Una canción.

Le costó marcharse de la habitación del hospital, dejar a XingChen durmiendo completamente a salvo, le costó muchísimo marcharse. De eso hacía dos días y no había vuelto a saber de él. De lo que estaba seguro era de que si algo hubiera ido mal, Li Xian o Yu Hao se lo hubieran dicho, pero también él mismo lo hubiera sentido. Tenía que reconocer que desde que habló con Yu Hao y más desde que acudió a la llamada de XingChen, su alfa y él habían hecho las paces de alguna manera. Si siempre había conseguido trazar una línea entre su parte primaria y él como ningún alfa podría hacer, ahora esa línea se había difuminado más de lo que le hubiera gustado reconocer. Ya no sabía bien si quien actuaba era el alfa o él, o mejor dicho, si ya no había distinción y quien actuaba era el verdadero Xue Yang con todas sus facetas juntas. No sabía cómo había ocurrido pero sospechaba que hasta ese momento, su alfa y él no habían querido lo mismo y ahora, los dos querían a XingChen a su lado. Pero tenía que ser realista, XingChen no quería permanecer con él, no quería un vínculo con alguien como él le había dicho y lo entendía.

 También había prometido no acercarse al omega salvo para contribuir a encontrar una solución y desvincularse el uno del otro. Pero había algo más, por mucho que sus sentimientos hubieran cambiado hacia XingChen, no estaba seguro de qué hacer con ellos. No sabía como vivir con alguien que hubiera traspasado sus murallas por mucha luz que hubiera traído. Tenía miedo, no sabía cómo actuar y lo mejor para todos era volver a donde estaba aunque como le había dicho Yu Hao, ya nada fuera igual. Tenía que volver a abrazar su soledad, a guardarse sus sentimientos, a tragar la hiel que su propia vida le regalaba una y otra vez. Había aprendido a soportar todo eso, se había acostumbrado a disfrazarlo de inmadurez y frivolidad, por eso mismo, era el mejor lugar al que volver y permanecer. XingChen había sido un rayo de luz que nunca debió atravesar sus defensas y lo recordaría con una sonrisa cuando las cosas le fueran mal.

—¿No crees que es demasiado pronto?—preguntó Li Xian mientras terminaba de preparar la mesa de desayuno con Yu Hao para los tres.

— Me encuentro bien y solo quiero terminar con todo esto de una vez. Además, en el laboratorio me sentiré mejor, siempre me he sentido bien en un laboratorio, trabajando, como siempre.

— Yo también creo que es mejor que pase página y vuelva a su rutina. No tienes que temer por Xue Yang, no suele ir al trabajo y de hacerlo no volverá a comportarse como al principio. 

Yu Hao le sirvió una taza de té a un XingChen esperanzado por lo que le acababa de decir. Mientras estuvo en el hospital junto a Xue Yang tuvo muchos sentimientos encontrados. Mucho miedo, temor, incertidumbre, pero también esperanza, confort, calidez. No sabía qué hacer con todo aquello, no estaba preparado para otra desilusión, para otro revés donde Xue Yang fuera como un látigo de fuego que le golpeara y destrozara su interior para volver a sanarlo y de nuevo a castigarlo sin piedad. 

Si podía volver al trabajo y Xue Yang no iba a estar, todo saldría bien, aunque una parte de él quisiera a toda cosa encontrarlo, sentirlo cerca, poder abrazarlo. Eso no debía pasar, Xue Yang no era para él. Le había dicho muchas cosas amargas pero en una tenía toda la razón; si Xue Yang tenía que tener una pareja de vida no sería alguien como él, débil, lloroso, inútil desde que se había trasformado en omega. 

Hasta ahora había sido resuelto, valiente, independiente o más bien dicho solitario, las pocas veces que había llorado lo había hecho en soledad. Su vida estaba colmada de tristeza pero no de impotencia como lo estaba ahora. En los últimos años la melancolía se había instalado en su interior, la necesidad de sentirse amado, de ser correspondido, pero podía lidiar con eso. Lo guardaba muy profundo y de igual manera que Xue Yang ocultaba su soledad con fiestas y desenfreno, él lo ocultaba con trabajo incesante. Tenía que volver a la actividad para poder reconducir su vida cuanto antes, para disolver el vínculo y alejarse de allí, aunque eso supusiera alejarse de Li Xian y Yu Hao también.

Miró todo el aparataje del laboratorio, suspiró. Hasta ahora estar en un laboratorio trabajando era el único lugar donde se sentía seguro y de alguna manera feliz. Pero con todo lo que había pasado no sabía si su lugar seguro iba a a ser suficiente. Era un sitio nuevo y ahora llevaba una carga demasiado pesada. Pasó la punta de los dedos por los monitores, intentando captar la energía residual que pudiera haber en alguno de ellos. Necesitaba que su laboratorio le hablara, le dijera que estaba seguro allí y que no tenía nada de qué preocuparse, pero no obtuvo respuesta. Cerró los ojos unos instantes y se sentó en su lugar. 

Había llegado temprano para poder estar a solas y disfrutó el silencio de aquel lugar antes de que se llenara de los demás compañeros con los que pasaría el resto de sus días. Comenzó su rutina, sacó los auriculares inalámbricos de su mochila y buscó su playlist favorita con su canción habitual. Se recostó en su asiento y escuchó intentando respirar con tranquilidad. La música iba fluyendo y se iba sintiendo un poco mejor y como siempre, terminó con lágrimas rodando por las mejillas cuando su Close your eyes sonó. De pronto alguien le quitó uno de los auriculares, era Xue Yang.

—¡¿Qué haces aquí?!—preguntó sobresaltado y asustado al mismo tiempo.

Xue Yang acercó una silla y se sentó a su lado poniendo un dedo sobre los labios para que guardara silencio. 

—No es una canción triste—contestó en voz baja.

—No lo es.

—¿Y por qué estás llorando?

—No estoy llorando.—Se retiró hacia atrás cuando Xue Yang quiso limpiarle una lágrima con el pulgar.

—Es bonita ¿Cómo se llama?

—¿Qué querías?

XingChen dejó su auricular en su cargador y se retiró aún más con la silla. Xue Yang dejó salir el aire pesado y también dejó el otro auricular en su lugar.

—Solo venía a preguntar si necesitabas algo.

—Estoy bien, no necesito nada.

— He traído café, no se como te gusta, así...

—No tomo café—cortó XingChen dejando un silencio entre los dos que duró varios segundos.

—Vale.

—Vale.

—Si necesitas cualquier cosa, solo dímelo. Hoy estaré por aquí si neces...

—Estoy bien, no necesito nada.

—¡XingChen! Has venido al fin.

Song Lan entraba por la puerta sorprendiéndolos a los dos que se giraron para ver quién hablaba. XingChen sonrió aliviado de que hubiera entrado y no tener que estar a solas con Xue Yang. 

—Hola Song Lan. 

—Señor Xue, no esperaba encontrarlo aquí ¿Necesita algo?

Xue Yang tuvo que acallar al alfa que rugía de celos en su interior. La sonrisa de XingChen para Song Lan se le había clavado en el alma. Nunca había prestado atención a ninguno de los trabajadores de Génesis salvo si era para acostarse con alguien. A Song Lan lo conocía de vista, alguna vez se había cruzado en algún pasillo y nunca le había saludado a pesar de que el investigador le daba los buenos días. Ahora ya lo conocía demasiado para su gusto y le gustaría tirarlo por una ventana. Tenía que alejar esos pensamientos de su cabeza ¿A caso no era lo que quería, lo que le había dicho a XingChen desde un principio? "Búscate otro alfa" le había dicho, quizá era lo que XingChen estaba haciendo ahora. Le dolió, mucho en realidad, pero lo achacó al alfa celoso de su interior. Se levantó intentando no parecer más molesto de lo que estaba y salió sin contestar nada. Pero no hizo falta, el aroma posesivo y agresivo que había dejado lo decía todo.

XingChen notó los celos, notó el malestar y se sintió mezquino por fallarle a su alfa. Después se reprendió a sí mismo, no era su alfa. Xue Yang lo despreciaba, no quería tener nada más que ver con él, le había dejado claro que era inferior, que era un omega inferior y nunca estaría con alguien como él.  Quiso alejar esos pensamientos ¿Qué estaba haciendo? ¿Acaso estaba actuando como alguien a quien han rechazado después de mostrar su amor? No le debía nada, si se molestaba por algo era su problema, no tenía que sentirse culpable por contrariar a Xue Yang, por hacer algo que le incomodara. Pero dolía, dolía mucho ver a Xue Yang así.

—No te preocupes por él, siempre es así de "simpático" ¿Qué tal te encuentras? Me dijeron que enfermaste.

—Bueno, mejor. No hay de qué preocuparse.

—Es él ¿Verdad?

—¿Qué?

—Es con él con quien tienes el vínculo.

—Pues...bueno, sí ¿Cómo lo has sabido?

—Es evidente, ha dejado claro que eres suyo. Su olor está sobre ti como una coraza y el aroma posesivo y de celos que ha vertido por toda la sala al irse no deja lugar a dudas.

—¿Sobre mí?

XingChen se olió instintivamente la manga de la camisa. Se había acostumbrado al aroma de Xue Yang, lo tranquilizaba, hacía que se sintiera bien. Tanto se había acostumbrado que no se daba cuenta de que estaba ahí, solo si se hubiera retirado hubiera notado  que le faltaba. Xue Yang lo había cubierto por completo cuando estuvieron en el hospital, había envuelto su cuerpo con su aroma de alfa para protegerlo. Hasta ahora que lo había mencionado Song Lan, no se había dado cuenta. Li Xian y Yu Hao no lo habían referido seguramente porque veían normal que el aroma de Xue Yang estuviera sobre él. Además, ellos eran como familia para el alfa con lo que ese aroma no era agresivo para ellos. Estaban acostumbrados a percibirlo, como él mismo se había acostumbrado. Ahora XingChen era parte de la manada de Xue Yang también y eso le hizo estremecer, no quiso pensar si por temor o de felicidad.

—Es tu alfa al fin y al cabo— dijo con cierta tristeza— casi no me puedo acercar a ti sin sentirme mal.

—Yo...yo lo siento mucho, no quiero que te sientas mal por mi culpa.

—No importa, aguantaría cualquier cosa si puedo acercarme aunque sea un poco a ti.

XingChen no supo qué decir, su interior en ese instante quería llamar a gritos a Xue Yang para reforzar su lazo ante una amenaza, pero se apresuró a retirar ese pensamiento. No quería que Xue Yang sintiera eso, ya sabía de lo que era capaz el lazo que los unía, podía ser como una alarma nuclear que trajera de inmediato a Xue Yang a su lado aunque estuviera en la otra punta del mundo. Song Lan era alguien que le había dicho un halago, no debía sentirse culpable ni mucho menos. El lazo era un accidente y quién sabía, en un tiempo podría ver a Song Lan de otra manera y retomar lo que nunca empezaron. Quizá ese era su futuro, quizá al fin podría sentirse amado de verdad.

—Señor Xue, buenos di...

—¡No me pases ninguna llamada ¿Entendido?!—gritó Xue Yang mientras cerraba la puerta de su despacho tras de sí con un portazo que retumbó por las paredes.

Su asistente personal se encogió por el ruido. El CEO venía poco, pero siempre actuaba de igual manera. Maleducado, agresivo y dando golpes o portazos. Ni sabía como aguantaba aquella pobre puerta los arrebatos del alfa. Mientras su asistente se llevaba la mano al pecho para que no se le saliera el corazón dando un brinco, Xue Yang apretaba los dientes de pura rabia.

—¿Y ese tío quién cojones es y por qué le tiene que sonreír así XingChen? ¡Maldita sea!

No podía dejar de imaginar al tipo acercándose a XingChen, acariciando sus suaves mejillas mientras el omega le sonreía como había hecho hacía unos minutos. ¿Cómo no iba a acariciar esa piel tan suave? Sería imposible no hacerlo, una piel tan hermosa que huele a miel de azahar, no podría resistirse y después qué. Después se fijaría en sus labios, claro que sí, unos labios que parecen de caramelo. Y él le sonreiría, como acababa de hacer y entonces él se acercaría y

—¡AAAAAAAH! ¡Te arrancaré la cabeza!

La asistente podía oírle y estaba temblando aunque no fuera con ella lo que tenía desquiciado al CEO. Todo se estaba impregnando de un olor que denotaba agresividad, peligro, venganza, era un veneno que casi asfixiaba. XingChen no podía oírle, pero podía sentirle y también se estremeció. Xue Yang estaba furioso como si le hubieran arrebatado algo y se preparara para recuperarlo desatando el apocalipsis. De nuevo los demonios volvieron a su mente, temió que volviera a por él y se encogió sobre sí mismo. Pero de pronto notó algo diferente, Xue Yang se estaba calmando.

—No,no,no,no, lo siento, no quiero dañarte, lo siento, lo siento—susurró rápidamente cuando notó el temor de su omega en su lazo.

Xue Yang se había descontrolado, XingChen lo había sentido y temía que le hiciera daño. Los dos podían sentirse, así que cuando el alfa notó el miedo de XingChen de inmediato saltó su instinto protector. Corrió al aseo personal y se mojó la cara varias veces para tranquilizarse. No podía dejar que los celos lo consumieran, no tenía derecho a sentir celos, XingChen no era para él. Había acordado romper el vínculo, le había dicho que buscara otro alfa ¿De qué se quejaba ahora? Era lo mejor, por mucho que le doliera imaginar a XingChen en brazos de alguien más, era lo mejor. Se miró al espejo y le habló a su alfa interior.

—No hagas esto, tienes que tranquilizarte.

—¡Mi omega, que no se acerque a mi omega!

Escúchame, tienes que confiar en mí como hiciste en el hospital ¿Recuerdas? Me dejaste hacer a mí, cuidé de XingChen, cuidamos de nuestro omega. Tenemos que seguir cuidando de él, no tenemos que asustarlo ¿Lo comprendes? No somos lo mejor para él, tenemos que procurarle lo mejor.

—No me lo quites.

No te lo quito, pero no podemos tenerlo con nosotros, fue un accidente morderlo. Si de verdad queremos cuidarlo, tenemos que alejarlo de nosotros. Pero estaremos vigilantes, no dejaremos que le pase nada ¿Entiendes? Nunca lo dejaremos solo. Haremos eso por él. Nos sacrificaremos por él ¿De acuerdo?

—Es mío, tiene mi marca, es mío.

—Temo por él, al final le haremos daño, papá le hará daño. Tenemos que cuidarlo y alejarlo de aquí. Siempre será nuestro omega aunque no lo tengamos con nosotros. Confía en mí, no lo asustaremos más, tenemos que controlarnos.

El ser primario que le devolvía el reflejo del espejo no contestó pero dejó claro lo mucho que aquello le estaba haciendo sufrir. Xue Yang dejó salir el aire con fuerza de su pecho, tenía que usar todo lo que los muchos años de autocontrol le habían enseñado para que el omega no pudiera sentirlo tan claramente. Finalmente se sentó e intentó no pensar en XingChen pero la imagen de su omega escuchando una canción que le hacía llorar le vino de pronto y sintió curiosidad. Recordaba alguna estrofa y comenzó a buscar en Internet para encontrarla. Cuando la halló,  prestó mucha atención a la letra. Escuchó un poco en el auricular de XingChen pero no  apreció del todo lo que decía pero ahora, en la soledad de su despacho, a él también se le aguaron los ojos. No era una canción triste como le dijo a XingChen, pero era una canción que hablaba de él, de él y de XingChen. No pudo dejar de escucharla durante toda la mañana.



—Song Lan, yo quería pedirte una cosa.

—Claro, lo que necesites.

Era la hora del almuerzo y se habían sentado en una de las mesas más apartadas del comedor de personal. La bandeja de XingChen apenas tenía algo de comida y Song Lan le había insistido en que debía comer más para poder recuperarse, así que no dudó en dejar un bollo dulce de su bandeja cuando se sentaron mientras contestaba a XingChen.

—Yo voy a hacer algo poco ético. Voy a buscar la manera de deshacer el vínculo y necesito ayuda.

—¿Te refieres a investigar sobre ello y encontrar un tratamiento? Ya me lo suponía y la respuesta es sí.

—¿Así tan rápido?¿No vas a pensártelo?

—¿Qué tengo que pensar? Se trata de romper tu vínculo con alguien tan, bueno, con alguien como el señor Xue. Lo poco que  conozco de él  no es agradable, no voy a preguntarte cómo es que acabó mordiéndote si no lo quieres decir tú. Pero tengo una cosa muy clara, siempre quise encontrarte y pedir que salieras conmigo, aun lo quiero y si con esto puedo conseguirlo no tengo dudas al respecto. No está permitido investigar sobre romper un vínculo tan sagrado como el de un alfa y un omega, pero creo que en este caso está más que justificado. Nadie debería emparejarse con una persona tan  cruel como el señor Xue.

XingChen suspiró por cómo había calificado Song Lan a Xue Yang, pero en parte tenía razón. Xue Yang era alguien que a ojos de todos no era precisamente un colmado de virtudes, al contrario. Era frívolo, inmaduro, cruel y desagradable. Solo pensaba en fiestas, en gastar dinero y en hacer sentir a los demás inferiores. Pero nadie había visto el Xue Yang que él había visto. Alguien tan tierno que lo había llenado de besos, que había acariciado su piel con cuidado y había susurrado palabras de esperanza sobre su vientre. 

Alguien que llegó corriendo hasta él cuando lo llamó presa del dolor y que lloró de impotencia por no poder aliviarle con toda la rapidez del mundo. Alguien que le había gritado e insultado, pero que después le había dado todo el tiempo del mundo para que lo tocara y aliviara su dolor, que le abrazó con cuidado y durmió a su lado haciendo que entre sus brazos el mundo de fuera no existiera. La gente solo conocía a Xue Yang, pero no sabía nada del alfa que ocultaba en su interior, de su alfa. Pero no podía tener a uno sin el otro, añoraba tanto a ese alfa que dolía pensar en él aunque también sabía que la otra parte era de quien estaba intentando huir y eso, debía primar sobre todo lo demás. Si tenía que ser realista, ese alfa era demasiado maravilloso para que alguien como él lo codiciara. 

Como omega no tenía apenas ningún valor, era inestable, indefenso, frágil, muy alejado de lo que hasta ahora había sido. Como beta había llegado a ser un investigador de renombre, alguien reconocido y deseado como parte de cualquier equipo de investigación. Pero como omega no era nada, ni siquiera sabía ser un omega. Solo se encogía de miedo con cualquier gesto de Xue Yang, lloraba descontroladamente por culpa de la revolución de hormonas que tenía en su interior ¿Cómo un alfa tan especial como Xue Yang iba a fijarse en un omega tan insignificante como él? Ahora podía engendrar hijos ¿Cómo iba a engendrar el hijo de un alfa puro? Apartó ese pensamiento, estaba pensando como si de alguna manera hubiera una posibilidad de pensar en un futuro entre los dos. No, tenía que pensar con claridad, el alfa estaba oculto, solo salía de vez en cuando y el que estaba presente siempre era el cruel y mezquino Xue Yang que nunca quiso nada con él, que quería deshacer el vinculo tanto como él y que le miraba como alguien que no era para nada especial, como le había dicho aquel día en su apartamento. Al único omega que Xue Yang toleraba era a Li Xian.

—Gracias por aceptar, trabajaremos duro y lo conseguiremos.

—Lo haremos, por supuesto que sí.





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