24. Faelienne


La...la...la....ra...la...la....ra...laa

Me remuevo en mi lugar sin ganas de abrir los ojos. Alguien me esta cantando de manera suave para calmarme mientras acaricia mi cabello. Sin importar quien sea, no deseo que pare. No quiero abrir los ojos. Nada de lo que me espera al abrirlos es algo que anhelo ver. Ahora mas que nunca deseo ignorar la situación, desatenderme de todo. Desconocer a todos.

Hay un nudo en mi pecho que me causa dolor y no puedo evitar llorar. No entiendo nada de lo que pasa a mi alrededor. Ese ser... con apariencia demoniaca ¿era Leiftan?, ¿los chicos eran verdaderos o solo una ilusión? ¿Todo esto ha sido un sueño? Me hago ovillo totalmente desolada, ahora me siento más sola que nunca. Quiero gritar, muerdo mi labio para no hacerlo, ni siquiera se para que lo evito, pero como resultado gimoteo suavemente.

-Tranquila, todo esta bien.

¡Esa voz! Abro los ojos sorprendida y me siento en mi lugar. ¡Lysandro! Justo al lado de mí, sentado en una silla, se encuentra mi amigo albino. Sin pensarlo dos veces, me lanzo a sus brazos, tratándome de aferrar a la realidad.

-Calma, todo esta bien. - Corresponde mi abrazo y trata de calmarme un poco, pero no soy capaz de sosegarme. De moderar, aunque sea un poco todo lo que estoy sintiendo.

- ¡No, nada está bien! - Grito sin soltarlo. - No entiendo nada.... Tu... ¿de verdad eres Lysandro? - Lo empujo bruscamente alejándolo de mí, en este momento soy incapaz de confiar hasta en mí misma.

El como respuesta sonríe con ternura, se levanta de la silla y comienza a desabotonarse su chaleco.

- ¡¿Eh?! ¡Espera! ¡¿Qué haces?! - Me pongo nerviosa y ahora, con la cara roja, parezco un monstruo toda hinchada y con los ojos rojos.

-Si no fuera el real.... No recordaría el incidente en los vestidores. - Ignora mi vergüenza y continua hasta quitarse la camisa. - Ni mucho menos, tendría este tatuaje. - Se voltea con el torso al desnudo, dejándome a la vista unas hermosas alas de ángel que se moldeaban perfectamente a su espalda. Este es el paraíso, no se que hice para merecer esto.

-Entiendo, entiendo, perdón. De verdad, lo siento, estoy muy aturdida. - Niego aun sin estar muy convencida de la situación.

-Si, te comprendo, pero en cuanto lleguen los demás te explicaremos la situación. - Me explica mientras se vuelve a vestir. Me imagino que con los demás, se refiere a nuestros amigos del instituto. Para distraerme de su cuerpo, el cual es mucha tentación, observo la habitación, encontrándome con un lugar estratégicamente muy cómodo, amplio, limpio y elegante, con pocos muebles, pero bien equipada, esta es un cuarto de ricos. Aunque no hay ventanas y solo una gran puerta de madera, la cual se abrió de repente.

- ¿Dónde está, Gardinne?

De manera agitada, entra un apresurado mini militar de ojos jade, quien me busca en toda la habitación y al encontrarme, no tarda en llegar hasta mí y abrazarme.

- ¡Me alegro que estés bien! - Me apretuja con fuerza entre sus brazos, tan fuerte que no puedo respirar. Por suerte para mí, Lysandro se da cuenta y le pide de manera atenta que me de mi espacio, Kentin lo hace de inmediato. Inhalo en cuanto puedo volver aspirar aire y le dedico una sonrisa a mi avergonzado amigo.

- ¡Yo también me alegro de que estés bien! - Ahora soy yo quien, buscando venganza, lo abrazo fuertemente.

-Ga...Gardinne. - Murmura avergonzado, de verdad, es toda ternura. Estoy tan feliz de poder hacer esto, pero algo capta mi atención. Siento un fuerte olor a hierro.

- ¿Estas herido? - Me aparto de el y lo empiezo a inspeccionar. En efecto, en su abdomen tienen una gran herida de la cual emanaba gran cantidad de sangre. - ¡Por el oráculo, esto es muy grave! ¡Hay que atenderte! - El solo me dedica una sonrisa con nostalgia.

-Ya hasta exclamas como ellos. - Comenta con un hilo de voz. Se ve muy débil.

-No se de que hablas, lo más importante es curarte. Ewelein sabrá que hacer. - Me doy una cachetada mental, no estoy en el cuartel. - Ven, te daré primeros auxilios. Lysandro, préstame un botiquín, unas vendas, lo que sea.

-No, no es necesario. Espera un momento, es que aun no se manejar el maana para curarme. - Dice y se sienta en la cama, cierra los ojos y siento como la energía en nuestro alrededor se concentra en su herida. Se ve como la energía fluye sobre el. Estoy sorprendida. Después de unos minutos, su porte fuerte vuelve a él. - ¿Ves? No era nada para preocuparse. Asiento, voy a preguntarle como hizo eso, pero los chicos me interrumpen entrando todos por la puerta.

-Vaya, el militar de juguete ya llego. - Bofa, Castiel con clara intención de molestarlo.

-Mira quien lo dice, el intento de guitarrista teñido. - Sorprendentemente, Nath, lo defiende.

-Tu no hables, delegado de las sillas locas. - Se defiende,

-Estúpido.... - Nath gruñe entre dientes. Rápidamente inspecciono la habitación y me siento en la única silla para que esta no salga volando misteriosamente.

-Ya, cálmense, no sean críos. - Viktor camina entre ellos y los aparta uno del otro para así evitar una pelea, hasta llegar a mí.

- ¿Cómo estás? - Se sienta en la cama para estar a mi altura y tomando mi mano. Pregunta por mi estado. Si supiera todo el caos que soy en este momento. Observo sus hermosos ojos y sin poder evitarlo, lloro, al contemplar su mirada siento que no puedo confiar en el ya que tienen un semblante muy sombrío.

- Muy confundida, no se que creer. ¿Porque me han traído aquí? ¿Dónde estamos? - Sujeto con firmeza sus manos para, de alguna forma, presionarlo y conteste mis dudas.

-Ten paciencia, estas en un lugar seguro y te hemos traído para salvarte y por fin sepas toda la verdad, desde tu nacimiento hasta tu llegada aquí.

- ¡¿Salvarme de que?! No hay nada que no sepa de mi vida hasta mi llegad aquí. Están diciendo locuras. Nath, Castiel, Kentin, Lys, ustedes no entenderán nada de este mundo, es magnífico, es más, no me creerán, pero yo no soy humana del todo. Faelienne, mitad humana mitad faery. - Trato de hacerles entrar en razón, creyendo que yo lo se todo y ellos son unos principiantes. Sin embargo, dicen algo que me sorprende.

-De hecho, nosotros también somos Faelienne.

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Taran, final integrante como siempre. Ya a estas alturas deberán de odiarme por eso.

En fin. Próximo cap, volvemos al punto de vista del cuartel general. Que nos esperara.

Besos y abrazos, cuídense.

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