Capítulo 19
n/a: Este capítulo está narrado desde un punto de vista diferente. Lee con atención y enseguida sabrás quién es el personaje que cuenta la historia.
Va a hacer dieciocho años este otoño, ¿cómo es posible que aún no lo sepa? También tardé yo en darme cuenta, y es que si no fuera por Lauren Hudgens, el rencor que creció en mí el verano pasado hacia Evelyn quizás nunca habría tenido lugar. Lauren… ¿Quién diría que la empollona de la que nos reíamos hace dos años tendría toda esa historia detrás?
En la casita del campamento aún están preparando las últimas cosas para la fiesta. Estoy impaciente. Nunca habría llegado a este asqueroso campamento si no me hubiera enterado de todo eso el año pasado, tenía que vengarme de ella. Ahora me siento una niñata que cargó contra quién menos se lo merecía. Evelyn tiene todo lo que yo siempre he querido, pero no es ella la culpable de eso. Y siento que es el momento de romper con esto y hacer que abra los ojos ella también, aunque reconozco que ni he pensado en cómo se lo va a tomar. Lo que sí sé a la perfección es que después de esto mi estancia en Texas ya no tendrá sentido, y puede que incluso en este mundo. Este asunto era lo único que me motivaba y ahora que voy a acabar con ello, no me quedará nada más.
Pero estoy lista.
Contemplo en el espejo mis ojos azules, aunque tan apagados como el color del que se ha vuelto mi alma. Me arrepiento de muchísimas cosas pero de nada serviría rectificar ahora. He sido una auténtica bruja, aunque en mi defensa tengo que decir que aprendí de la mejor: mi madre, si es que la puedo llamar así. Es esa persona que se supone que te tiene que educar y hacer de ti una persona decente; sin embargo, del monstruo que ella es nació el monstruo que he sido yo. Por todo lo que ella me ha hecho, me convertí en alguien que odiaba sin razón a personas que tenían una vida mejor que yo. ¿Por qué se ocupó de mí entonces?
El sonido de alguien llamando a mi puerta me pilla desprevenida. Esta noche es de lo más importante, y ya no para mí, sino para las personas que se ven involucradas en lo que voy a decir. Aunque hayan muchos sentimientos en juego, no creo que pueda caer ni una lágrima de mis ojos hoy. Están secos y hartos de llantos. Lo único que quieren mostrar es verdad de una vez por todas.
Tras un último suspiro, los nervios se apoderan otra vez de mi cuerpo mientras abro la puerta de la cabaña. Detrás de ella aparece una rubia menuda que siempre me conmueve. Es mi punto débil, aunque nadie más lo sepa. Lauren ha revivido dentro de mí todo lo que Chloe mató cuando me dejó claro lo que NO sentía por mí, claro que en aspectos distintos. Y es que sería de lo más extraño enamorarme de Lauren.
—Estás preciosa —no puedo evitar decirle, provocando que sus mejillas alcancen un color casi rojo sangre.
—Bueno, tú siempre me superas —se pone de puntillas para darme un abrazo. Si es que es adorable. Yo no sé cómo Andrew puede dejar pasar a alguien como Lauren—. ¿Estás nerviosa?
—Más que eso.
—Yo también. Mucho.
La entiendo. Ella también tiene un gran protagonismo en toda esta historia, aunque sea de esas chicas que suelen pasar desapercibidas. Tampoco ha tenido una vida fácil y en un principio yo la subestimé.
—¿Vamos? —Le ofrezco mi mano.
—Claro —con gesto decidido, entrelaza sus dedos con los míos.
Aunque parezca sorprendente, tras esos ojos verdes llenos de timidez, Lauren también guarda mucho rencor y también lo ha querido pagar con Evelyn. Ha sido más discreta que yo, desde luego, pero Evelyn es mucho más inteligente de lo que nosotras pensábamos y ha sabido cómo hacer que nuestros “ataques” hacia ella no sirvieran de nada. Después de todo, se nota que es mucho más feliz que nosotras.
—¿Crees que le afectará mucho?
—No tengo ni la menor idea —respondo—. Hace mucho tiempo que desconozco lo que le sienta bien o mal.
—Es cierto. Aunque yo tampoco sé cómo se lo va a tomar. Es inquietante.
Asiento. A pesar del miedo, tengo muchas ganas de ver su reacción. Puede que Evelyn se imagine que lo que voy a decir es para ella, pero estoy segura de que no sabe por dónde van los tiros. Claramente, sus padres nunca le dirían ni una palabra. Y no creo que Andrew se haya atrevido a soltar lo que le dijimos ayer.
Lauren y yo ya nos encontramos frente a la casita. Los escalofríos no cesan y tengo la piel de gallina. Deseo que el momento llegue ya.
Entramos y subimos las escaleras como podemos y con toda la tensión que eso conlleva. Algún que otro adolescente me mira con curiosidad, y es que dejé bien claro que lo de hoy era importante.
—¡Buenas noches, chicos! —Nos saluda alegremente Patrick Cooper al comprobar que ya estamos todos, o casi todos aquí—. Bienvenidos a la primera fiesta oficial del campamento, hoy se trata de pasarlo en grande. Pero recordad, hoy no se dice nada más que la verdad, ¿entendido?
Enseguida Emily le arrebata el micrófono de las manos con cierta gracia. Aún estoy asimilando que la relación entre los monitores vaya mucho más allá de lo profesional.
—Teniendo en cuenta el tema de la fiesta, después de la cena nos reuniremos todos juntos aquí mismo para el juego de la verdad. Pero antes, todos los presentes sabemos que hay alguien que propuso esto y lo hizo por algo —Emily me busca con la mirada entre el gentío, y en cuanto me encuentra, sonríe y acerca el micrófono a sus labios de nuevo—. Por favor, Candice Heron.
Me siento importante en este momento y parece mentira que haga tanto tiempo que no me siento así. Aunque hay un problema, un gran problema. Evelyn no está aquí. No tiene ni el más mínimo sentido que confiese lo que voy a confesar si voy a hablar más de ella que de cualquier otra persona. ¿Dónde coño se ha metido? Claro que tampoco está aquí Andrew. Ahora entiendo todo.
No me queda otra que disculparme con todos los que esperaban de mí el discurso del año y no han escuchado ni una palabra. De nada me sirve esto si Evelyn no está aquí. Tengo que encontrarla ahora mismo, y Lauren se viene conmigo.
Dicho y hecho. Lauren y yo nos recorremos medio campamento sin encontrar ni rastro de ella. Hasta que caemos en la cuenta de que quizás Andrew ha hecho de las suyas. Él es la única persona (a excepción de nosotras) que conoce el secreto y no es que estuviera muy de acuerdo en revelarlo. Prácticamente, se oponía al 100%. Así es que Lauren ha pensado que quizás estuvieran en la cabaña de él y… ¡Bingo!
—¡Lárgate! —Me grita como un loco antes de cerrarme la puerta en las narices. Realmente no sé qué le ven a este tipo, a veces parece un ogro.
Miro a Lauren en busca de esperanza y ella frunce los labios. No quiero que se lleve un sermón, pero sé que Andrew le tiene cierto cariño y no sería duro con ella.
—Yo me ocupo de esto —sonríe con algo de miedo detrás, y acto seguido se encamina hacia la ventana de la cabaña.
La sigo con curiosidad y después escucho cómo pronuncia el nombre de Andrew. ¿De verdad ese tío se resiste a la dulzura de Lauren? Sí. Ni una respuesta por su parte. La que sí se altera un poco es Evelyn, a la que escuchamos estallar desde dentro:
—Andrew, dime qué está pasando.
Al aludido solamente se le oye resoplar. El muy cabrón la tiene ahí encerrada como si nada. Está muy bien que no quiera que Evelyn sufra, pero una cosa es alejar a su chica del dolor y otra muy diferente, alejarla de la verdad.
—Evelyn, tenemos que hablar contigo —vuelve a hablar Lauren desde la ventana.
Por unos segundos no se escucha absolutamente nada y tememos que no nos hayan oído desde dentro, pero de un momento a otro la puerta se abre y se cierra. Luego, Andrew y Evelyn nos sorprenden a nuestras espaldas. Desde luego, no parecían querer moverse de la cabaña en toda la noche, y es que ninguno de los dos está arreglado para la fiesta. Por otro lado, incluso yo puedo sentir que Andrew la está agarrando de la mano con tanta fuerza que le va a hacer daño. ¿Es que teme algo?
—¿Alguien me va a decir qué está pasando aquí? —Evelyn está visiblemente cabreada. Hasta ha separado su mano de la de Andrew para cruzarse de brazos, y tiene una ceja enarcada.
—Esto es una muy mala idea. Volvamos adentro.
Fulmino a Andrew con la mirada. ¿Quién se cree que es para decidir si Evelyn debe saberlo?
—Andrew, por favor. Tú sabes que es importante.
Miro a Lauren de reojo. Apenas se la ha escuchado y puedo sentir como se hace aún más pequeña con la situación.
—¿Qué pasa? —Se reitera Evelyn. A mi parecer, está tan enfadada como asustada, aunque parece que intenta disimular esto último.
—Tenemos que decirte algo —anuncio tras tragar saliva.
—¿Qué?
—No las escuches, Evelyn.
—Andrew —dice ella firmemente. Y el nombrado se limita a encogerse de hombros, como diciendo: “Tú misma”—. ¿Podéis decirlo ya? No tengo todo el día.
Empezar con esto es mucho más difícil de lo que creía, y mira que me lo imaginaba complicado. Tampoco creo que Lauren sepa qué es lo que debemos decir ahora.
—Creo que nos están esperando en la casita. Ahí te diremos…
—¿Qué? ¡Ni hablar! —Me interrumpe—. Tenéis que decirme algo. A mí, ¿verdad? ¡Entonces decidmelo! ¿Por qué se tiene que enterar todo el mundo?
En realidad, lleva razón. Tuve la idea de decirlo durante la fiesta de hoy porque hubiera sido mucho menos tenso con tanta gente escuchándonos. No obstante, es cierto que lo más apropiado es hablarlo a solas y cara a cara.
—Al menos deberíamos… sentarnos, ¿no?
Las tres miramos fijamente a Andrew.
—¡Está bien! —Alza las manos—. Entremos a mi cabaña.
Nos metemos todos dentro de la cabaña de Andrew, obviando lo desordenado que parece ser el chico. Hay algo que ocupa nuestras mentes por completo y nos impide darnos cuenta de los detalles insignificantes.
—Espero que no se trate de ninguna broma. Por primera vez después de mucho tiempo os estoy tomando en serio, así que no juguéis conmigo.
—Evelyn, todo eso ya no me va —admito—. Supongo que te habrás dado cuenta del tiempo que hace que no maquino nada contra ti.
—Sí, pero te has acercado a mí en alguna ocasión a hablarme como si nada, como si no me hubieras estado haciendo la vida imposible. ¿Por qué? ¿De qué va todo esto?
Suspiro.
—Porque me he replanteado contártelo más de una vez, pero no es tan sencillo. Además, no podía hacerlo sin Lauren.
—¿Y ella qué tiene que ver con todo esto? —Pregunta desconcertada. Es entonces cuando Andrew se empieza a poner nervioso y se levanta para empezar a dar vueltas a la habitación. Evelyn lo sigue con la mirada sin comprender nada.
—Lauren nos conoce desde hace más tiempo del que nos creemos —suelto la primera bomba de la noche.
La cara de Evelyn es un poema. No sé si me estará creyendo ya que sabe que se me da bien mentir, pero en esta ocasión se trata de una verdad como un templo.
—De hecho, tenemos muchas cosas en común. Más de las que crees.
—Oye, se un poco más concreta, ¿vale? No estamos aquí para perder el tiempo.
Vale, Evelyn no está muy receptiva que digamos. Y es normal, no es que hayamos sido muy buenas con ella.
—Candice —apenas escucho la voz de Lauren, que se arma de valor y se pone de pie frente a nosotras—. Necesito hablar yo.
—Ya estás tardando… —Musita Evelyn poniendo los ojos en blanco.
—Eh… Esto…
Lauren está hecha un flan, pero voy a dejar que haga esto sola. Más que nada porque, aunque no lo parezca, sé que quiere afrontarlo.
—Yo no llegué hace dos años a vuestro instituto de casualidad. Os estaba buscando —acto seguido, se sienta otra vez en la cama de Andrew sin podernos mirar a la cara.
Evelyn frunce el ceño con mucha intensidad y se empieza a poner roja como un tomate. Algo me dice que le hierve la sangre.
—¡¿Tú de qué manicomio te has escapado?!
—¡Relájate! —Le grito, incapaz de frenar mi vena defensora. Unos instantes después, me calmo y consigo decirle—: Escucha, por favor.
Sin embargo, no creo que Lauren pueda volver a hablar. Me preocupa que esté temblando de esta forma.
—¿De verdad crees que me voy a quedar de brazos cruzados? —Ahora es Evelyn la que se levanta—. Esta señorita ha fingido ser mi amiga mientras hacía lo posible para que yo me quedara sola. En el fondo, es como tú. Dime, ¿qué os he hecho yo a vosotras para que me odiéis así?
—Eso es lo que intentamos decirte —tartamudea Lauren.
—Espera. Lauren, ¿tú…? —Murmura Andrew en un tono de decepción total, mientras que Evelyn mueve la cabeza de un lado a otro como si quisiera decir un “te lo dije”.
—Muy bien —Evelyn se cruza de brazos—. ¿De qué mierda me conoces y por qué me seguiste hasta mi instituto?
Lauren no puede ni levantar la cabeza. Avergonzada está muy por debajo del adjetivo que la califica en estos momentos, en los que si la tierra se la tragara sería la mayor bendición para ella. Pero yo la entiendo. Yo sé lo que es.
—¿Sabes hablar? —Insiste mi ex amiga.
—Maldita sea, ¡cállate ya! —Me enfrento a ella. A momentos mi lado oscuro vuelve deseando que le arranque cada uno de sus mechones dorados—. Me parece que la conoces un poco, lo justo para saber cuál es su personalidad. ¡Dále tiempo!
—¿Tiempo? ¿Tanto como el que habéis esperado vosotras para contarme esto?
Touché. Y yo creyéndome que podía con Evelyn.
—Estoy alucinando —disimula el estúpido de Andrew.
—¿Tú también crees que soy imbécil? —Le contesta ella. Ahora sí que me he perdido.
—¿Perdona? —Y como respuesta, lo único que Evelyn es capaz de hacer es soltar una carcajada nerviosa que la hace parecer una perturbada.
Me estoy confundiendo incluso yo. Se han mezclado tantas cosas que ya no sé ni por dónde empezar.
—Sois muy buenas actrices, lo reconozco —sonríe ampliamente Evelyn, y creo que Lauren y yo abrimos los ojos a la vez y con la misma intensidad—. Ha sido divertido ver lo mucho que os esforzais en tomarme el pelo, y yo que creía que hoy era la noche de la verdad...
Vuelve a carcajearse. Dios mío, me está dando miedo.
—Evelyn, esto no es ninguna broma.
—Os escuché ayer mientras hablabáis con Andrew, ¿sabes? —Intercambia una mirada cómplice con él—. Casi caemos en vuestra trampa.
Ahora Andrew se ríe con ella. O sea, que han hecho todo este paripé para hacernos creer que ellos se lo estaban creyendo. ¡Qué lío! ¡Y lo peor es que de verdad iba en serio por nuestra parte! Lauren y yo hemos estado ocultando un secreto desde hace bastante tiempo que nos ha llevado a hacer locuras, a humillar a Evelyn como si nos hubiera hecho algo malo.
—Evelyn, tienes que creernos. Joder, no sé cómo hacer para que nos escuches. ¡Es importante! —Parloteo a toda prisa.
—Deberías saber que cuando una persona te miente y te decepciona tanto, dejas de creer cualquier palabra que provenga de su boca. ¡Qué casualidad, eso es justo lo que me ha pasado con vosotras! ¡Adiós!
La parejita nos echa de la cabaña no muy educadamente. Ya me resultaba un poco extraño que alguien tan inteligente como Evelyn estuviera creyéndonos tan fácilmente. Pero entonces, ¿cómo lo hacemos?
—¿Qué podemos hacer? —Lauren me lee la mente mientras caminamos sin rumbo alguno. Por alguna razón, me siento como si todo se hubiera venido abajo.
—La verdad es que tiene razón. Nos hemos portado muy mal con ella y no va a ser nada sencillo —respiro hondo, llenando mis pulmones de seguridad—. Pero vamos a conseguir que se entere, como sea.
—Es lo que más me gustaría. Al fin y al cabo, he acabado aquí por vosotras.
Justo igual que yo. Antes del verano pasado yo tenía una vida de ensueño. A excepción de cada vez que llegaba a casa y mi madre pagaba conmigo todas sus penas, claro. El caso es que me sentía bien conmigo misma, a pesar de mi superficialidad. Tenía dos amigas que fueron mi familia durante muchos años. Quería a Evelyn y a Chloe muchísimo, la segunda hasta tocó fondo en mi corazón… pero la primera era como mi hermana. Y estas palabras no podrían ser más exactas.
Mi pesadilla empezó hace más o menos un año. Aquella amistad que marcó mi vida dio un giro de 360° cuando llegó a mi puerta la chica más lista de la clase.
—¡Candice! ¡¿Quién es?! —Gritó mi madre, con esa “amabilidad” que le caracteriza.
Ni siquiera le respondí. No entendía por qué tenía delante a la pequeña Lauren y ni me imaginaba que después de eso vendría la notícia que menos me esperaba de todas.
—Sé que no te caigo bien y que nunca hemos sido amigas, pero hay algo de lo que te quiero hablar.
Creo que oírla hablar con tanta seguridad fue lo que me condució a escuchar lo que tenía para decirme.
“¿Esta chica es mi hermana?” fue de las primeras cosas que pensé después de descubrirlo todo. No daba crédito a lo que acababa de oír. Casi no me había fijado en Lauren Hudgens, exceptuando algunos momentos en los que Evelyn y yo nos habíamos burlado de ella. Y hablando del rey de Roma, que en este caso responde al nombre de Evelyn West… Ese fue el origen de mi ira hacia ella.
Me explico. Según Lauren, no solo somos hermanas, si no que pertenecemos a la familia West. Nuestros padres biológicos nos dieron en adopción quedándose solamente con Evelyn, por alguna razón que aún desconocemos. Somos hijas de los padres de Evelyn, somos HERMANAS de Evelyn. Por poco me da algo cuando lo supe, y es que de un momento a otro mi madre dejó de serlo (lo cual, en realidad, supuso un alivio) y su lugar lo ocuparon los West. Era mucha información y todo demasiado fuerte como para asimilarlo y tomármelo como una persona civilizada. Me sentía muy engañada.
Aún así, no puedo negar que si ya era superficial, en ese momento alcancé el límite. No me faltaba de nada cuando vivía con mi madre, pero sabía perfectamente que si me hubiera criado con los West, mi vida habría sido un sueño y nunca habría tenido que taparme golpes con maquillaje porque a mi madre algo le había salido mal. A decir verdad, toda la vida había envidiado lo que Evelyn tenía; pero desde entonces, esa envidia dejó de ser sana y se volvió enfermiza. Exageré los celos que sentía cuando pasaba mucho tiempo con Chloe y se convirtieron en la excusa para todas las maldades que hice el verano pasado. La tomé con ella sin pararme a pensar en el poco sentido que tenía lo que le estaba haciendo, más que nada porque ella no estaba para nada enterada de esta historia y, tristemente, parece que por el momento seguirá sin saber nada.
n/a
Tenéis en multimedia una foto de las hermanas de pequeñas. No pienso hacer ningún spoiler, así que si habéis leído y entendido este capítulo, sabréis de quién se trata ;)
PD: Sé que hoy no es sábado pero, sinceramente, no me podía apetecer más actualizar hoy :) Muchísimas gracias por leer, como siempre
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top