Alfa contra Omega
-¡Ven a mi casa ya!
La voz de Xue Yang daba miedo. Yu Hao salió a la terraza del Roxie para escuchar mejor sin el ruido de la música.
-Pero si estabas aquí hace un momento, ¿dónde cojones estás?
-¡Que vengas joder! Y trae a Li Xian, ¡Corre!
De la misma rabia y el dolor, Xue Yang tiró el teléfono contra el sofá. Había cogido como había podido a XingChen del suelo y lo había metido en el coche, las llaves permanecían al lado de la puerta donde a XingChen se le habían caído y agradeció no perder tiempo en buscarlas. No tenía mucho, los efectos del celo ya estaban haciendo estragos en él y sabía que iba a ser peor, muchísimo peor, nunca lo había tenido tan salvaje y doloroso. Lo que había pasado no era normal, no podía pasar, era imposible. Se centraba en esos pensamientos para intentar alejarse del deseo de poseer a XingChen allí mismo que comenzaba con las sutiles llamadas al alfa propias del celo omega.
Apenas podía mantener las manos firmes sobre el volante mientras dentro de su pecho todo era un intenso deseo de parar el coche y pegarse al maldito omega. El sudor le resbalaba por la frente hasta los ojos, hacíendolos arder. Se pasó la manga de la camisa por ellos con la esperanza de no quedar cegado por el ácido y la sal y tener un accidente.
El trayecto se le hizo eterno, llegar a su apartamento, tener que luchar contra el deseo que le vencía dentro del ascensor era una prueba que pocos hubieran podido superar. Cuando al fin entró a su casa sufría de dolores indescriptibles por todo su cuerpo. Llevaba a XingChen en brazos y las piernas empezaban a fallarle, amenazando con doblarse y dejar que el resto de Xue Yang se fuera contra el suelo de un momento a otro. Tiró a XingChen en la cama de cualquier forma, lo amarró con un cinturón que sacó del armario, el cual ató con la dificultad de estar temblando, y se puso a buscar desesperado por los cajones de la habitación. A los pocos segundos todo era un caos, la ropa, los libros, los cuadros habían volado chocando por distintas partes de la habitación. El suelo se había llenado de cristales, de papeles y de prendas de vestir. Evitaba mirar a XingChen que ronroneaba sutilmente en la cama aún inconsciente, llamándole, provocando su deseo cada vez más y ese aroma, ese terrible y poderoso olor que desprendía era una tortura. Se puso las manos a ambos lados de la cabeza y gritó, gritó como nunca lo había hecho, rasgando su garganta en un grito desesperado. Al fin encontró lo que buscaba. Unas esposas que alguien dejó en una noche de sexo, adornadas con plumas de un rosa intenso pero que eran bien resistentes, lo sabía por experiencia. Iba a salir de la habitación pero un nuevo reclamo de XingChen lo frenó.
Aquel maldito omega aún inconsciente lo llamaba, arqueaba su cuerpo y levantaba su cintura. De dos pasos llegó a la cama y se colocó sobre él, frotándose con desesperación repasando con su nariz el bello cuello ahora marcado para respirar aquel maldito aroma que emitía. La herida era espantosa, sangraba y Xue Yang instintivamente la lamió para curar la carne desgarrada. Tenía que recomponerse o lo tomaría sin dilación. Tenía que controlar a su alfa interno que luchaba por tomar el control y hacer lo que la naturaleza le indicaba, para lo que estaba hecho. Nadie como él era capaz de separar su parte racional de su parte animal, tenía un control sobre su alfa que nadie más había demostrado tener, pero ahora parecía que se rebelaba contra él, que nada podía controlar su instinto y se desesperó aún más porque eso nunca había pasado, porque no podía ser, era imposible lo que estaba ocurriendo. No podía perder el control sobre sí mismo, no era un alfa normal ya fuera eso bueno o malo, dejar a la bestia sin control no lo había hecho nunca pero sabía perfectamente que podría ser catastrófico. Puso una mano en el cajón de la mesita de noche, tomó aire y se entalló los dedos al cerrarlo con la otra mano.
-Jodeeeeer...
El dolor momentáneo pero intenso, le despertó del bucle de deseo en el que XingChen le tenía preso, le devolvió a la realidad, alejó al alfa a un rincón completamente desorientado y confundido. Tenía que aprovechar la ventaja que ahora tenía, como fuera tenía que controlarse, aunque fuera a base de golpes sobre sí mismo.
Salió de la habitación dando un portazo tan fuerte que la puerta rebotó y no se cerró, quedando en la misma posición. Buscó en el frigorífico sus inyecciones para anular su celo y se dejó caer al suelo resbalando contra uno de los muebles. Era el lugar perfecto. Se puso las esposas en una mano y en la pata de aquel mueble para retenerse a sí mismo hasta que llegara la ayuda. Pero parecía que la mala suerte de aquella noche se estaba cebando con él. Cuando fue a coger la caja de inyecciones se dio cuenta de que habían caído lejos de su alcance, así que tendría que esperara hasta que Yu Hao llegara para ayudarle. Miraba desesperado la puerta entreabierta del apartamento, deseando con todas sus fuerzas que sus amigos aparecieran por ella cuanto antes entre intensos dolores que atenazaban su cuerpo. Miraba esa puerta porque la otra puerta no era una opción, podía ver a XingChen y la imagen era más que perturbadora en ese momento para él.
La visión que Yu Hao y Li Xian tuvieron cuando entraron era dantesca. Xue Yang esposado a la pata de un mueble de cocina, ensangrentado, con el labio partido, empapado en sudor y retorciéndose en el suelo entre alaridos. Al alfa Yu Hao le dio poco tiempo de observar, el aroma de XingChen mezclado con el de Xue Yang le recibió de forma violenta. Lo normal es que al olerlo, hubiera sentido nauseas y desagrado pero fue mucho peor, muchísimo. Salió disparado al baño, vomitando en el camino intentando no tropezar con todo lo que había. La cabeza le iba a estallar y las fuerzas de las piernas se estaban alejando por momentos de él.
-Tu amigo está ahí dentro-dijo como pudo a Li Xian que se encontraba también mareado con el aroma de XingChen.
-¿XingChen? Pero qué ha pasado, qué te ha pasado a ti.
-Ve... con él.
Li Xian abrió del todo la puerta y las piernas casi se le doblan de la impresión. XingChen estaba en la cama, atado con un cinturón, ensangrentado también con la camisa destrozada y el cuello lleno de sangre. Todo estaba tirado por el suelo, roto, destrozado en realidad. Y su amigo yacía en la cama. Estaba inconsciente pero emitía un suave quejido de vez en cuando al que Xue Yang reaccionaba con un gruñido a medio camino del dolor y la desesperación. Fue hasta XingChen intentando despertarlo. Todo estaba impregnado de un aroma extraordinario como de miel y azahar.
-XingChen, despierta, qué ha ocurrido, XingChen.
Su amigo comenzó a abrir los ojos y el aroma se mezcló lentamente con un sutil olor que denotaba verdadero terror. Comenzó a temblar sin control, intentando retirarse hasta el cabecero de una cama que no conocía, de un lugar que no conocía, solo Li Xian era parte de su realidad. Quería abrazarse a él pero estaba atado.
-¡Li Xian! ayúdame, no dejes que me haga daño.
Temblando se abrazó a Li Xian cuando este le soltó del cinturón y miró hacia la puerta. Ahí estaba Xue Yang, tirado en el suelo retorciéndose y mirándole desesperado. Hundió el rostro en el pecho de Li Xian, como si dejar de verlo lo hiciera desaparecer definitivamente, pero no era así. El alfa rugía y él...él sentía su dolor dentro de si mismo y se le partía el corazón al tiempo que lo odiaba con todas sus fuerzas.
-¡Li Xian, aléjale de mí, está loco!-Emitió otro de aquellos gemidos sutiles sobre el pecho de Li Xian, lo que hizo que Xue Yang volviera a retorcerse en el suelo.
-¡Cállate, cállate de una vez! Eres un...aaaah... irresponsable. Maldita perra omegaaaa.
-¡¡Xue Yang!!-Li Xian le gritó indignado y molesto.
-Lo siento, lo siento aaaah, lo siento Li Xian pero él...él, como cojones se llame. Cómo puede ser tan irresponsable. Lo he hecho por ti Li Xian, debería haberle dejado a su aaaaah... a su puta suerte.
Yu Hao llegaba medio tambaleándose, no podía resistir aquel aroma tan intenso que lo impregnaba todo y le robaba el aire. Se cubría la nariz como podía con el hueco del codo, apretando los ojos que le lagrimeaban.
-Pero...joder... de quién es ese aroma.
-¿Tú que crees? De ese maldito omega.
-¿Qué, qué omega? Pero eso es imposible, XingChen es beta.-Yu Hao tosió un par de veces, el aroma dulce mezclado con el de Xue Yang que tan bien conocía, hacían una amalgama que le arrasaba la garganta al pasar hasta sus pulmones.
-Ah claro, entonces todo esto qué es ¿Eh? Aaaahh, busca la inyección, se ha caído por ahí.
-¡Yo no soy omega! Me has atacado sin razón.-XingChen hablaba temblando de miedo mientras se aferraba a Li Xian. También respiraba con dificultad, jadeaba más bien, intentando retener el aire dentro de él, un aire que estaba impregnado del aroma de ese maldito alfa que lo insultaba y aterrorizaba sin compasión.
-¿Sin razón? Vamos, no me jodas ¡Yo no soy el malo de esta historia! Ibas dispersando tu puto celo, estaba atrayendo a media ciudad, Li Xian, es la verdad, lo juro ¿Qué querías que hiciera? ¿Dejarte a merced de cualquiera? Te hubieran violado, destrozado entre todos, cualquiera te hubiera mordido. Lo único que he hecho es reclamarte para protegerte, joder y no por ti, por Li Xian. Si te pasa algo se muere. Tú no me importas una puta mierda.
XingChen notaba como se le encogía el corazón y apretó más el abrazo. De nuevo otro gemido pero esta vez mucho más demandante. Xue Yang gritó iracundo y se retorció de nuevo, Yu Hao casi parte la aguja mientras le inoculaba el medicamento para anular el celo.
-¡Cierra esa puta puerta de una vez!
Li Xian dejó momentáneamente a XingChen para correr y cerrar. Confiaba en que Yu Hao controlaría la situación afuera mientras él lo hacía dentro.
-Esto es...no puede ser, XingChen no es y tú...No puedes estar en celo otra vez. No ha pasado ni un mes, es imposible.-Yu Hao dejaba la jeringa a un lado asegurándose de no haber hecho demasiado daño en el brazo de Xue Yang.
-Las putas llaves, búscalas y sácame de aquí de una vez.
Yu Hao estaba terriblemente afectado por el aroma, pero no podía ni imaginar como se estaba sintiendo Xue Yang que era quien tenía el lazo con XingChen. Al fin encontró las llaves no muy lejos de donde estaban las inyecciones, debía ser rápido y efectivo para sacar a Xue Yang de allí y que no intentara entrar donde estaba XingChen. Justo cuando iba a abrir las esposas Xue Yang le paró.
-Espera, coge esa camiseta de ahí.
Yu Hao se la acercó y Xue Yang se limpió con ella para que se impregnara de su aroma.
-Dásela, esto le ayudará hasta que le vea un médico. Que Li Xian lo lleve a nuestro hospital pero que no diga que el alfa soy yo bajo ningún concepto.-Xue Yang apenas podía respirar a esas alturas y la voz le salía a empujones entre jadeos y gruñidos.
-Y qué hay de ti.
-No te preocupes por mí ahora, yo aguanto. Pero sácame de aquí de una maldita vez.
Yu Hao obedeció, soltó a Xue Yang y se lo llevó de allí.
Li Xian le dio la camiseta a XingChen que enseguida la apretó inconscientemente sobre él, oliéndola y volviendo a gemir lastimosamente ahora que sabía que su alfa se había marchado. Era todo contradicción, sentía un terror increíble por lo que le había hecho Xue Yang, le temía y le detestaba y al mismo tiempo todo su cuerpo quería que estuviera allí abrazándolo, cuidando de él, fecundándole toda la noche.
El cirujano se esmeró en adecentar un poco a XingChen para llevarlo al hospital. Le puso ropa de Xue Yang y cogió hielo de la nevera. Se lo dio a su amigo para que se lo colocara en el pecho, en la frente, donde necesitara para bajar su temperatura y como pudo lo llevó hasta su coche. El hospital que le había dicho Xue Yang, pertenecía a su familia y eso era bueno y malo. Bueno porque era el mejor, porque lo atenderían bien, pero malo porque si descubrían que el alfa que le había mordido era él, pronto llegaría a los oídos de su padre y eso no era nada bueno para Xue Yang. No obstante de haberlo llevado a otro hospital, podrían comenzar a investigar la agresión y finalmente darían con él igualmente, todo se malinterpretaría y tendría problemas también. Si se descubría en su propio hospital, todavía podían controlar las cosas.
En la sala de espera, la luz blanca sobre sus cabezas hacía del lugar un sitio aséptico, frío y desolado. Apenas había alguna que otra persona allí, pero se sentían en una soledad pesada, asfixiante. Los supresores que le dieron a XingChen estaban haciendo su efecto y era más fácil mantener una conversación con él mientras esperaban a ser atendidos.
-Li Xian...por qué ha hecho algo así, yo no soy omega, me ha mordido, me ha destrozado el cuello. Yo apenas le acabo de conocer y...-Lloró desconsolado abrazado al omega.
-XingChen, se que esto suena a locura, tú eres científico y lo sabes mejor que nadie. Aunque nunca hayas tenido muestra de ser omega, estas pruebas no mienten.
-Pero nunca he tenido el celo, tengo veintiocho años, es imposible que no se haya revelado antes.
-Ahora tienes que tranquilizarte, aquí te van a ayudar. Ya habrá tiempo de averiguar lo que ha pasado. Lo importante ahora es estabilizarte.
-De todos modos, no debió morderme, no así.
-Aunque no lo creas, te ha hecho un favor. Hasta yo mismo reacciono a tu aroma, te hubieran hecho mucho daño, te hubiera mordido cualquiera. Él es un alfa puro, su familia es muy poderosa y dueña de una farmacéutica muy potente. Tanto que consiguieron engendrarlo con dos alfas y gracias al nivel que tiene, ha podido controlarse todo lo que ha podido.
-Pero si todo esto es cierto, ahora tengo un vínculo con él. Si soy un omega, sería con la última persona del mundo con la que tendría un vínculo. Me ha destrozado la vida Li Xian-Lloró de nuevo desconsolado con las palabras de Li Xian rebotando en su mente. ¿Un alfa puro? eso no podía ser.
-Por el lazo no te preocupes ahora, hará lo imposible por romperlo, te lo aseguro. Xue Yang no se vinculará nunca con nadie, no mantendrá vuestro lazo. Su idea de la vida es gastar el dinero de su familia y acostarse con toda la ciudad para avergonzar a su padre. Nada de ataduras. Usa las mejores medicaciones para suprimir su celo, para no fecundar a nadie. Si alguien tenía que morderte te aseguro que era mejor que lo hiciera él. Jamás formará una familia ni contigo ni con nadie.
-¿Y si te equivocas?¿Y si me retiene con él para siempre? Es un tirano, hará de mi vida un infierno si permanezco al lado de alguien así yo...yo moriré de pena, Li Xian.
-No me equivoco, XingChen. Xue Yang no quiere vinculo primero por él mismo y segundo por su familia. Está enfrentado a ellos, no quiere darles descendientes. Sé que se siente un conejillo de indias. Él no quiere ser un alfa puro, está resentido con su padre por querer fabricarlo-entrecomilló con los dedos al aire- para que fuera como él quería. No le dará la alegría de tener nietos de un alfa puro que es lo que más ansía su padre y el resto de su familia. Xue Yang tiene una historia difícil.
XingChen sabía que engendrar un hijo entre dos alfas era si no imposible, si improbable. Eso pertenecía más al mundo de las leyendas y los cuentos de terror para niños donde esos alfas tenían un poder aterrador y sembraban de destrucción todo a su alrededor. Apenas se conocían casos en la historia de alfas puros, tan pocos que se contaban con los dedos de una mano y ninguno había llegado a procrear. Habían muerto asesinados ante el temor de su poder sobre el resto. Si realmente habían existido más, sin duda los habían ocultado para protegerlos. En la actualidad ya no suponían el mismo peligro, solo aumentaban exponencialmente el prestigio familiar por la inteligencia y destrezas y sobre todo, por rancias ideas de supremacismo en el que vivía la familia de Xue Yang y otras grandes familias. Pero la raza se había casi perdido y era ahora aún más improbable que alguno naciera. De haber pasado no sería entre alfas, en la naturaleza era algo que sucedía de manera aleatoria y excepcional entre alfas y omegas sin que la parte omega se mezclara. Aquellos supremacistas alfas con el padre de Xue Yang a la cabeza, habían querido dar un giro de tuerca más y prescindir por completo de los omegas para crear su alfa perfecto.
-Li Xian, no puedo pensar con claridad, no existen los alfas puros.
Que Xue Yang fuera un alfa puro solo significaba que habían invertido una fortuna y mucho trabajo para conseguirlo. No imaginaba que alguien tan despreciable como ese alfa fuera un portento de la naturaleza de ese calibre. Como profesional sitió verdadera curiosidad por saber cómo lo habían logrado, sabía que se había intentado alguna vez, sobre todo con la nueva tecnología vigente, pero eran proyectos fracasados. Además los comités éticos lo había prohibido y todo estaba en una gran controversia que inundó los círculos científicos veinticinco años atrás. Sin embargo lo lograron con uno, ahora poco a poco las ideas empezaban a llegarle. Claro que sabía de la existencia de uno, en la facultad lo estudiaron pero no tenían muchos datos por todo lo que se originó con aquella investigación. Los padres eran dos famosos genetistas que se habían guardado el estudio para sí mismos. Pero no era Xue Yang.
-Él es un alfa puro, te lo aseguro XingChen.
-Pero no era él, no era su nombre, era...no puedo pensar, tengo la mente embotada...era...cómo era...
-¿Xue ChengMei? Sí, es Xue Yang.
Había soñado con conocer al tal alfa puro y ni en un millón de años hubiera creído que ocurriría de esa manera, sobre todo porque él no era un omega. Pero no podía pensar con mucha claridad, ahora mismo todo lo que sabía de genética parecía bloqueado en algún lugar de su cerebro debido al celo que solo le dejaba pensar como animal y no como humano. Pero si como decía Li Xian, Xue Yang quería romper el vínculo, se aferraría a eso para no perder la razón del todo. XingChen sentía una parte de él que se alegraba de saber que aquella pesadilla podía acabar enseguida, pero su parte animal estaba destrozada de dolor al saber que no podría mantener el vínculo con su alfa. Varios gemidos salieron de él sin pretenderlo y en su interior, ese vacío que se había instaurado dentro de él desde hacía varios años atrás, se hizo aún más profundo y desolador. A pesar del momento tan difícil que estaba viviendo XingChen en esos momentos, nunca imaginó que podría ser mucho peor, que lo que estaba por venir era aterrador.
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