Soy uno solo

Hace 31 años.

—Enhorabuena próximo senador Yu Xing Si 

—Gracias Xue Mu Ren pero debería ser yo quien te diera la enhorabuena, al fin y al cabo estamos aquí para celebrar tu compromiso con Lilith.

—Entonces los dos  recibiremos la enhorabuena.

—Para nada, hoy es tu gran día. ¿Dónde está la hermosa alfa que va a aguantarte el resto de su vida?

—Recibiendo a los invitados. De verdad que me alegra  verte aquí, después de  que repudiaras a tu primera esposa necesitabas algo de distracción.

—Bah bah, era una maldita omega inútil. No era capaz de darme un heredero, si ni siquiera puede hacer lo que debe, no la voy a alimentar, que se encargue su maldita familia. Mi padre ya tiene una candidata adecuada, fértil y obediente como debe ser. En una semana la presentaremos junto con el anuncio de mi nuevo puesto. ¿Tú ya tienes a alguien que lleve tu semilla?

—Vamos al jardín, tengo algo que contarte.

Xue Mu Ren y Yu Xing Si eran amigos desde la infancia. Herederos de linages alfas reconocidos era inevitable que fueran grandes amigos. Entre familias poderosas las amistades y alianzas se miraban con lupa y más cuando su idea sobre la supremacía alfa era el ideario de la familia en cuestión. No iban a meter a ningún omega en ellas que no fuera aprobado, un omega destinado a procrear alfas fuertes y extraordinarios. La primera esposa de Yu Xing Si había resultado ser inútil para darle descendientes a la familia Yu, así que había sido repudiada y devuelta a su familia. Rápidamente había sido sustituida por otra hermosa omega capaz de engendrar los hijos que necesitaba la familia, una omega sumisa que sabía su lugar y que no daría problemas. Pero cuando una familia decidía que sus hijos, ambos alfas, se casaran para aumentar su poder político y económico, buscaban una omega que llevara la semilla y diera a luz un hijo que nunca sería suyo. Se les llamaba omegas recipiente o rongqi. Pero en esta ocasión, Xue Mu Ren y Lilith no tendrían una rongqi, tenían otros planes. Cuando se supieron solos en aquel jardín de la mansión Xue, el padre de Xue Yang habló a su más íntimo amigo.

—¿Recuerdas cuando el abuelo Xue nos habló del Nuevo Comienzo?

—Claro que lo recuerdo, nos enseñó la verdadera historia de los alfas y soñamos con la vuelta de aquellos tiempos ¿Por qué lo traes ahora?

—Lilith y yo vamos a tener al nuevo XianDai

—¿Qué? Venga ya, eso es imposible. El abuelo nos dijo que lo de los alfas puros era una leyenda para mantener nuestro prestigio, que nunca había habido otro después de XianDai ¿Cómo vas a tener un nuevo alfa puro?

—Amigo mío, todos estos años de estudio desde la universidad, Lilith y yo hemos buscado la manera de engendrar un alfa puro de dos alfas y nos falta muy poco para conseguirlo. Cuando sepamos todo lo necesario para crear la secuencia de ADN, implantaremos el embrión en Lilith y lo dará a luz.

—¿Me estás hablando en serio? Pero eso, además de poco probable debe ser peligroso para ella.

—Lilith conoce el riesgo, está comprometida con la causa y asumirá las consecuencias. 

—Estáis locos, Lilith puede morir.

—Asumimos el riesgo, Xing Xing , estamos convencidos de esto, llevamos años trabajando en silencio y dentro de quizá un par de años tengamos a nuestro XianDai.

—Mu Ren eso es, joder, eso sería extraordinario. Someteríamos a los omegas de una vez. Dios, si tu abuelo hubiera vivido a día de hoy estaría pletórico ante la idea. 

Sí que lo estaría, traer los tiempos antiguos de nuevo es lo que soñó toda su vida. Pero tenemos que guardar el secreto de lo que intentamos en realidad. Tengo esperanza en que tendremos éxito y cuando ocurra, lo disfrazaremos de milagro genético. Pocos saben  lo que en realidad significa que nazca un alfa puro, solo los fieles que quedan de Shuruaat lo sabrán y acudirán a mí, a nosotros Xing Xing y entonces comenzaremos a prepararlo todo.

—Espera, espera ¿Qué pasa si aparece, ya sabes, si aparece ella?

—Esta vez nos haremos cargo desde el principio, no nos cogerá por sorpresa. Cuando ella aparezca estará a nuestro lado y después llegará lo mejor.

—Cuenta conmigo para todo esto. Tendré a mi heredero y será el mejor amigo del nuevo XianDai

Así será, tu hijo será la mano derecha de mi hijo, de mi XianDai ,de mi Xue ChengMei.

*****

—Candidato Yu, ¿Cómo se encuentra mi viejo amigo?- preguntaba Mu Ren por el teléfono.

—Hola Mu Ren, ¿Llamas para retirarte? Aún estás a tiempo de que no te de una paliza. El último partido tuve compasión de ti. Lo tuyo no es el tenis.

—No te llamo por eso, tengo grandes noticias. Xue Yang encontró al fin a su omega.

—¿Nildhis ha aparecido? ¿Dónde está, cómo es? ¿Es cierta la leyenda de su belleza, es tan hermosa?

—La leyenda es cierta, pero no es una omega, es un omega.

—Dónde nos vemos.

Xue Mu Ren sonrió mientras se recostaba en el sillón de su despacho. Su viejo amigo Yu Xing Si nunca fallaba. Desde que nació Xue Yang, como había vaticinado, los que conocían el significado de ese nacimiento acudieron por su propio pie hasta él, aquellos que habían guardado de generación en generación durante cientos de años una creencia supremacista bajo el nombre de Shuruuat. Una secta guerrera que anteponía a los alfas sobre omegas y betas a los que en otro tiempo, controlaban y sometían a su voluntad y que llevaba demasiado tiempo esperando su oportunidad. En otro tiempo los omegas no eran más que vientres para dar a luz, criados o casi esclavos de los alfas, y los betas, simple personal de asistencia en todos aquellos trabajos importantes que ostentaban los alfas. Para mantener ese statu quo los alfas crearon la Shuruuat, porque en  aquel tiempo, los omegas sufrían a manos de los alfas y un grupo de ellos les plantaba cara. Eran tomados como rebeldes a los que aniquilar, se habían ocultado en las montañas para hacer incursiones de guerrilla contra los Shuruuat y eran un verdadero dolor de cabeza.

Xue Mu Ren hizo un gesto a su amigo para que tomara asiento junto a él en un cómodo sofá de cuero de su despacho.

—¿Quieres tomar algo?

—Lo mejor que tengas, es una ocasión especial ¿Desde cuando sabes que Xue Yang encontró a su omega?

— No hace mucho, poco después de que apareciera. Ya sabes que tengo ojos y oídos en todas partes—dijo entregando un vaso con licor al padre de Yu Hao.

—Sabía que tu plan funcionaría. Eres un puto genio, Mu Ren. No me puedo creer que haya aparecido, siempre tuve el temor de que no lo hiciera. ¿Es ella, bueno es él?

—Lo es. Xue Yang lo marcó, fue a nuestro hospital y mi informante confirmó que efectivamente tenía un vínculo con mi hijo. No hay duda, Xue Yang no puede marcar a nadie más.

—¿Y cómo ha sido, dónde? 

—Bueno, en eso ha tenido mucho que ver A- Hao.

—¿Cómo, mi Yu Hao?

—Como dijiste, tu hijo sería la mano derecha del mío. Le ha traído a su omega.

—Mí A- Hao, ha cumplido su papel, mi amado hijo ¿Pero cómo, él lo sabe?

—Todo a sido por Li Xian.

—No me nombres a ese demonio omega que ha vuelto loco a mi A-Hao. Lo ha puesto en nuestra contra, lo tiene embrujado. Ojalá llegue el día en el que le vea agonizando y arrepintiéndose de haber puesto sus sucias manos en mi hijo.

—Sé que lo odias, pero ha sido de ayuda. Es el mejor amigo del omega y él y Yu Hao lo han puesto en contacto con Yang Yang. Pero hay más, casualmente le contraté para Génesis. Esto es una señal, una señal de que todo va a salir bien, no ha sido una casualidad.

—Tiene que salir bien, llevamos 29 años esperando. ¿Y como es, cómo se llama?

—Se llama Xiao XingChen. No te preocupes, vamos a presentarlo en sociedad en unas semanas.

Ambos rieron complacidos por cómo se iban sucediendo las cosas. Después de tanto esperar, de tanto monitorear a Xue Yang, su omega había aparecido y muy pronto podrían instaurar el nuevo régimen. Un nuevo régimen que tanto habían deseado desde hacía casi mil años todos sus antepasados alfas descendientes de los primeros Shuruuat. 

—¿Qué es esto?

Xue Yang había entrado al comedor de la mansión Xue mientras su padre desayunaba leyendo el periódico. Mu Ren levanto un poco la vista para ver cómo Xue Yang agitaba un papel en alto.

—Buenos días Yang Yang ¿Quieres desayunar con tu viejo padre?

—No tengo tiempo de formalismos papá, contesta, tengo prisa.

—Es una invitación a una fiesta. Al fin te haces cargo de Génesis, he creído que presentar la empresa como nuestra ahora que al fin su CEO se hace cargo, es lo más adecuado para la empresa familiar. ¿Qué te molesta?—Mu Ren cerró el periódico y tomó un sorbo de su taza de café.

—No soy tu mono de feria, no cuentes conmigo para esto. Presenta lo que te de la gana, pero no esperes que vaya.

—¿Eso es lo que te incomoda? No te preocupes Yang Yang, no tienes que venir. De hecho ya tenía previsto que te negarías y tengo la mejor representación para Génesis que podía tener. Le he pedido a Xiao XingChen que venga, quién mejor que mi investigador estrella para representar a Génesis y no te preocupes, no irá solo. Me ha pedido si podía traer a alguien con él, Song algo, no recuerdo bien—mentía por supuesto.

—¿Qué estás tramando, papá?

—Yang Yang, hijo, tienes casi treinta años ¿No te parece demasiado infantil esta manía tuya de llevar todo a la conspiración?

—Déjate de rodeos, dime qué tramas ¿Todo esto es para tener cerca a Xiao XingChen?

—No entiendo.

—Claro que entiendes, perfectamente entiendes, papá. Te he dicho que lo dejes en paz. No es mi omega, déjalo tranquilo.

—Sea o no tu omega, es mi investigador, trabaja para mí así que deja de ver planes oscuros detrás de todo. Es lo más normal del mundo que le diga a mis empleados que hagan este tipo de cosas para la empresa.

—No te saldrás con la tuya.

—¿De verdad no te apetece un poco de pastel? Es tu favorito y es una lástima, se va a estropear.

Xiao XingChen respiró más tranquilo cuando Song Lan, le dijo que no había problema en acompañarlo a la presentación de la empresa como parte del conglomerado empresarial Xue. La verdad es que le aterraba estar con tanta gente, ser el centro de atención, pero no tenía más remedio. Era una orden del presidente el que fuera en representación de Génesis y que Xue Yang no estuviera lo tranquilizaba bastante. Aunque era doloroso no poder tenerlo cerca, debía acostumbrarse a ello. La investigación para disolver el lazo no iba tan rápido como le hubiera gustado, pero al menos, mantener el vínculo lo menos activo posible, ayudaría a disolverlo en cuanto fuera posible. Eso le provocaba sensaciones encontradas que iban de la más triste desolación a la esperanza de empezar de nuevo sin el peso de ser un omega enlazado. 

—Ni siquiera sé qué tengo que hacer. El señor Xue me ha dicho que él se encargará de todo, solo tenemos que estar a su lado para las fotos de prensa.

—Da igual, te acompañaré y será un placer hacerlo. No será como si tuviéramos una cita que me debes, pero bueno.

—Ya, eso, sí, es cierto. Cuando todo se arregle te prometo que te invitaré a cenar y pagaré mí deuda.

—Oye, oye, era broma. Solo quería hacerte sonreír.

Y lo logró. XingChen le regaló una de sus hermosas sonrisas mientras asentía con la cabeza y se sonrojaba levemente.

—De acuerdo, pero te prometo que...

—¡Xiao XingChen!

Xue Yang no había podido no elevar la voz cuando vio el coqueteo entre los dos. Apretaba los dientes por los celos que le carcomían por dentro y le dedicó una mirada de desprecio a Song Lan que también sobresaltado como XingChen, le miraba sin saber muy bien qué hacer. Era la hora del almuerzo y en la cafetería donde toda la escena se desarrollaba, todo el mundo se quedó en silencio sin saber reaccionar tampoco.
Ninguno de los allí presente podría decir que habían visto al CEO alguna vez en ese lugar, en realidad algunos ni siquiera lo habían visto en persona ni una sola vez, pero en algo sí coincidían todos. No era alguien a quien se quisieran cruzar de ninguna de las maneras. XingChen se había agarrado a la mesa de manera instintiva, tan fuerte que se le habían quedado los dedos más blancos de lo habitual en él. Xue Yang se dio media vuelta para marcharse mientras hablaba.

—Ven a mi despacho.

XingChen tragó saliva, no quería que nadie se diera cuenta de que entre él y el CEO había algo más que simple relación de trabajo, pero era difícil puesto que Xue Yang había dejado su aroma de celos por todos lados.

—Puedo acompañarte hasta la puerta por si, ya sabes, si así estás más tranquilo—dijo Song Lan al ver a XingChen asustado.

—Es mejor que no. No pasará nada, no te preocupes.

Xue Yang había llegado a su despacho con rapidez, e intentó tranquilizar a su alfa y a él mismo. No podía evitar sentir celos cuando veía a XingChen con Song Lan por mucho que intentara convencerse de que no era su omega y que lo mejor es que XingChen tuviera otro alfa. Había intentado parar esos pensamientos pero era inútil. Ya no podía autoconvencerse de que era su alfa el que extrañaba a XingChen, eso ya no servía para nada. Se había enamorado perdidamente del omega y ya no había vuelta atrás por mucho que hubiera intentado que no ocurriera.

Llamaron a la puerta, sabía quien era, podía percibirlo a través de la madera. Tomó aire mientras miraba por el ventanal dando la espalda a la puerta.

—Entra. 

Xingchen entró despacio, como  si no quisiera ofender al suelo que pisaba. Si bien Xue Yang había mantenido su promesa de comportarse con él y de no buscarle, aún tenía el miedo muy profundamente grabado. Así que habló con un todo de voz muy bajo y sumiso.

—¿Por qué querías verme?

—Has aceptado la invitación de mi padre para la presentación de Génesis. —Xue Yang seguía dándole la espalda y hacía un esfuerzo por no girarse.

—Sí, no podía negarme. Es quien me contrató, el dueño de todo.

—Génesis es mía.

—Lo siento, no sabía.

—No debes ir, es peligroso para ti

—¿Peligroso? No entiendo.

Xue Yang se giró al fin y clavó los ojos en los de XingChen que se encogió instintivamente.

—No quiero que estés rodeado de alfas que... No me fío de mí padre, eso es todo.

—Yo solo voy a estar allí en representación.

Xue Yang se acercó con rapidez a él, quería abrazarlo, cubrirle de su aroma para que llevara su impronta y nadie se le acercará, pero frenó levantando la mano con la que pretendía agarrarlo y acercarlo contra él, con ella se tapó la boca. XingChen se encogió aún más.

—No... No hagas eso, no tengas miedo de mí. Nunca volveré a dañarte, te lo prometí. Yo, joder...

—¿Puedo irme ya?—contestó en un susurro deseando salir de allí.

Xue Yang suspiró pesadamente, era evidente que XingChen quería alejarse de él cuanto antes, algo que él mismo debía sentir y que ya no conseguía. Apretó los labios y asintió. Cuando su omega casi tocaba el pomo de la puerta, llamó su atención de nuevo.

—XingChen, pídeme que vaya contigo y lo haré. Solo tienes que pedirme que lo haga.

Miraba la espalda de XingChen que no se atrevía a girarse de nuevo y enfrentar la mirada de Xue Yang.  XingChen bajó la cabeza por si lo que iba a decir a continuación desatara una tormenta que le cayera encima con toda la fuerza del mundo. Se preparó para ello.

—Yo, no hace falta. Song Lan vendrá conmigo.—Se quedó en silencio unos segundos, Xue Yang también.

—Claro, está bien. Márchate ya.

Cuando la puerta se cerró de nuevo, cerró también con fuerza Xue Yang los ojos. No imaginaba lo mucho que podían doler las palabras, tanto que le estaban robando el aire. Pensó en lo mucho que debería haber sufrido XingChen con todo lo que le dijo al principio de conocerse. Eran como ácido que le corroía por dentro, que le quemaba. Se llevó la mano a la boca para impedir que saliera un grito de agonía porque si así dolía, así se sentía en alguien tan fuerte como él, no imaginaba cuánto tendría que doler en alguien tan delicado como XingChen. Tenía que salir de allí, se estaba ahogando en su propio dolor por el rechazo de XingChen y no podía soportarlo más. 

Huyó,  huyó lejos intentando alejarse de sus sentimientos y de sus pensamientos, pero ellos siempre lo iban a acompañar hasta su último aliento. Siempre había sido una muralla infranqueable, un castillo en lo algo de un risco donde nadie tenía acceso y desde el que podía mirar a los demás y despreciarlos sin remordimientos. Pero ahora el puente había caído, nadie estaba vigilando la puerta y el castillo había sido invadido sin remedio por un dulce aroma de miel de azahar. 

Bajó del coche en mitad de la montaña, en un claro rodeado de altos árboles que miraban lo miserable que se sentía desde sus  copas. Allí, en la soledad del bosque gritó, gritó hasta que se le desgarró la garganta, gritó hasta que cayó de rodillas llorando sin consuelo. Gritó y se agarró el pecho porque notaba como el corazón se le estaba fragmentando en mil pedazos sangrantes. Él todopoderoso Xue Chengmei, el más libertino, insensible y despiadado Xue Yang había sido vencido por los ojos más hermosos que nunca había visto, había sido derrotado por una bella sonrisa a la que ya no podía tener acceso por su propia soberbia y ahora, tenía que asumir las consecuencias. 

Su sufrimiento sería un insignificante pago si a cambio salvaba a XingChen de estar con alguien tan mezquino como él. Sufriría hasta no aguantar más y después, volvería a levantarse y seguiría sufriendo por él si con eso lo salvaba. Aunque en realidad, el Xue Yang del que lo quería salvar ya no existiera, XingChen lo había destruido y había dejado paso a un nuevo Xue Yang aunado con su alfa interno, alguien diferente capaz de poner como prioridad el bienestar de otro y no el suyo propio. Este nuevo Xue Yang daría hasta su última gota de sangre por su omega. 

XingChen sintió su dolor a pesar de que Xue Yang se había alejado de él todo lo que había podido para impedirlo. El omega lo sintió dentro de su pecho y sufrió por él, sufrió mucho pensando en el dolor que estaba sintiendo el alfa que se escondía dentro de Xue Yang al que amaba sin remedio. Lo que no sabía XingChen y apenas alcanzaba a entender Xue Yang era que el alfa ya no se escondía dentro de nada ni de nadie, ahora finalmente sus dos partes eran una sola. XingChen no sabía que quien sufría de esa manera tan terrible era el propio Xue Yang.

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4. Can you feel my heart (Xue Yang)

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