Capítulo 13



Chanyeol llevó a Nana a pasear por los campos, contándole los planes que tenía para ambas propiedades. Los campos estaban siendo fertilizados en abundancia para mejorar la producción, se podaron algunos manzanos viejos cuyas ramas tenían ya un musgo verdoso que no permitía el desarrollo de la planta, y se cambiaron las vallas viejas por unas nuevas y más altas por donde no podrían cruzar los caballos. Así logró mantenerla apartada de la casa mientras los criados ubicaban las pertenencias de Baekhyun en la recámara principal. Llegaron hasta el huerto de manzanos donde pudieron tomar un descanso de la caminata. Victoria tenía en su rostro una expresión de curiosidad única y Chanyeol advirtió que las preguntas lo bombardearían en pocos segundos. Y así fue.

—Hay algo que he querido preguntarte, Chan.

—¿Y de qué se trata?

—¿Por qué conservas en la casa los cuadros de Emily? Incluso la decoración es la misma.

—¿Por qué eso sería relevante?

—¿No te has puesto a pensar que esos detalles afectan a Baekhyun? Quiero decir, al estar en la casa cada paso que da le recuerda que todo eso le pertenece a alguien más.

Claro que pensó en lo afectado que pudo verse Baekhyun ante la presencia de múltiples recuerdos de Emily; sin embargo, el muchacho nunca le preguntó sobre ello, ni le pidió hacer arreglos en la casa. Pero, ¿cómo iba a hacerlo si ni siquiera se hablaban? El matrimonio era como estar dentro de un convento dedicado permanentemente al silencio. Ya muchas veces pensó que esa situación causaría preguntas entre los criados que esperaban ver a la pareja cual caramelo derretido, derrochando amor y cursilerías por toda la casa siendo recién casados, mas eso no sucedía. Hablaban lo justo y necesario y eso era todo. Los sirvientes no decían nada, pero Chanyeol sabía de los rumores que corrían por la casa. ¡Vaya, no logró mantener la farsa ni un mes!

—Baekhyun no me ha dicho nada al respecto.

—No es él quien debe exigirte retirar todos esos recuerdos. Deberías ser tú el que lo haga. ¿O pretendes vivir tu matrimonio bajo la sombra del primero?

Chanyeol chasqueó la lengua, molesto, entonces comenzó a caminar en dirección del arroyo.

—Nana, deberías dejar de inmiscuirte en asuntos que no son de tu incumbencia.

—Si tú no te preocupas por ello, entonces alguien más debe hacerlo.




***




Entró con las piernas temblándole hacia la recámara de Chanyeol. Todo ahí era..., tan Emily. Los colores café oscuro y crema, las cortinas blancas casi transparentes y las sábanas de la cama tan impolutas. En ese lugar, Baekhyun aseguraba, Chanyeol y su esposa..., bueno, debieron intimar un sinnúmero de veces, también pudo suceder en otros lugares de la casa, aunque Baekhyun prefería no pensar en ello o nunca podría acercarse mucho a ninguna cosa.

La criada acomodó la ropa dentro en el mueble, justo al lado de la de Chanyeol. Ver sus pertenencias juntas daba una imagen de algo que en realidad no eran.

Alzó la vista y sus ojos se encontraron con el retrato de tamaño mediano enmarcado en plata fina, era del día de la boda de Emily y Chanyeol. Ambos lucían tan felices y el amor se desbordaba en sus sonrisas. Sintió envidia en ese momento. Él deseaba un retrato así de precioso del día de su boda, pero nunca lo habría pues Chanyeol nunca lo miró a él como miró a Emily. Baekhyun se sintió muy incómodo al estar en presencia del cuadro. Era como si ella lo estuviese juzgando.

—Debería pedirle permiso al Señor Park para remodelar la casa, y sería bueno empezar por esta habitación.

Remodelar la casa.

¿Con qué derecho le pediría eso?

Seguramente Chanyeol se reiría de su petición. Además, Baekhyun suponía que con el tiempo se llegaría a acostumbrar a esos cuadros y a esa presencia que lo acompañaba.

—Nosotros nos hemos preguntado la razón de que ustedes cuando se casaron nunca compartieron la misma recámara —mencionó ella cautelosa.

—Después de la boda, Chanyeol y yo discutimos un poco, y decidimos tomar distancia el uno del otro —se excusó, inventando rápidamente una excusa que disiparas los rumores sobre ellos.

—Entonces, ahora han arreglado sus diferencias, ¿no es así?

—Así es.

La mujer se marchó al poco tiempo y Baekhyun se quedó solo en territorio desconocido. Cuando el momento de estupefacción pasó, el joven se dejó caer en la cama, envolviéndose con una fragancia maravillosa. La almohada olía a aquel perfume que Chanyeol ocupaba siempre, tan varonil y atrayente. Ese simple aroma le hizo olvidarse de cualquier incomodidad producida por la decoración del cuarto. Cerró los ojos e imaginó lo que sobre esa cama podría hacer. Su lado lascivo salió a flote cuando sintió un calor muy conocido invadirle el cuerpo. Se retorció en la cama disfrutando de las depravadas sensaciones y un inusual jadeo se le escapó de los labios, mas se detuvo a sí mismo antes de que su cuerpo llegase a un punto sin retorno. Tocarse en ese lugar y a esa hora, cuando el sol de la tarde estaba brillando contra las puertas corredizas de cristal que daban una vista al jardín, sería sumamente vergonzoso que cualquier trabajador lo viese mientras acariciaba su cuerpo, y, aún más, que lo descubriese Chanyeol. El hombre terminaría horrorizado por el atrevimiento de su esposo.

—Celebro que encuentres la recámara de tu agrado.

Baekhyun saltó de la cama al escuchar aquella exquisita voz ronca que era la razón de sus delirios morbosos. Chanyeol estaba parado en el marco de la puerta corrediza del jardín, viéndolo con sombría expresión. Los ojos entornados y las cejas fruncidas, los labios rectos y el rostro tenso. Así cualquiera pensaría que el hombre estaba disgustado de verlo retozar en la cama con tal libertad, pero la verdad era que la imagen del joven recostado sobre las sábanas, acurrucado como un cachorro, era... exquisita. Cual si fuera un ángel tentando al demonio.

—¿Tienes tiempo para hablar?

El muchacho le dio un asentimiento en respuesta. Entonces, Chanyeol señaló con la cabeza hacia afuera de la habitación, invitándolo a dar un paseo por el jardín. Baekhyun lo siguió con la cabeza baja, incapaz de levantar la mirada al haber sido capturado infraganti en momento tan penoso.

—Ya que ahora vamos a compartir la recámara, es justo que te dé la oportunidad de amueblarla a tu gusto.

—No es necesario. La decoración actual no me molesta.

—Estás mintiendo —dijo parco, sin apartar la vista del frente mientras sus piernas se movían por el césped.

Chanyeol sabía que para Baekhyun debía ser al menos incómodo estar en presencia de todos los recuerdos del matrimonio con Emily. Las fotografías y artículos no eran sino un recuerdo de que el joven estaba usurpando un lugar ahí. Y, quizás, no solo eran los recuerdos físicos sino lo que aquella habitación representaba. No solo era el cuarto de Chanyeol, sino era también la recámara que compartió con su esposa, donde ellos intimaron y se amaron mientras su matrimonio duró.

—La casa está repleta de sus cosas, ¿no es así?

—Fue casa de Emily, después de todo —respondió simplemente, no sabiendo si lo que decía era correcto.

—Y cuando murió nunca pude deshacerme de nada.

—¿Era tu forma de recordarla? —preguntó curioso.

«Era mi forma de castigarme por haberle fallado», pensó Chanyeol con melancolía. Cuando regresó del funeral de su esposa, esos cuadros y cada tapiz que ella escogió le recordaron que le fue infiel. Se enamoró de alguien más y con el pensamiento pecó hasta el borde de la locura. Y cuando se lo dijo..., la decepción, las peleas y un juicio como los de Salem. Ver cada día sus retratos era su castigo, diciéndole entre susurros macabros que de no haberse dejado llevar por un tonto enamoramiento por Baekhyun nunca hubiese perdido a su esposa. No culpaba al joven, no, pero se culpaba a sí mismo no haber sido lo suficientemente fuerte como para vencer a esos temblorosos sentimientos. Ahora estaba nuevamente en la cuerda floja teniendo a Baekhyun tan cerca, llamándolo su esposo y teniendo que dormir a su lado. Los sentimientos entonces solo se darían un festín con su pobre juicio hasta que solo quedasen los resquicios de un buen hombre.

—... No, creo que no. Después de todo, aún si perdiese todos los cuadros de ella, siempre recordaré lo que pasamos juntos.

Ugh, esas palabras fueron como un golpe directo a la boca del estómago de Baekhyun. Nuevamente se sentía como si no tuviese cabida para intentar mínimamente de acercarse a Park. ¿Cuál era el objetivo de hacerlo cuando ese hombre seguía enamorado de Emily?

—Aún estas muy enamorado de ella.

Chanyeol detuvo su andar y se dio vuelta, encarando al muchacho que, por inercia, se detuvo también.

—¿Es así? En realidad, después de tantos años, no lo sé con certeza.

Quiso ser sincero, como si así librase a su conciencia de vivir creyendo que aún la amaba. Eran ya más de cinco años desde su partida y su corazón no latía por ella con la misma intensidad que si fuera hacia Baekhyun. En ese mismo momento, ver al dulce chico, con su cabello rubio danzando con el viento y esos ojos de hielo que atravesaban su alma, sentía que pronto sería víctima de un paro cardíaco, pero podía morir feliz si la última visión que tenía era la de ese pequeño ángel.

Chanyeol negó con la cabeza dando un suspiro. Estaba siendo demasiado cursi y soñador. Un hombre de su edad ya debería saberlo, enamorarse de un jovencito como Baekhyun era peligroso, tal cual encadenar a un pájaro o cortarle las alas vilmente en nombre del amor. Park no era un anciano, claro, y lucía muy apuesto para sus pasados treinta y siete años, pero creía que Baekhyun siendo tan joven querría explorar el mundo y conocer tanta gente como pudiese, enamorarse una y mil veces hasta encontrar al hombre indicado, y, lamentablemente, ese hombre no era Park Chanyeol.

—En fin, me gustaría que te sientas cómodo ahí. No quiero que tengas miedo de mí.

Pero Baekhyun no temía de su esposo sino de sí mismo, de sus bajos deseos que aflorarían ante la primera noche compartiendo las sábanas con su amor. Temía no ser fuerte y cometer una estupidez que lo alejaría para siempre de Chanyeol.

—Mi cama es lo suficientemente grande como para tú y yo, así que no..., no temas, no pienso morderte —bromeó con una sonrisa tenue que hizo sacudirse al corazón de Baekhyun .

¿Y qué si él quería ser mordido?

No le disgustaría que Park le dejase una inocente marca en el cuello mientras... Nuevamente, esos tontos y lascivos pensamientos invadían su cabeza hasta dejarlo excitado y ese no era el momento para actuar como un chiquillo. Baekhyun tomó un respiro y se calmó.

—Además de compartir la recámara, no creo en realidad que haya mucho más por hacer.

—¿Y si lo hubiese? —preguntó Baekhyun —. Tú y yo tendremos en algún momento que..., ser esposos en público.

—Aun cuando hay muchas personas trabajando en las propiedades, para ellos puede ser más comprensible nuestra relación, siendo que tú eres un muchacho muy joven y mi segundo matrimonio.

—Sin embargo, frente a tu nana no será así de sencillo.

Touché —dijo Chanyeol sonriendo—. Espero que ella no desee mudarse a mi recámara también o estaremos en problemas.

—En esa recámara solo hay espacio para tú y yo, ella sería demasiado —dijo en tono jocoso, retomando la marcha con rumbo desconocido. Chanyeol lo guió a su derecha.

El jardín los llevó por un sendero de piedras hasta los límites de la propiedad, alejado de la casa donde una pequeña laguna existía. Baekhyun se preguntó qué tan extensa era realmente la propiedad Park como para tener una laguna. Pero se le antojó tomar un baño ahí durante el verano, cuando el sol esté tan fuerte que, de hecho, ir desnudo no sería una idea tan descabellada si así apaciguaba el fuego climático. También se imaginó que podría hacerlo con Chanyeol, los dos mojados por las cristalinas aguas, dejándose llevar por el momento.

—No sabía de la existencia de una laguna aquí.

—Casi nadie viene aquí, aunque a veces me gusta pasar las tardes en esta parte de la casa. Es un lugar tranquilo. Siéntete libre de venir aquí cuando quieras.

—Te tomaré la palabra muy seguido, creo, siempre que no deba ir al hospital.

—¿Al hospital?

—Oh, cierto, creo que no te lo dije. Estuve hablando con mis profesores de la universidad y uno de ellos se ofreció a ayudarme. Podré ser su asistente el tiempo que requiera juntar algo de dinero para pagar mi crédito al banco.

—... Yo podría darte el dinero —ofreció, sintiéndose culpable por hacerle pasar momentos tan tormentosos, económicamente hablando.

—No, está bien. Además, así tendré algo de experiencia antes de ingresar a la especialidad.

—Pues te felicito, sé que serás de mucha ayuda en el hospital.

Las mejillas pálidas de Baekhyun se colorearon por el halago, algo simple, pero que le hinchó el pecho de alegría y orgullo de sí mismo.

En ese momento en el que una amena conversación se llevaba a cabo era, quizás, el momento propicio para conocerse más, finalmente, estarían viviendo juntos por mucho tiempo y ser extraños que comparten la cama no era la mejor forma de ganar la guerra.

—¿Puedo preguntar sobre ti?

—¿Qué quieres saber?

—Tu cumpleaños. Quiero saber la fecha de tu cumpleaños.

Chanyeol sonrió ligero, elevando apenas las comisuras de sus labios en medio de una risa contenida. Baekhyun se veía realmente tierno al preguntarle, con la ilusión de un niño curioso y el brillo de la travesura en sus ojos.

—¿Por qué?, ¿planeas darme un regalo?

—Tal vez —murmuró, bajando la mirada.

—El tres de diciembre.

Rápidamente, Baekhyun hizo una nota mental guardando esa fecha con la esperanza de que no se le olvidase pronto. Planeaba hacer algo especial para su falso esposo, tal vez una cena, o quizás salir a un picnic. Pero, ¿no era todo eso muy romántico? De serlo, podía disfrazarlo con una salida amistosa que encubriría la celebración romántica de un matrimonio joven. No sería extraño si querían convencer al mundo de su amor. Bueno, Baekhyun no debía fingir su amor.

—El tuyo es el dos de febrero, ¿cierto?

Un suave jadeo se escapó de labios de Baekhyun. Chanyeol sabía cuándo era su cumpleaños. Seguramente lo escuchó de boca de su padre, pero Baekhyun no podía ser más feliz al saber que no le era totalmente indiferente a Chanyeol. Eso era un progreso y un gran consuelo para su corazón.

—Entonces, ¿qué te gustaría de regalo de cumpleaños? —le preguntó Baekhyun con pleno entusiasmo.

«A un muchacho rubio, envuelto en un listón rojo que contraste con su desnuda piel», fue el lujurioso pensamiento de Chanyeol ante la pregunta. «Pero, como sé que eso es imposible, solo quiero tus sonrisas mientras dure nuestro matrimonio».

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