Mientras respire, mientras viva.
—Vaya, qué bien estás. Te queda genial.
— ¿Tú crees? No sé, me veo raro con este tipo de ropa.
—Te ves espectacular. Ese color marfil te va muy bien—Li Xian sonreía en la tienda de ropa ante la imagen de XingChen vestido con un traje sencillo pero muy elegante.
—No quiero estar espectacular, quiero pasar desapercibido. No deseo ir, pero no tengo más remedio. Al menos que no se me vea demasiado y pueda marcharme cuanto antes.
—Qué tontería. Eso es imposible. Vas a representar la empresa que se presenta, eres guapísimo y elegante, cómo vas a pasar desapercibido.
—Ojalá no me lo hubiera pedido el señor Xue. El otro día Xue Yang me llamó a su despacho y se enfadó porque iba a ir. Me siento mal con todo esto, puedo notar que el alfa sufre porque estoy cerca de Song Lan. Tengo miedo de que Xue Yang vuelva a enfadarse conmigo y me haga algo.
—Eso no va a pasar, confío en Xue Yang. Pero entiendo que esté enfadado, al fin y al cabo el lazo está ahí y no puede evitar sentirse celoso si otro alfa se te acerca. Pero está convencido en deshacer el vínculo desde el principio, no te está impidiendo que investigues, tampoco se negó a que Song Lan te ayudara en la investigación. Pronto todo terminará, Xue Yang seguirá con su vida y tú con la tuya. Quién sabe si finalmente puedas empezar algo con Song Lan ¿Te gusta?
—Uff, no puedo pensar en él de esa manera, al menos de momento. Me temo que el alfa de Xue Yang está más profundo dentro de mí de lo que me gustaría. He pensado mucho en todo esto y me temo que desde que vi a Xue Yang en el partido, me gustó. A pesar de todo lo que ha pasado, tengo sentimientos por esa parte de él que oculta y que me cuida cuando aparece. Sé que es una locura y que el verdadero Xue Yang es el de fuera, el que me da miedo e intento evitar, pero ese sentimiento está ahí. Quiero olvidarme de todo esto, por eso deseo que el vínculo que nos fuerza a estar juntos desaparezca y así poder olvidar al alfa. Porque estoy seguro de que no es solo por el lazo que siento esto.
—Ojalá las cosas hubieran sido de otra manera, que no hubieras pasado por todo este sufrimiento. Que hubieras encontrado el amor como el resto de la gente, de una manera hermosa. Todo ha sido completamente al revés, pero no se puede ir al pasado y cambiar las cosas. Yo estaré contigo decidas lo que decidas y pase lo que pase.
XingChen se abrazó a su más preciado amigo y su aroma de miel se esparció por toda la tienda de ropa. La dependienta y el resto de personas que estaban allí se quedaron extasiados oliendo aquel aroma tan extraordinario. Sentir el cariño de Li Xian y pensar en su alfa, hacía que XingChen se sintiera como en una nube.
La mansión Xue estaba engalanada para la ocasión. Ya de por sí un lugar hermoso, elegante, lleno de detalles que lo hacían más espectacular aún, esa noche se habían superado todas las expectativas en cuanto a decoración. El clima era agradable en esa época del año, así que todo se había organizado en el jardín. Era media tarde cuando XingChen llegó con Song Lan. El omega no se sentía bien allí, había tantos alfas que irradiaban poder que se sentía muy intimidado. Se pegó más a Song Lan por instinto.
—¿Te ocurre algo?
—Sí, es solo que hay tantos alfas aquí que me siento casi indefenso.
—No te preocupes, no te separes de mi lado y ya está. No les prestes atención.
Eso era fácil decirlo pero no hacerlo. Notaba que todas las miradas estaban sobre él, que la gente cuchicheaba. Los alfas le miraban con intensidad, sus parejas omega con recelo, pero en cualquier caso era el centro de todas las miradas. Lo peor sería que en algún momento tendría que subir a la pequeña plataforma que serviría de escenario para la presentación en sociedad de Génesis. Poco después de llegar, Xue Mu Ren se acercó para saludarles.
—Señor Xiao, Señor Song, bienvenidos. Esta noche será histórica—Sonrió.
—Buenas tardes señor Xue. Espero que seamos de ayuda—contestó Song Lan pero toda la atención del padre de Xue Yang estaba en XingChen.
—Por supuesto. No podríamos tener mejor imagen para representar a Génesis que la del señor Xiao. Es inteligente, elegante, hermoso, parece un ser de leyenda.
XingChen no pudo evitar sonrojarse inocentemente, algo que agradó enormemente al padre de Xue Yang que se despidió con un leve gesto de la cabeza. Una hora después comenzaba la presentación. XingChen y Song Lan sobre la plataforma mientras Mu Ren hablaba de la nueva empresa y de los nuevos proyectos. XingChen se sentía como un objeto en una subasta. Todos parecían prestar más atención a su presencia que a lo que decía Mu Ren que por otro lado, no hacía más que hacer referencia a su persona. Realmente XingChen se estaba sintiendo muy incómodo con todo aquello. No entendía por qué Xue Yang le había dicho que no fuera, pero ahora pensaba que debería haberle hecho caso. No es que alguien se acercara a incomodarlo pero sentía los ojos de todos sobre él, como si aquella noche la razón de que estuvieran allí fuera precisamente él y eso le hacía sentir muy nervioso.
Había bastante gente, todos parecían personalidades importantes que hacían gala de su dinero y poder mediante ropa exclusiva y joyas ostentosas que se veían a distancia. Alfas corpulentos, fuertes, que irradiaban agresividad y omegas junto a ellos completamente sometidos y obedientes que eran parte de los adornos que llevaban los alfas. Las omegas con vestidos ajustados y joyas hermosas, los omegas con trajes aterciopelados que seguramente constarían más de lo que XingChen cobraría en un año. No era un sitio en el que se sintiera cómodo para estar.
—¿No te encuentras bien? —preguntó Song Lan al ver lo nervioso que se estaba poniendo.
—Hay mucha gente y el aroma de tantos alfas juntos me está mareando un poco.
—Te traeré un vino blanco, no te muevas de aquí, vengo enseguida.
Aunque estaban en el jardín el aire se le hacía demasiado denso. Quizá una copa de vino le animaría un poco. De todos modos le diría a Song Lan de irse en cuanto hubiera ocasión. Ya se había presentado la empresa, ya le habían hablado y preguntado en qué trabajaba así que no hacía falta seguir allí. Estaba recordando el momento en el que también salió del Roxie porque se agobiaba y Xue Yang lo besó, cuando una voz a su izquierda lo sobresaltó.
—No debes quedarte solo en un lugar como este.
—¿Qué? Eres tú, el chico del parque. ¿Cómo sabes quien soy?
—Guarda silencio y escúchame. No te quedes solo con tantos alfas por aquí. No podemos protegerte siempre, tienes que evitar estas situaciones.
El chico del parque se había acercado vestido de camarero y le ofrecía una bandeja con aperitivos mientras se aseguraba que nadie se diera cuenta de que estaban hablando.
—Protegerme de qué, de quién. Dime quién eres, no entiendo nada de lo que me dices.
—Xiao XingChen, pronto te contactaremos y te contaremos todo. Solo haz lo que te digo, busca al alfa con el que has venido y sal de aquí cuanto antes.—Inclinó la cabeza y se marchó ante la mirada confusa de XingChen.
Un temor inconsciente se apoderó de él. Tenía mala sensación desde que llegó, pero encontrar al chico de la capucha allí, diciendo de nuevo que estaba en peligro le puso en alerta. Comenzó a buscar a Song Lan con la mirada pero no lo encontraba. Se dirigió al lugar donde pensó podría estar buscando la copa de vino que le había dicho pero le interrumpieron. Un alfa se puso delante y le preguntó algo que no alcanzó a entender, intentó ser amable e inclinó la cabeza para marcharse, pero tras ese alfa llegó otro y otro más, pronto se dio cuenta de que estaba rodeado, de que lo miraban con los ojos muy abiertos como si hubieran descubierto algo que estaban ansiando por conocer.
El corazón le latía muy fuerte, los alfas no terminaban de acercarse demasiado, quizá por el vínculo de Xue Yang que les decía que estaba marcado y no podían acercarse más, pero estaba claro que hacían un sobre esfuerzo por estar lo más cerca posible. Cuando ya pensó que saltarían sobre él notó que alguien le agarraba por el brazo y los demás alfas se alejaron rápidamente sin dejar de mirarlo.
—¡Xue Yang! ¿Qué haces aquí?
El alfa no contestó, se limitó a rodearle la cintura y atraerlo hacia sí sin dejar de mirar al resto de alfas que se inclinaron ceremonialmente y se alejaron. Xue Yang lo guió fuera del jardín sin dejar de mantenerlo pegado a él.
—¿Por qué estás aquí? Pensaba que no ibas a venir.
—Silencio ahora, te llevaré al lugar más seguro de esta maldita casa.
Y así lo hizo, el lugar más seguro de la mansión Xue era su habitación en la que nadie salvo el servicio entraba para limpiarla. Hacía mucho que ya no vivía allí, pero esa habitación era sagrada. Siempre que notaba que alguien había entrado cuando era más joven, desataba su ira contra todos y todo y los que habitaban esa casa, desde su padre hasta el chófer, sabían que no era buena idea entrar ahí salvo para limpiarla cuando era necesario. En cuanto entraron Xue Yang lo abrazó con fuerza.
—¡Sueltame!—dijo XingChen casi temblando.
—No te asustes, no quiero incomodarte. Solo quiero que lleves mi aroma para que nadie se te acerque nunca más. No quiero hacerte daño ni aprovecharme. Solo quiero que estés a salvo. XingChen,—guardó silencio unos instantes y luego susurró— Mientras yo respire, tú estarás a salvo.
XingChen se quedó completamente quieto, reconocería esa frase siempre que la escuchara, era una frase de su canción favorita, la que escuchaba cuando estaba tan desolado, la que escuchó en los auriculares con Xue Yang aquel día en el laboratorio. Todo su interior reaccionó a las palabras y una calidez suave le recorrió el pecho. Hundió el rostro en el cuello de Xue Yang y se permitió tomar una bocanada de aire al tiempo que tímidamente correspondía al abrazo ¿Había podido ver el brillo rojo de los ojos del alfa cuando Xue Yang lo agarró? No podía saberlo, no podía saber si el alfa interno había conseguido salir de su encierro y estaba allí con él ahora, pero esa forma de tratarlo solo la tenía el alfa. En su interior deseó que fuera él y no Xue Yang quien lo hacía y susurró casi de manera imperceptible.
—Te he echado tanto de menos.
Xue Yang pudo escucharlo, a pesar de que fue casi un susurro imperceptible el lo escuchó como si lo hubiera dicho dentro de un edificio vacío. Sobre todo porque más que con los oídos lo había escuchado con el corazón. Ninguna frase le había causado tanta felicidad en toda su vida, apretó más el abrazo.
—Ojalá puedas escapar algún día de la cárcel en la que te tiene Xue Yang y puedas ser libre al fin.
El corazón de Xue Yang que pensaba estaba recibiendo esas palabras de amor, se partió en mil pedazos. Su omega lo odiaba, solo tenía palabras de atención para su alfa interior. Por mucho que ya solo fuera uno, XingChen nunca le creería, siempre pensaría en él como en alguien cruel, por mucho que se hubiera esforzado en cambiar como le había demostrado. Todo el tiempo en el que había estado manteniéndose a distancia para que no le temiera, no había servido de nada. XingChen siempre le vería de esa manera. Se lo merecía, se merecía que pensara en su parte primaria antes que en él, que pensara en Song Lan antes que en él. Se merecía no tener a XingChen a su lado. Yu Hao se lo advirtió, que ojalá nunca se arrepintiera de lo que estaba haciendo y sí que se arrepentía. Nunca se arrepentiría tanto de nada como de haber hecho daño a su omega, de haberlo insultado, de decirle que se buscara otro alfa, que no estaba a la altura para estar con un alfa como él, se arrepentía de haberlo alejado de él.
XingChen era un cielo lleno de estrellas, un fugaz amanecer de invierno, la brisa de un día de primavera, él era el insignificante. Pero aún así, aún con la certeza de que nunca estarían juntos, que XingChen nunca lo amaría tenía algo muy claro. Si XingChen le llamaba iría tan rápido como ordenara, mientras él viviera, mientras respirara, XingChen estaría a salvo. Aspiró una vez más el aroma de su omega, besó su pelo y después se separó sin mirarle directamente.
—Vamos.
Xue Yang siguió rodeando la cintura de XingChen a la vista de todos. Quería dejar claro a todo el mundo que era su omega y que nadie debía acercarse a él nunca más. Su aroma amenazante creó una atmósfera de peligro y sometimiento en todo el mundo que se encogía en sus propios cuerpos a su paso, hasta que finalmente salió por la puerta del jardín rumbo al aparcamiento. Le dio las llaves de su coche a XingChen sin decir una sola palabra más. El omega entendió con rapidez, se metió en el coche del alfa y se marchó a su casa.
—Señor Xue, su hijo ha aparecido y se ha llevado al señor Xiao con él.
—¿Lo ha visto todo el mundo?
El padre de Xue Yang conversaba con el de Yu Hao y un par de alfas de mediana edad lejos del jardín y de la escena que había protagonizado Xue Yang, cuando su asistente llegó para informarle puntualmente sobre todos los movimientos de su hijo como siempre hacía.
—Si señor, además cuando se han marchado, el señor Xiao estaba cubierto por el aroma de su hijo.
—Excelente—contestó con una sonrisa satisfecha. Yu Xing Si hizo exactamente lo mismo. Nadie dudaría de la autenticidad del omega.
Song Lan tampoco se había dado cuenta de lo que había pasado, pero en cuanto se acercó al jardín para volver con XingChen pudo respirar el aroma de Xue Yang tan posesivo o más como aquel día en el laboratorio y XingChen ya no estaba. No era difícil saber lo que podría haber pasado aunque tampoco pudo pensar mucho más porque una voz interrumpió sus pensamientos.
—Me temo joven Song, que su pareja de esta noche ya no está aquí. Si quiere mi consejo, debería esforzarse más, mi hijo es un hueso muy duro para cualquiera. ¡Ah!, le recomiendo el pastel de carne, me han dicho que está especialmente delicioso en esta ocasión.
XingChen parecía que estaba en modo automático. Su alfa le había indicado qué hacer apenas con gestos y él, obediente, había hecho lo que le pedía. Agradecía tanto que al fin el alfa hubiera aparecido, lo echaba tanto de menos. Su ternura, sus caricias, estar entre sus brazos había sido tan sanador, que rehusaba reprocharse el volver a estar cerca de él. Tenía que debilitar el vínculo pero de no ser por lo que había hecho el alfa aquella noche, no sabía cómo habría acabado todo. Se sentía muy bien teniendo el aroma del alfa sobre él, olerlo le hacía cosquillas en la nariz, le hinchaba el pecho de felicidad, sentía calor en el pecho y la piel erizada ¿Cómo había logrado estar a su lado? Xue Yang no quería que fuera, él tampoco iba a ir, pero el alfa apareció ¿Presintió su temor?
Como quiera que fuera, había acudido en su ayuda y cuando lo había hecho casi lo deja paralizado. Vestido completamente de negro, con un traje que parecía hubieran hecho exclusivamente para él, se veía como un modelo de pasarela. Tan elegante, tan guapo, tan...Hizo una risita tonta de pensar en él como si fuera un adolescente. Escucharle decir que lo mantendría a salvo había sido como un cañonazo en su cuerpo. Cuánto había deseado que alguien le dijera algo así y su alfa lo había hecho. Pero temía por él, Xue Yang no quería que apareciera y se le acercara, Xue Yang siempre se interpondría, era algo imposible.
Saber que estaría siempre protegiéndolo era una alegría, una gran felicidad, pero saber que no podría tenerlo en cualquier momento era una daga candente en medio del pecho. No confiaba en los intentos de acercarse que había hecho Xue Yang, los veía interesados en que se diera prisa para deshacerse del lazo y de él mismo. El alfa siempre lo trataba con amor, le demostraba lo importante que era para él, pero Xue Yang cuando lo trataba amable, era más frío y solo lo hacía para que terminara el trabajo. En el fondo tenía razón, tenía que terminar cuanto antes con el vínculo y seguir adelante. Cuando se estaba autoconvenciendo de eso, dos pensamientos le llegaron de seguido.
—Otra vez apareció eses chico del parque ¿Por qué me dice una y otra vez que estoy en peligro, que me fuera con el alfa..? ¡Ay Dios, Song Lan!
Xue Yang buscó a su padre, no estaba por el jardín así que supuso que estaba en el despacho. No era muy dado a seguir en la fiesta durante demasiado tiempo aunque fuera el anfitrión. Por alguna razón Xue Yang presintió que lo estaba esperando.
—¿Estás satisfecho? Has puesto a XingChen en peligro, todos lo miraban y lo acosaban.
—Pero para eso has venido tú, ¿no es así? Es tu omega, lo has hecho bien.
—No estoy para tonterías papá. Sé que todo lo preparas al milímetro para que salga como quieres. Sabías que terminaría viniendo, que buscaría a XingChen cuando notara que estaba asustado y que mostraría que es mi omega. Ya lo has conseguido. Todos saben que estoy enlazado ¿Qué será lo próximo que tienes planeado papá? Porque reconozco que no soy tan inteligente como tú.
—Claro que lo eres, incluso mucho más. Pero pierdes el tiempo pensando en cosas extrañas. Quiero darte la enhorabuena por haber elegido a XingChen, todo el mundo estaba maravillado con él. Realmente no he visto a nadie tan hermoso, como si fuera un ángel.
—Dame el control total sobre Génesis.
Xue Mu Ren arqueó una ceja ante la petición repentina de su hijo. Xue Yang nunca había mostrado interés en nada que tuviera que ver con los negocios familiares ni con la familia en general. Apenas mantenía contacto con su rama materna y con su padre apenas se relacionaba, así que aquello era una novedad. Se acercó a la mesa de las bebidas y sirvió dos vasos dándole uno a Xue Yang.
—Por supuesto.
—¿Así de fácil? Tiene truco ¿Verdad?
—En absoluto. Está a tu nombre, puedes hacer con ella lo que quieras. Eres mi único hijo, el heredero de todo mi imperio y el de tu madre ¿Cómo me voy a negar a que empieces a hacerte cargo de todo?
—Solo quiero el control de Génesis y todo lo que hay dentro.
—¿También de Xiao XingChen? Pensaba que ya te pertenecía.
—No quiero que vuelvas a manipularlo escudándote en la empresa.
—Yang Yang, aún te comportas como un niño pequeño, pero sí, está bien. XingChen y todo lo que hay en Génesis está bajo tu control.
Xue Yang ni siquiera dio un sorbo de su bebida. La dejó en una mesa y se dispuso a salir. Cuando abrió la puerta, alguien venía entrando.
—Tío Xing Si.
—A-Yang, no te he visto en toda la noche, tu padre me dijo que vendrías. Por cierto, he visto a tu omega, es... increíble. Te felicito.
—Gracias tío, tendrás que disculparme pero ya me marchaba.
—Por supuesto. Me alegró verte.
Xue Yang se quedó muy extrañado con aquello. El padre de Yu Hao no quería a Li Xian por ser un hombre omega, trabajar, ser independiente. XingChen era igual pero le había felicitado por tenerlo como omega. Cuando eran pequeños, Yu Xing Si siempre les decía que se emparejarían con dos bellas omegas y que tendrían alfas poderosos. No entraba en el plan que ambos tuvieran omegas hombres que no eran sumisos precisamente. Por mucho que su padre dijera que estaba paranoico, cada vez se convencía más de que detrás de todo había algo que se le escapaba.
XingChen se levantó feliz al día siguiente recordando el momento en el que el alfa le abrazó y le dijo que lo protegería. Había dejado el coche de Xue Yang a un par de calles y cuando fue a subirse a él, el chico de la capucha aparcó a su lado.
—Sube Xiao XingChen, te están esperando para darte respuestas.
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6. Still here (Xiao XingChen)
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