Uno Mismo

Te miras al espejo, y tu reflejo te devuelve la mirada. Quizás amaneciste despeinado, con un fleco más alto que toda tu cabellera, y con tus cabellos desordenados. Quizás no tuviste buena noche, y amaneciste con ojeras. O Quizás no tienes ojos, no tienes boca, orejas, cabello o rostro.

Quizás no tienes piel, quizás solo eres una sombra, una sombra que parece alimentarse de toda la luz alrededor de tu silueta perturbada y ennegrecida. No brazos, no tienes manos, ni dedos. Pero vives, sabes que vives y que oxígeno forma parte de tu sustento de vida, más por opción que por necesidad.

Quizás lo haces, para sentirte humano, para sentirte

—Normal

—No somos normales

—Pero es lo que quieres....

No, no lo deseas. Debilidad, fragilidad, inseguridad, sumisión, incoherencia. No quieres regresar a un abismo como ese. No quería volver a una frustración como esa.

La espeluznante oscuridad pareció llorar un apéndice, que poco a poco tomo complexión, forma, y dedos. Se trazaron sobre el encabezado de una mancha, que por el contacto, reaccionó como una sustancia tan viscosa pero a su vez tan líquida.

—Esto es lo que quiero, esto es

Lo que queremos

La enorme mancha en la estructura cristalina pareció contraer un espasmo, que le proporciono lentamente una figura. Una silueta que tomo rasgos, colores, texturas

Y humanidad.

Poco a poco, un chico emergió de la cascada de mar Negro. Las facciones y líneas de expresión no se contorsionaron en ninguna emoción tangible, solo neutralidad. Carecía de un brillo avivado en las pupilas negruzcas de sus ojos, notablemente cansados y desgastados por noche trasnoche.

El abismo lleno de penumbra se personifico tras la figura de un adolescente de 17 años de edad, pecoso y de cabello azabache. De un cuerpo no tan fornido pero tampoco maltrecho.

Su ahora mano, toqueteo su rostro pálido, jalando su propia cara, reflejante de un agotamiento mental.

Hambre

Hambrientos, estamos hambrientos

—Comida

—Comer

Cazar

—Caceria

El tono verdoso que sacaba a relucir el apogeo de la suciedad, el agua sucia, y el pésimo cuidado ético de aquel baño de hotel barato, recibió nuevamente la presencia de la oscuridad. Su vuelta al plano terrenal comenzó con hileras de gusanos arrastrándose por la tela de la camisa negra del joven, que poco a poco, recibía las manchas que escalaban por su cuello y se extendían por su rostro.

Verde, blanco titilante, negro....

Todo se vuelve negro, todo está oscuro, todo es oscuro. En esa oscuridad, solo estaban el, y ellos.

—Esta noche, Venom se une a la Caceria—

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