Capítulo 8
«“No hablo con personas que no responden con inteligencia”»
-Park Jimin
[ ⚠︎ ]
– Esto no es jodidamente genial.
Me había quejado conmigo mí mismo, sintiendo que mis niveles de irritación subían por encima del máximo.
– ¿Quién diablos se cree Ki Hyun que es? Me necesita en este trabajo, de lo contrario me llevaría mi trasero a Italia –resoplé, tratando de ponerme la corbata, pero simplemente no podía.
– Aw, Gigi, bebé, no te enojes.
Kim había dicho después de arreglar su cabello en un estilo que lo hacía lucir extrañamente atractivo.
– Es solo una cosa de una vez.
– Lo que sea. Sólo ven a arreglarme la corbata o nunca nos iremos –exigí y él puso los ojos en blanco.
– Si señor –él resopló y yo arrugué la cara.
– Es posible que tengas algunos problemas repugnantes, por lo que sé... –entrecerré los ojos hacia él mientras tiraba de mi corbata alrededor de mi cuello antes de tirar de ella, todo mi cuerpo chocando contra él.
– Para que lo sepas –me había susurrado al oído, oscuro y estimulante– No me importaría estar casado contigo aunque sea solo por esta vez –se apartó y lo miré.
– Que te den en el ojo con un tenedor, Kim –gruñí y me entregó la chaqueta de mi traje.
– ¿Estás listo para irte, Keros?
Me guiñó un ojo y me sentí morir por dentro.
– Justo detrás de ti, Mitch –gruñí en respuesta a él, queriendo estrangularlo una y otra vez.
– Terminemos con esta mierda.
[ ⚠︎ ]
– Mierda. Quiero decir, sabía que Giorgio Manasi era tan exitoso, pero no pensé que fuera tan exitoso.
Hice un gesto a todas las personas y reporteros que estaban afuera en la alfombra roja.
– Están tratando esto como si fueran los premios Grammy. Es solo una maldita fiesta –dije, sin querer salir de la lujosa limusina que Ki Hyun había conseguido para nosotros.
– Bueno, si él está detrás de algún tipo de escándalo, por supuesto que una fiesta sería así de grande –Kim chasqueó la lengua– ¿Tu mano, mi amor?
Abrió la puerta y salió, suspendiendo su mano para que yo la agarrara.
– Lo juro por Dios, te retorceré el jodido cuello después de esto –finalmente entrelacé mis dedos con los suyos y salí de la limusina.
Apretó mi mano en la suya y luché contra el impulso de vomitar sobre él.
No tenía la menor idea de por qué necesitábamos ser una pareja gay, pero Ki Hyun había dicho que Giorgio Manasi sentía algo por los homosexuales.
Lo que sea que eso signifique.
– ¡Miren hacia este lado y sonrían, muchachos! –un reportero gritó y nos giramos y posamos para su cámara.
Kim aprovechó este momento y me besó en la mejilla, yo sonriendo en estado de shock.
Él acaba de hacer lo que creo que acaba de hacer.
– ¡Oh, ustedes son tan lindos y tan enamorados!
Habló una y otra vez sobre las parejas homosexuales después de que nos alejamos.
Sí claro, como si fuera a casarme voluntariamente con este tonto.
Habíamos caminado hasta la entrada, todavía tomados de la mano, para encontrarnos con un tipo que estaba tomando nombres en una tableta.
– ¿Nombre? –preguntó con una sonrisa mientras me miraba, observando mi apariencia.
Casado o no, ¡todavía lo tengo!
– Mitch y Keros D'Angelo –Kim le dijo al hombre en un tono duro, llegando incluso a quitar su mano de la mía y envolverla alrededor de mi cintura con fuerza.
Oh, que gran hijo de puta.
Le gruñí en mi mente.
Cuando esta noche terminara, su trasero sería mío para matarlo.
Odiaba cómo estaba usando esta oportunidad para poner sus patas y boca sobre mí como si ya no hiciera lo suficiente.
– Están en la lista. Por aquí chicos.
Él sonrió brillantemente y yo le devolví la sonrisa, entrando cuando se volvió hacia un lado.
Una vez que estuvimos fuera del alcance del oído, Kim me atrajo hacia él, su brazo todavía alrededor de mi cintura y su rostro torcido en uno de furia.
– ¿Qué diablos te pasa, Mitch? –susurré, no queriendo llamar la atención.
Quería que me quitara las manos de encima lo antes posible pero conociendo a Kim, su mano estaría por siempre en mi cintura.
– ¡La forma en que mirabas a ese tipo, Keros! –gritó con dureza en mi cara, pero no lo suficiente como para llamar la atención sobre nosotros– ¡Él quería un pedazo de ti!
Rodé los ojos hacia él.
– ¿Y qué? Solo estaba siendo amable. ¿Por qué insistes en enojarte con todos los que son amables conmigo? –puse los ojos en blanco, sin saber si esto era real o si solo estaba actuando.
– ¡Simplemente no me gustó la forma en que estaba mirando lo que era mío!
Rodé los ojos y volví al centro.
– Cállate pedazo de mierda de perro –le di un codazo en el pecho– Él sólo estaba siendo amable. No hay necesidad de torcer tus bóxers, idiota –crucé los brazos contra mi pecho, todavía en su agarre.
Estaba seguro de que no iba a dejar que me marchara solo, ya que pensaba que todos me querían.
Si no estuviéramos fingiendo ser homosexuales, ya habría cometido un asesinato en primer grado.
– Ah, debes ser Mitch y Keros D'Angelo –habló una voz y giramos la cabeza para mirar a la derecha.
– Sí, ¿quién eres? –levanté una ceja, sin importarme con quién diablos estaba hablando.
El hombre me sonrió, gustándole mi actitud.
– Debo decir que me gusta tu estilo –me guiñó un ojo y Kim me apretó más contra él.
Era de mi estatura, con cabello rubio y barba de dos días, ojos azules que brillaban con cada mirada.
Casi se parecía a una versión anterior de Chris Hemsworth.
– Soy Giorgio Manasi. Es terriblemente inusual para mí venir a hablar con los invitados, pero su entrada me hizo reír y quería hablar con ustedes personalmente –dijo, entregándome un trago.
– Esto es para ti –me sonrió e instantáneamente supe que este hijo de puta le había hecho algo a mi bebida.
– Gracias –le sonreí dulcemente, no quería que sospechara de mí– Tomé dos botellas de agua en el camino hacia aquí, así que dejaré de beberla hasta más tarde para poder emborracharme por completo.
Le hice señas a Kim.
– Mitch nunca me deja beber, nunca.
Giorgio se rió entre dientes.
– Sé cómo te sientes. Mi esposa me hace lo mismo –me sonrió– Tenemos mucho en común, más de lo que esperaba.
Un grupo de mujeres se acercó a donde él estaba parado y comenzó a hacerle preguntas.
–Lo siento, estoy hablando con Keros y su esposo.
Él respondió, pero luego una de las mujeres se quedó sin aliento.
– ¿Eres gay? Oh, Dios mío, ¿pueden besarse? –ella preguntó y las otras mujeres rebotaron arriba y abajo.
– Oh no, eso no es algo que me guste hacer en público –sonreí, moviendo mis manos arriba y abajo.
– Oh no, no es un problema –Kim habló– Keros es realmente tímido.
Agarró mi barbilla con su mano, girando mi cara hacia la suya y estrelló sus labios contra los míos.
No voy a mentir, ese beso no era algo que hubiera esperado.
No, me sentí mareado por todas las chispas que se dispararon por todo mi cuerpo, casi me caigo de lo intenso que fue si Kim no me hubiera sujetado bien.
Sus labios eran tan suaves y húmedos que me encontré queriendo más.
Profundizó el beso con una presión de sus labios y se sintió como si los ángeles estuvieran cantando sobre nosotros.
Pero necesitaba aire, así que me alejé primero, limpiándome los labios.
No tenía nada que decir después de ese beso.
Me dio vergüenza que me gustara, pero quería más.
¡Ese bastardo aprovechó la oportunidad para besarme, como si lo tuviera todo bajo control!
Aparté la mirada, las mejillas enrojecidas, los labios hinchados y las pupilas dilatadas por el deseo.
– Oh, está avergonzado –la señora que pidió que nos besáramos dijo– Él es adorable –ella me sonrió y Kim volvió mi rostro hacia el suyo.
– Lo es, ¿no es así? –me miró profundamente a los ojos, de verdes a azules, y tuve la sensación de que no estaba hablando de Keros.
– Regresaré, hombres. Necesito acompañar a estas damas al baño –me sonrió y se fue en una dirección diferente.
– Oye, los baños están allí –murmuré, señalando los letreros de los baños– ¿A dónde va?
Kim se encogió de hombros.
– Buen ojo, Gi. También lo vi deslizar algo en la bebida de la chica cuando te estaba besando –dijo casualmente y me sonrojé una vez más.
– Él podría estar haciéndoles algo sin que ellos lo sepan. Solo mira a todos aquí. Todos parecen borrachos y delirantes –se burló– Es sólo champán.
Miré la bebida que puso en mi mano.
– Tienes razón. Puedo ver un poco de efervescencia en esta taza, así que debe haber puesto algo en esto. Pero, ¿exactamente qué? –chasqueé mi lengua y él inclinó la cabeza hacia un lado.
– Debe ser una droga de violación en una cita porque ninguna otra droga te hace parecer delirante y muerto –suspiró y me giré hacia él.
– ¡Oh, sí, no tenías derecho a besarme así! ¡Lo tenía todo bajo control, hijo de puta y acabas de entrar y arruinar mi plan! –le susurré y le grité duramente y él no hizo nada más que mirarme con aire de suficiencia– ¡Lo juro por Dios, cuando terminemos con esto, te mataré y haré que parezca un accidente! –lo miré fijamente, esa sonrisa aún en su rostro– Crees que eres la mierda y que puedes hacer lo que quieras solo porque estamos 'casados'. Te lo haré saber, pedazo de mierda de-...
Dio un paso adelante y colocó sus labios sobre los míos en un beso.
Su mano agarró mi espalda y me atrajo hacia él, dejando que suspiros y gemidos salieran de nuestras bocas.
Su otra mano agarró mi cintura como si quisiera sentir mi piel.
Finalmente, nos alejamos sin aliento.
Recuperó el aliento y me miró, con una mirada de complicidad en sus ojos.
Él podría haber sabido que me gustaba el beso o el hecho de que estaba jodiendo mi mente o el hecho de que quería más, pero él lo sabía.
– Si ese fuera el caso, Keros , no te vi alejándote de mí.
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⚘ Atte. ⚜☦ Ðҽʋιℓ Ɱιɳ ☽⋆
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