Capítulo 18




Sábado 23 de marzo de 1970. El inicio de la primavera que se sentía flotar en el aire mezclándose con ese viento invernal que aún no se marchaba.

Baekhyun suspiró profundo al ver al animal frente a él. Cuatro patas, alto, mucho más que él, color café oscuro y con una crin lustrosa. Ese caballo era precioso de vista, pero él aprendió a la mala que el equino era un torbellino indomable. Desde hace unas tres semanas atrás empezó a cabalgar de nuevo. O al menos a intentarlo de forma decente. Cuando Chanyeol le sugirió salir a dar cabalgatas durante febrero cuando la nieve empezaba a menguar, le pareció una idea maravillosa, no solo porque su juicio se nubló cuando escuchó que su esposo quería pasar tiempo con él, sino por poder aprender de un maestro de la equitación. El plan fue estupendo mientras se mantuvo entre los muros de la teoría pues llegado el día de montar un caballo otra vez, Baekhyun se vio entorpecido por el miedo y el desconocimiento. Nunca olvidaría cuánto se burló Chanyeol de él al verlo caer sobre su trasero al intentar subirse sobre el animal. Y la humillación aún estaba latente.

Thomas, que así se llamaba el animal, era bastante vivaz, pero, según Park, bastante manso y dispuesto a escuchar a su compañero, el jinete. Eso no le constaba a Baekhyun pues el animal parecía estar en su contra.

¿Podía parecerle desagradable a un caballo?

Seguramente era posible o Thomas ya sintiese más confianza con él luego de tanto tiempo de intentarlo. Ahora podía subirse sobre el animal, aunque este no le hacía caso. La palabra de Baekhyun no tenía valor y como tal Thomas hacía su voluntad.

Estando ya en el inicio de la primavera, los pequeños brotes empezaban a asomarse a través de la nieve y era el momento perfecto para cabalgar. Chanyeol lo acompañaba cada que podía, cuando no tenía que salir de la propiedad por negocios, y en esta ocasión ambos irían a pasear juntos cerca del arroyo que poco a poco recobraba su caudal.

—¿Sería muy penoso pedirte que me ayudes a subir? —le preguntó Baekhyun, mirándolo con ojos suplicantes.

Chanyeol sonrió y se acercó para ayudarlo. Con sus manos sujetando la cintura del joven lo ayudó a impulsarse hacia arriba para montar al equino. Baekhyun lo logró, aunque esa no era una garantía de que el animal le obedecería.

—Tengo miedo —le confesó.

—Si sientes miedo, él lo sabrá y necesita que te sientas confiado cuando lo montes.

Esas mismas palabras las escuchó cuando empezó a cabalgar, pero aún no lograba hallarles sentido cuando su confianza radicaba en un animal que no le hacía el mínimo caso.

Confianza, todo se resumía en esa simple, pero inalcanzable palabra.

Al Chanyeol alejarse un par de pasos, Thomas empezó a relinchar y pisotear con fuerza demostrando lo incómodo que estaba con su jinete. Baekhyun se sujetó de las riendas con fuerza para no caer, temblando de miedo ante lo que el imperioso Thomas haría a continuación.

—Thomas, calma —llamó Chanyeol con voz recia y el caballo lo escuchó.

Sus bufidos siguieron, aunque pareció dejar de quejarse. Pero Chanyeol sabía que Baekhyun tenía miedo, siempre lo tenía cuando montaba a ese caballo en particular. Con otros caballos no tuvo mucho problema en que le obedecieran, pero ese caballo era un reto que no lograba completar. Y Baekhyun era lo suficientemente cabezota como para no dejarse vencer, aunque su miedo estuviera erizándole la piel.

—Thomas —insistió, tomando las riendas con fuerza—. Escúchame, debes calmarte y obedecerme.

Sabiendo que Thomas lo obedecía, aunque a regañadientes, solo a él, Chanyeol montó el caballo detrás de Baekhyun. Su pecho chocó contra la espalda de su esposo y su ingle rozó el trasero del otro sin querer. Vaya posición en la que se encontraban.

—¡Ea!

El caballo empezó a caminar ante el rugido de su jinete.

Baekhyun, que estaba petrificado por tener a Chanyeol pegado a su cuerpo, era incapaz de hablar y sus ojos solo se mantenían fijos al frente. La tensión en su cuerpo era muy notoria y le hizo saber a Chanyeol cuanto desasosiego le provocaba su cercanía. Para ambos lo era, tal vez por la poca costumbre al contacto que tenían, pero no había disgusto.

—Disculpa haberme subido contigo, pero así espero que al menos me obedezca a mí.

—No, e-está bien, solo me sorprendió.

El temblor en su voz fue adorable, algo que siempre le fascinó a Chanyeol y que ahora le calentaba el corazón. Su inocencia le gustaba porque era verdadera y porque, a pesar de ser un hombre que conocía de muchos placeres y las ruindades del mundo, mantenía un espíritu puro y cálido.

—¿Te sientes incómodo conmigo detrás de ti?

Baekhyun negó con la cabeza, aún incapaz de sostener una conversación correctamente.

—Sujétalas con fuerza —le dijo a Baekhyun al oído, tendiéndole las riendas para que tomase el control del caballo.

Las manos del joven médico temblaron por segundos cuando tuvo contacto con el cuero, pero las palabras que Chanyeol susurraba contra su oído le dieron confianza. Su espalda erguida casi dolía por la tensión, como si no quisiese apegarse al pecho de su esposo, así mismo estaban sus manos al apretar las correas mientras guiaba al caballo. Esa posición le causó escalofríos a Baekhyun y le hizo soñar con tenerlo así, pero en otra situación, una más comprometedora.

—Así, lo haces bien.

—Mi madre siempre dijo que no tenía dotes para la equitación —comentó en tono jocoso, quitándole algo de estrés a la situación—. Aunque no por ello dejó de insistir en que aprendiera.

—Recuerdo a tu madre. July pasaba tanto tiempo con los caballos como tú con tu estetoscopio, aun cuando eras solo un muchacho.

—Teníamos pocos caballos y era solo por ella por su gusto particular en cabalgar durante las mañanas. Cuando murió, papá consideró que, debido a que a ninguno de mis hermanos ni a mi nos gustaba mucho montar, no tenía caso conservarlos.

—Recuerdo que los vendió a casi todos, creo que se quedó con uno que era de tu madre y que a ti te gustaba mucho.

—Y supe que tu compraste algunos de esos caballos. El árabe y el frisón y he visto crías de ellos en tus caballerizas.

—Tu madre tenía un gusto exquisito por los caballos y era muy cuidadosa en su crianza, así que hubiese sido una pena perderlos.

—¿Y a Emily le gustaba montar? —preguntó sin poder evitarlo.

—Un poco, aunque su temperamento siempre ponía nerviosos a los caballos.

—¿Temperamento? Siempre creí que era bastante tranquila y muy dulce.

—Lo era, pero no todo el tiempo se puede ser un terrón de azúcar y muchas veces le tocó ser una copa de hiel.

Así corroboró lo que Victoria le dijo hace un año sobre las dos caras de Emily.

La mujer que él vagamente conoció en el pasado era solo la superficie de un iceberg muy profundo. Victoria tenía una opinión muy sombría sobre la esposa de Chanyeol, forjada por sus roces y el disgusto mutuo que sentían entre ellas. Sin embargo, Chanyeol, aunque hablaba de ella con cariño, también demostraba que su matrimonio fue un cielo nublado que opacaba todo arcoíris.

—¿Estaría bien si me hablas de ella?

—¿Qué quieres saber?

Aunque sorprendido por la disposición de Chanyeol a hablarle sobre su difunta esposa, Baekhyun se sintió complacido por ello pues hablar los acercaría como amigos. Amigos. No podían ser más que eso, ¿cierto?

—¿Cómo se conocieron?

—Yo tenía veinte y ocho cuando la conocí en un festival en Madrid, estaba con Minho buscando inversores para un negocio, y la encontré allí. Ella era asesora de mercadeo del inversor con quien yo hice negocio. Alargué mi viaje y me quedé con ella por unas semanas. Al regresar a Inglaterra pasó un tiempo antes de que nos encontráramos en Southampton y empezáramos a salir.

—Victoria dijo que caíste ante ella muy rápido —añadió Baekhyun, encubriendo el dolor que le causaban sus propias palabras tras una risa delicada.

—Quizás fue porque cuando la conocí trataba de olvidar a alguien más —se sinceró, sintiendo el doloroso nudo de la verdad quedarse a media garganta.

—¿A qué te refieres?

—Yo..., estaba enamorado de alguien cuando me casé con ella. Supongo que era mi forma de olvidar a esa persona; olvidar a alguien que estaba prohibido para mí.

—¿Y seguiste amando a esa persona? —quiso saber, movido por su curiosidad que atravesaba los espinos dolorosos de la sinceridad que le arrancaban la carne y le dejaban sangrando.

—Hasta el día de hoy, mi amor no ha disminuido, solo aumenta y me enloquece —confesó con voz trémula, cual si temiese que Baekhyun descubriese que era de él de quien hablaba y temiendo las represalias que tomaría. Pero no sucedió, Baekhyun no sospechó de nada.

Los labios de Baekhyun permanecieron sellados, agobiados por saber que el corazón de Chanyeol jamás le pertenecería. Si creyó que su amor por Emily era fuerte, oírlo hablar de esa persona que realmente poseía el corazón de su esposo era como si lo asesinaran con lentitud, fundiendo en su pecho el acero de una espada que gozaba al atravesarlo.

—¿Y n-no has pensado en estar con esa persona? Quiero decir, cuando nos divorciemos, tú podrías...

—Era mi pecado prohibido en el pasado, pero aún ahora siento que no podríamos estar juntos. Merece algo mejor.

Baekhyun se preguntó si existía algo mejor que Chanyeol, tal vez sí, pero él creía fervientemente que ese hombre tan lleno de imperfecciones era la criatura perfecta para él porque él mismo era tan imperfecto que juntos hacían del amor la imperfección más hermosa.

—¿No crees que mereces la oportunidad de amar otra vez?

—¿Y tú? Deberías pensar también en encontrar a un hombre con quien casarte de verdad.

—Yo... —pensó en sus palabras, en la verdad que en ese momento se compartía entre ambos y que los acercaba tanto—. En realidad, yo estoy enamorado de alguien.

Chanyeol tensó la mandíbula y casi se maldijo por haber incitado a su pequeño esposo a contarle sobre ese enamoramiento. No quería saberlo porque a cada palabra sentía que le resquebrajaba el corazón y se daba cuenta así que no era ni sería nunca el hombre para Baekhyun.

—¿Quién es? —preguntó serio.

—Es..., secreto.

Un niño que guardaba secretos, eso le pareció dulce y brutalmente atractivo. Porque para amar a una persona debías enamorarte también de sus secretos y atesorarlos como si fueran propios, entonces nunca repudiarías las diferencias entre el uno y el otro, sino que las verías como el fortalecimiento de su amor. Así lo creía Park.

—Pero tampoco me es posible amarlo con libertad.

—¿Por qué no?

—Porque ese hombre es mucho mayor que yo.

—Eso no debería ser tan problemático, en realidad, los problemas son más serios cuando gustas de alguien que es menor y raya en lo ilegal.

Oh, seguramente ese era otro impedimento para que ellos no pudiesen estar juntos. ¿Cuántas razones iban ya?, ¿4? Y sin importar el número, Baekhyun supo desde la primera de ellas que ellos pertenecían a libros de romance diferentes y que por tal nunca se encontrarían en las mismas páginas.

—... Además, él ama a alguien más.

Y Chanyeol no pudo dejar de pensar que la situación era absurdamente irónica pues ambos amaban lo prohibido, como si estuviesen destinados a sufrir el pecado de un amor no correspondido.

¿Así era siempre el amor?

—Es hilarante que tanto tú como yo estemos...

—Solos —completó Baekhyun luciendo un amago de sonrisa en el rostro.

Sus labios temblaban al hablar de su amor, su corazón tamborileaba como si marchara a la guerra y sus manos eran incapaces de tomar las armas para esa guerra. ¿Por qué cuando tienes que pelear por algo insignificante has de ser capaz de alzar la espada, pero para amar has de encerrarte en los temores y justificar tus inseguridades en el veneno de la sociedad?

Tan tontamente se confesaron el uno al otro, sin saber que su trágico amor era correspondido, que era el libro en donde ambos se encontraron y que compartían no solo las páginas, sino también la tinta de ese escrito. 

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