Capítulo 38


Pasaron varios meses y aunque Chanyeol se sentía solo en la mansión sin su alocado esposo alrededor, no perdía la oportunidad de visitarlo en Southampton.

Cuando fue a verlo luego de solo un mes de su partida, tras haber compartido largas llamadas por teléfono y haberse enviado muchas cartas. Necesitó ver a su pequeño esposo. Y fue, se escabulló en la recámara universitaria que había alquilado para él y lo esperó por largo rato hasta que lo vio llegar vistiendo su bata blanca del hospital, y en su cabeza nació una idea, joderlo vistiendo solo esa prenda, quizás contra el escritorio de su consultorio.

—¿Chanyeol?

—Lo siente, mon ange, no pude resistirme.

Baekhyun terminó con su cuerpo contra la alfombra blanca, con sus pechos ligeramente hinchados acariciándose contra la suavidad que lo recibía. Arañaba el piso duramente y rasguñaba el tapete cada que la lengua de su marido recorría su apretado agujero de arriba abajo. Y lo único que era capaz de hacer es empujarse contra el rostro ajeno, menear su culo con descaro e incluso abrir sus mejillas traseras para recibir más de Chanyeol.

—No tienes vergüenza, querido.

El doncel lo sabía y poco o nada le importaba.

Se dejó follar contra el piso hasta que sus caderas quedaron marcadas y sus pezones erectos tenían ligeras magulladuras. Cuando ya no pudo más, Chanyeol lo llevó a la cama y lo mimó, como siempre hacía.

Y esas visitas se volvieron todavía más frecuentes. O Baekhyun regresaba un fin de semana a la propiedad, o Chanyeol acudía a él.

El pequeño doncel esperaba esas sorpresas porque simplemente adoraba tener la atención de su marido.

Por eso se dejó follar en la biblioteca una friolenta mañana.

Estando buscando un libro en uno de los estantes lejanos, una ronca voz y un gruñido contra su oído lo dejaron sin aliento.

—Deberías estar descansando, bonito, ayer hiciste un turno muy largo.

Pero, sin saberlo, Chanyeol lo arrastró a un rincón apartado donde empotró a su joven esposo y lo folló en silencio. Baekhyun tuvo que ser amordazado para no chillar como quería. Aun así, el sonido húmedo de la polla del mayor entrando y saliendo del culo ajustado de Baekhyun podía oírse en todas partes. Fue un verdadero milagro que nadie los haya descubierto.

Ese día Park descubrió que los pechos de Baekhyun habían crecido un poco y una suave y blanquecina humedad se desprendía de ellos.

Dos semanas después descubrieron que Baekhyun estaba esperando su primer hijo.

Baekhyun le escribió una carta cuando se enteró luego de haberse desmayado durante su turno de media noche.


<<Para mi amado Chanyeol.

Siempre anhelaste una familia, más que nada en este mundo, y no hay cosa que me complazca más que ser yo quien te la pueda dar. Me elegiste aún cuando tenías tantos miedos rondando tu corazón, los mismos que atormentaban mi cabeza.

He estado enfermo los últimos días, pero hoy me he dado cuenta que no se trata de una mera enfermedad, sino que es el regalo más precioso de todos. Vamos a ser padres. Tengo dos meses de embarazo.

Aunque todavía me faltan algunos meses para acabar la especialización, solo deseo regresar a casa y estar entre tus brazos. Quiero que veas a nuestro bebé crecer y que estés ahí para mí cuando el más alocado antojo se apodere de mí.

Volveré tan pronto haya acabado mi tiempo acá en Southampton, mientras tanto, piensa en el nombre que quisieras darle a tu primogénito.

Tuyo por siempre,

Baekhyun>>


Chanyeol recibió la misiva una mañana de viernes, y apenas supo de la notica, tomó su auto y condujo lejos de Salisbury. Llegó durante la tarde, en medio de un torrencial aguacero que lo retrasó varias horas por las vías resbalosas.

Entró en el hospital como la misma ventisca que azotaba en el exterior, empapado y nervioso. Las enfermeras y médicos lo vieron con suma extrañeza, mas a Chanyeol no podía importarle menos. Corrió por el pasillo sin importarle los reproches de nadie. Con su mirada agitada buscó a su pequeño esposo.

Un bebé. Vamos a tener un bebé. Era todo lo que él podía pensar.

Lo halló saliendo de una sala y Chanyeol corrió, incluso si se resbalaba, no le importó. Lo tomó en brazos y lo elevó. Baekhyun soltó un chillido de sorpresa, pero pronto descubrió de quién se trataba.

—No es un juego, ¿cierto?

—Claro que no, Chanyeol. Estoy en cinta —afirmó y puso la mano de su esposo sobre su poco abultado vientre—. Seremos padres.

Las risas de alegría de Chanyeol no solo alertaron a los del hospital, sino que incluso avergonzaron a Baekhyun.

—¡Seré papá!




*****




Dos años más tarde, Baekhyun esperaba su segundo bebé. Su cuarto mes de embarazo llegó cargado de un incesante deseo de caricias y pasión que solo Chanyeol podía menguar.

La propiedad se había vuelto todavía más extensa y con caballos y perros como nadie los pudo imaginar jamás. Su hija, Sunhee, era la niña mimada de Chanyeol y él era capaz de cumplir cualquier capricho con tal de ver feliz a la pequeña.

Era incluso capaz de seguirla en sus actos más locos y temerarios.

—Park Chanyeol, ¿puedo saber por qué mi hija está llena de harina y tienes un huevo roto en la cabeza? —preguntó con tono serio. Habiendo estado en su recámara descansando, escuchó un estropicio en el primer piso que le causó desconcierto, y al bajar se encontró con su bebé de dos años y medio completamente bajada en harina, sentada sobre el mesón junto a un libro de recetas, y a su esposo, el temible Señor Park, con un huevo partido sobre la cabeza y la clara escurriéndose por su cabello.

¡Qué desastre!

—Quería darte una sorpresa.

—Pues casi me da un infarto al verlos.

—Tenías antojo de pie de moras —replicó Park.

—Solo tenías que ir a comprarlo a la pastelería, o pedírselo a Viktoria.

La mujer entró en la cocina y tuvo la misma reacción que Baekhyun, pero le duró poco, pues pronto sus risas resonaron en toda la habitación.

—No creí vivir lo suficiente como para ver esto, Chanyeol.

—No lo alientes, Viktoria. Mira lo que le hizo a mi bebé —se quejó Baekhyun.

—Yo me llevaré a la niña para bañarla y prepararé ese pie de moras con te. Tú llévate a tu esposo a la ducha.

Chanyeol lo siguió como un pequeño perro regañado. Baekhyun tenía el entrecejo fruncido, pero le duró poco hasta que llegó al cuarto de baño de su recámara.

—¿Mon ange?

—Park, ve a bañarte —rezongó—. No puedo creer que..., aunque pensándolo bien debí tomarte una foto para chantajearte a futuro.

El hombre no replicó, no queriendo probar el genio de su hormonal esposo y solo se metió a bañar. El agua caliente le hizo bien y pudo llevarse consigo los restos de huevo sobre su cabello.

—¿Estás enojado, cariño?

—... No podría enojarme. Hiciste algo muy dulce porque querías complacerme. Aunque no me explico cómo terminó ese huevo sobre tu cabeza.

Chanyeol no confesaría en voz alta que su pequeña hija le lanzó el huevo a la cabeza, eso y un poco de harina en la cual él mismo bañó a la bebé.

—Tampoco yo —murmuró nerviosamente.

—Y por ser tan maravilloso...

Chanyeol miró a la puerta corrediza de vidrio y la silueta de su esposo desnudándose lo puso caliente. Los seños pequeños, pero llenos de leche de Baekhyun rebotaron cuando se quitó el suéter.

—Voy a recompensarte.

Baekhyun se unió a su esposo bajo la lluvia caliente. Le enseñó sin pena alguna su desnudez y esperó a ser tocado como tanto lo deseaba.

—No puedo creer que en verdad seas mío —suspiró, tomándolo por la cintura para apretarlo contra su cuerpo.

—Aunque luzco como un sueño, soy real —soltó con descaro.

—Mío, mi esposo —murmuró contra los labios rosados del doncel.

—Sí, y será para siempre —celebró enseñándole su sortija de matrimonio.

—La más encantadora de las condenas.



FIN


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Hola!

Este es el final de una historia que me gusta mucho y con la cual me identifico en cierta media. Espero que les haya gustado y que me sigan apoyando en el futuro.

Son mi mundo!


Muchas personas saben que publicaré una historia sobre un bailarín de Ballet (Baekhyun) y un boxeador (Chanyeol), sin embargo, la historia toca un tema delicado que no me ha dejado avanzar como me gustaría, por lo que no sé cuándo la publique. Sin embargo, solo para deleitarlas, les adelanto la portada.

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