(I)deal.

Cuando volvió a despertar, sentía náuseas y malestar en el estómago, además de un pinchazo en su lateral.

Conforme fue siendo consciente de la situación, se percató de que el dolor era causado por Moon, que aún estaba cosiendo su herida.

Sus oídos zumbaban, pero pudo escuchar perfectamente la queja del médico.

─ Sabía que no sería suficiente, ya despierta. ─ Murmuró.

JK se levantó de un sillón para rápidamente sujetar sus muñecas a cada lado de la camilla, evitando que entorpeciese el proceso.

Kitty ahogó un grito de dolor cuando comenzó a sentir la aguja clavándose en su piel.

─ Ya casi termino, aguanta. ─ Le consoló el médico.

El pelirosa balbuceó algo ininteligible, cerrando sus ojos con fuerza.

Segundos después dejó de sentir los pinchazos.

─ Ya está. ─ Suspiró aliviado Moon, cortando el hilo y procediendo a limpiarle.

JK dejó de sujetarlo, en su lugar se giró hacia una botella que parecía whisky y la abrió con sus dientes en el tapón, llenando un pequeño vaso de plástico que le tendió a Kitty.

─ De un trago.

Él no se opuso, más bien se bebió aquello como si fuese agua, agradeciendo el escozor de su garganta al tragar. Seguramente se sentiría mejor en unos minutos.

─ Gracias. ─ Susurró en dirección al médico, recibiendo un asentimiento.

─ Es mi trabajo al fin y al cabo. ─ Murmuró, mirando a Agust con rabia. ─ Tú y yo hablaremos más tarde.

─ Bien, pero que tu marido no se entere. ─  Masculló.

Moon miró a Kitty de reojo, pensando unos instantes antes de replicar.

─ RM es tu mejor amigo, y se preocupa por ti, le debes muchas explicaciones.

El rubio gruñó y bebió de la botella usando sus labios, sentándose de nuevo.

─ Contra menos sepas, mejor. ─ Susurró.

Kitty escuchó aquello con atención, casi olvidando su dolor por el drama frente a él.

─ Bueno, ha sido un placer, dejaré que sigan con su discusión matrimonial.  ─ Bromeó, haciendo un ademán por levantarse, pero Moon lo volvió a tumbar.

─ Aún no, tienes que descansar al menos unas horas más.

─ Vale, pero dejen de discutir frente a mí, es incómodo. ─ Se quejó, acomodándose de nuevo en la camilla.

JK bufó desde su asiento y Moon rodó los ojos.

─ Yo tengo que irme, si rompen algo me lo pagan, ¿Oído? ─ Dijo este último.

Ambos asintieron.

Moon desapareció por la misma puerta que había entrado y Kitty supuso que habría más de una salida. Tenía sentido.

─ Tenemos una conversación pendiente tú y yo. ─ Masculló el rubio, sacándole de sus pensamientos.

Se giró hacia él y enlazó sus manos sobre el vientre ahora desnudo, esperando.

─ Lo que me dijiste en el coche, ¿Qué más sabes? ─ Murmuró.

Kitty suspiró, mirando al techo. Aquello era delicado, según la cantidad de información que dijese podría ser tanto beneficioso como perjudicial.

─ Sólo sé que Shadow no confía en tí, pero el por qué es un misterio. ─ Comentó, relajado. ─ Y teniendo en cuenta que nadie ha venido a por mí, deduzco que Lie tampoco confía en mí.

JK alzó una ceja y rió por lo bajo, dándole otro trago a la botella con parsimonia. Después se limpió en su manga, pensando en qué podría haber hecho mal.

─ ¿Lie se cansó de su putita? ─ Se burló.

Kitty se giró hacia él, totalmente serio y tensó su mandíbula.

─ No me llames así, cualquier cosa menos eso. ─ Espetó, lejos de parecer el gatito suave y coqueto de siempre.

JK observó su reacción extrañado, pero asintió.

─ ¿Qué más sabes? ─ Preguntó, recorriendo su piel con la mirada.

Kitty observó aquello, pero solamente sonrió.

─ Sólo te lo diré si aceptas algo.

El rubio tomó una gran bocanada de aire y cerró la botella, dejándola a su lado en el suelo.

─ Dispara.

─ Hagamos una alianza.

JK estalló a risas, tanto que su rostro se enrojeció y terminó tosiendo sobre su codo. Kitty le observó en silencio, con una ceja alzada.

─ No hablarás en serio. ─ Rió.

─ Hey, yo nunca hablo en serio, pero ahora sí. ─ Se quejó Kitty, fingiendo ofensa.

El rubio dejó de reír gradualmente, levantándose para acercarse a la camilla con pasos lentos.

─ ¿Qué pretendes, Kitty Flirty? ─ Musitó, con la voz ronca.

El apelado bufó.

─ Es obvio que somos buenos en lo nuestro, sin nosotros Lie y Shadow sólo perderán ventaja y lo saben, por mucho que desconfíen no deberían habernos abandonado. ¿A caso no quieres venganza? ¿No te gustaría ser el sicario más temido de la ciudad? ─ JK calló, cruzándose de brazos. ─ Ajá, pues eso lo conseguirás matando a tu jefe, y y yo al mío, juntos podríamos hacerlo.

Se quedaron en silencio unos instantes. El rubio los sopesó, pensando en los pros y los contras, lo arriesgado del plan y todo lo que implicaba, que se reducía a confiar en Kitty.

─ No lo veo.

─ Eso es porque tu ego te ciega. ─ Replicó el pelirosa. ─ No digo que seamos amigos, pero si conseguimos hacernos con nuestras respectivas mafias... Sólo piénsalo.

JK chasqueó la lengua.

─ Aunque eliminásemos a Lie y Shadow, su gente acabaría con nosotros, deberíamos habernos ganado su favor antes. ─ Objetó.

Kitty entonces torció una sonrisa, estirando su diestra para, con el índice, acariciar su mandíbula y barbilla. JK se apartó con un ademán brusco.

─ Eso es pan comido, pero nos llevará algo de tiempo, es parte del proceso.

El rubio, indeciso, ladeó el rostro.

─ No sé... Aún no me creo que quieras traicionar tan fácilmente a tu superior. ─ Murmuró.

─ Él me traicionó primero. ─ Gruñó Kitty. ─ Además tengo mis motivos, pero es algo personal. Y seguro que tú estás cansado de deberle dinero a Shadow, acaba con él.

La declaración estremeció a JK, que se retiró un paso de él.

─ ¿Cómo cojones...?

─ Sé muchas cosas pequeño saltamontes. ─ Rió, viendo su reacción. ─ Te sorprendería la de información que suelta la gente entre gemidos.

El rubio tensó una sonrisa molesta y volvió a por su botella, bebiendo de ella de nuevo.

─ Bien, dime todo lo que sepas. ─ Gruñó.

─ Ah, no, aún no sé si puedo fiarme de ti por completo, JK Beast. ─ Contraatacó Kitty.

El apelado soltó una risotada.

─ Eres mala, gatita. ─ Murmuró, acercándose.

Kitty se incorporó a duras penas, arrancándole de las manos el whisky y beber de allí.

─ ¿Tenemos un trato? ─ Preguntó.

JK tendió su mano.

─ Tenemos un trato.

Kitty la estrechó.

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