Capítulo 16

Después de todo lo que ha ocurrido, no se me pasaba por la cabeza que pudiéramos estar los tres juntos otra vez con la intención de poner cada cosa en su sitio. Aún no quiero mirar a ninguno de los dos directamente, solo soy capaz de andar detrás de ellos sin saber muy bien qué esperarme.

Llegamos a la cabaña de Caleb en silencio y envueltos de tensión. Miro de lado a lado aún sin asimilar que estoy aquí, sobre todo después de la última noche que pasé en este sitio. Los escalofríos recorren mi cuerpo al mismo tiempo que mi cabeza se ve envuelta de recuerdos que no puedo cambiar. Hace dos noches me besé aquí mismo con Caleb, a pesar de que ya había descubierto que no le quería más que como un amigo; y mi única excusa es que el alcohol me jugó una mala pasada y me hizo confundir sus labios con los de Andrew… ¿Y si es eso de lo que quieren hablar? ¿Le habrá contado Caleb a Andrew lo del beso?

Joder, estoy tan nerviosa. Y parece que no soy la única: Andrew y yo nos hemos quedado de pie frente a la cama de Caleb, justo detrás de su puerta.

—Sentaros, no os quedéis ahí.

—Estoy bien aquí, gracias —responde arisco Andrew.

—Yo también —me limito a decir.

Caleb asiente con notable incomodidad en su rostro. Me siento culpable por enésima vez el día de hoy. Yo he provocado estas situaciones tan extrañas.

 —¿Cómo estáis? —Pregunta el anfitrión. No es la pregunta que me esperaba ni la que aclarará nada.

—¿Qué?

—Siempre hablamos y hablamos, Evelyn —me explica el que podría considerar mi mejor amigo, si no fuera porque tenemos en común un error llamado beso—; sin embargo, ninguno pregunta cómo se siente el otro.

Frunzo el ceño pero Caleb tiene razón. Lo que me cuesta es encontrar una respuesta creíble. ¿Cómo estoy, cómo me encuentro? Ni siquiera yo lo sé.

—Yo estoy harto —Andrew pone los ojos en blanco y se deja caer sobre la cama de la cabaña.

No puedo evitar quedarme emobabada cuando su camiseta se levanta y su torso queda casi al descubierto. Caleb se da cuenta de mi sonrojo y no parece hacerle mucha gracia.

—¿Por qué?

—Porque nunca se habla claro y siempre es demasiado tarde cuando se dice la verdad.

Eso va por mí. No me cabe duda. Siento una punzada en el pecho y un nudo en la garganta, sensaciones que ya no son nada nuevas para mí.

¿Demasiado tarde? ¿A qué se refiere con eso?

—¿Evelyn? —Me pregunta ahora a mí Caleb.

—Prefiero no decir nada.

—¿Ahora no quieres decir nada? —Andrew se incorpora de golpe, con la mirada encendida por su risa irónica—. ¿Pero cómo puedes ser tan fría?

—¿Fría? ¿Yo? —Exclamo incrédula.

—¡Pues claro! Después de todo lo que me has dicho antes, estás tan tranquila, como si nada.

—Andrew, te recuerdo que eres tú el que no me has prestado atención. La que tendría que quejarme soy yo.

—¿Qué decís? —Anda, si Caleb sigue aquí.

—Este no se entera de nada.

—Andrew. —El aludido levanta la mirada hacia mí y me fulmina con ella. Yo niego con la cabeza—. ¿Para esta mierda me habéis llamado? ¿Para verme aún peor?

Andrew sigue riendo con ironía y me duele en el alma.

—No, Evelyn —me responde Caleb—. De hecho, para lo único que te hemos llamado es para que todo esté mejor, pero vosotros nunca ponéis de vuestra parte.

Andrew y yo nos miramos a la vez, al igual que desviamos la mirada al mismo tiempo. En el fondo, Caleb lleva razón. Somos dos egocéntricos que en lo único que pensamos es en cómo nos sentimos nosotros.

—Andrew —retoma la palabra Caleb—, antes de ir a buscar a Evelyn decidimos que íbamos a dejar las cartas sobre la mesa, ¿no es así? Entonces, ¿qué estás haciendo?

El aludido se rasca la nuca, cosa que me indica que puede que se haya rendido. Entonces, se vuelve a poner de pie y se coloca delante mío, a tan pocos de centímetros que casi puedo sentir su aliento y escuchar su corazón latir con la misma potencia que el mío.

Yo respiro entrecortadamente, sintiéndome un poco estúpida por dentro.

—¿Quieres saber qué es lo que me pasa? ¿De verdad quieres que te lo diga?

Asiento, es lo único que soy capaz de hacer en estos momentos. Además, miro a Caleb que no parece darme pistas de nada, así que me resigno a seguir mirando al chico que tengo delante, que curiosamente es el mismo del que estoy enamorada.

—Pasa que, aunque lo haya intentado, no puedo sacarte de mi cabeza. Por mucho que te evite, por mucho daño que me hagas o por mucho que intente sentir por otra persona; tú siempre seguirás ahí. No sé cómo lo has hecho.

De pronto, vivo una sensación de alivio que jamás había experimentado con tanta intensidad. Es como la máxima felicidad, como si hubieran puesto en mis manos aquello que andaba buscando. Esas eran las palabras que mis oídos querían oír, y aunque mi mente ya se había imaginado este momento miles de veces, cuando de verdad pasa, se siente algo único.

—Tío —interrumpe Caleb nuestra conversación de miradas—. Eso no es lo que me dijiste a mí antes.

—Claro que no. Nunca lo hubiera dicho si no me hubierais puesto en esta tesitura, joder. Además… —Ahora vuelve a aparecer la sonrisa por la que todo el mundo se da cuenta de que es hijo de Patrick Cooper, esa sonrisa de graciosillo y engreído—. ¿Qué creías, que estar con Evelyn sería tan fácil después de liarte con Amy?

Caleb tiene la mirada perdida y no parece tener ganas de contestarle.

—Evelyn, tú… ¿Qué sientes? —Inquiere mi amigo, aún sin siquiera mirarme.

Me armo de valor, tomo una gran bocanada de aire y me preparo para decirlo en voz alta otra vez desde hace muchísimo tiempo. Estoy algo eufórica, así que me tengo que controlar si no quiero hacer daño a Caleb, a quien no quiero perder. Es mi amigo.

—Quiero a Andrew.

Caleb me dirige la mirada por fin pero, tal y como me esperaba, no está muy alegre que digamos. Le brillan los ojos de tristeza y seguro que yo soy la culpable, aunque tengo que dejar de autoinculparme de todo lo que sucede. Sí, soy yo la que siento algo por Andrew y no por Caleb; sin embargo, me reitero: yo no lo he escogido. Los sentimientos son algo que, aunque lo busques o lo evites, puede aparecer de la forma más inesperada y el corazón es quién decide a quién van dirigidos.

Sorprendentemente, Andrew no ha dicho nada más. Tampoco se ha movido. Su reacción me está resultando de lo más extraña después de haber confesado que siento lo mismo. ¿Qué le ocurre?

—Yo tengo que irme. No lloriquees mucho, por favor —le dice a Caleb en un tono jocoso, pero que no incita a reírse. Luego, se acerca dudoso a mí y posa una mano sobre mi cintura—. ¿Nos vemos más tarde?

Le contesto que sí con la cabeza, muy extrañada por su comportamiento y preguntándome adónde mierda se va en este momento tan importante para ambos. Por eso, cuando lo veo cruzar la puerta, mi cara hace que Caleb se alarme.

—¿Estás bien?

Me encojo de hombros.

—¿Estás bien tú?

Caleb responde igual que yo.

—Oye, perdóname, ¿vale? Nunca quise que las cosas terminaran así pero no quería andarme con más rodeos.

—No te machaques más, Evelyn. No es la primera ni la última vez que me rompen el corazón, la vida funciona de esta manera pero hay que aprender a vivirla y a entenderla. Estoy feliz si tú también lo estás —sonríe con un rastro de tristeza.

—Sabes que te quiero, ¿no, Caleb?

Mi amigo asiente y nos fundimos en un abrazo. Me preparo para irme cuando él decide soltar una pequeña bomba:

—Y no te preocupes, nunca contaré lo que sucedió esa noche.

Me pilla desprevenida así que me sonrojo. Sé que se refiere al beso, el maldito beso que nunca debió haber tenido lugar.

—Gracias… Supongo —susurro esa última palabra, bastante desconcertada estoy.

Ya estoy casi fuera de su cabaña cuando nuestros móviles empiezan a sonar como locos. Es todo un descontrol y ambos nos impacientamos por saber qué ha sucedido. Y cuando me doy cuenta, la verdad cae sobre Caleb como un jarrón de agua fría. Se acaba de enterar, al mismo tiempo que el resto del mundo, de quién hizo pública la mentira de su relación con Amy Lewis. Fue ella misma y mi amigo lo acaba de descubrir.

Con la mirada encendida y los puños cerrados con mucha fuerza, pronuncia:

—Retiro lo dicho: la vida es una mierda. Será hija de puta… —Musita con bastante agresividad en su voz, y es obvio a quién va dirigido ese insulto.

En un ataque de rabia, Caleb lanza su móvil que impacta con la pared de su cabaña y termina completamente destrozado… al igual que su dueño.

~~

Vaya. Está mal que yo lo diga, pero es mucho más complicado consolar a Caleb que a mí. Yo soy difícil de llevar; aún así, Caleb es mucho peor cuando está triste y enfadado a la vez. Eso ha sido un auténtico espectáculo.

Afortunadamente, he conseguido calmarle un poco. Después de cenar algo más tarde que los demás, le he podido dar un abrazo y las buenas noches sin tener que drogarlo o algo por el estilo. Ahora me encuentro en mi cama, descansando felizmente después de este día lleno de emociones, pero aún con la incertumbre en mi cuerpo ya que aún no he tenido noticias de quien más las espero.

Abro los ojos, consciente de que he podido dormir unas cuantas horas, porque alguien está llamando a la puerta de mi cabaña. Lo ignoro, estoy tan cansada que nadie merece mi atención en estos momentos. La persona en cuestión se da por vencida y abre la puerta con toda la libertad del mundo. ¿Pero esto qué es? Incluso ha encendido la luz.

—Veo que no me esperabas.

Se me quita todo el sueño de golpe. Su voz ronca es el despertador más eficaz del mundo. Vuelvo a abrir los ojos y me encuentro a Andrew justo delante, sonriendo y agachado al lado de mi cama.

—¿Ahora vienes? —Me incorporo molesta, aunque reprimiendo una sonrisa por el hecho de que él esté presente.

—Me tuve que ir, era importante.

—¿Adónde? No me lo vas a decir, ¿no?

Andrew vuelve a sonreír, acelerando mi corazón cada vez más.

—He terminado lo que sea que tenía con Lauren.

—O sea que era verdad…

—¿Qué?

—Estabas con ella. Lo que decía todo el mundo era cierto. —Sigo parloteando, diciendo cosas que carecen de sentido y coherencia, o tal vez no... El caso es que estoy tan nerviosa que voy a sacar el corazón por la boca, y para colmo, él sigue sonriendo. Parece que esto le divierte mucho.

Cuando se pone serio es cuando decido callarme. Se inclina hacia mí con una lentitud que me desespera, aunque aguanto. Todo sea porque por fin suceda.

Andrew me mira una última vez a los ojos hasta que, casi coordinadamente, ambos los cerramos. Sus labios no tardan, enseguida rozan los míos y me hacen tocar el cielo. El beso se hace intenso cuando él hace eso que tan loca me vuelve: me muerde el labio inferior y con su lengua juega con la mía. Puede que este momento sea el mejor de mi vida… Y ojalá esta noche no se acabara nunca.

n/a
Buenaaaaaaas :) Aquí me tenéis, despidiendo un nuevo capítulo y feliz de haberlo publicado para vosotros. ¿Os está gustando cómo transcurre la historia?

No olvidéis que esta novela se actualiza cada miércoles y sábado, como lo solía hacer antes. Eso quiere decir que el capítulo 17 lo tendréis listo para el próximo miércoles, así que ahí os espero :3

Muchas gracias por leer. ¡Hasta la próxima! ❤

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top