que está cantando exactamente todo lo que yo siento. Es como si hubiera encontrado las palabras perfectas para definir lo que llevo dentro.

Casi sin ser consciente, me he quedado quieta en medio de la sala, absorta en la música. Mi corazón no ve a Amy cantando, sino a Andrew siendo el protagonista de lo que estoy escuchando. No puedo soportarlo.

Entonces, siento que una mano atrapa la mía y deseo con todas mis fuerzas ver al chico de la sonrisa burlona que conocí hace más de un año... Pero eso es imposible. Él está en Sacramento y yo aquí, así que me tengo que conformar con la cara de mi mejor amiga frente a mí. Chloe me atrae hacia ella y comenzamos a bailar de forma muy extraña. Se me escapa una risita. ¿Qué haría yo sin ella?

Mi amiga me abraza y a mí me recorre una lágrima la mejilla. Es inevitable.

—Todo va a salir bien. —Me susurra—. Y si algo no termina como a ti te gustaría, recuerda que yo siempre estaré aquí.

—Te quiero mucho, Chloe.

Mi mejor amiga y yo nos sonreímos. Eso es lo que tienen las verdaderas amistades, las más sinceras: al fin y al cabo, siempre tendrán un gran sitio en tu vida.

—Oye, ¿has visto eso? —Frunce el ceño, para luego agarrarme de los hombros y darme una vuelta de 180º.

Ahogo un grito. Mierda, yo no iba en serio cuando he pensado que quizás entre Caleb y Candice había algo raro. Estoy viendo ahora mismo una escena de lo más extraña. Él alarga un brazo en su dirección, supongo que intentando sacarla a bailar. Lo más sorprendente es que ella no duda en aceptar y enseguida están moviendo sus cuerpos al ritmo de la melodía... Y Amy no se ha perdido nada de esto, por supuesto.

Oh, no. Esto no pinta nada bien. La cara de la actriz ha experimentado un cambio drástico en apenas segundos, las comisuras de su boca se inclinan cada vez más hacia abajo. A duras penas termina de cantar la canción, mientras Candice sonríe, con su cabeza apoyada en el hombro de Caleb. Decir que ahora mismo estoy alucinando es quedarme corta.

Cuando la música se detiene, Amy no tarda nada en salir corriendo de aquí. Por otro lado, Candice se separa rápidamente de Caleb, como si de repente se arrepintiera de haber bailado con él, sin razón alguna. Esta última también abandona la sala inmediatamente. Las dos chicas lo han dejado solo, ahí en medio, y más descolocado que nunca.

Caleb

Me he quedado solo, aquí en medio, más descolocado que nunca. Yo solamente pretendía que Candice se distrajera un rato. La pobre estaba ahí sentada, realmente amargada, lo he visto en su cara... Y de pronto, desaparece como una exhalación. Lo único que quería era compensar lo bien que se portó conmigo el otro día. Además, para colmo, tampoco tengo ni idea de qué es lo que le ha pasado a Amy, quien también se ha marchado tan rápido como ha podido.

Todo el mundo me está mirando ahora y no sé muy bien cómo reaccionar a eso. Afortunadamente, Evelyn me agarra del brazo y me saca de aquí cuanto antes. Mientras bajamos las escaleras de la casita, una canción nueva vuelve a sonar y se vuelven a escuchar gritos de adolescentes. Menos mal que se han olvidado rápido de esto.

—Estoy segura de que no sabes lo que les pasa contigo. —Suelta ella, tras examinarme con una sonrisa divertida y adorable.

Me ha llevado a un rincón del comedor, donde nadie pueda escucharnos ni prestarnos atención.

—¿A quiénes? —Le pregunto un poco confuso, aunque imitando su sonrisa.

No puedo seguir fingiendo que estoy enfadado con ella, a pesar de que Candice me lo pidiera para disimular que me ha contado lo de Ben.

—Caleb, aterriza. —Da dos palmadas en mi cara—. Candice y Amy. ¿Dónde estabas cuando se han marchado en tus narices las dos?

Abro ligeramente la boca como señal de que ahora sé de qué me habla. A veces, cuando es Evelyn la que se dirige a mí, mi mente viaja a no sé muy bien dónde mientras la miro a los ojos.

—Está bien. Tienes que afrontar esto cuanto antes. Por cierto, —dice, como si se hubiera acordado repentinamente de algo— ¿sigues enfadado? Porque, en ese caso, sería muy raro...

—No, Evelyn. —La interrumpo—. He sido un niñato.

Se me encoge el corazón al verla sonreír de nuevo. Yo sé qué es lo que esconde tras esa mueca de alegría, y es que aún no me puedo creer que deje que el imbécil de Ben la amenace, solamente por protegernos a todos nosotros.

—Perfecto, entonces... vamos a hablar.

Me obliga a arrastrarme con ella por toda la pared hasta que ambos acabamos sentados en el suelo. No puedo dejar de mirarla a los ojos y lamentarme por cada instante en que la alejé de mí.

—Caleb, sé que te cuesta mucho darte cuenta de estas cosas, pero de verdad necesitas ser consciente de lo que está ocurriendo. Si no, seguirás haciéndoles daño.

—No te pillo. —Replico honestamente.

—Verás... Recuerdas cuando Andrew y tú...

Evelyn entrecierra los ojos. Parece que le da mucha vergüenza decir esto, aunque yo ya sé en qué está pensando.

—¿Cuando te queríamos los dos al mismo tiempo? —Le leo la mente. Solamente yo sé lo irónico que es eso... Nunca he dejado de quererla—. ¿A qué viene eso ahora?

—Ahora, piensa en el comportamiento de Candice y Amy contigo.

No puede estar hablando en serio. Enseguida sé a qué se refiere y no puedo evitar echarme a reír.

—Evelyn, por favor, Amy es como mi hermana y hace poco me aclaró que no siente nada por mí. Y con Candice... simplemente, nos caemos bien mutuamente.

Eso ha sonado algo extraño, la verdad, pero Evelyn no puede saber que Candice me contó todo el asunto de Ben. Es posible que no saliera vivo de esta si se me escapara.

—¿Desde cuándo? —Se cruza de brazos, poniéndome a prueba.

—¿De verdad te importa?

Ella desvía la mirada, no hace falta que conteste. Es obvio que le dejó de importar hace mucho tiempo.

—Caleb, no me he vuelto loca, ¿vale? —Retoma su teoría—. Y si no me crees, piensa en la "persona especial" a la que Amy le ha dedicado la canción... O en lo enfadada que estaba Candice viéndote reír con ella. ¿No te parece raro?

Ahora que lo dice... Pues sí, un poco. Aún así, no creo que tenga nada que ver conmigo. Es algo que no me esperaría para nada, aunque quizás se debe a que no estaría preparado para algo así. Todavía no he sido capaz de superar lo que siento por Evelyn.

—No. Y aunque lo fuera, no tendría futuro por ninguna de las dos partes. —Afirmo.

Puedo ver cómo la cara de Evelyn se tuerce hacia un lado, mostrando un evidente inconformismo. Sé perfectamente que a ella le gustaría que empezara a ser feliz sin pensar en ella, y por eso, quiere que encuentre a alguien con quien compartir mi vida. Y lo cierto es que no me cierro a nada... Sin embargo, aunque encontrara algún día a la persona correcta para mí, soy consciente de que, en el fondo, nunca olvidaré lo que siento por esta chica.

—¿No vas a contestar?

—¿Qué? —Reacciono, e instantes después me doy cuenta de que mi móvil está sonando—. ¡Ah, sí!

Descuelgo el teléfono algo extrañado.

—¿Hola?

—¿Es usted Caleb Brown? ¿Familiar de Emily Brown?

Reconozco esa voz y, por eso, ya me he congelado. Tengo escalofríos por todo el cuerpo solo porque sé que me están llamando del hospital.

Evelyn me mira atentamente mientras mantengo una conversación de aproximadamente un minuto por teléfono. Me mantengo inexpresivo mientras me habla aquella recepcionista, la misma que me llamó cuando descubrí que mi hermana estaba ingresada.

—De acuerdo, gracias. —Termino la llamada.

Mientras le doy al botón rojo, siento los ojos de Evelyn encima mío, clavados como dos flechas. No voy a expresarme ni a gritar como me gustaría hacerlo, no quiero asustarla, aunque por dentro tal vez estoy muerto de miedo.

—¿Y? Caleb, te has quedado pálido. Dime qué pasa, por favor. —Me pide casi desesperadamente.

—Tenemos que encontrar a Patrick ahora mismo. Lo siento, Evelyn, tengo que salir del campamento.

—¡¿Qué?! Pero... cuéntame qué ha pasado.

Resoplo, reuniendo fuerzas para decir esto de la forma más valiente que sé.

—A Emily le acaba de pasar algo, los médicos no saben muy bien qué es. Ahora mismo está en el quirófano, están luchando por su vida pero dicen que es muy probable que no salga de esta. —Joder, me escuecen los ojos—. Evelyn, necesito salir de aquí ya.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top