Nuevas generaciones.

XingChen se había recuperado del ataque de Song Lan. A pesar de que le dijo a Xue Yang, que olvidara el asunto con ese alfa, su esposo de inmediato intentó localizarlo para terminar lo que había empezado, pero no pudo encontrarlo a pesar de saber a dónde lo habían enviado aquel día. En el hospital no supieron darle razón de su paradero y esto desquició a Xue Yang más que cualquier otra cosa. No quería contradecir a su omega, pero dejar a Song Lan con vida no era algo que pasara por su cabeza, al menos quería  terminar de dañarlo lo suficiente como para que no pudiera levantarse de una cama nunca más. Xue Yang podía buscarlo todo lo que quisiera pero no podría encontrarlo, porque en donde se escondía no era un lugar que Xue Yang hubiera imaginado. Ahora Song Lan estaba bajo la protección de Xue Mu Ren y a saber con qué intenciones.

En cualquier caso, tenía otra cosa que hacer, darle un nido a su omega. No podían seguir en el apartamento de XingChen, se quedaría pequeño enseguida y no era lo suficientemente saludable para su bebé. En el centro de la ciudad, con ruidos y contaminación no era el lugar que deseaba para su pequeña familia, así que cuando XingChen salió del hospital, le cubrió los ojos y lo llevó a las afueras.

—¿Vamos a casarnos otra vez? —preguntó el omega divertido.

—¿Quieres hacerlo? Yo quiero casarme cada día contigo y tener una noche de bodas como  la del celo.

—¡Xue Yang! Eres terrible.

—Gatito, tenemos que darle hermanos a nuestro bebé, no pensarás que se criará solo como me pasó a mí. Quiero que le pase como a Yu Hao, que tenga muchos hermanos que lo acompañen en su infancia.

Xue Yang bajó del coche cuando paró a la entrada de una casa a las afueras. No era una gran edificación pero estaba dentro de un terreno lleno de árboles bastante amplio. Había un pequeño jardín que custodiaba el acceso y un camino de piedrecitas blancas que llevaban hasta la puerta. Xue Yang desató la venda de los ojos de XingChen para que viera el lugar.

—¿Dónde estamos?

—En nuestra casa si te gusta.

—Cómo que nuestra casa.

—Somos una familia ahora, tengo que darte un mejor lugar donde vivir y donde vivan nuestros nunshis. Un sitio que hagas tuyo y donde prepares tu nido para dar a luz. Me gustaría que fuera aquí, donde estarás más seguro que en un frío hospital ¿Te gusta?

XingChen nos había qué decir. Era un lugar precioso y su alfa lo había buscado para él. Qué más podría desear que un sitio donde su bebé creciera y jugara lejos de la ciudad. Era perfecto.

—Yo...no se que decir, este lugar es precioso.

—Tendrás doble trabajo, preparar mi despacho y preparar nuestra casa, aunque ya tiene muchos muebles que he dicho que trajeran parecidos a los de tu casa que sé que te gustan. Otros los tendrás que elegir tú o cámbialo todo, lo que más te haga feliz. 

XingChen se tapaba la boca y los ojos se le llenaban de agua de felicidad. Tendrían su nido allí, no quería otro lugar. Confiaba en el amor que había puesto su alfa en elegirlo y estaba muy feliz por ello.

—Espero que te guste la cama que he puesto porque la vamos a estrenar ahora mismo.

No dio opción a XingChen a decir sí o no, lo tomó en brazos y lo llevó dentro con premura. Subió las escaleras entre las risas de su omega y lo adentró en una estancia iluminada por pequeñas lucecitas sobre el cabecero. Parecían luciérnagas y XingChen entendió que Xue Yang había querido recrear su noche de bodas para esa ocasión. Lo dejó en la cama con cuidado y comenzó a desvestirlo besando despacio cada parte del cuerpo del omega que quedaba a la vista. Todo era de un blanco casi imposible, mullido, con múltiples elementos de pelo que aportaban calidez a la estancia, cojines y mantas en su mayoría y en un rincón, rosas blancas iluminadas por la luz del sol que entraba por la ventana.

Xue Yang sabía que debía poner especial cuidado con XingChen en su estado, pero también sabía lo beneficioso que era para su omega el tener esos contactos tan íntimos. Quería que esa ocasión fuera realmente especial, así que dedicó cada beso a hacerle feliz. Acariciaba su cuerpo despacio, con la punta de los dedos haciendo que la piel de XingChen se erizara a cada movimiento. Dedicó caricias al vientre donde crecía su bebé y le susurraba palabras que XingChen no alcanzaba a oír presa de la excitación y el deseo por su esposo. Por su parte Xue Yang también recibía las caricias suaves de su omega que correspondía a sus besos cuando el centro de su atención eran sus labios de caramelo.

—Eres la estrella más hermosa que brilla en el cielo XingChen, brilla para mí, gatito.

Y XingChen brilló como nunca lo había hecho. Gemía y se movía a compás de las caricias de su alfa, brillaba porque todo su cuerpo respondía a las atenciones de Xue Yang y cuando su esposo buscó su entrada con los dedos que jugaban en círculo por su tersa piel, se electrificó de placer. Xue Yang ya conocía cada centímetro del cuerpo de XingChen y preparó su entrada sin causarle dolor alguno a lo que el omega respondió con una oleada de su dulce lubricante para recibirlo. Aún Xue Yang le dio momentos de extremo placer con solo sus dedos antes de entrar en él despacio, con cautela pero con la decisión de dar a XingChen un momento irreal.

Empujaba con cuidado, siempre pensando en su bebé, siempre pensando en el bien de su omega antes de su propio placer y XingChen lo notaba porque no podía dejar de gemir y acompañar en los movimientos. En un momento colocó a XingChen sobre él para que se moviera más libremente, para que buscara por sí mismo cómo quería ser llenado de placer y Xue Yang aguantó, aguantó todo lo posible para alargar la llegada de su orgasmo y cuando ya no podía más, colocó a XingChen de lado y salió de él para evitar que se formara el nudo en su interior.

XingChen buscaba el aire entre su propio orgasmo mientras Xue Yang lo abrazaba con cuidado y se encargaba del suyo. Le robaba los besos a su omega que intentaba decidir si respirar o besar con deseo desmedido a su alfa que tanto bien le hacía. No podía amarlo más, no podía desear estar en ninguna parte del mundo que no fuera en esa cama coronada de bellas lucecitas que parecían luciérnagas.

El tiempo estaba parado para los dos, nada del exterior solo aquella casa, aquella habitación era todo el mundo que necesitaban en ese instante. XingChen dibujaba trazos en el pecho de su esposo mientras permanecían abrazados. Era un lugar perfecto y ya habían dejado muestra de su amor en él. Apenas cambiaría esa habitación  pensaba XingChen, lo tenía claro. Aunque había pasado un momento muy duro con el ataque de Song Lan, la vida sonreía ahora de oreja a oreja para él. Pero también había algo que no le dejaba ser feliz por completo, no saber de Li Xian. Temía que le hubiera pasado algo grave y que fuera culpa de Yu Hao, eso le destrozaba por dentro.

—¿Has vuelto a hablar con él?

—¿Con Yu Hao? No, no hace falta. Sé que lo que hace es porque no le queda otro remedio. De todos modos tengo a alguien que vela por él en esa casa.

—Creo en la bondad de Yu Hao pero y si...y si han hecho algo con él que lo ha transformado en un ser cruel capaz de abandonar a su omega a su suerte.

Xue Yang también había pensado en esa posibilidad. Dejar solo a Li Xian era algo peligroso para los dos. El lazo que les unía se volvería en su contra, comenzaría a darles mucho dolor y eso era algo que de asumirlo, era porque había algo más importante que protegía al omega, porque si algo tenía claro Xue Yang es que Yu Hao se sacrificaría por Li Xian siempre.

—XingChen, creo que hay algo que protege a Li Xian más allá de la protección que Yu Hao le está dando con su decisión de abandonarlo lo entendamos o no. No se qué puede ser, qué haría que Li Xian pudiera sobrellevar la pérdida del amor y el calor de su alfa. Solo podría ser...algo que quizá...

—¡Li Xian está en estado también!—espetó XingChen como una revelación.

Xue Yang abrió mucho los ojos y todo encajó. Eso era lo que ocurría con toda seguridad, que en el vientre de Li Xian crecía un cachorrito al que proteger. Eso le daría fuerzas para seguir adelante, su bebé  y el amor que le estaría dando lo protegía de daños severos, pero eso mismo acrecentaría el daño en Yu Hao al no poder tenerlo ni a él ni a su bebé.

El doctor Zhou encargado de atender a Li Xian había dispuesto todo el aparataje necesario para monitorear el embarazo del omega y el futuro parto. No se arriesgarían a que fuera a un hospital para ser descubierto, eso estaba claro. La señora Yu había dispuesto también una mejor habitación con mucha ropa mullida y algunas que tenían el olor de Yu Hao. Había estado dejando esas prendas de cama en la habitación de Yu Hao en la mansión Yu, para que se empaparan con su aroma poco a poco y mandado a la casa oculta donde estaba Li Xian para preparar  el nido.

Li Xian miraba el monitor de medio lado dispuesto, mientras el doctor movía el ecógrafo por su vientre buscando al cachorrito que crecía en su interior. 

—¿Hay algún problema con el bebé? —preguntó Li Xian al ver al doctor arrugar el entrecejo.

—Bueno, doctor Li, no se si es un problema o no, pero no hay un bebé. Está embarazado de gemelos.

Li Xian necesitaba más que nunca abrazarse al aroma de Yu Hao porque la cabeza comenzó a darle vueltas. Ya era difícil pasar un embarazo sin que estuviera su alfa con él, pero tener gemelos multiplicaba por dos los problemas. También estaba que no podía compartir la noticia con nadie que amara, no estaba XingChen, no estaba Xue Yang y lo peor de todo, no estaba su esposo. ¿Cómo iba a sobrevivir a ese dolor, cómo iba a poder traer al mundo a dos cachorros sin Yu Hao? Tenía que sobreponerse a la noticia, debía hacerlo por sus bebés porque ya no podía llamarlos de otra forma, ya no esperaba un cachorrito, esperaba dos.

 ¿Lo soportaría su cuerpo delgado? Debía hacerlo, se esforzaría en estar en las mejores condiciones para que llegaran y después para criarlos aunque fuera en soledad. Su plan de escapar antes de dar a luz se tambaleaba, no podría atender a los dos él solo pero tampoco podía quedarse allí y que le robaran a sus pequeños. Todo se estaba haciendo muy cuesta arriba, el futuro era demasiado incierto y tanta presión hizo que perdiera el conocimiento. Shu Yi se dio cuenta de eso y se apresuró a atenderlo.

—¡Joven amo! ¡Doctor!

—Doctor Li, Li Xian- llamaba el doctor Zhou para intentar traer de vuelta a Li Xian a la consciencia.

El médico le tomó las constantes y entendió que no era más que un desvanecimiento por la impresión y que todo estaba bien. No obstante le indicó a Shu Yi algunos medicamentos para darle si fuera necesario. Li Xian fue llevado a la nueva cama donde el aroma de Yu Hao le reconfortó hasta despertarlo. 

Los días fueron pasando y Li Xian se iba haciendo a la idea poco a poco de que traería a dos cachorros sin Yu Hao a su lado. Tenía un miedo atroz con la idea del parto y también con la idea de que le robaran a sus bebés. Tenía que marcharse de allí antes de que eso sucediera y no podía tardar en escapar porque se sentía muy pesado, se cansaba mucho y cada vez se veía más débil.

Shu Yi había dispuesto el desayuno en el comedor ahora que Li Xian podía moverse con más firmeza por la casa. Su cuerpo se estaba adaptando al embarazo gemelar poco a poco y su mente también. En su cabeza seguía la idea de huir cuanto antes porque de demorarlo más, le sería difícil moverse con agilidad, iba a ser un embarazo difícil. Se sentó en la silla y esperó que toda la comida estuviera dispuesta y cuando Shu Yi ya se disponía a marcharse para dejar que comiera solo, Li Xian le agarró de la muñeca para impedir que se marchara. El beta miró la mano blanca y delgada del omega aferrándose a él y los ojos que suplicaban por ser entendido en lo que iba a decir. El corazón se le aceleró por un momento.

—Shu Yi, tienes que ayudarme. Necesito hablar con mi esposo. Si pudieras llevarle un mensaje, solo un mensaje para que sepa que estoy bien. Necesito verle, necesito abrazarle, por favor te lo ruego.

—Joven amo no puedo hacer eso.

—Sí puedes —continuó Li Xian ahora usando las dos manos para agarrarlo— Cuando vayas a la casa, solo déjale una carta en su habitación y...

—Joven amo, yo nunca he estado en la mansión Yu, no pertenezco al servicio de esa casa. Mi madre pertenece al servicio de la familia Wang, la familia de la señora Yu desde que era una niña.

Li Xian se quedó en silencio, había puesto tantas esperanzas en aquel movimiento que no poder conseguir su objetivo fue como un jarro de agua helada sobre sus hombros. Soltó despacio la muñeca de Shu Yi que por alguna razón notó un frío helador al perder el contacto.

—Pensaba que sí.

—Joven amo. Mi madre ha sido la asistente personal de la señora Yu hasta que la señora se casó, era su sirvienta en su casa natal, la mansión Wang. Cuando la señora se marchó para vivir con su alfa, mi madre quedó en la casa, pero finalmente la liberó del servicio y ahora estamos aquí por petición suya. Somos personas de su entera confianza que nunca la traicionaremos joven amo. No tema porque le vayamos a hacer algún daño, eso no ocurrirá nunca. Estamos para cuidar de usted.

—Sé que creen que todo esto es por mi bien, pero mi bien es recuperar a mi esposo, solo eso.

—Joven amo...—el beta pensó muy mucho lo que diría a continuación—Supongo que tendrá una idea muy positiva de su esposo y no lo dudo, pero le recomiendo que no lleve la contraria a un alfa de la familia Yu, ni tampoco...menos aún de la familia de la señora. Pueden volverse muy peligrosos. Los alfas Wang...-Shu Yi sopesó lo que iba a decir- tenga mucho cuidado ellos.

Li Xian tuvo la impresión de que lo que decía Shu Yi era por propia experiencia. Quizá podía tirar de ese hilo para tenerlo de su parte y que lo ayudara a escapar de ese lugar. Pero sabía que no sería fácil tener más información del beta que parecía tremendamente precavido en todo lo que hacía y decía. No era un alfa, pero tenía una presencia importante a pesar de ser un sirviente. Posiblemente de haber nacido en otra familia, una familia con dinero, sería alguien con cierto poder porque estaba claro que había algo en él que indicaba que tenía una luz especial. Debía pensar con claridad si todo esto era real, o solamente lo pensaba porque se parecía a Yu Hao, pero realmente en ese beta había algo que lo hacía diferente al resto de individuos de su especie. Ese beta era casi un alfa.

Los días pasaban y Shu Yi siempre hacía un trabajo impecable. Atendía a las necesidades de Li Xian sin que hubiera necesidad de hacérselo saber, siempre con una elegancia en los gestos y en las palabras que aportaban calidez a cualquier situación. Li Xian le contaba cosas de su país, de lo que quería para sus bebés y Shu Yi escuchaba con calma y atención siempre con una sonrisa de agrado y ojos soñadores. Solo escuchar al omega le reportaba una sensación extraña y agradable. Li Xian encontró un apoyo en ese beta, una calidez que había perdido y que siempre le daba Yu Hao, ahora era su único pilar para sentirse seguro en esa casa.

La madre de Shu Yi era una mujer que en su juventud habría sido muy hermosa pero que ahora mostraba en su rostro algunas cicatrices muy antiguas. Era muy reservada, apenas se dejaba ver y apenas hablaba. Era resuelta y tenía todo siempre en un orden extraordinario. Ella y Shu Yi hacían del lugar un sitio seguro y confortable unido al nido que poco a poco se iba formando para el nacimiento de los bebés. No solo era porque tenían que tener mucho cuidado con que Li Xian fuera descubierto, también porque tradicionalmente las familias pudientes como la familia Wang o la Yu, tenían a sus cachorros de la forma ancestral, en casa con un nido.

Tener gemelos no era fácil, podría ser muy peligroso para él si tenía que estar lejos de un hospital y esa idea le martilleaba las sienes día a día. Li Xian no tenía esas tradiciones y lo único que veía era que si el parto se complicaba sus gemelos sufrieran por ello.

—¿Puedo preguntarte algo personal?

Li Xian estaba en el pequeño jardín de la casa que estaba flanqueado por el bosque cerrado que también formaba parte de la propiedad. El omega no lo sabía pero no muy lejos de allí, en otra casa parecida pero de dimensiones más pequeñas, XingChen también estaba sentado en el jardín acariciando su vientre como él hacía. Shu Yi que estaba de pie a su lado después de llevarle un vaso de té y unas vitaminas, se quedó en silencio unos segundos.

—Sí joven amo.

—¿Qué le pasó a tu madre? Es una mujer muy hermosa, esas cicatrices no han conseguido apagar del todo su belleza. Si no quieres contestar lo entenderé pero no me mientas. Prefiero el silencio a la mentira.

—Ella tuvo un percance en la casa Wang cuando era muy joven—contestó con la voz baja después de pensar si contestar o no.

—¿Por eso la señora Yu la sacó de esa casa, verdad? Un alfa Wang la atacó. Me dijiste que tuviera cuidado sobre todo con ellos.

Shu Yi no había calculado lo inteligente que era Li Xian y que habría unido todos los puntos sobre la información que le iba dando a goteo. No quería mentirle y además, sentía que hablar con Li Xian era algo que no siempre podría tener a su alcance.

—Joven amo, esto debe quedar entre nosotros. Si se lo cuento es para que le sirva de advertencia y así protegerlo. Había un alfa, Shen Jiang es su nombre de cortesía, se le llamaba Wang Seung, era el hermano mayor de la señora Yu. Cuando mi madre estaba en esa casa, la perseguía constantemente pero con la señora Yu allí, se mantenía a raya. Cuando la señora se fue para casarse, el señor Wang buscaba constantemente a mi madre y un día, al no conseguir lo que quería de ella la golpeó hasta casi la muerte. La señora Yu entonces optó por sacarla de allí y ocultarla. Poco después su hermano murió en un accidente de coche cuando estaba borracho. La señora Yu salvó a mi madre, por eso le somos fieles joven amo.

Li Xian guardó silencio unos instantes mientras seguía acariciando su vientre automáticamente.

—Wang Shen Jiang es tu padre ¿Verdad?



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