Capítulo 14




Ya caída la noche, Chanyeol salió de la ducha envuelto en una cortina de vapor caliente mezclada con la humedad del ambiente; extendió su brazo hasta el mueble y tomó la toalla con la cual envolverse la cintura. El clima nocturno siempre era el favorito de Chanyeol para tomar un baño, era revitalizante y le ayudaba a conciliar el sueño. Eso lo descubrió cuando murió Emily y las pesadillas lo atormentaban hasta la demencia.

Salió del cuarto de baño dejando un rastro de finas gotas de agua contra la madera, moviéndose hasta la recámara entre sonidos sordos producidos por sus pisadas, siguió hasta su armario y buscó su pijama, aunque por el calor quizás debía buscar algo más cómodo. La toalla fue retirada y se dispuso a calzarse un short holgado. Secó su cabello con una toalla pequeña, apreciando su reflejo en el espejo cuando fue sorprendido en la semi desnudez por su esposo. Baekhyun entró en la recámara vistiendo un short pequeño color negro y una camiseta blanca holgada; sus pies descalzos se detuvieron en la entrada de la corrediza al momento en que sus ojos helados se toparon con el cuerpo glorioso de Chanyeol.

Oh, ni el infierno podría ser tan caliente.

—Lo s-siento, no te oí salir —susurró Baekhyun, con los ojos sembrados sobre ese dulce pecho fornido, dividido por un sendero donde el agua corría río abajo hasta la virilidad de Chanyeol.

Baekhyun se vio deseando bajar nadando por ese río y gozar del manantial hasta saciarse. Su propio descaro al revisar tan meticulosamente el cuerpo de su esposo le asustaba terriblemente. ¿Cuándo se convirtió en un desvergonzado?

Chanyeol no le dio importancia y continuó secándose el cabello como si nada estuviese pasando. Bueno, tal vez nada pasaba para él, mas para Baekhyun era como estar en un glorioso bufet siendo que el hambre lo abatió por años. ¿Cómo te niegas a ese milagro? Era imposible. Y así de imposible era para el joven no sentirse excitado por la masculinidad de su esposo.

Desde muy joven, cuando descubrió sobre su sexualidad y los placeres carnales, se sintió atraído por el cuerpo de Chanyeol. Sus músculos y su fortaleza eran excitantes y le brindaron más de un sueño húmedo. Chanyeol le causó tantos orgasmos aun viéndolo a la distancia y ahora que debían estar hombro a hombro en la cama era... ¿Se trataba de un milagro o un castigo? Fuese lo que fuere, él estaba seguro que ver a su esposo así no era bueno para su salud mental y causaría graves estragos en su autocontrol.

Park, muy concentrado en el espejo frente a él, largó un suspiro cuando la figura de Baekhyun metiéndose bajo las sábanas apareció en su campo de visión. Las piernas del chico eran largas y torneadas, blancas y totalmente tentadoras. Su libido crepitaba en su interior, pidiendo permiso para dejar salir a una bestia lujuriosa que ansiaba tener contra sí el cuerpo de Baekhyun.

Apretó los puños y respiró calmado.

Era la primera noche que compartirían la cama y el deseo comenzaba a ser fuerte. ¿Cómo lo soportaría durante el tiempo que Victoria estuviese en la casa cual buitre en vigía? Chanyeol era un hombre que conocía sus límites y se enorgullecía de su autocontrol; sin embargo, ningún hombre podría resistirse nunca a ser tentado por un ángel y Chanyeol estaba tambaleándose en la cuerda floja.

Cuando su cabello estuvo considerablemente seco, se dio vuelta para encaminarse a la cama, sobre esta había una temblorosa bola de mantas debajo de las cuales estaba Baekhyun, escondido cual dulce infante. Park sonrió e ingresó bajo las frazadas. Su cuerpo entero tembló al sentir el calor del otro ahí. Tan extraño. Llevaba años durmiendo solo y ahora debía acoplarse a alguien más con quien compartir su espacio. No le disgustaba, de todas formas, aun siendo tan raro, su cuerpo quiso acercarse a Baekhyun y gozar su calor, pero se obligó a sí mismo a apartar las manos de aquel fruto prohibido.

—Buenas noches, Baekhyun —dijo bajo, no esperando una respuesta que, de hecho, nunca llegó. Se dio vuelta, curioso, y encontró a Baekhyun dormido, totalmente noqueado por el sueño. Una sonrisa afloró en sus labios al verlo así.

Un ángel dormido.



***



Un jadeo a lo lejos, sonidos mojados...

Chanyeol se vio a sí mismo sobre el desnudo cuerpo de su esposo. Baekhyun tenía sus brazos extendidos contra la cabecera de la cama, sujetándose con firmeza de la madera mientras su cuerpo se sacudía una y otra vez al recibir los embistes en su intimidad. Su pecho, antes blanquecino, lucía las pinceladas moradas de una boca que dejó su marca por doquier. Incluso sus rosados pezones estaban marcados, rojos e hinchados, luciendo brillantes contra la luz.

Un chillido salió de sus labios cuando el glande de Chanyeol impactó furioso contra ese punto especial escondido en lo profundo de su canal. Baekhyun arqueó su espalda y empujó sus caderas contra las de Chanyeol, clavándose aún más contra el miembro de su marido. Sus lindas piernas apresaron la cadera de Chanyeol, incitándolo a destrozar su cuerpo bajo la promesa del placer.

—¡Ah, Chanyeol! —gritó.

Abrió abruptamente los ojos dejando atrás ese dulce letargo que pudo llevarlo a un orgasmo arrollador. Se dio cuenta entonces que estaba abrazando la cintura de Baekhyun, muy cerca del muchacho como para tener su miembro contra el trasero del joven. Se alejó casi intempestivamente, salió de la cama y frotó su rostro en medio de la frustración. Internamente rogaba que Baekhyun no hubiese sido consiente de lo que sucedió, así como esperaba no haberse estado frotando contra ese cuerpo cual tonto pervertido.

5:37 a.m. marcaba el reloj en el velador de noche.

Caminó directo al baño cerrando la puerta con seguro, bajo el manto de la oscuridad y de la escaza luz que lograba ingresar por las rejillas para el vapor, se permitió soltar las innumerables maldiciones que el momento ameritaba. Aunque, sin importar cuan enojado estuviese consigo mismo, no lograba bajar la erección. Su vergonzosa lujuria lucía descaradamente erguida y sin intención de abandonarlo.

¿Cómo solucionaría ese problema?

Siendo que imaginar algo desagradable no funcionaba para bajar su excitación cuando la imagen de Baekhyun desnudo bajo su cuerpo regresaba a cada instante, Chanyeol pensó que quizás debería tomar una ducha fría serviría de castigo por sucumbir tan libremente ante sus bajos instintos. No obstante, quizás el ruido de la regadera en esos momentos podría despertar a Baekhyun.

Ugh, solo quedaba admitir la humillante derrota y tomar la segunda opción.

Masturbarse sonaba como un peso más a su negra conciencia, pero, ¿qué opción le quedaba? Esperar a que se le bajase podía no suceder en un tiempo y sería francamente molesto. No obstante, si se masturbaba pensando en Baekhyun no sería capaz de mirarle a la cara nunca más, pero fuera del cargo de conciencia, sería brutalmente placentero.

Suspiró profundamente.

Tomando una resolución, llevó su mano derecha bajo la delgada tela de su pantaloneta, encontró inmediatamente su miembro y lo tomó. El simple toque le hizo sisear por lo malditamente sensible que estaba. Cerró sus ojos y se dejó llevar por aquel sueño húmedo de hace algunos instantes. Se relamió los labios al recordar el cuerpo delicado de Baekhyun bajo el suyo, moviéndose al ritmo de sus propios embistes, empujándolo al borde del placer a cada gemido. Oh, esa dulce voz que quisiera escuchar de verdad, no solo imaginársela. Ese oscuro deseo por hacerle chillar hasta que terminase sin voz.

Su diestra se movió sobre su eje una y otra vez, yendo cada vez más rápido cuando su cuerpo le exigía llegar al clímax y disfrutar las mieles de la dicha. Un gruñido ronco dejó salir cuando a su memoria vino aquel rostro dulce, tan angelical, un rostro que ansiaba ver sonrojado, lleno de su esperma en los labios.

—Maldita sea —masculló él.

Una vibrante corriente eléctrica sacudió sus entrañas, de la cabeza a los pies, al momento que de su miembro saltaron tiras blancas al piso del baño. Bajo un potente gruñido se vio preso del orgasmo, deleitándose con la sensación que invadió su cuerpo. Pero la culpa vino después. Se masturbó pensando en un niño.



***



—Te culpas por nada —resolvió Minho tras escuchar la historia suscitada hace dos noches en la oscuridad de su baño—. ¿Acaso no es él tu esposo?

—Sabes perfectamente que este matrimonio es todo menos verdadero —bufó Chanyeol.

—Ante los ojos de la gente lo es, además, no es un pecado desear a tu esposo.

Desear a su esposo...

Ese infame deseo se volvía un pecado cuando se trataba de Baekhyun. Un muchacho demasiado joven como para ser víctima de la lujuria de alguien como él. Entonces era, irremediablemente, como arrastrar a un ángel al abismo y dejarlo fundirse con las llamas del infierno. Aun así, Chanyeol deseaba tanto poseerlo de una y mil maneras, y por cada una su conciencia le reprochaba su egoísmo.

—Lo es cuando se trata de un niño como Baekhyun.

Minho largó una carcajada irrefrenable, burlándose del romanticismo de su amigo y de lo cursi que sonó en el momento.

—¿Un niño? —bufó—. Amigo, ¿acaso estás ciego o no has visto a Baekhyun?

Oh, claro que sabía cómo se veía. Cuerpo frágil y delicado, rostro angelical y de labios apetitosos, y esas curvas siniestramente deliciosas. Ese era el problema. Baekhyun era el diablo tentándolo para ceder y tomar todo cuanto su avaricia le exigía.

—Él no es más un niño y lo sabes. Baekhyun es todo un hombre capaz de tomar sus decisiones.

—Bien, y aun así es menor a mí con trece años. Es demasiado.

—Deberías dejar de pensar que ahora la edad es un inconveniente. Sí, no niego que fue peligroso que te hayas fijado en él cuando era un chiquillo de diecisiete, pero ahora el tiempo está a tu favor. Ambos tienen la edad suficiente como para permitirse este desliz. No es pecado ni estás cometiendo delito alguno.

—Pero él no me quiere.

—¿Se lo has preguntado? —refutó Minho con la ceja izquierda arqueada en gesto acusador—. Ni siquiera has pretendido acercarte a él e intentarlo.

—¿No crees que ante sus ojos pareceré un total pervertido, un pedófilo?

Minho tiró de su cabello en medio de la desesperación. Su amigo podía ser de las personas más tercas del mundo, pero precisamente por eso eran amigos, porque él también podía ser igual de obstinado. Desde que supo del enamoramiento de Chanyeol por su pequeño vecino sintió como si las alas de cupido le fuesen colocadas en la espalda. Aunque hasta ahora su trabajo se vio entorpecido por la necedad ajena. Vaya reto tenía entre manos.

—Baekhyun es muy joven y después del divorcio querrá marcharse, encontrar al hombre perfecto y casarse.

—¿Y por qué ese hombre no has de ser tú?, ¿qué te lo impide?

Park apartó el rostro y continuó revisando el estado de la yegua en período de gestación que esa temporada traería al mundo un potrillo pura sangre. Una de las más grandes inversiones de Chanyeol y su mayor orgullo. Ese caballo le perteneció desde que era un joven con sueños de grandeza y le tenía gran apego. Siempre le pareció curioso que tratase mejor a los caballos, o a los animales en general, de lo que trataba a las personas.

Merecen más que la lacra humana, fue lo que le respondió a su padre cuando este le reprendió por haber insultado a una de sus amantes. Años más tarde dejó su casa y se olvidó de su familia igual que ellos lo hicieron con él. Vagó de Birmingham a Manchester y a Londres buscando su propio camino, y luego de muchos años lo encontró en Salisbury, como empleado de un rico hacendado a las afueras de la ciudad. Con el tiempo aprendió como administrar la tierra y a trabajarla. Consiguió el suficiente dinero para empezar su propio hogar y culminar su educación universitaria. Y ahora era uno de los hombres más respetados de Salisbury.

—No seré yo quien lo haga infeliz privándole de su libertad.

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