Capítulo 33




La recámara lucía tan vacía a pesar de estar repleta de cuadros y objetos, pero quizás esa era la impresión que le daba a Baekhyun luego de que las sirvientas se llevaron sus cosas a la habitación superior. La vergüenza que sintió cuando las doncellas recogieron todo en medio de miradas de pena suponiendo que el matrimonio estaba teniendo una pelea, fue indescriptible. No estaba alejado de la realidad, claro, porque, aunque no hubiese una guerra declarada, el frío de la misma no dejaba de ser dañino. Las mujeres murmuraron al salir e iniciando el chisme del día y del que seguiría escuchando muy seguramente por el resto de la semana.

Baekhyun quiso despedirse del lugar y de la ilusión de un amor que ya nunca florecería, como un manzano azotado por la enfermedad. La cama era quizás el lugar que más echaría de menos porque fue ahí donde le entregó su corazón a Chanyeol y vivió la noche más apasionada de su vida. En esa cama compartió entre risas las lecciones de francés con su marido; ahí sintió su calor al dormir, sabiéndose acompañado, alejándolo de la soledad.

«Soñé con una historia de amor demasiado grande, creyendo que algún día sí sucedería», pensó saliendo de la habitación.

La noche pasada lloró y gimoteó su desgracia, preguntándole a Dios qué pecado tan horrible le impedía amar y ser amado. Al llegar la mañana, sus ojos rojos e hinchados le dieron un aspecto lamentable, y se dio cuenta que era el inicio del final. Chanyeol no lo quería y Baekhyun vivió ese año y medio creyendo que podría cosechar un lugar en el árido corazón del hombre, mas no importaron sus esfuerzos y sus manos lastimadas le decían que era momento de parar.

Debía parar.

Se despidió de ese lugar en silencio y salió de la casa con su maletín en la mano. Ir a la clínica le daría una excusa para no ver a Chanyeol, y podría llorar su desamor en otro lugar. Detestaba las miradas lastimeras que todos le regalaban en esa casa, las murmuraciones y el trato que recibía, como un perro pateado por su amo. Tragó la bilis que subió de su estómago a su boca al considerarse a sí mismo de esa manera.

Su trabajo en la clínica podía distraer su mente, alejarlo de la tragedia matrimonial a la que se enfrentaba, pero cuando encontraba un espacio para respirar, en ese segundo se dedicaba a recordar a Chanyeol y con ello sus crueles palabras de la noche pasada. Y cuando regresaba a la casa, su frialdad volvía a atacarlo. Las palabras entre ellos eran distantes y las miradas, escazas. Todos se daban cuenta que una enorme parcela los separaba, una tan árida como el desierto donde nada más que vientos secos se producían.

A la mañana siguiente, al regresar de la clínica, se encontró con Victoria que llegó a visitarlo. La mujer lucía intranquila, preguntando por aquí y allá sobre los esposos. Chanyeol estaba encerrado en su despacho, según escuchó de la servidumbre, rabioso. Y Victoria parecía tan preocupada que sembró mucho nerviosismo en Baekhyun .

—Dime, ¿qué ha pasado? —Fue la pregunta con la que recibió al médico.

—¿Sobre qué?

—Han peleado y tú has ido a dormir en otra recámara, aunque quizá debería decir que has vuelto ahí.

Bajando la cabeza, avergonzado de la mentira, Baekhyun susurró una maldición. Victoria ahora no se quedaría satisfecha con tontas excusas, no cuando la servidumbre le decía que los esposos estaban muy peleados, sin hablarse ni dirigirse la mirada, y que el joven médico regresó a la habitación que ocupó misteriosamente cuando se casaron. Continuar con la farsa ahora parecía ridículo y Baekhyun estaba harto de soltar mentiras a cada respiración.

—Sígueme a mi cuarto —le pidió. Al llegar a esa triste recámara que sentía impropia, empezó a contarle—: Chanyeol y yo..., no estamos casados en realidad.

—¿Qué quieres decir?

—Nuestro matrimonio lo quiso mi padre al morir —suspiró—. Los Choi tenemos una deuda con Chanyeol desde hace muchos años, una deuda que mi padre fue incapaz de pagar en vida y al ser yo su heredero, era mi obligación saldarla. Pero no tenía dinero para ello y fueron mis tierras las que Chanyeol tomaría como pago. Justo en ese entonces él inició nuevos negocios y necesitaba el dinero. Era justo. No obstante, mi padre estipuló un clausula especial en caso de que yo no pudiese pagar la deuda, lo hizo poco antes de morir. Ni Chanyeol ni nadie sabía sobre ello, solo su abogada, la Señora Smith, y ella le dijo sobre la cláusula cuando el tiempo se me acabó.

—Tu padre..., ¿él los empujó a esto?

—No quería que yo perdiera mi patrimonio. Así que nos casamos por ello. Nuestro matrimonio no fue por amor sino por los designios de un contrato.

—¿Ustedes no se aman? —preguntó anonadada, cubriéndose la boca con la mano derecha.

—No..., solo yo lo amo a él —le confesó, bajando la mirada.

Victoria recorrió la recámara como una leona enjaulada, casi arañando el piso en su andar. En su mente, ella revivía cada recuerdo que tenía de la pareja, buscando un miserable indicio que le confirmase la verdad que ignoró por mucho tiempo. Sin embargo, a su cabeza solo llegaban aquellos bellos momentos cuando Chanyeol se volvía un hombre cariñoso dejando atrás su grisácea existencia. Cada beso que los vio darse, cada abrazo..., cada momento. Y nada ahí parecía falso. Las miradas que su hijo le brindaba a Baekhyun eran cálidas, como nunca miró a nadie más. Entonces, todo su amor no podía ser una mentira.

Se preguntó cómo la servidumbre, tan chismosa como era común, no se lo dijeron mucho antes, pero, respondiéndose a sí misma, seguramente Chanyeol los obligó a permanecer callados. Ni que no lo conociera a él y a sus mañas.

—Estás enamorado de él.

—Desde que tengo dieciséis —se jactó Baekhyun con una chueca sonrisa—. Él fue el primer hombre que yo vi con otros ojos y con quien descubrí que el amor podía doler, pero también podía ser lo más maravilloso del mundo.

—Pero Chanyeol..., él también te ama —afirmó ella.

—No, no es así y me lo ha demostrado.

—¿Cómo?

Una cama vacía.

El rechazo latente.

Palabras hirientes.

El triste recuerdo de una noche fogosa en donde sus cuerpos se fusionaron en medio del sudor y el calor vino a la memoria de Baekhyun, pero esa vívida imagen se opacó con el calor de la mañana siguiente cuando Baekhyun se vio abandonado en la recámara; y en la noche solo se encontró con la sombría respuesta de Chanyeol rechazándolo como si lo vivido no hubiese significado nada. Aunque lo era todo para Baekhyun .

—Él y yo dormimos juntos. Luego de la fiesta del alcalde hace unas noches; ambos estábamos muy bebidos y..., sucedió. Yo creí que era porque él correspondía a mis sentimientos, pero no fue así y él mismo me lo dijo. No quiere saber nada de mí.

—Eso no puede ser cierto. Chanyeol te adora.

—Él está poniendo distancia entre los dos. De hecho, ahora casi no hablamos.

—Pero..., esto que me dices no puede ser cierto. No se puede fingir el amor, mucho menos durante tanto tiempo.

—Pues hicimos lo imposible.

Baekhyun sonrió nostálgico al pensar que su matrimonio pudo romper muchas barreras y resultó una mejor puesta en escena que Broadway, pero ni eso fue suficiente para forjar en el escenario un amor verdadero.

—¡No, no es posible! Ustedes se aman —refunfuñó la mujer que en ese momento parecía una niña berrinchuda.

—Victoria, qué más quisiera yo, sino que Chanyeol me ame también, pero no es posible... Chanyeol está enamorado de alguien más y así ha sido por mucho tiempo.

Ella claramente sabía eso, Chanyeol mismo se lo dijo, aunque nunca le reveló la identidad del individuo, sí supo que se trataba de un hombre y mucho menor a Chanyeol, así como el amor que le tenía su hijo y que por lo mismo se sentía inseguro. Más de ello supo durante una pelea con Emily quien le reveló conocer a ese muchacho que estaba demasiado cerca de Chanyeol por lo que ella lo consideró un peligro a su matrimonio. Incluso intentó convencer a Chanyeol de marcharse de Salisbury. Ahora Victoria se preguntaba si en ese turbio amor no había un aún más turbio enredo.

—¿Y no has pensado que de quien ha estado enamorado mi hijo por años eres tú?

Baekhyun quiso reírse y lo hubiese hecho de no sentir el dolor en su pecho subir hasta su garganta. El dolor que sentía le destrozaba la voz y formaba en sus ojos gruesas gotas saldas que él se negaba a derramar en presencia de Victoria.

—No lo soy..., porque entonces no me hubiese rechazado luego de aquella noche. No, esa persona no soy yo.

Enrabiada, Victoria salió de la recámara bajo una sombra de fuego que la perseguía y que sería la razón de muerte de Chanyeol. Bajó al primer piso de la casa e inmediatamente fue al despacho de Chanyeol, según la sirvienta ahí estaba el hombre. Entró azotando la puerta, asustando al hombre, pero ni la mirada de disgusto que Park le dirigió la detuvo.

—¿Acaso me crees estúpida? —rugió—. Te crie, Park Chanyeol, y me pagas con esta burla.

—¿De qué me hablas?

—De todo lo que me has hecho creer en este tiempo. ¡Hablo de tu matrimonio con Baekhyun!

Chanyeol comprendió que la mentira había caído como el frío invierno sobre la ciudad. Victoria sabía sobre el contrato y el falso matrimonio, y Chanyeol estaba seguro que su nana no lo dejaría salir de esa habitación hasta no verse satisfecha. Ella quería gritarle y acusarlo de algo que francamente sí tenía culpa.

—El matrimonio fue mejor a que él perdiese sus tierras, al menos así Baekhyun puede recuperarlas cuando la deuda se pague.

—¿Y pretendías mentirme todo ese tiempo?, ¿qué ibas a decirme cuando todo acabara?

—Íbamos a divorciarnos, así de simple.

—Eres un desalmado.

No lo decía solo por haberla engañado, sino por dañar a un joven en el proceso. Chanyeol lo decía con sencillez como si no significara nada. Pero seguramente para Baekhyun sí significaba mucho. El joven estaba devastado ante la idea de separarse incluso dentro de la misma casa y aún más sufriría al tener que irse.

—Me has tomado por tonta y esto no te lo perdonaré.

—No intentaba dañarte, solo lo hacía más fácil para ambos. Si menos personas sabían que esto era una farsa, no tendríamos que dar explicaciones y minimizaríamos las especulaciones.

—Pero ahora estás lastimándome a mí y a Baekhyun con tu tonta actitud. Ahora lo tratas como si él fuera una escoria cuando te he visto un año completo amarlo en silencio, abrazarlo como si no fueses a volver a hacerlo y me niego a creer que eres simplemente un bastardo desalmado.

—¡No, maldita sea! No quiero que él se sienta agredido por mi actitud, pero estoy seguro que así es mejor. Si estamos separados, menos daño puedo hacerle.

—Pero, ¿de qué daño me hablas? —refunfuñó.

—¡Lo tomé! Yo tomé el cuerpo de un niño y él me repudia por ello. Está atemorizado de mi cercanía y de mi toque. ¿No lo ves? ¡Me odia por lo que le he hecho!

«¿Cómo es posible que creas que Baekhyun , el hombre que más te ama, está odiándote ahora mismo?», se preguntó Victoria, pero se daba cuenta que una cuerda tenebrosa los estaba fustigando, el uno contra el otro hasta alejarlos. Podía imaginar en la situación a alguien conocida y que habitaba la casa en ese momento. Esa mujer tan maquiavélica que era solo rival para la difunta esposa de Chanyeol. Ellas dos sí que armaron grandes contiendas. No obstante, ahora parecía que la mujer ocupaba sus mejores artimañas para mover los hilos desde arriba con omnipotencia.

—No te odia. Tú eres quien se odia y vas a arrepentirte de tus actos, Chanyeol, porque estás perdiendo algo valioso sin darte cuenta.

—Él estará mejor sin mí —replicó cual niño berrinchudo.

—¡Entonces haz lo que quieras! Quédate solo si es lo que deseas, pero te advierto que por este error también me perderás a mí.

—¿Por qué habría de ser así? —gruñó.

—Porque si tanto quieres estar solo, entonces tampoco me necesitas a mí. Pero cuando descubras la verdad vas a querer volver el tiempo y ya será muy tarde.

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