Capítulo 9

«“No.”»

–Kim NamJoon

[ ⚠︎ ]

– Odio a ese bastardo. Espero que pise legos en la oscuridad mientras está descalzo –caminé de puntillas por el pasillo, murmurando para mí lo idiota que era Kim.

Quiero decir, el beso fue adecuado, pero, ¿cómo se atrevía a interpretarlo como algo más?

¿Cómo se atrevía a hacerme algo así dos veces?

La primera vez, pude entender porque necesitaba a las mujeres fuera de nuestros culos, pero, ¿por qué la segunda vez?

Huh, ¿sentía la necesidad de decirme algo?

Cuando salgamos de aquí, lo estaría matando y no había nada que Ki Hyun pudiera hacer al respecto.

Debería haber sabido que conmigo fingiendo ser el marido de Kim, venían las consecuencias.

Debería haber sabido que Kim usaría esa oportunidad para aprovechar toda la situación.

Lo hizo cada vez.

Ahora mismo no era el momento de estar pensando en temas tan inferiores.

Necesitaba averiguar qué tramaba Giorgio Manasi.

Actualmente estaba caminando de puntillas por el pasillo que lo vi bajar con las chicas que drogó.

No sabía lo que estaba haciendo, así que para estar seguro, encendí el cable escondido en el fondo de mi camisa.

Cuando lo encendía, se enviaba una señal a la sede del FBI y comenzaban a escuchar lo que se decía.

Kim dijo que tenía algo que hacer, así que seguí adelante y comencé a buscar la oficina de Giorgio.

Estaba a la mitad del pasillo oscuro cuando vi una luz encendida en una habitación a mi izquierda con la puerta entreabierta.

– Aquí, jefe –un hombre de negro se paró frente a Giorgio y le entregó dinero.

Apunté el cable hacia ellos para que pudiera captar la conversación.

– Acomodaré a estas mujeres y las pondré en marcha –caminé un poco más cerca para ver a las chicas en la cama, inconscientes.

– Sí, bien. Envíame más fotos de las chicas  que necesitas que encuentre. De lo contrario, solo envíaselas a Jake y él las buscará cuando yo no pueda –Giorgio se humedeció los labios– Encontré a un chico que creo que haré mi puta personal –sonrió y el hombre resopló.

– ¿De quién se trata?

Giorgio chasqueó la lengua.

– Su nombre es Keros D'Angelo y está casado con un tipo llamado Mitch. Cuando lo vi por primera vez, supe que tenía que hacerlo mío –suspiró y el hombre se estremeció.

– ¿Probaste la píldora con él? –Giorgio negó con la cabeza.

– No – respondió– Su maldito marido no le permite beber– Pero estoy seguro de que Keros lo hará por su cuenta –se rió entre dientes y me alejé de la habitación en silencio, pensamientos y conspiraciones venían a mi mente.

Giorgio Manasi debía ser parte de una red de drogas donde prueba productos en chicas para ver si funcionan y el jefe de la red viene a cobrar su dinero y sus sujetos de prueba.

Ah, pero si escuché bien, él es el jefe.

Así que él podría ser el creador de toda esa organización.

Él podría ser la persona con la que se ha advertido que no entre en contacto.

Habiendo llegado a esa conclusión, continué por el pasillo en silencio y fui a la última habitación a la derecha.

Cuando entré a la habitación y miré alrededor, la reconocí como una especie de oficina.

Volví a mirar alrededor y vi un gran retrato de Giorgio Manasi en la pared detrás del escritorio.

Deduje que esta era su oficina basándome en eso y me di la vuelta, procediendo a cerrar la puerta.

Caminé hacia el escritorio para ver montones y montones de papeles en el escritorio, así como en la silla.

Maldita sea, este hombre no ha oído hablar de un archivador.

Revisé todos los papeles en su escritorio y solo eran información sobre los edificios que poseía.

Miré a través de la pila que estaba en la silla y esos eran solo información sobre sus problemas de salud.

No había ningún documento a la vista que pudiera ayudar en este caso, así que me senté y me crucé de brazos.

Si es parte de este círculo, no tendría información a la vista.

Se estaría preparando para el suicidio.

– Si yo fuera Giorgio Manasi, ¿dónde escondería los archivos ilegales? –dije en voz alta y me mordí el labio mientras pensaba.

«Por supuesto», pensé para mí mismo mientras me daba la vuelta y miraba la gran foto de él en la pared.

Era tan odiosamente grande, ¿por qué alguien querría una foto de sí mismo tan mal?

¿Son realmente tan engreídos?

A menos que estén ocultando algo.

Levanté el retrato de la esquina con cuidado para no romperlo y cuando lo hice, se cayeron carpetas de archivos y algunas fotos.

Lo miré confundido antes de volver a colocar el marco en su lugar.

Me agaché para recoger los archivos y los sostuve en mi mano.

Abrí el archivo y mis ojos se agrandaron.

Había dos archivos grandes en esta red de drogas conocida como The Ground.

Resulta que Giorgio no era un lacayo del ring, sino que era el jefe.

Corrió todo lo que pasaba en el ring.

Había fotos de chicas e información sobre ellas como su nombre, dónde vivían, dónde trabajaban, etc.

Había fotos de las chicas que vi hoy que estaban drogadas.

Pero lo que me horrorizó fue el hecho de que él estaba usando una droga ilegal que te dejaba inconsciente y no podías recordar nada del tiempo anterior a que tomaste la droga.

Este fármaco se conocía como un caso grave de *Rophynol.

[Pertenece a una clase de drogas fabricadas en laboratorios farmacéuticos para uso médico por su acción corta en el tratamiento del insomnio y en pre-anestesia en cirugías. Es similar al diazepam pero aproximadamente 10 veces más potente. Los efectos se manifiestan después de 15 a 20 minutos de la administración y duran aproximadamente de 4 a 6 horas. Algunos residuos todavía se manifiestan 12 o más horas después de la administración]

Aparentemente, lo probó en mujeres para ver si funcionaba en su sistema y, si lo hacía, se convertirían en prostitutas de su anillo.

Entonces, no solo era un sistema de drogas que enviaba drogas a la gente, sino que también era una red de prostitución.

También tenía archivos de sus hombres que realizaban trabajos para él.

Hombre, solo estaba haciendo esto más fácil para mí para entregarlo.

Podríamos enviar un informe urgente sobre esta gente y encerrarlos.

Giorgio Manasi, para ser un hombre que dice tenerlo todo al alcance de la mano, no fuiste muy inteligente al respecto.

– Bingo –susurré y salté cuando el pomo de la puerta empezó a sonar.

– Mierda –maldije para mis adentros mientras metía los archivos en una cremallera dentro de mi traje y arreglaba los papeles en el escritorio para que pareciera intacto.

– ¿Qué diablos? Podría haber jurado que no lo cerré –era Giorgio Manasi por el tono de esa voz.

Sonreí y caminé hacia la alfombra en el piso y me deje caer, actuando como si me hubiera desmayado.

Mis ojos estaban en blanco en la parte posterior de mi cabeza y mi boca estaba bien ligeramente abierta.

Finalmente logró abrir la puerta con unos pocos empujones de la perilla.

Cuando entró en la habitación, se rió entre dientes.

– Veo que tomaste un sorbo de la bebida que te di.

No parecía alarmado de que yo estuviera en su oficina en absoluto.

– Probablemente estabas buscando un lugar para dormir y tropezaste con mi oficina –me di cuenta de que me estaba sonriendo.

– Normalmente no le doy las pastillas a los hombres, pero tú eres una excepción –pasó una mano por mi cabello y luché contra un escalofrío– Cuando te vi por primera vez, pensé, eres tan hermoso y tenía que tenerte.

Sus manos viajaron por mi cuerpo y comenzó a jadear pesadamente.

– Mitch no podría haber sabido qué hacer contigo.

«Oh, pero, ¿tú sabes?», pensé.

Cuando sus manos viajaron hasta mis muslos, comenzó a frotarlos sensualmente.

Inclinó la cabeza hacia abajo en el pliegue de mi cuello y comenzó a lamer y chupar la piel.

¡Él, él!

¿Por qué está pasándome esto?

– Ojalá los hombres me dejen mantenerte para mí –murmuró para sí mismo, suspirando pesadamente en mi cuello.

Tenía muchas ganas de irme, pero tenía que hacer el papel de víctima indefensa.

Entonces la puerta se rompió y nos rodearon montones de hombres del FBI.

– ¡Levanta las manos!

Abrí un ojo para ver a Giorgio de pie, con las manos en el aire y una mirada de pánico en su rostro.

– ¿Qué? ¡No! ¡Él lo quería! –gritó impotente, señalando mi cuerpo.

– Giorgio Manasi, estás bajo arresto por distribución ilegal de drogas y asalto. Tienes derecho a permanecer en silencio. Todo lo que digas puede y será usado en tu contra en un tribunal de justicia. Tienes derecho a tener un abogado presente durante el interrogatorio. Si no puede pagar un abogado, el tribunal de justicia le asignará uno. ¿Comprende sus derechos tal como se los he mencionado?

El hombre pidió que acompañara a Giorgio esposado a la puerta y él asintió en respuesta.

El hombre lo acompañó fuera de la habitación y Kim corrió hacia mí.

– ¡¿Estás bien, Yoongi?! –preguntó con una mirada de pánico en su rostro.

– Sí, pero mi dignidad no lo está –hice un gesto a mi cuello que todavía estaba mojado por su boca– Me chupó el cuello como si fuera una maldita botella.

Me quejé, limpiando mi cuello pero sin perderlo cuando un destello de ira cruzó por los ojos de Kim.

– ¡¿Como se atreve?! –gruñó y mis ojos se abrieron.

– Oh no, era parte de mi plan –sonreí un poco, tratando de calmarlo pero él no quería nada de eso.

Me agarró por la nuca y me atrajo hacia él.

– Kim, ¿qué estás-?...

Su boca caliente aterrizó en mi cuello, el lado opuesto de donde estaba la de Giorgio y comenzó a chuparlo y lamerlo.

Estaba tratando de apartarlo de mí, pero su lengua era implacable y no pude evitar gemir.

Se sentía tan bien, muy diferente a lo que había experimentado hace unos minutos.

Si bien esa experiencia fue repugnante y nunca quise volver a sentir eso, no pude evitar querer más de su lengua sobre mí.

Maldito seas Kim Tae Hyung.

Aprovechando la situación de nuevo.

Aunque no me gustaba, realmente me gustaba lo que me estaba haciendo.

Saboreando mi cuello como si fuera lo último que tendría.

Luego se detuvo y susurró en mi oído, palabras que nunca olvidaré.

Palabras que descaradamente bajaron hasta mi polla y se endurecieron.

Palabras que me hicieron jadear.

– No sé en qué estaba pensando ese maldito, pero eres mío y solo mío.

[⚠︎]
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⚘ Atte. ⚜☦ Ðҽʋιℓ Ɱιɳ ☽⋆

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