Capítulo II: Simbiosis
Tras despertar en casa, Izuku se miró confundido.
Habían pasado horas desde que estuvo en la cima del edificio, pero él no recuerda nada. Lo último que recuerda es una palabra. "Venom"
Se levanto de su cama. Su cabeza dolía bastante y su abdomen se retorcía. Tenía mucha hambre. Intentó comenzar a caminar, pero colapsó en el suelo, retorciéndose.
Gruñendo, se levantó con dolor. Sentía sus miembros entumecidos. Su abdomen dolía cada vez más.
Con esfuerzo, alcanzó su refrigerador. Aún había un poco de comida. En el freezer había un par de pechugas de pollo. Sin pensarlo, tomo las pechugas y las devoró, congeladas y todo. Pero no era suficiente. Poco a poco, la comida se fue acabando. Finalmente, el refrigerador se quedó vacío.
Pero aún tenía hambre.
Se acercó a su puerta. En poco tiempo Servicios Sociales iría a buscarlo. Gruñendo, tomo el pomo de la puerta. Un sonido rechinante se oyó. Cuando Izuku apartó la mano notó que el pomo estaba completamente deformado en base a la forma de su mano.
—¿Qué demo...?
Con cuidado, tomo el pomo y lo giró. Salió de su apartamento, vestido solamente con un suéter gris y unos jeans negros. Era muy tarde, pero aún debería de haber un par de tiendas abiertas.
El dolor aún lo atormentaba y caminar solo lo hacía más fuerte. Pero tenía demasiada hambre.
Tras un rato, llegó a una pequeña tienda de una señora china llamada Chen. Tras un saludo escueto, Izuku comenzó a buscar algo que comer. Rápidamente, su vista fue cautivada por unos chocolates oscuros. Traía unos ¥1500 consigo. Tomó dos barras y unas papas con queso de marca Pringles.
En eso, oyó como alguien más entraba a la tienda. Se asomó a ver, notando a un hombre desaliñado hablando con la señora. Tras lo que parecía una discusión el hombre sacó un arma y apuntó con ella a Chen, quien asustada comenzó a sacar dinero de la caja registradora.
"No somos un monstruo..."
Izuku se sorprendió de oír la misma voz que oyó antes de caer inconsciente en aquel edificio.
Sintió como si su cuerpo se moviera solo, con el dolor siendo un ruido sordo transitando su cuerpo. Como si tuviera vida propia. Alentado por esto y un extraño sentimiento, Izuku alzó la voz.
—¡Oye!
El asaltante le apuntó con el arma.
—¡Ni se te ocurra hacerte el héroe!
—¿Y quién dijo que lo éramos?—La voz del chico se oyó distorsionada, como si se acoplara a una más grave.
El asaltante se asustó por esto y sin pensarlo le disparó al chico.
La bala se hundió en el pecho del cabello de esmeralda. Pero el seguía parado como si nada.
—¡¿Qué mie-?!—Antes que el asaltante pudiera decir algo, Izuku corrió a él y le asestó un potente golpe en la mandíbula.
Los dientes del asaltante se rompieron en pedazos, su mandíbula se descolocó y su consciencia desapareció, cayendo inerte.
La señora se veía sorprendida y asustada, pero había una traza de agradecimiento en sus ojos.
Izuku tomó el dinero que el ladrón había tomado de Chen y se lo devolvió. Pagó sus cosas, las metió en las bolsas de su pantalón y suéter; y luego, sin pensar mucho en ello, tomó el cuerpo inconsciente del ladrón y lo sacó de la tienda.
Lanzó al ladrón a un callejón oscuro cercano. Las luces de la calle brillaban y la luna vigilaba desde el oscuro cielo.
—Comida...
Cegado por unos nuevos instintos, Izuku tomó al ladrón, mordiéndole el cuello con fuerza. Sus dientes eran ahora serrados, colmillos como los de un monstruo. La frágil carne del cuello del ladrón se desgarró entre los dientes de Izuku.
Mordida tras mordida, la boca de Izuku se llenaba de sangre que el bebía mientras masticaba la carne.
Tomando la cabeza del hombre, Izuku tiró de ella fuertemente, arrancándola de su base. Algunas vertebras del hombre colgaban de la cabeza, con la médula ósea saliendo de ellas. Las venas y arterias que transitaban el cuello del hombre se habían roto, dejando caer grandes chorros de sangre.
Con una fuerza que le era desconocida, Izuku comenzó a quitar partes de la piel de la cabeza del hombre para luego comenzar a abrir su cráneo. Finalmente, el cerebro del hombre se asomó a la vista.
Tras hacer un agujero lo suficientemente grande en el cráneo del hombre, Izuku comenzó a arrancar partes del cerebro del sujeto, llevándoselas a la boca. Finalmente sentía que ganaba fuerzas. Finalmente sentía que se estaba saciando.
Tras finalizar el cerebro, Izuku tomó los ojos del hombre y devoró ambos de un bocado.
Miró sus manos y notó que estaban recubiertas en lo que parecía un líquido negro, pero Izuku lo atribuyó a la sangre viéndose oscura por la poca luz del callejón. Notó que de las puntas de sus dedos salían unas grandes garras.
Usándolas cual bisturí, abrió el pecho y abdomen del sujeto, rompiendo su esternón por la mitad para luego abrir las costillas a la fuerza. Tomó el corazón, luego ambos pulmones, luego descendió al hígado, páncreas y estómago. Solo dejó los dos intestinos dentro del sangrante y desfigurado cadáver.
Finalmente, Izuku se vio a sí mismo. No había parte de él que no estuviera cubierta de sangre. Tras salir de el trance de sus animales instintos, Izuku vomitó.
—¡¿Q...qué...?!
No podía soportar el olor. No porque fuera fuerte, que no lo era pues apenas había muerto. No soportaba que le gustara.
El líquido negro en sus manos había desaparecido al igual que sus garras. La roja sangre goteaba de sus manos. No podía evitar relamerse los labios.
No sabía qué hacer.
"Hay que escapar"
Izuku seguía sin entender de dónde venía la voz, pero decidió callar para ver si decía más.
"Escala el edificio de al lado, salta entre los techos. Eso siempre servía"
—¡¿Y cómo quieres que haga eso?!
Como manejado por un titiritero, Izuku dirigió su mirada a sus manos. Una vez más, estaban cubiertas de ese líquido negro que ahora sabía no era sangre. Sus garras habían vuelto a aparecer igualmente.
En ese momento supo cómo debía de. Incrustando las garras en la pared del edificio con esa fuerza descomunal qué ahora parecía tener comenzó a trepar. Tras un rato, llegó al techo del edificio.
—Es la segunda vez qué estoy en el techo de un edificio este día—Se susurró.
"Pero esta vez si debes saltar. Pero no caigas, niño"
Tragando saliva, Izuku tomó impulso y, al estar al filo del edificio, saltó. Aterrizó en el siguiente edificio, rodando para evitar dañarse. Repitió el proceso una y otra vez. Por suerte, su edificio de apartamentos estaba en la misma cuadra.
"Tercer balcón desde la izquierda de la cuarta fila desde abajo"
Izuku dirigió su mirada a dicho balcón, identificando que este era de su apartamento. Tomando impulso, saltó e incrustó sus garras sobre la puerta de cristal que lo conectaba con el interior del apartamento. Se dejó caer, aterrizando en el balcón.
Intentó abrir la puerta corrediza, pero tenía el seguro puesto.
"Solo golpéala"
Dicho y hecho. El cristal se rompió fácilmente.
Izuku entró a su apartamento y vació sus bolsillos, dejando los chocolates y las papas en la mesita de la sala. Luego se metió al baño, mientras se quitaba la ropa manchada de sangre.
Sin embargo, al verse en el espejo del baño, en lugar de ver su reflejo vio lo que parecía un extraño ser, monstruoso y robusto, con grandes ojos completamente blancos que se rasgaban. Su boca estaba abierta, mostrando cuatro filas de puntiagudos y largos colmillos, con una larga lengua serpenteando en el aire.
Asustado, Izuku saltó hacía atrás, cayendo en la tina.
—¡¿Qué cara...?!
"Vamos, no soy tan feo"
—¡¿Quién eres?! ¡Muéstrate!
De la espalda de Izuku salió un tentáculo del mismo líquido negro que cubría sus manos. Poco a poco el tentáculo se hizo más grueso hasta que la punta adoptó la forma de la cabeza del monstruo que admiró en el espejo.
—Ya nos habíamos presentado, Izuku
—¿Q...quién eres?... ¿Qué eres?...
—Nosotros somos Venom—Una retorcida sonrisa se formó en su monstruosa cara—. Soy lo que ustedes llaman "Alien"
—¡¿Eh?!
—Soy de una raza conocida como Klyntars—Dijo mientras se movía serpenteante al rededor de Izuku—. Mi raza tiene propiedades de lo que ustedes llaman "Simbiontes"
—Un... ¿Simbionte?...—Izuku miraba con cautela al ser—. Eres... ¿Un parásito?
Venom le dio un potente cabezazo.
—¡AH!—Se quejó el chico.
—¡NO TE ATREVAS A REPETIR ESO! ¡SOY MÁS QUE UN PATÉTICO PARÁSITO!
Izuku crujía los dientes, pero no dijo nada.
—Por si no lo recuerdas, habíamos hablado ya antes, en aquel edificio.
Entonces todo volvió a la mente de Izuku.
—Tú...
—Yo—El simbionte sonreía grandemente—. ¿Recuerdas lo qué te ofrecí?
—... Venganza...—Respondió el muchacho.
—¿Qué me dices?
Izuku estaba por responder cuando oyó a alguien tocando la puerta. En pánico, el chico se levanto, se puso lo primero que encontró y se bañó en perfume y desodorante para ocultar el olor de la sangre.
—Escóndete—Venom desapareció dentro del cuerpo del chico.
Izuku se asomó a la mirilla de la puerta. Eran agentes de Servicios Sociales. Venían por él.
"No quieres ir con ellos, ¿No?"
—Claro que no—Susurró.
"¿Te apetece salir a tomar aire?"
Izuku sonrió. Giró el pomo para abrir la puerta, pero en lugar de abrirla solo la haló lo suficiente para quitar el pestillo, luego corrió al balcón, pisando los cristales rotos de la puerta y saltó.
Las garras de Venom aparecieron otra vez, permitiéndole engancharse al muro, frenando su caída.
—¿Adonde?
"Lejos"
...
Horas más tarde, Izuku está sentado en la azotea del edificio donde All Might habló con él, la azotea donde planeó acabar su vida, la azotea donde Venom lo encontró.
Sentado al filo de la azotea, Venom salió de su espalda.
—Y... ¿Qué hacemos?
—Estuve del lado de los héroes por 5 años. No funcionó—Dijo mientras veía la ciudad con Izuku—. Creo que es hora de probar otro bando.
—... Solo una condición...
—Mientras no sea no comerme a nadie. Necesito una cosa llamada feniletilamina para sobrevivir y los cerebros de tu especie tienen bastante—Dijo con su gran sonrisa imborrable—. Sobreviví con mi anterior huésped con puro chocolate, plátanos, huevos, almendras y nueces; que también tienen de eso.
—Ya veo... Pero no era eso...
—¿Entonces?
—Solo mataremos héroes—Dijo serio—. No más héroes.
—Interesante... Acepto—Su sonrisa se agrandó.
—Una más... No más villanos—Sentenció—. Y nada de atacar civiles.
—Bien, de todos modos se me ha quedado pegado el sentido de justicia de ese imbécil de Yagi.
Ambos se quedaron viendo la ciudad.
—... Lo siento por tu padre...
—¿Cómo...?—Preguntó confundido.
—Estoy unido a ti, a todo tu ser.
—... ¿Cómo llegaste aquí cuando me hallaste?...
—Yagi me expulsó de su cuerpo luego de una pelea con Gran Torino, su maestro—Explicó mientras su sonrisa bajaba de nivel—. Mi raza tiene dos debilidades: Fuego y sonido.
—¿Por qué exactamente eso?
—El primer Klyntar creado por Knull, nuestro Dios y Rey, fue la Necroespada, que, cómo supondrás, es una espada—Sacó la lengua y la ondeó en el aire—. Al ser forjada como una espada siendo un ser sintiente, experimentó una especie de trauma con la caldera donde se forjó y los ruidos del mazo chocando contra ella. Sus hijos, los demás Klyntar, heredamos ese trauma en forma de debilidad.
—Ya veo... En ese caso... Ya sé de qué héroes encargarnos primero—Una sonrisa se formo en su cara.
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