Insomnio


XingChen no contestaba al teléfono y Li Xian temió que le ocurriera algo. Había estado pendiente de él durante todo el celo, lo alimentó e hidrató, se preocupó de que durmiera lo suficiente y que tomara las pastillas que le había recetado el doctor en urgencias. Pero sabía que además de todo eso estaba el tema de su transformación interior. XingChen se retorcía de dolor cuando algo parecía estar modificándose en su vientre y sabía que sucedería más allá de que terminara el celo. Al ver que no le respondía a las llamadas, fue hasta el apartamento de su amigo con el temor de que pudiera haber colapsado de dolor o haber tenido una hemorragia interna. Pero nada de eso había pasado, XingChen abrió la puerta con signos evidentes de haber estado llorando. Cuando entró detrás de él vio que la mesa estaba volcada y lo que había encima, repartido de cualquier manera, roto, abandonado sin que nadie lo hubiera colocado en su lugar. XingChen se volvió a tumbar en el sofá y se abrazó a un cojín.

—¿Qué ha pasado aquí? 

—Nada, solo tropecé, no me encuentro bien Li Xian, pero no te preocupes, se me está pasando. Puedes volver a casa con Yu Hao.

—Dime la verdad, no has estado solo aquí, reconocería el aroma de Xue Yang en cualquier sitio.

XingChen hundió la cara en el cojín y comenzó a sollozar, Li Xian se sentó a su lado de inmediato y lo abrazó. Lo sintió tan desvalido, tan indefenso que se le saltaron las lágrimas también, pero hizo lo posible para que XingChen no se diera cuenta.

—¿Por qué ha venido aquí?

—Fue mi error, él me pidió que lo llevara a un lugar que conociera, pero yo le traje al restaurante donde comimos juntos. El no quería que nos vieran hablando, me dijo que lo que debíamos hacer para deshacer el vínculo no lo podía oír nadie, por eso nos fuimos de Génesis.

—¿Y que hacíais los dos en Génesis?

—También es de su familia, él es el CEO.

—No puede ser, no sabía que esa era la empresa que su padre le había asignado.

—Subimos aquí y me dijo que tenía que deshacerme del vínculo que me buscara otro alfa. Él se enfadó, se enfadó tanto que tiró la mesa y luego se iba, pero se dio la vuelta y me abrazó y besó. Creía que quería cuidarme, me repetía que era suyo y luego...luego volvió a amenazarme y a gritarme.—XingChen se derrumbó del todo y lloraba sin consuelo.—Solo quiero que se vaya, que no vuelva a buscarme, que se olvide de mí.

—Está bien, está bien, ahora respira hondo, yo hablaré con él para que no te moleste más. Te dejaré unas pastillas para que duermas y olvides todo esto. Deja que te ayude a darte un baño y luego te acuestas. Mañana será otro día y todo se arreglará.


Xue Yang miraba al techo de su habitación pensando en todo lo que había hablado con su padre, en lo que había pasado con el omega, en lo difícil que se estaba poniendo todo. Ya era la enésima vuelta que daba en la cama y era consciente de que no dormiría como le estaba pasando desde hacía muchos días ya. Se levantó se vistió y salió a buscar otra cama donde pasar la noche. No le costó mucho, en el primer sitio donde entró para beber puso sus ojos en su presa, una chica que también le miraba con el mismo pensamiento. Poco después estaban en el apartamento de ella recorriendo cada rincón. Un sexo violento con el que el alfa buscaba autocastigarse pero que no conseguía su objetivo.

—Necesito un descanso, tigre.

La chica buscaba el aire que tanta actividad le estaba robando pero Xue Yang no tenía pensado parar. Intentaba volver a empezar pero ella lo apartaba al principio con suavidad, después con más energía.

—Para, para ya...

Xue Yang intentó sostenerle las muñecas para dominarla pero ella se zafó y le dio un fuerte guantazo en la mejilla.

—¡Te he dicho que pares!¡Sal de aquí, vete de mi casa!

—¡¡JODER!!

Se levantó de la cama, se vistió rápido y salió dando un portazo. Era de madrugada, ya no había bares abiertos y él no conseguía tener ni un ápice de sueño.

—¡Aaaaaaaah, maldito seas Xiao XingChen!—gritó a la calle vacía y silenciosa.

Un taxi pasaba por allí en ese momento, lo paró y le dio una dirección.


XingChen dormía en su cama bajo los efectos de un somnífero. Tardó en escuchar los golpes en la puerta. Li Xian le había dado medicación para que durmiera tranquilo, entre los nervios por los encuentros con Xue Yang y los dolores que tenía en su vientre, se despertaba continuamente y las ojeras ya se habían asentado en su rostro desde hacía varios días. Al fin podía conciliar el sueño de manera tranquila, al menos durante la noche podría alejarse de la pesadilla en la que se había convertido su vida últimamente.

—¿Pero qué hora es? Son las 4 de la madrugada...—Somnoliento se levantó, los golpes en la puerta seguían.

Estaba un poco mareado por los efectos del somnífero y fue despacio agarrándose a los muebles para no caer en la oscuridad.

—¿Quién es?

No obtuvo respuesta, puso la cadena para entreabrir la puerta y miró por la rendija que quedaba. Era Xue Yang. Se despertó de golpe, intentó cerrar de nuevo pero Xue Yang empujó la puerta tan fuerte que la cadena se arrancó del marco de la puerta y XingChen cayó hacia atrás golpeándose en la cabeza con un mueble que le hizo un corte sangrante en la frente. Se hizo un ovillo y se abrazó las rodillas completamente aterrorizado, temblando como un niño perdido en un bosque. Quiso pedir ayuda pero la voz no le salía del cuerpo, apenas un susurro brotaba de sus labios.

—Por favor, no me hagas daño, vete por favor...

Xue Yang no contestó se agachó para sostenerlo en brazos. XingChen al sentirle comenzó a patear y dar golpes al aire, muerto de miedo, pero no era rival para Xue Yang. De nuevo estaba a su merced, indefenso rodeado por el alfa que se supone debía cuidar de él. Su mente no aguantó más e hizo lo más conveniente, se desconectó para no volverse loco de terror. El alfa aprovechó para agarrarlo mejor y levantarlo sin dificultad, era tan ligero a pesar de estar inconsciente que se podría pensar que se partiría en cualquier momento, tan frágil, tan delicado como la escarcha. Le colocó la cabeza sobre el hombro y le olió el cabello mientras cerraba los ojos, como si al hacerlo pudiera sentirlo mejor. Ahí estaba ese aroma al fin, la inconsciencia había eliminado todos los olores que denotaban terror y podía apreciar su esencia en todo su esplendor. Se lo llevó hasta la cama y lo tumbó con cuidado, después se puso a su lado y lo envolvió en un abrazo protector mientras no dejaba de besarle la frente. Notó el sabor de la sangre que brotaba de una herida, la limpió con cuidado con su mano y luego lamió y  besó el origen  hasta que dejó de sangrar. Los ojos volvía a refulgir en su tono rojo brillante, su corazón latía con fuerza en un pecho que se hinchaba de felicidad y ternura. Aún tuvo unos instantes para mirar al omega inconsciente, completamente maravillado por lo hermoso que era y pocos segundos después él mismo se quedó profundamente dormido.

Era bien entrada la mañana cuando XingChen despertó, se sentía muy bien, era un hermoso despertar. Respiraba el aroma de su alfa, sentía su abrazo, se sentía seguro, cuidado y durante unos segundo sonrió hasta que despertó a la realidad. Era presa de Xue Yang una vez más, el miedo volvió pero intentó controlarse todo lo que pudo. Xue Yang estaba profundamente dormido, si comenzaba a irradiar terror se despertaría por instinto y entonces no sabía qué podía hacerle, no sabía si quien despertara fuera el cruel Xue Yang o el tierno alfa. Poco a poco fue deshaciendo el abrazo, sustituyendo su cuerpo por una almohada.

Se había desmayado al ver a Xue Yang y no sabía qué había pasado después, pero mantenía la ropa en su lugar y el alfa también estaba vestido, al menos no lo había tomado por la fuerza. Tenía la sospecha de que mientras fuera el alfa el que se acercara a él siempre estaría seguro, pero si era Xue Yang, podría hacerle cualquier cosa. Ni siquiera se cambió el pijama a pesar de tener manchas de sangre, una zona del pelo estaba pegostosa también y en la mejilla había un manchón que dejó la mano de Xue Yang al intentar limpiarla. Cogió las llaves y se marchó rápido.

Yu Hao abrió la puerta, era su día libre y estaba en casa, Li Xian se había marchado al trabajo y él estaba aprovechando para dormir más. Cuando vio quien llamaba y en el estado en el que venía se le cayó el alma a los pies.

—¿Puedo quedarme aquí?

XingChen apenas puedo terminar la frase y rompió en un llanto desconsolado. Yu Hao le agarró de la mano y lo atrajo a su pecho para abrazarlo.

—Ven aquí, claro que te puedes quedar aquí, puedes quedarte tanto como quieras. Entra.


El aroma de Xue Yang estaba por todo el cuerpo de XingChen, se temió lo peor y de no ser porque ese aroma era familiar para él y nunca suponía una amenaza, hubiera tenido que alejarse de XingChen ante la marca de posesión que ese aroma de alfa tenía sobre él. Se sentaron en el sofá, XingChen no le soltaba el brazo, aún temblaba y tardó en recomponerse un poco.

—¿Qué ha pasado XingChen?

—Yo no debí abrir la puerta, es culpa mía...

—No lo es XingChen, no tienes culpa de nada. Dime qué ha pasado.

—Yo dormía y sentí que llamaban a la puerta. Era de madrugada pero yo estaba medio dormido por la pastilla que me dio Li Xian. Pero aún así, puse la cadena y Xue Yang...—de nuevo rompió a llorar desconsolado.

—No te preocupes, llora lo que necesites. Ahora estás a salvo.

—El empujó la puerta y rompió la cadena. Yo me golpeé en la cabeza al caer al suelo y él me agarró. Le dije que me soltara pero no me hacía caso y entonces yo me desmayé...ni siquiera soy capaz de defenderme por mí mismo, yo no quería nada de esto Yu Hao, yo solo quiero irme de aquí lejos.

Yu Hao lo abrazó con más fuerza, aguantando como podía el aroma amenazador de Xue Yang en la ropa de XingChen mientras XingChen lloraba de nuevo. No podía dejar que aquello siguiera pasando por muy amigo suyo que fuera Xue Yang. Li Xian le había contado lo de Génesis y lo que ocurrió después, ahora había entrado a la fuerza al apartamento de XingChen. Él era policía y más allá de eso también era amigo de XingChen, el mejor amigo de su amor Li Xian. No iba a dejar esto así, ni mucho menos, aunque tuviera que enfrentar a Xue Yang las veces que fueran necesarias.


Yu Hao entró al apartamento de XingChen y vio que la cadena había sido arrancada de cuajo como le había dicho. Dejó salir el aire pesado mientras se dirigía a la habitación. Parecía mentira todo lo que estaba pasando, hacía unos meses que había ido a ese mismo apartamento con Li Xian para alquilarlo, ahora recordaba que le había parecido seguro para XingChen y se culpó por haberse equivocado tanto. Li Xian le había dicho varias veces que no podían prever algo así, pero él se sentía muy responsable. Xue Yang estaba profundamente dormido, abrazado a una almohada como si no hubiera roto un plato en su vida.

—Xue Yang, Xue Yang, despierta—insistió mientras le movía el hombro.

—¿Que..? ¿Qué pasa? ¿Qué haces aquí...?

Se incorporó un poco frotándose los ojos intentando deducir dónde estaba él también y cuando los recuerdos llegaron a su mente adormecida, se dejó caer sobre su espalda cubriéndose el rostro.

—No me jodas.

—No puedes seguir haciendo estas cosas Xue Yang. No tienes derecho a entrar cuando te plazca ni tratar así a XingChen.

—Joder Yu Hao, no me eches el sermón. Yo tampoco quiero.

—¿Que no quieres? Venga ya tío.

—Piensa lo que quieras, no quiero verle.

—Entonces qué, ¿Tenemos que disculparte porque no quieres hacerlo? No Xue Yang, no puedes venir y tomarlo a la fuerza no pu...

—Eh eh, vale ya. Yo no le he hecho nada a la fuerza.

—¿Ah, no? ¿Ayer no  le obligaste a nada, no le obligaste a recibir tus atenciones?

—Eso no fue así. Yo no tenía ninguna intención, me descontrolé, usé la voz sí, pero no fue forzado. El no se retiró de mí, no me impidió nada. Fue él el que pedía atención, el que quería que le protegiera.

—Sí lo fue, XingChen no quiere estar contigo, no quiere verte. Usaste su parte omega para que te complaciera, usaste la voz para que te dejara hacer. Y sí, quería protección pero quería protegerse de ti, de nadie más.

Xue Yang se levantó de la cama rápido, sintió un leve mareo al hacerlo, tenía algo de resaca de la noche anterior.

—Vamos a ver, es el alfa el que lo busca.

—Joder Xue Yang, tú eres el alfa, no lo desligues de ti mismo.

—Ah, vale, entonces ¿XingChen no es el omega también?¿No fue él quien me llamaba, quien pedía que le protegiera en ese momento?

—No es lo mismo y lo sabes. Tú le provocas el terror y luego vas a consolarlo. XingChen no puede controlar su parte omega, acaba de darse cuenta de lo que es. Tú llevas siendo alfa desde que naciste, llevas controlando tus instintos desde siempre. No es lo mismo ni de lejos.

—Ahora soy un acosador entonces.

—Sí lo eres aunque no quieras reconocerlo. Si sigues con esto acabarás con XingChen, enfermará y lo sabes.

—No lo entiendes, no puedo controlarlo, no puedo desde que le mordí, con él no funciona nada. ¿Sabes por qué vine anoche? No puedo dormir, da igual lo que haga, no puedo dormir por más de una hora. Te juro que lo he intentado y anoche no se qué pasó, vine, lo abracé y he dormido profundamente. Solo con sentirlo junto a mí, respirando su aroma he dormido como nunca.

—Sabías que no iba a ser fácil, sabías que cosas así podían pasar y aceptaste. Escúchame bien Xue Yang, eres mi amigo, te quiero pero en esto, si sigues así no me tendrás a tu lado, me tendrás frente a ti.

Xue Yang apretaba los dientes con fuerza. XingChen le estaba trastocando toda la vida, ahora también ponía en su contra a sus únicos amigos. Irradiaba ira, su aroma se tornaba violento a cada segundo inundando la habitación pero Yu Hao no retrocedió. Sabía que no tenía el nivel de Xue Yang, pero no retrocedió ni un paso.

—¿Entonces lo eliges a él?

—Te daré un consejo, piensa bien en todo esto. Si lo que quieres en realidad es la vida de mierda que tienes o una vida con él. XingChen es un ser más especial de lo que imaginas y no porque su parte omega haya emergido de esta manera, es una persona especial en sí misma. Has tenido la suerte de que es tu destinado y de haberlo encontrado. Si no lo quieres allá tú, pero entonces déjalo en paz. Sigue con lo que haces, regodéate en tu puta venganza contra tu padre como siempre haces si es lo que te hace feliz. Pero déjalo en paz de una vez y si necesitas ayuda para conseguirlo, búscame, yo siempre te ayudaré. Pero si sigues dañándolo, me encontrarás.

De haber sido otra persona, le hubiera roto el cuello allí mismo pero era Yu Hao, su Yu Hao, su amigo que siempre estaba a su lado. El único que no se aprovechaba de su dinero, de su posición, el que no lo juzgaba. El que dejaba que se acercara a Li Xian sin gruñirle como si fuera parte de su propia familia. Apretó los puños respirando con fuerza para controlar su ira y se marchó golpeando al hacerlo el hombro de Yu Hao que soltó el aire pesado cuando escuchó que la puerta se cerraba de un fuerte golpe. 

Yu Hao sabía que todo se estaba descontrolando demasiado, Xue Yang era su amigo y no quería verlo así porque sabía que estaba sufriendo mucho aunque no lo dijera. Tampoco quería ver a XingChen de esa manera, lo veía indefenso y no podía quedarse de brazos cruzados. Pero sobre todo tenía un peso en el pecho que no lo dejaba vivir por Li Xian. Su omega estaba sufriendo con todo aquello y eso no lo podía permitir, lo protegería con su vida si fuera necesario. Todo estaba en su contra para que estuvieran juntos. Su familia no quería al cirujano, no aceptaban que su omega fuera un hombre, que hubiera abandonado a la mujer que habían elegido para él por aquel omega delicado y extraño que además se ganaba la vida y podía ser totalmente independiente. 

La familia de Yu Hao también pertenecía a la élite supremacista alfa, su padre y el de Xue Yang se conocían muy bien y compartían las mismas ideas sobre la superioridad de los alfas sobre los omega. Pero él se enfrentaría al mundo entero para tenerlo a su lado, para protegerlo y ahora mismo no era capaz de aliviar su pesar. Como alfa que era se sentía frustrado, inútil, le estaba fallando a Li Xian y eso le causaba un gran dolor. Estaba fracasando estrepitosamente, no era el alfa que merecía Li Xian, no estaba a la altura para protegerle de todo mal y eso le ahogaba hasta asfixiarlo cada mañana. Y Li Xian se estaba dando cuenta de que se sentía frustrado causándole más pesar aún. Le dio un puñetazo a la pared incapaz de controlar su fracaso.

XingChen accedió a dar un paseo con Li Xian cuando este llegó a casa y se enteró de lo que había pasado. Le dolía demasiado todo el cuerpo y sobre todo le dolía el corazón por saber que solo Xue Yang le proporcionaba el alivio que necesitaba, pero también el daño que le aquejaba. ¿Por qué tenía que ser con él así? Le dolía aún más porque en el fondo sabía que no solo era por el vínculo que extrañara a Xue Yang. En cuanto le vio en aquel pabellón le gustó, quería conocerlo, quería hablar con él. Desde que le conoció quiso tener algo con él y cuando le besó en aquella terraza quiso que hubiera durado más. Pero todo lo que pasó después tiró aquella ilusión por la borda, pero no se llevó  lo que sentía por el alfa. Ahora quería que su lazo desapareciera aunque sabía que aún así, lo llevaría en su interior por mucho tiempo. Le había roto la vida, pero también el corazón.

—No sabes lo mucho que siento todo esto. Siento que te he puesto en peligro.

—No digas eso, tú y Yu Hao habéis hecho todo lo que creíais que era bueno para mí y ahora con lo que está pasando me estáis defendiendo y cuidando. Se que Yu Hao ha hablado con él y que no dejará que vuelva a acercarse a mí de esa manera.

Se habían sentado en un banco del parque, justo en una zona infantil donde los niños jugueteaban alegres. Una pelota llegó rodando y Li Xian la cogió con las manos para dárselas a un niño que llegaba a por ella.

—Algún día tú tendrás tu propio pequeño.

—No es tan fácil, XingChen, pero me encantaría tener un hijo de Yu Hao.

XingChen sonrió, deseando que los problemas con la familia de Yu Hao se arreglaran, que aceptaran a Li Xian finalmente y que fuera feliz. Lo deseó con tanta fuerza que se emocionó y empezó a sollozar por Li Xian y por él mismo. Era una bomba hormonal andante que le hacía terriblemente emocional y sensible. Entonces ocurrió algo muy extraño. Los niños que más cerca estaban de él empezaron a sollozar también y poco a poco se unieron más y más hasta que toda aquella zona infantil estaba inmersa en un lloro generalizado sin que nadie supiera qué estaba ocurriendo. Li Xian y XingChen se levantaron de su asiento estupefactos, asombrados hasta que alguien con una capucha se acercó  XingChen.

—Tienes que márchate de aquí ahora mismo Xiao XingChen.

—¿Qué?¿Por qué? ¿Cómo sabe mi nombre?

—Eso no es relevante, márchate ahora, es peligroso para ti.



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