Capítulo 6
Otro timbre sonó antes de que la voz de su hermano le contestase del otro lado. Después de salir de la casa de Park, su corazón le exigió liberarse y hablar con Sehun, quizás él podría darle las palabras de aliento que su apesadumbrado corazón clamaba con vehemencia.
—¿De qué deuda hablas?
—¿No lo sabes? —preguntó Baekhyun, rogando porque su hermano de verdad no supiese nada, así no se sentiría tan traicionado.
—Aunque papá siempre quiso involucrarme en los asuntos de la finca, en realidad nunca me sentí cómodo con ello. Supongo que por esa razón él no me comentó nada sobre una deuda.
—Hace algunos años, la producción de la propiedad fue sumamente baja y puso en riesgo nuestro patrimonio familiar, así que papá pidió un préstamo al banco para salir de apuros. Cuando el plazo estaba por cumplirse y se exigía el pago del capital prestado, papá se vio inmiscuido en un problema peor. Hyuna, cegada tontamente por el vicio del juego, apostó todo lo que no tenía. Una deuda que ni su propio marido quiso ayudarla a pagar, así que buscó a papá.
—Él le prestó el dinero, ¿no es así?
—Aunque la producción del año le sirvió para pagar algo de la deuda con el banco, ese lío en el que lo metió nuestra hermana puso a papá en una difícil situación.
—Pero ningún banco le daría un préstamo sabiendo que tenía otro que no podía pagar.
—No se endeudó con otro banco, lo hizo con Park Chanyeol —le dijo acongojado, marcado por la sombra de la desesperación y el miedo.
—¿Con nuestro vecino?
—No conozco a otro con el mismo desdichado nombre —masculló, sorbiendo la humedad de su nariz provocada por el llanto que inconscientemente empezó a soltar. Sus ojos desprendían ligeras lágrimas que rodaban cuesta abajo por sus mejillas hasta desmayar en la línea de su mandíbula.
—Baekhyun, ¿qué ocurre?
—La deuda aún no ha sido pagada; yo me he enterado hace unos días y ahora..., me quitarán la propiedad —gimoteó, apretujando entre sus manos el teléfono, sintiendo la terrible impotencia apoderarse de cada fibra de su delgada anatomía—. Puede ser vendida para recuperar el dinero o tomar el terreno que deseen como pago.
—¿Te quedarás desamparado, sin nada?
—... Todo por lo que papá luchó se perderá —murmuró entre hipidos.
—Baekhyun, oh, Dios —jadeó su hermano—. Yo..., tal vez pueda darte algo de dinero.
—Él quiere el dinero completo o la propiedad, Sehun, y yo ya le he rogado para que me deje pagarle en plazos, pero ha sido en vano.
—¿Quieres que hable con él? Quizás yo pueda hacerle cambiar de parecer.
—Invirtió en un nuevo proyecto hace poco, según me dijo, y si no consigue el dinero para comprar una propiedad vecina entonces lo perderá todo.
Aunque le doliera, Baekhyun debía admitir que eso no era justo, después de todo, se trataba de un negocio y Chanyeol estaba en su pleno derecho de recuperar su inversión y hacer con ella lo que deseara. Pedirle que no cobrase su dinero era un acto desvergonzado, a pesar de la amistad de las dos casas. Los temas de dinero siempre debían ser llevados con mucha cautela. Cobrarle a un amigo o familiar siempre era increíblemente incómodo y delicado, pues una batalla entre el dinero y la amistad inicia. Eso lo estaba aprendiendo Baekhyun.
—Dime, ¿cómo te ayudo?
—Creo que no hay nada que tú o yo podamos hacer.
—¿Y Hyuna?
Baekhyun quiso gruñir como un gato malhumorado ante la mención de su hermana, la causante del problema que acababa con su pobre cerebro ya frito por los exámenes de la universidad como para ser pisoteado por un problema más difícil que los casos de medicina.
—¿Crees que me ayudará? —preguntó irónico, no necesitando en realidad una respuesta pues ya bien la conocía—. De haber querido pagar la deuda, le hubiese regresado el dinero a papá.
Sehun lo sabía tan bien como Baekhyun, su hermana no era un ejemplo de responsabilidad, nunca lo fue. Siendo la única mujer de los tres hijos, siempre sintió tener más poder sobre sus padres, una preferencia innata de la cual tomó ventaja para salirse con la suya cuantas veces quiso. La vida de casada no cambió ese aspecto de ella pues de lo contrario nunca hubiese apostado dinero con el que no contaba, y mucho menos hubiese involucrado a su padre en una marea de problemas. Hyuna seguía siendo una niña a la espera de que sus padres solucionaran todos sus problemas.
—¿Qué harás entonces?
—Le he entregado los papeles de la propiedad esta tarde, así que por ahora solo esperaré a saber qué sucederá con la propiedad y si es que me quedaré con algo.
Así sería, Baekhyun lo sabía, pero un pedazo tan pequeño de tierra restante de la deuda no serviría para vivir, y entonces no tendría tampoco sus ingresos de la producción de sidra o las cosechas. Lamentablemente en esos momentos necesitaba del dinero pues le quedaba una deuda propia que pagar, el crédito de la universidad.
¿Y si no podía pagarlo?
Nada le aseguraba que al salir de la universidad en pocos días pudiera incorporarse a trabajar, además, su meta era obtener una especialización en cirugía pediátrica. Eso significaba otra deuda, y en ese momento, cuando sabía que nada de dinero le quedaría..., todo era un torbellino.
—Siempre puedes venir conmigo, sabes que serás bien recibido —ofreció su hermano.
—Descuida, seguro encontraré una solución.
—Llámame si necesitas algo.
La línea se cortó del otro lado y Baekhyun volvió a sumirse en la tristeza y la desesperación. Tras varios segundos calmando los latidos alocados de su corazón, llamó nuevamente a su hermana, timbró varias veces y, aunque al inicio no le contestó, finalmente cedió y atendió el teléfono.
—¿Por qué me has estado llamando con tanta insistencia? —preguntó ella, saltándose todo protocolo de cortesía.
—Porque necesito respuestas —le gruñó, perdiendo la paciencia que logró reunir durante la charla con su hermano—. ¿Cómo has podido desligarte de tus responsabilidades y esperar que papá cargue con tus errores?
—¿De qué me estás hablando?
—De tu deuda de juego —masculló con los dientes apretados.
—... ¿Cómo te has enterado de eso?
—Porque, por si lo olvidaste, ahora soy yo el dueño de la propiedad.
—Bien. ¿Cuál es el problema? Papá pagó la deuda hace tiempo y...
—¿Cuál es el problema? —bramó Baekhyun con la voz cargada de amargo sarcasmo—. Papá pagó tu deuda, Hyuna, pero para ello tuvo que endeudarse más y nunca logró pagar ese dinero. Ahora, por tu falta de buen juicio, la propiedad atraviesa un problema terrible.
—¿Y no has podido pagar la deuda tú? —preguntó ella con desfachatez.
—¡Vaya cínica! Por pagar tu deuda me he quedado sin nada, no tengo casa, ni la propiedad de nuestros padres, ni los ingresos de la producción.
Las manos de Baekhyun apretaron fuertemente el teléfono hasta que sus nudillos se volvieron blancos y sus huesos protestaron entumecidos. Estaba molesto, tanto que podría no medir sus palabras con su hermana. Si bien ella era mayor, ahora parecía que Baekhyun estaba lidiando con una niña de diez años y una conversación así solo puede resultar en una catástrofe.
—¿Has perdido la finca?
«No la he perdido, tú me la has quitado», quiso decir Baekhyun, mas se mordió la lengua sabiendo que su disgusto era el que empujaba esos negros pensamientos contra sus labios.
—¿Puedo hacer algo para ayudarte?
—¿Tienes ochenta y cuatro mil libras en efectivo? —preguntó Baekhyun, aunque sabía que su hermana no contaría con semejante cantidad.
—... No.
—Solo llamé para contártelo. Ya debo irme.
—Lo lamento.
Baekhyun realmente agradecía esa disculpa, mal que esa misma disculpa no pudiese escucharla su padre y, de todas formas, ahora ya era tarde para disculpas o vanos intentos por salvar lo poco que tenía.
Colgó el teléfono.
* * *
El líquido ámbar dentro del vaso le pareció más lleno de alegría que su propio ser. La cerveza espumosa frente a él le apetecía muy poco, especialmente sabiendo que no toleraba el alcohol ni en lo más mínimo; sin embargo, en esos momentos lo necesitaba cuando no había razón para estar feliz, cuando todo un tifón le pasó por encima. Escuchó sonar la campanilla de ingreso al bar e instantáneamente sus ojos buscaron a Kristie, una amiga de la universidad que estudiaba medicina con él. La joven castaña, de estatura baja, pero compensada con un temible carácter, era su amiga más cerca y su más fiel confidente. Ella era, entre otras cosas, su pañuelo de lágrimas, y, de alguna forma, era algo mutuo.
—¿Empezaste a beber sin mí? —le preguntó, tomando asiento junto al rubio.
Baekhyun asintió desanimado, manteniendo la cabeza gacha y el rostro ensombrecido.
—¿Qué ocurre?
—... Me he quedado sin la propiedad de mi familia.
—¿Qué, la perdiste?
—Sí. Al parecer la propiedad poseía más de una deuda que yo desconocía, la suma asciende a las ochenta y cuatro mil libras.
—¿Tanto dinero?, ¿para qué necesitaban tanto dinero?
—Para pagar una deuda de juego de mi hermana —farfulló él bebiendo del vaso de cerveza—. Papá tenía otra deuda con el banco que estaba pagando en ese entonces, y cuando mi hermana recurrió a él pidiéndole que pagara la deuda puso a la finca en una compleja situación. —Baekhyun largó un suspiro lleno de angustia—. Y..., mi acreedor es Park Chanyeol.
—¿Park Chanyeol? —repitió ella sin creérselo—. ¿Hablamos del mismo hombre con quien has soñado por más de cinco años?
Ugh, era tremendamente vergonzoso escuchar de boca de alguien más sobre su absurdo enamoramiento, lo peor era que Kristie no tenía tapujos y su tono de voz era singularmente alto por lo que ya toda la cantina debió escucharla.
¿Acaso era sensato seguir enamorado de un hombre que juraba con su vida la heterosexualidad?
No, ni siquiera era un acto de buen juicio, aunque la verdad era que a Baekhyun cualquier rastro de juicio lo abandonó cuando posó sus ojos sobre un hombre varios años mayor y que, además de ser hetero, estaba casado con una bella mujer. Dejar que su corazón se encaprichara con Chanyeol fue un traspié que le costó muchas noches de llanto cuestionándose porqué no era mujer y así gustarle a Chanyeol. Siendo muy joven no era consciente de que desear cambiar radicalmente simplemente para atraer la atención de alguien era un error terrible. Baekhyun no necesitaba cambiar. Si un hombre habría de interesarse en él sería por lo que era, no por lo que alguien más desease de él. Así fue como se obligó a sí mismo a dejar ese romance como un claro platónico, si bien no logró que Chanyeol dejase de gustarle, al menos consiguió no hacerse vanas esperanzas sobre un imposible.
—Como no tengo forma de pagarle, él tomará mi propiedad como pago.
—Aun así, la finca de tu familia no está valuada en ochenta y cuatro mil libras, vale mucho más.
—Eso no importa, es la única forma de pago que tengo, y, de todas formas, lo único que podría quedarme es la casa, quizás. Sé que la propiedad está valorada en ciento sesenta mil libras, pero gran parte de ese dinero es la tierra y las bodegas y muy poco de la casa. Y, según dijo Chanyeol, su interés es comprar una propiedad vecina para aumentar la producción de su finca e incursionar en un nuevo proyecto.
—Siendo así, es una fortuna que te quedes con la casa.
—El problema es que yo debo terminar de pagar el crédito con el banco y sin esa producción no lograré hacerlo, además, el dinero de la finca pensaba utilizarlo para la especialización —contó hundido en la miseria bebiéndose de golpe todo el contenido del vaso, al terminar, una mueca se dibujó en su rostro ante el paso del licor ardiente por su garganta. Ahí estaba bebiendo nuevamente luego de haberse prometido no hacerlo tras el incidente durante el invierno pasado.
—¿Cómo pagarás la deuda, entonces?
—Supongo que puedo buscar trabajo en el hospital, al menos por un tiempo hasta estar libre de obligaciones.
—Vaya, realmente debes estar disgustado con Park por esto.
—No, quiero decir, él está en su derecho de querer recuperar su dinero. Yo estoy molesto con mi hermana; pensar que siendo mayor no fue capaz de usar la cabeza en lugar de dejarse llevar por un tonto impulso al apostar.
Y seguramente su hermana tampoco estaría feliz de ser reprendida por su hermano menor; no, Hyuna era demasiado orgullosa y eso Baekhyun lo sabía, así como sabía que les llevaría un tiempo volver a hablarse. En su juventud, ambos tuvieron sus rencillas, aunque Sehun siempre fue un árbitro en sus peleas, y cualquiera creería que siendo ya los tres adultos formados ese tipo de peleas terminarían, pero siempre había algo que los hacía rechinar los dientes. En esta ocasión, Baekhyun estaba terriblemente molesto por la niñería de su hermana.
—Trataré de conservar la casa, es lo único que me quedaría, y quizás podría hipotecarla... ¡Oh, Dios! —gimió desconsolado—. Me convertiré en un médico fracasado, como un mendigo en las calles.
—Deja de compadecerte a ti mismo —reprendió ella—. ¿No eras tú quien siempre le vio el lado positivo a todo?, ¿dónde está toda esa buena energía?
Baekhyun le gruñó cual perro malhumorado, torciendo el gesto de los labios.
—Todo saldrá bien, ya lo verás —animó Kristie, y acotó—. ¡Además, en tres días seremos médicos oficialmente!
La mención de ese maravilloso día donde la consecución de su primer objetivo llegase a darse tampoco alegró a Baekhyun porque no solo estaba bajo una capa gruesa de problemas y preocupaciones sobre un futuro incierto, también estaba el hecho de que ninguno de sus progenitores estaría con él cuando le colocaran el birrete y sus hermanos tampoco irían. Sehun se iría durante la noche a Escocia por cuestiones de trabajo y estaría lejos hasta después de su graduación, mientras que su hermana... Con su reciente discusión, Baekhyun podía jurar con sangre que ella no lo acompañaría entonces.
Estaría solo en uno de los momentos más importantes de su vida.
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