Capítulo 3.
Legolas parpadeó pesadamente hasta abrir finalmente los ojos.
Que extraño se sentía, sin mencionar que no recordaba haberse quedado dormido de nuevo.
—¿Legolas?
Casi esperaba encontrar a Aragorn ahí junto a él pero esa voz no pertenecía a otra que...
—Arwen— la miró sorprendido, intentando enderezarse.
El dolor que sintió recorrer todo su cuerpo al erguirse fue impresionante. Soltó un quejido ahogado.
—No intentes levantarte— la dama elfica lo miró preocupada—. Algo no anda bien con tu curación, Legolas.
Era evidente, pues Legolas se sentía aún peor que hace algunas horas. Sudaba un poco y sentía náuseas. Nunca en su vida había sentido todo eso.
¿Qué le estaba pasando?
Arwen hizo el ademán de querer decir algo más pero entonces Aragorn entró en la habitación a paso veloz.
—¿Cómo está...?— preguntó a Arwen pero se detuvo al ver que el Elfo ya estaba despierto—. Legolas, ¿como te sientes?
El nombrado frunció el ceño.
—Necesito hablar con Gandalf— y luego se llevó una mano al vientre adolorido para agregar:—Creo que la flecha tenía veneno, uno que mi cuerpo no puede tratar.
.....
—Tienes razón, Legolas— asintió Gandalf con una absoluta seriedad mientras analizaba una muestra de sangre del joven Elfo—. Algo no anda nada bien.
—¿Podrías solo decirme que es?— pidió Legolas al mago. Se encontraban los dos solos en un laboratorio subterráneo.
El elfo se encontraba recargado en una pared cercana, mareado y sudoroso. Se sentía realmente mal, lo cual no era nada normal en un elfo.
—Deberías estar descansando— lo reprendió Gandalf—. Necesitaré un poco más de tiempo para averiguar que es.
Legolas suspiró.
—Bien— se dirigió a la salida a paso lento y tembloroso, resignado a la tediosa espera—. Sólo...dime cuando sepas algo.
Finalmente salió, cerrando la puerta tras de sí y dirigiéndose a la habitación que Aragorn le prestaba. No le gustaba la idea de pasar tanto tiempo cerca de Aragorn, no le ayudaba ni un poco a superar lo que sentía...
Suspiró mientras subía la escalera, la cabeza le pesaba un montón.
....
—¡Legolas espera!
Aragorn quería hablar de aquellas palabras que el Elfo le había dicho cuando estaba herido en el caballo. Esas simples palabras que podían cambiarlo todo.
<<Te amo>>
¿Lo había dicho enserio?
Hasta ahora, Aragorn no había encontrado un momento en que pudieran estar a solas para hablar, pero ahora le había encontrado vagando por los pasillos y no podía perder la oportunidad.
—Legolas hablemos— le suplicó.
El nombrado se detuvo a dos metros de él y habló sin voltearse a verlo:
—No hagas esto, por favor— le pidió. Le costaba tanto al Elfo contener sus emociones cuando se trataba del antiguo montaraz...—. Sólo...Sólo olvídalo.
—No puedo, no cuando se que aún sientes lo mismo que yo— Aragorn se acercó un par de pasos.
—Eso no cambia nada, tu tienes a Arwen— el Elfo, aún sin mirarle, se dispuso a seguir caminando.
Aragorn se apresuró a detenerlo tomándolo por el hombro, pero aquel toque genero en Legolas una explosión de dolor que lo hizo tambalearse hacia atrás. El humano lo sostuvo, extremadamente preocupado.
—Legolas...
—Estoy...bien— se apresuro a decir el Elfo en respuesta, pero ni el mismo se lo creía.
—No es verdad— repuso el humano sin dejar de sotenerle como en un abrazo protector, y el Elfo no hizo el además de apartarlo—. ¿Qué te ha dicho Gandalf?
Legolas negó con la cabeza.
—Necesita más...tiempo.
Aragorn suspiró con preocupación.
—Vamos, te llevaré a la cama. No deberías andar por aquí en estas condiciones.
Pero en el entretanto de deshacer el abrazo acabaron el uno frente al otro, con sus narices rozandose y sus ojos cristalizados el uno sobre el otro. Ambos desearon que aquel instante en que sus respiraciones se entremezclaban fuera eterno...
Pero no fue así.
El momento interrumpido por una explosión seguida de múltiples gritos en el piso principal.
Ambos se pusieron alerta como los guerreros que eran.
—Quédate aquí— le indicó Aragorn a Legolas.
Pero el Elfo no le hizo caso. Sacó fuerzas de donde no tenía y corrió en la dirección de la explosión un metro detrás del humano para así poder protegerle la espalda.
Al llegar salón principal la escena les causó escalofríos a ambos. Había fuego en el centro del piso formando letras ardientes. Arwen estaba junto a los Hobbits y Gimli, refugiados todos en una apartada esquina.
Gandalf llegó a los segundos después que ellos y apagó el fuego en un destello azul con algún hechizo de alquimia. Las letras quedaron grabadas en cenizas sobre el alfombrado.
Legolas volvió a tambalearse y Aragorn lo sostuvo una vez más, por lo que no se acercó a leer el mensaje y preguntó en voz alta:
—¿Qué dice?
—"Tienen tres días para llevar a la dama Arwen al antídoto"— leyó Gandalf con seriedad—. "Sino llegan al destino sellado en su sangre elfica, ella se muere y nosotros nos quedamos con el reino" Nadie lo firma.
—Creen que han herido a Arwen...— afirmó Pippin.
Luego, el silencio sepulcral que invadió la sala solo fue interrumpido por una fuerte tos que sobrevino a Legolas a tal punto que el Elfo tuvo que arrodillarse.
—¡Legolas!
Todos lo rodearon preocupados. Aragorn le acariciaba la espalda en un gesto de preocupación muda.
Legolas tosió sangre, y de entre esa sangre Gandalf tomó un pequeño pergamino de papel.
—Aquí está— declaró refiriéndose al destino dicho.
Legolas, con la cabeza en las piernas de Aragorn, jadeando de agotamiento, hizo una mueca de desagrado.
—Eso es asqueroso, Gandalf.
Pero el mago no le hizo ningún caso.
—Quieren que vayamos a las tierras del sur...
—¿Te refieres a las últimas minas?— preguntó Arwen.
Gandalf negó con la cabeza, su expresión teñida por una preocupación incandescente.
—Me refiero al antiguo palacio de Sauron.
.....
Chan chan chan.
Espero que les haya gustado el capítulo c: Acaba de comenzar la cuenta regresiva para Legolas D:
¿Quién creen que es el enemigo que les espera a nuestros protagonistas?
¿Qué harán cuando se enteren de que no es a Arwen a quien hirieron?
¿Les gustó el capítulo? ¿Sugerencias?
Nos vemos, pequeños elfos👀💕
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