Capítulo 35


            —Es muy caprichoso —masculló la abogada viendo la puerta de la casa sufrir por el portazo—. Debería celebrar el fin de su obligación, aunque no se lo merezca.

Chanyeol parecía una estatua parada en medio del salón, apenas respirando luego de ese acalorado momento con su esposo.

—Ahora es claro que el padre de ese muchacho era tan mentiroso como lo es él mismo.

—Siwon fue un buen hombre —replicó Park.

—Un hombre que me mintió con tal de conseguir una prórroga a su deuda —contradijo ella—. Fue un insensato al cumplirle ese capricho a su hijo aun cuando haya dicho que no fue así.

En medio de su desorientación, Chanyeol era apenas capaz de entender los balbuceos de la mujer. Hablaba de Siwon con repudio y aún más contra Baekhyun, pero él no lograba entender la razón. Su curiosidad, apenas nublada por el licor, quiso saber de qué se trataba todo ese alboroto, y preguntó:

—¿De qué está hablando?

—Querido, Siwon me empujó a crear esa maldita cláusula porque, según él y sus mentiras, tú estabas enamorado de ese niño. Dijo que les haría un favor a ambos al reunirlos.

No estaba equivocado en decir que Chanyeol estaba perdidamente enamorado del joven Choi, eso no era una novedad, y le agradeció al viejo Siwon haberlos unido por unos segundos que se convirtieron en los más hermosos meses que pudo desear Chanyeol. Fue el delirio de un hombre que en su lecho de muerte recordó la penosa confesión que le hizo su vecino y creyó que los ayudaría. ¿Choi pensó que Baekhyun llegaría a enamorarse de su desafortunado marido? Chanyeol suponía que era debido a ello, mas Janneth Smith le dio la respuesta.

—Por supuesto yo no le creí. ¿Cómo habría de enamorarse de ese caprichoso un hombre como tú? Y luego dijo que Baekhyun también estaba enamorado de ti y que ninguno sabía que su amor era correspondido. Me pareció los más estúpido que oí jamás. Era obvio que se trataba de uno de los deseos egoístas de Baekhyun y nada más.

Chanyeol se congeló.

«¿Enamorado..., de mí?», repitió Chanyeol con el cerebro a medio funcionar. Se preguntó si era cierto o si era solo un malentendido. El corazón le latió frenético, tal cual empezase a correr para buscar al muchacho y exigir una explicación, pero ni siquiera se había movido.

—¿De verdad Siwon le dijo eso?

—¡Por supuesto! Asumo que creyó convencerme con una burda y falsa historia de amor entre ustedes, pero yo sabía que tú no serías nunca capaz de poner tus ojos sobre ese chico. A diferencia de él, claro, porque Baekhyun está obviamente enamorado de ti y ha usado hasta la deuda de su padre para empujarte en un camino desértico. ¡Vaya niño mimado!

¿Era así?

La pregunta rondaba la mente de Chanyeol marchitando sus neuronas en el intento por comprenderlo todo. Si Baekhyun estaba enamorado de él como decía la mujer y él también lo amaba, entonces ambos estuvieron jugando el papel de actores que se amaban con fervor sin saber que todos sus sentimientos eran verdad y que el teatro no era sino la representación de ellos encubiertos para no ser juzgados.

—... Y si era tan difícil de creer, entonces, ¿por qué accedió a la cláusula?

—Porque yo misma incluí una sin que ustedes supieran —confesó, aunque no pareció arrepentida—. Era solo un embargo preventivo algo apresurado si Choi no se encontraba en condiciones de pagar. Pero ni eso fue suficiente para evitarte la tortura de un matrimonio con ese joven.

—Entonces..., él está enamorado de mí.

—Desde luego. Lo habrás notado tú también, ¿cierto? A él no parece darle vergüenza expresarte su amor aun cuando tú no le has puesto ni la más mínima atención. Un desvergonzado, en mi opinión.

Un ciego.

Chanyeol se vio a sí mismo avergonzado de su conducta, de su ceguera que aparentemente le impidió ver lo que para otros era obvio. Su esposo, el hombre que él amaba, estaba tan perdidamente enamorado de su persona, pero ninguno lo vio, ninguno de los dos lo confesó por un miedo que seguramente compartían. Y él ahora lo corrió de su casa exigiéndole el divorcio. Fue un desalmado.

—Eso ya no importa, Señora Smith, después de todo, ese descarado se ha ido ya —comentó Sophie al bajar por las escaleras, nerviosa por la revelación de la abogada que seguramente descolocaría a Chanyeol.

—... ¿Has sido tú? —preguntó él vagamente.

—¿Yo?

—Has mandado traer sus maletas aprovechándote de mi culpa y del odio que sentía por mí mismo.

Empero, tuvo que admitir que fue su culpa porque su propia cobardía fue el muro que lo detuvo de confesarle su amor y en su lugar lo echó de la casa sin miramientos, esperando que la distancia entre los dos los ayudara a curar sus heridas. Y todo fue un malentendido.

—Váyanse —demandó.

—Pero, ¿qué planeas hacer? —rugió la abogada.

—Recuperar a mi esposo porque Choi Siwon tuvo razón en todo, menos en una cosa, yo no fui lo suficientemente valiente como para decirle a Baekhyun que lo amo, no hasta ahora.

A carreras salió de la casa, moviendo sus piernas tan rápido como nunca antes lo hizo. La ventisca fría y una ligera llovizna acariciaron su rostro afuera, pero poco le importó y siguió corriendo hacia la casa de Baekhyun . A lo lejos se veía la luz encendida de una recámara, aquella donde su esposo vivió su niñez y su juventud, y desde donde solía verlo, sentado en el alfeizar, tan ensimismado en sus pensamientos.

Recordó entonces las palabras de Victoria antes de partir hace dos noches. Cuando descubras la verdad vas a querer volver el tiempo y ya será muy tarde. Su corazón crepitó ante la tórrida idea de que por su estupidez mal fundada perdiese a Baekhyun . El muchacho debía odiarlo por la humillación al haber sido sacado de la casa como un vil perro callejero, y si su rencor crecía, entonces Chanyeol sí lo perdería.

«Hemos sido tan tontos. Todo este tiempo hemos fingido un amor que era, sin saberlo, la más pura verdad. Cada día he esperado silenciosamente tu amor al mismo tiempo que condenaba el mío por ti, pero ahora siento la necesidad de tenerte otra vez, aún si el miedo sigue en mí», pensó Chanyeol.

—¡Baekhyun! —llamó Chanyeol parado en el porche, asustado por la adrenalina que recorría su cuerpo.

Golpeó la puerta con fuerza en medio de sus gritos desesperados, intentó abrir la puerta, pero esta estaba cerrada por dentro. La insistencia lo volvía loco como la espera que se tornó mucho peor al escuchar unos pasos acercarse y, entonces, la puerta se abrió. Baekhyun tenía los ojos rojos y con lágrimas aún frescas posadas sobre sus mejillas. La imagen de Chanyeol no era tampoco la mejor. Su ropa ligeramente mojada, su rostro contraído por la preocupación y los ojos humedecidos por un desalentador llanto.

—¿Es cierto..., es cierto que estás enamorado de mí? —preguntó abruptamente, incomodando a Baekhyun que apartó el rostro con vivo nerviosismo.

El muchacho, destilando ansiedad, se preguntó si sería buena idea confesarlo todo o si era mejor seguir callado como todo ese tiempo hizo. Sin embargo, su corazón le rogó por última vez bajo una suave advertencia. Si no lo confiesas, ya no habrá otra oportunidad para hacerlo, y el amor escondido es solo cosa de cobardes y tú no eres uno de ellos.

—Sí. He estado enamorado de ti desde hace muchos años y aún lo estoy, pero no hace una diferencia ahora —masculló, dolido.

Una amarga sonrisa surcó los temblorosos labios de Chanyeol.

—La diferencia radica en que tú has ocultado lo que sientes por mí durante tanto tiempo, el mismo tiempo en el que yo he tratado de reprimir mis propios sentimientos por ti.

Baekhyun boqueó y con ojos abiertos lo miró estupefacto.

—Te he amado desde que posé mis ojos en ti cuando tenías solo diecisiete años y por ello me he sentido la peor criatura que camina sobre la tierra, porque te deseé cuando eras un niño.

La mente del joven era una laguna helada, completamente inhóspita de cualquier pensamiento coherente, solo deslumbrada por la sórdida verdad. Sobre ese hielo se trazaron una y otra vez las palabras de Chanyeol, perforando esa capa de estupefacción hasta quebrarla, pero, aun así, Baekhyun se halló imposibilitado de hablar como quería.

—Yo..., se lo confesé a tu padre hace varios años, poco antes de que mi matrimonio se viniera abajo. Estaba ebrio y no tuve reparos en decirle que fantaseaba con su precioso hijo —reconoció con cierta vergüenza al recordar esas exactas palabras—. Él solo me escuchó y olvidó todo, o eso creí yo. Sin embargo, él ocultaba dos secretos, el tuyo y el mío, y que tenía un plan para ello.

—¿Es eso cierto?

—Siempre creí que la cláusula matrimonial era por mí, porque él trataba de darme una oportunidad contigo y lo creí tan malditamente injusto porque tenías una vida que vivir y no debías encargarte de mí.

—Yo creí que era mi padre intentando juntarme contigo por mi enamoramiento... Y tuve tanto miedo de ser rechazado por ti. No odié a mi padre por ello, pero nunca entendí cómo planeaba unirme a un hombre que no me amaba.

—Pero tu padre sabía muy bien lo que hacía —admitió, sonriente—. Nosotros éramos los ignorantes. Y tal vez fue lo mejor..., porque mis propios muros nunca me hubiesen permitido confesar la verdad de mi corazón.

—Y si es así, ¿por qué has venido?, ¿qué ha cambiado?

—Que la soltura de boca de mi abogada me permitió saber las razones de tu padre. Él le dijo todo a Janneth, aunque no lo creyó, y me ha hecho darme cuenta de todo el tiempo que perdí por cobardía.

—¿Por qué repudias lo que sientes? —le preguntó Baekhyun con la curiosidad a flor de piel.

Aún en el porche, a ninguno de los dos parecía importarles el frío o lo incómodo del hecho cuando las palabras eran lo primordial y no el clima insignificante. A pesar de ello, Baekhyun se sentía apenado por cómo estaba Chanyeol y los resultados futuros de su precipitación. Un resfrío sería lo de menos, suponía él.

—Porque eres un niño para mí, Baekhyun , siempre lo has sido. Yo soy un hombre que lleva sobre ti varios años y experiencias que me forjaron un miedo terrible a lo que siento. Cuando te veía siendo solo un adolescente, me preguntaba si era correcto desearte como lo hacía, si mis ojos te veían con pureza o era solo la lujuria encegueciéndome.

—¿Y lo has descubierto?

—... Un poco de las dos, así parece —respondió bajo un tono lastimero—. Tu padre no me criticó por eso y jamás hablamos de lo que pasó, pero fueron otras personas las que no me dejaron sentirme bien con mi amor por ti.

—¿Emily? —supuso él.

—Dijo que era una aberración, que yo estaba tratando de..., de arrancarle la vida a un niño —dijo con dificultad—. Me llamó de muchas maneras, mas en mi corazón se grabó una a fuego vivo: monstruo. ¿Así es como me ves?

—¡No! No, Chanyeol—contestó aterrorizado de lo que su marido decía y con sus manos recorrió el mojado rostro del hombre, brindándole sus caricias mezcladas con embriagante calor—. Siempre he creído que eres el hombre que podía controlar a este niño... Te veía con admiración y me preguntaba si en algún momento yo sería suficiente como para que tú me dirigieras una mirada.

—Lo eres —sollozó, e inconscientemente empezaron sus ojos a llorar emocionados—. Has sido para mí el más encantador ángel que se unió a un demonio como yo.

—¿Por qué hablas así de ti?

—Porque me acostumbraron a ello, como a un niño pequeño.

—Por favor, no lo hagas más, no eres el villano que te hicieron creer.

—¿Y si lo soy en realidad? Nuestro matrimonio te ató a este lugar y te impidió cumplir los sueños que querías y no soy capaz de seguir haciéndolo. Si volar es lo que quieres, yo solo te lanzaré al cielo para que te atrape el viento, y si en algún momento pareces caer, ahí estaré para atraparte.

—¿Y si solo deseo esto?

—... No quiero encarcelarte conmigo.

—¿Piensas que soy prisionero de tu amor? —le preguntó Baekhyun —. Mírame. Si estoy aquí contigo es porque yo lo quiero. Tú no me has obligado a abandonar ninguno de mis sueños, en realidad, me has permitido lograr el más grande: amarte y que tú me ames.

Las toscas manos de Park palparon atemorizadas los costados del rostro de Baekhyun , sintieron ese calor y su suave textura. Como un ángel. Y su rostro cayó al costado del de Baekhyun , respirando agitadamente contra su oído. El muchacho abrazó con fuerza el cuerpo de su esposo, recorriendo con sus manos la ancha espalda casi sin creer que finalmente lo tenía así.

—Te amo —murmuró Baekhyun —. Por favor, déjame hacerlo, déjame amarte.

Un suave beso recibió el joven en la mejilla y otro más que se deleitó con el sabor dulce de la piel del joven.

Chanyeol pareció, entonces, un niño asustado del mundo, de su crueldad y del veneno que insertaron con agujas en su corazón. Temía que sus acciones no fueran las correctas; temía por medio de ellas lastimar a la persona que más amaba; y temía que ese ángel que cuidaba tan celosamente lo llamara a gritos 'demonio' y su odio le quemase las venas hasta fundir su corazón. Esos fueron sus temores por tanto tiempo, creyendo en las palabras de alguien más, preocupado por cómo los demás lo verían, pero decidido a dejar ese muro caer, quiso amar a ese ángel como por tanto tiempo añoró.

Y él ignoraba que sus miedos eran muy similares a los de Baekhyun que en su juventud se miró en el espejo sin hallar el atractivo con el cual llamar la atención de su vecino. Buscando un amor que consolase su triste corazón en medio del rechazo de una inconsciente población. En el matrimonio, temió ser brutalmente rechazado y alejado como la plaga más mortal, y a cada momento se vio ansioso y preocupado por ser delatado por sus sentimientos. ¿Y qué pasaría entonces?, solía él pensar, atormentado por un futuro incierto.

Sin embargo, los hilos del destino estuvieron siempre trenzados para ellos, solo aguardando a ser notados y utilizados, porque el amor entre ellos solo nació y floreció alrededor del otro sosteniéndolo hasta en sus más débiles momentos; ocultó el amor tras las flores de la amistad que ahora podían secarse y dar paso a un brote de amor verdadero.

—Te amo, pequeño ángel, te amo demasiado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top