XianDai y Nildhis
El chico de la capucha no habló durante el trayecto. Tampoco XingChen preguntó, supuso que no era él quien tenía que dar las respuestas que necesitaba. Miró su teléfono, tenía un mensaje de Song Lan preguntando si estaba bien y que le contara lo que había pasado. Después le estaba llamando, así que XingChen apagó su teléfono para no distraerse en ese momento. Ya hablaría con él después. Cuando entraron al edificio al que iban se sintió nervioso. Otra vez había hecho cosas sin pensar. ¿Y si era una trampa para hacerle daño? Pero quién querría hacerle daño si no conocía a nadie. Entró a un apartamento espacioso donde había tres personas más. Todas le hicieron una reverencia completa al verlo, incluso el chico de la capucha y XingChen también comenzó a hacerla sin saber muy bien qué tipo de tratamiento tenía que hacer con aquellas personas. De inmediato el chico le sostuvo suavemente un brazo para que no lo hiciera. La mujer que parecía estar al mando de todo fue la primera en hablar.
—Somos nosotros los que te rendimos pleitesía, Xiao XingChen. No debes inclinarte en nuestra presencia.
—Vale, pero no entiendo muy bien qué está pasando. ¿Por qué estoy aquí? ¿Quiénes sois? ¿Por qué estoy en peligro?
—Toma asiento en primer lugar. Hemos estado esperando que aparecieras por tanto tiempo que ahora que te vemos parece increíble que estés aquí. No sabíamos cómo serías, que aspecto tendrías pero realmente has superado todas nuestras expectativas. Eres aún más hermoso de lo que supusimos ibas a ser.
XingChen se sentó sin dejar de llevar la mirada de unos a otros. Notó que cada uno parecía ser de un lugar del mundo diferente. La mujer que hablaba tenía el pelo rojo y era omega, el chico capucha no tenía los ojos rajados y de los otros dos uno tenía la piel oscura, los tres eran alfas.
—Mi nombre es Oona Cearmaid y el chico que te ha traído es Yuri. Ellos son Sam Jones y Dimas Ibraev. Supimos que habías aparecido gracias a Lin Yo Wei, el médico de urgencias que te atendió. Todos formamos parte de una comunidad que venera a tu antepasado y ahora te venera a ti.
—¿A mi antepasado? ¿Qué antepasado?.
—Eres un omega dorado.
—Creo que se han equivocado. Yo soy omega por accidente o algo parecido, la verdad es que no lo sé. Hasta hace apenas dos meses era un beta normal y corriente.
—No sabíamos dónde estaba tu estirpe, desapareció hace mucho y temimos que siglos atrás hubiera muerto el último descendiente. Pero ahora entendemos que se había ocultado en forma de beta para proteger el legado.
—Señora Cearmaid, de verdad que creo que está en un error. Yo no soy quien creen que soy y de verdad que no sé nada de lo que me están hablando. No sé que es un omega dorado o si todo esto no es más que una broma que me están gastando.
—¿Qué sabes del origen de las estirpes?
—¿Qué? Bueno, lo que enseñan en el colegio. Tampoco le he dado mucha importancia. Ser beta te evita demasiados problemas de cómo se relacionan alfas y omegas. Nunca le puse mucho interés a esa parte, solo a nivel biológico.
—Xiao XingChen, la historia se reescribió hace muchísimo tiempo, más de mil años. En ese tiempo, los alfas comenzaron a buscar la manera de someter a omegas y betas. Los trataban casi como esclavos, los omegas no eran más que los portadores de las semillas alfas y los betas, meros ayudantes en tareas que los débiles omegas no podían hacer. Pero había una estirpe de omegas que surgió por sí sola y cuyos descendientes nacían de betas y omegas. Los omegas dorados. Eran más altos, más hermosos e inteligentes y tenían el don de sanar. Los alfas rezaron a su dios Mo para tener también una estirpe especial de alfas puros, pero su intención oculta era poder dominar con esos alfas puros por completo al resto, omegas dorados incluidos. Acudieron al oráculo que les dijo que el primer día de primavera, acudieran al templo de Mo que había en el Monte Hua Shan para encontrar la respuesta. Cuando fueron encontraron a un niño recién nacido al que llamaron XianDai. Era un niño poderoso que podía influenciar con su sola presencia a todo el mundo y dominarlos sin problema. Pero los dioses viendo que los alfas querían usar a XianDai de esa manera, hicieron que se enlazara con una omega dorada llamada Nildhis, para que cuando su hijo naciera, aunara a las dos estirpes y sellara la paz. De su unión nacieron dos gemelos idénticos salvo por una cosa. Uno de ellos era alfa, lo llamaron Xouna y el otro Sheker, un omega y ambos tenían el poder de su padre y de su madre en sí mismos con lo que eran aún más poderosos que ellos. Eran los cachorros más bonitos que nadie había visto nunca. Ante el designio de los dioses, las cosas se calmaron pero no todos acataron la paz. Un grupo muy cruel y supremacista de los alfas, los Shuruuat, decidieron que tenían que tener al gemelo alfa, a Xouna, para seguir con su plan de dominar al resto. Envenenaron a XianDai con acónito y sangre de demonio, no les importó sacrificarlo para conseguir lo que querían y robaron a uno de los gemelos pensando que era Sheker. Lo asesinaron para que nunca se les volviera en contra y cuando se dieron cuenta de que se habían equivocado de gemelo y habían matado Xouna, volvieron a por el omega y lo asesinaron también temiendo que cuando creciera buscara venganza. Nildhis incapaz de usar su poder de sanación con XianDai y viendo muertos a sus gemelos, murió de pena poco después.
XingChen no sabía si creerse todo aquello. Parecía un cuento de hadas que se acababan de inventar sobre todo, porque esa historia nunca la había aprendido en ninguna parte.
—Eso no pasó así, habría libros, restos arqueológicos, algo que lo demostrara.
—Y lo hay pero no está al alcance de cualquiera. Después de la muerte de Nildhis, los cielos volcaron su ira contra el mundo y hubo una gran devastación. Los restos de las estirpes que sobrevivieron decidieron borrar la historia, cambiar los libros para que nunca se repitiera lo que pasó, un nuevo comienzo. Solo un reducido grupo ha ido pasando la verdadera historia a los encargados de guardar la paz. Nosotros pertenecemos a ese grupo que comenzaron nuestros antepasados. Nos llamamos Simaxia y nos encargamos de guardar la historia y la reliquias de XianDai y Nildhis. Cuando apareciste, las reliquias escondidas en diferentes sitios, se mostraron.
Oona enseñó su anillo de los gemelos a XingChen con orgullo, los otros dos hombres hicieron lo mismo. Yuri no tenía ninguno, estaba claro que su nivel dentro de Simaxia era inferior al de los otros tres. Sería como un mero mensajero, vigilante, un soldado como lo era el médico de urgencias.
—Supongamos que os creo ¿Qué tengo yo que ver en todo esto?
—Nunca debió aparecer ningún alfa puro. El único que ha existido es XianDai. Todas las leyendas que has escuchado sobre otros alfas puros del pasado son mentiras y fueron creadas por descendientes de aquellos crueles Shuruuat para afianzar su superioridad. Xue Mu Ren es uno de esos descendientes. Siempre ha trabajado para que los alfas sometan a los omegas, aunque su estilo es muy sutil. Junto a él hay muchos más que estaban esperando esta oportunidad. Anoche en la fiesta en la que estabas había muchos Shuruuat, por eso te miraban así, por eso estabas en peligro.Creo que organizaron todo eso para mostrarte, para que todos supieran que habías aparecido realmente. El día que estabas en el parque, contagiaste tus emociones a los niños que son más sensibles que el resto de nosotros. Alguien podría haberlo visto y atar cabos. No solo nosotros sabemos de ti, aunque nosotros queremos protegerte.
—Pero sí hay un alfa puro, Xue Yang.
—Así es. Xue Chengmei no estaba previsto. La tecnología actual y las malas intenciones de Shuruuat consiguieron que naciera. En cuanto te vio todo se puso en marcha sin remedio. Aunque tu estirpe estaba oculta como beta, ante la presencia de un alfa puro, tu verdadera naturaleza afloró. Él nunca se podrá enlazar con alguien que no seas tú quiera o no quiera. Vuestro vínculo es muy fuerte, por eso, a pesar de que te esfuerces en crear algo que lo deshaga, no lo conseguirás. Podrás deshacer cualquier vínculo, no lo dudo, pero el vuestro no porque sois seres ancestrales. Vuestro vínculo no es como el de los demás. Los Shuruuat lo saben y quiere que os mantengáis juntos para poder conseguir lo que no pudieron hacer en el pasado. Quieren al nuevo Xouna y a ti junto a ellos.
Por alguna razón, XingChen estaba aceptando todo lo que le estaban diciendo por increíble que pareciera. Pero si era verdad, entonces nunca se podría separar de Xue Yang, terminaría teniendo a su hijo y este sufriría si caía en manos de los Shuruuat. Xue Yang y él mismo podían correr la misma suerte que XianDai y Nildhis. Qué podía hacer entonces.
—Si es así, estamos perdidos. No podré separarme de él.
—Pensamos que sí podemos parar lo que está pasando, te salvaremos y salvaremos al resto del mundo con ello. No podemos deshacer el vínculo de un alfa puro, pero podemos adormecerlo con el vínculo de otro alfa puro. Una de las reliquias es el colgante que XianDai le regaló a Nildhis durante el cortejo. Cuando apareciste, la reliquia que estaba en el interior del Monte Hua Shan apareció cuando el suelo se resquebrajó. Ese colgante simbolizaba el vínculo entre XianDai y Nildhis. Si tú lo llevas puesto, es como si recibieras ese vínculo. Dimas es el encargado de custodiar ese colgante y lo ha traído para que lo lleves puesto. El colgante te protegerá de las consecuencias de perder tu vínculo anterior.
—¿Y qué pasará con Xue Yang?
—Cuando un vínculo se rompe es muy doloroso para quien lo sufre, no te mentiré, puede causar la propia muerte por el dolor y la tristeza que entraña. Un vínculo como el vuestro es muy poderoso, así que no conocemos las consecuencias que tendrá su ruptura. Tú estarás bajo la protección del lazo de XianDai. Él tendrá que soportarlo.
—Pero no podemos hacerle eso. También tenemos que salvarlo.
—Nosotros juramos de generación en generación proteger a los herederos de XianDai y Nildhis, pero Xue Yang es una creación directa de los Shuruuat. No sabemos de qué parte está. No podemos hacerle daño porque en el fondo es como XianDai, pero no nos fiamos de que no siga el mismo ideario de su padre y sus colaboradores. Lo llevamos observando desde que nació y su comportamiento nos ha demostrado que es cruel y despiadado como ellos. Odia a los omega, los menosprecia y se siente por encima de todos. XianDai era bondadoso, quería la paz y la unión. No sabemos qué pasará si entra en contacto con sus reliquias, si se pondrán en contra de él por cómo es en realidad. Todo esto es nuevo para ti pero también para nosotros. Hay muchas cosas que desconocemos.
—No quiero hacerle daño, a pesar de todo lo que parece, dentro de él hay un alfa extraordinario. Tierno, bondadoso, cariñoso. No quiero que sufra.
—XingChen, comprendo lo difícil que todo esto es para ti. Se que estas sufriendo mucho, tu trasformación ha sido muy dolorosa, además tu alfa es cruel y no te lo ha puesto fácil. Eres muy poderoso, más fuerte de lo que crees. Sé que tomarás la decisión adecuada y sea cual sea, nosotros te protegeremos y te apoyaremos.
Xue Yang entró al laboratorio como siempre entraba en los sitios, como un vendaval que traía la tempestad. Miró a su alrededor para confirmar lo que ya sabía. XingChen no había llegado. Se topó con la mirada poco amble de Song Lan que lo enfrentaba desde la otra punta del laboratorio. Todos los que estaban trabajando en ese momento dejaron lo que estaban haciendo expectantes a lo que pudiera suceder.
—Dónde está Xiao XingChen —masculló lentamente.
—Aquí no desde luego— contestó Song Lan que lo miraba con reproche por habérselo llevado de su lado la noche anterior en la mansión Xue.
Xue Yang apretó los dientes sin dejar de clavar la mirada en el investigador entrometido. Cada vez tenía más claro que le encantaría retorcerle el pescuezo en un solo movimiento. Por mucho que al principio hubiera pensado en él como su sustituto, ahora solo quería mandarlo a la otra punta del mundo si no matarlo allí mismo. Se dio la vuelta y se marchó por donde había venido. Durante toda la mañana estuvo llamando a XingChen pero su teléfono estaba apagado. Llamó a Li Xian pero tampoco sabía donde estaba. Se subía por las paredes, XingChen llevaba su aroma encima, nadie se le acercaría pero no sabía dónde estaba, nadie parecía saberlo y eso lo tenía completamente desquiciado.
Esa mañana su asistente deseó haberse enfermado para no estar allí. El CEO se había hecho cargo total de la empresa y estaba frenético revisando cosas al tiempo que enloquecido por algo, lo que hacía que diera voces, golpes y portazos cada dos por tres. Ni siquiera salió de su despacho para comer, cuando le preguntó que si quería que le llevara algo, le contestó con una mirada asesina que entendió a la perfección.
Ya era bien entrada la tarde, pronto sería la hora de salir, algo que estaba deseando con todas sus fuerzas para poder marcharse de allí. Casi cuando ya era la hora, llegó el investigador nuevo del que todo el mundo hablaba. Le dijo que el CEO estaba furioso para avisarle y evitarle un mal momento. Incluso le dijo que si no era urgente, mejor lo dejara para el día siguiente. Pero el omega negó con una sonrisa. Llamó a la puerta, el aroma enloquecido de Xue Yang se filtraba por la madera.
—¿Puedo pasar?—XingChen se asomó un poco esperando que le diera permiso.
—¿Dónde estabas?—Xue Yang se levantó de un salto al ver a XingChen en la puerta.
—Siento no haberte traído tu coche antes. Te pido disculpas.
—¿Mi coche?—Xue Yang rodeó la mesa y se acercó con rapidez a XingChen pero sin llegar a hacer lo que quería, abrazarlo con todas sus fuerzas.
XingChen volvía a encogerse cuando le vio acercarse así. De nuevo ese gesto de temor que destrozaba a Xue Yang y que le decía que no le quería cerca de él.
—Qué importa mi coche ¿Crees que estoy así por mi maldito coche? XingChen, no sabía dónde estabas, podría haberte pasado cualquier cosa. No estoy así por el coche, a la mierda el coche.
XingChen no decía nada, solo permanecía muy quieto escuchando la voz enérgica de Xue Yang que tanto temía escuchar, porque cuando hablaba así, después llegaba la tempestad.
—Por qué no lo entiendes XingChen. Por qué sigues encogiéndote cuando me ves, por qué me sigues temiendo, por qué huyes de mí. Qué tengo que hacer para que creas que no quiero dañarte.
—Yo...tengo que irme ya —susurró XingChen sin hacer contacto visual.
—No puedes, no puedes irte. No quiero que te vayas, no quiero que te alejes de mí. Te quiero cerca a cada segundo que pase, quiero respirar y que solo pueda respirarte a ti. Quiero mirar a mi alrededor y encontrarte siempre. Quiero que seas lo último que vea antes de dormir y lo primero al despertar ¿No lo entiendes aún?—No aguantó más, tiró de XingChen y lo envolvió en un abrazo desesperado. —¿No lo entiendes, XingChen, no puedes verlo?
XingChen podría derretirse entre esos brazos, podía perder la conciencia con ese aroma salvaje y desesperado que clamaba por él. Corresponder al abrazo, decirle que no le soltara, que necesitaba cada centímetro de piel del alfa para sentirse bien. Pero con todo lo que había descubierto esa mañana ya no podía hacer eso. Quizá romper el vínculo fuera terrible para Xue Yang, pero lo que tendrían que afrontar si el curso de la historia seguía era mucho peor. Si el final de XianDai se repetía en él sería mucho peor, si Xue Yang moría, el moriría de pena también. Porque si algo había tenido claro en aquella reunión fue que temía por la vida de Xue Yang, por su bienestar. Si antes pensaba que el alfa era bondadoso y era merecedor de su amor, cuando pensó que Xue Yang estaría en peligro, comprobó lo mucho que le dolería si le pasara algo. La línea que dividía lo que sentía por una parte y por la otra, se había difuminado con lo que había escuchado y de vuelta a casa, pensó si la noche anterior quien lo había rescatado había sido el alfa o el Xue Yang externo al que temía todavía.
A pesar de tenerle tanto miedo, se había dado cuenta de que amaba a Xue Yang con todas sus facetas, las buenas y las malas. Quizá porque poco a poco había comprendido que Xue Yang estaba muy asustado con todo lo que les había pasado, que no sabía cómo tratar a los demás de manera adecuada. Se dio cuenta de que tras la coraza de crueldad, había alguien asustado que no había dudado cuidar de él en el hospital. No era solo el alfa el que había estado presente en esa ocasión. Había querido engañarse, pero ya no podía ocultarlo más. Xue Yang había cambiado y aunque aún tenía miedo de él, lo amaba. Por eso mismo tenía que protegerlo aunque el alfa no lo entendiera.
—Yo tengo que irme, quiero irme, quiero irme ya—se removió entre los brazos hasta que se zafó del apresamiento y salió rápido por la puerta.
Xue Yang se quedó con los brazos colgando sin fuerza a ambos lados del cuerpo, derrotado, indefenso ante la cruel realidad de perder a su omega, de que no viera que lo amaba y quería mantenerlo a su lado.
—No te vayas por favor, te lo ruego—susurró para sí.
XingChen volaba por los pasillos para salir de Génesis. Temía que Xue Yang lo siguiera y volviera a abrazarlo porque si lo hacía, no podría resistirse y se quedaría con él para siempre. Llegó a la calle, corrió por la acera hasta que el corazón amenazó con salirse por la boca con el esfuerzo. Tenía que hacerlo, tenía que hacerlo por Xue Yang. No quería que la historia se repitiera, que sufriera el mismo destino de XianDai. Quizá su padre quisiera protegerlo de eso, pero el resto de Shuruuat no lo haría, ellos querrían que naciera el nuevo Xouna y quedárselo y si Xue Yang se oponía, lo matarían. Incluso llegaba a pensar si Xue Mu Ren no lo sacrificaría como había hecho con la madre de Xue Yang. Él le había dicho que siempre lo vigilaba, que las paredes escuchaban, que nunca supiera del vínculo. ¿Xue Yang sabía lo que pasaba en realidad? Quizá por eso no quería que fuera a la fiesta, quizá también conocía toda la historia. Quizá se había dejado llevar por el amor que había surgido por el alfa y no veía que podía ser un Shuruuat más.
No podía dejar que la historia se repitiera ¿Qué sería de Li Xian entonces? Yu Hao intentaría defenderlo y también sufriría las consecuencias. Tenía que frenar todo eso. Perder el vínculo con Xue Yang podría ser peligroso para el alfa, pero era un alfa excepcional, confiaba en que sobreviviría pero no podía garantizar que sobreviviera a todo lo demás. Si XianDai no pudo sobrevivir, si no pudo proteger a Nildhis ni a sus gemelos, Xue Yang podría correr la misma suerte.
Llegó hasta un parque con gente disfrutando del final de la tarde. Muchos omegas con sus pequeños que sufrirían las consecuencias de un mundo bajo el dominio de los Shuruuat. Con todo el dolor de su corazón sacó el colgante de Nildhis y se lo puso al tiempo que se agachaba abrazándose a sus propias rodillas destrozado de dolor por Xue Yang.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top