Capítulo 31
— ¿Hace cuánto tiempo que no nos reuníamos todos?
— Ni siquiera puedo recordar cuándo fue la última ocasión. — Suspiró. — Pero estoy segura de que fue antes de Taehyung se volviera un ocupado hombre de negocios. — El aludido sonrió avergonzado, con la punta de sus orejas rojas.
Las risas no demoraron en resonar, cada uno con un timbre distinto, pero con una misma emoción reflejada: alegría. El ambiente que se respiraba en esa habitación era fantástico; una misma sinfonía, formando una elaborada armonización de tonos alegres, divertidos y dichosos.
El verano envolvía al viñedo de Dalbich con sus energía, refulgiendo en su último mes antes de dejarle espacio al otoño. Y en el comedor de la casa principal convivían amigos y conocidos de Taehyung, participando en una alegre reunión, y disfrutando de la cercanía que hace mucho que no podían saborear.
Aquella era la ocasión que el omega había tenido la intención de crear con el objetivo de acercarse un poco a sus casi olvidados amigos, después de haberse percatado del enorme lapso de tiempo sin una reunión de tal naturaleza.
— No podemos permitirnos el sacrilegio de salir de esta habitación sobrios ¡Tenemos que aprovechar esta noche! — El clamor de casi todos los presentes ensordeció los oídos del omega, quien le dirigió una mirada asesina a Jimin, quien levantaba con entusiasmo una botella verde llena de soju después de haber pronunciado esas palabras.
El rubio, a pesar de haberse percatado, ignoró la mirada de su hermano y continuó animando al resto. Una de esas botellitas se posó frente a Tae rápidamente y él simplemente la tomó sin más. No tenía intenciones de beber, al menos no hasta desfallecer. Pero tampoco quería ser un aguafiestas.
Seokjin, Jihyo, Yugyeom, Lisa y Jimin eran los únicos que quedaban a esas alturas, pues Sehun, Hyejin y Yuqi habían tenido que marcharse poco antes. Eran los únicos del grupo que ya estaban casados o con una familia, por lo que sus horarios habían variado hasta acoplarse en uno más responsable.
Jungkook había decidido no asistir de manera voluntaria, alegando que Taehyung y él no estaban pegados y que el omega debía aprovechar el tiempo exclusivamente con sus amistades. Taehyung no había podido hacer más que darle la razón y aventurarse solo.
Y no estuvo nada mal, en realidad. Le hizo darse cuenta de que desde que había conocido a Jungkook, gran parte de su tiempo lo invertía junto a él diariamente ¿Dónde quedaban las demás personas que Taehyung tanto quería?
Amaba estar junto a su alfa, pero también estaba de acuerdo con él con que ambos debían aprender a gestionar sus tiempos entre ellos dos y con todos los demás.
Tomó un trago de la botellita, sintiendo el líquido recorrer sus garganta y asentarse en su estómago.
Por su parte, Jungkook estaba sentado sobre su futón, concentrado en la pantalla de la laptop en sus piernas mientras tecleaba con gran destreza las teclas del dispositivo. Estaba diseñando el proyecto que quería llevar a cabo en el viñedo, el mismo que presentaría ese mismo fin de mes, cuando se encontrara en Seúl, frente a todos los socios de su difunto padre y ante los ojos de Baekhyun.
Las palmas de sus manos hormigueaban por la ansioso que estaba porque esa fecha llegara. No podía esperar a descubrir cuál sería el rostro de su querido hermano cuando lo hallara en aquel edificio, finalmente dando la cara.
Suspiró profundamente y pellizcó el puente de su nariz cuando sintió que ya había sido suficiente por ese día. Cerró sus ojos y apoyó su espalda en la pared.
También debía planear cómo presentarle aquella iniciativa a su omega, pues se las había arreglado para tenerlo como secreto hasta ahora. Esperaba profundamente que le gustara, que lo aceptara y, sobre todo, que lo apoyara.
Bajó la pantalla de la laptop, y se levantó para dejarla sobre la mesita esquinera de su habitación. Estiró sus músculos, soltando un jadeo aliviado al sentirlos destensarse. Por el rabillo del ojo encontró su celular, el cual soltaba una pequeña lucecita roja que delataba una notificación entrante. Se acercó a él y lo tomó entre sus manos. Revisó la hora, con poco interés. Pero abrió sus ojos al máximo al darse cuenta que casi eran las doce de la noche ¿Cuándo había pasado tanto tiempo?
También alertó que la notificación entrante se trataba de su recordatorio sobre el nuevo regalo de cortejo de su omega. Tenía planeado que al día siguiente le regalaría un libro que había logrado conseguir. Era una recopilación con distintos cuentos, algunos infantiles y otros no. Esperaba que pudiera gustarle.
El plan trataba de dejarlo dentro de la habitación del omega, cerca de su lugar de reposo, para que fuera de las primeras cosas que viera en cuanto abriera los ojos. Así que si quería que todo funcionara como debía, lo mejor sería ponerse en marcha desde ese mismo instante.
Tomó el libro y salió de su habitación, atento a cualquier movimiento. Procurando en demasía ser tan discreto como fuera posible. Se trasladó por el pasillo, demorándose pocos minutos en llegar a la habitación indicada.
Miró hacia ambos lados del pasillo, donde la oscuridad reinaba. Colocó su espalda contra la pared y con un par de dedos comenzó a recorrer la puerta. Poco a poco, centímetro a centímetro. Con una paciencia envidiable que tenía como único objetivo no provocar ningún sonido.
Su ceño se frunció al detectar dos cosas: uno, no podía oír la respiración de su omega. Su delicado oído no solía tener ningún problema en detectar sonidos como esos, y menos cuando sus sentidos estaban tan despiertos como en ese mismo instante. Y dos, a pesar de que su olfato podía detectar el maravilloso aroma de su omega impregnado, naturalmente, en su habitación, no pudo percibirlo con la fuerza suficiente qué debería tener.
Extrañado, recorrió casi diez centímetros la puerta, y adentró la mitad de su cuerpo en la habitación. Entonces confirmó sus sospechas: Taehyung no se encontraba ahí.
La habitación estaba completamente vacía, y las delgadas cobijas del futón estaba perfectamente hechas ¿El omega aún se encontraría en la reunión con sus amigos? ¿A esa hora? Creía que terminarían más temprano.
Encogiéndose de hombros, entró completamente, y colocó el obsequio en la pequeña mesa de noche del omega. Un pequeño cuadro de madera con cuatro patas de no más de cinco centímetros de largo. Una considerable altura si considerabas que el futón del omega se hallaba al ras del suelo.
Se aseguró de cerrar bien la puerta en cuanto salió de la habitación, y se alejó con la intención de recorrer la casa en búsqueda de Tae.
Caminó entre los pasillos y olisqueó brevemente el exterior de las habitaciones, sin tener mucho éxito. Dirigió sus pasos hacia el comedor, donde lo había visto por última vez. La puerta estaba completamente corrida, y las luces encendidas, por ello pudo detectar los aromas de los omegas de la casa incluso antes de entrar ahí.
Aunque cuando finalmente llegó, la imagen que lo recibió no fue completamente agradable.
La mesa baja estaba hecha un reverendo desastre, había más botellas de soju de las que podía contar y varios platitos vacíos o parcialmente llenos de restos de botanas sobre la mesa. Los tatamis estaban desordenados, y podía asegurar que hacía falta uno.
Vasos, servilletas, cubiertos, y cuatro cuerpos inconscientes en el suelo.
Seokjin dormía con la boca abierta, un hilo de saliva escurría por la comisura de su boca y su cuerpo formaba una especie de "x", mientras que Jimin apoyaba su cabeza sobre el estómago del primero, estando acurrucado en posición fetal, pareciendo una pequeña bolita de carne.
Pero el cerebro de Jungkook filtró todo aquel cuadro y lo relegó hasta la categoría de información irrelevante, pues sus ojos se enfocaban en el otro extremo de la habitación, donde su omega, Kim Taehyung, se encontraba íntimamente abrazado con Kim Yugyeom.
La nariz y los labios de su destinado se hallaban arriesgadamente próximos al cuello del hombre, y sus brazos amortiguaban vanamente su peso apoyándolos sobre sus pectorales, mientras tanto, Yugyeom había enrollado sus brazos alrededor de su cintura, casi en su espalda baja.
Peligrosamente cerca de su espalda baja.
Los colmillos de Jungkook se afilaron en el interior de su boca, mientras un potente gruñido se esforzaba por ser expulsado por su boca.
Caminó furioso hacia aquel par, con la clara intención de tomar el brazo de ese desvergonzado, alejarlo de su omega y estrujar sus manos alrededor de su cuello hasta que se cansara. Sí, eso no estaría nada mal.
Pero cuando ya estaba lo suficientemente cerca como para llevar a cabo su plan, Taehyung se removió un poco, reacomodándose tiernamente sobre aquel cuerpo, ignorante de las emociones del recién llegado.
Una luz de raciocinio llegó a su cabeza, y detuvo sus movimientos en seco. Rápidamente se irguió y retrocedió un par de pasos.
¿Qué era lo que estaba haciendo?
Jungkook llevó su mano hasta sus cabellos y con sus dedos atravesó sus mechones, en un gesto ansioso.
No podía hacerlo. Su omega lo detestaría después.
Y es que debía ver aquella situación pensando con una cabeza fría, como siempre se le enseñó desde que era pequeño.
Vale. Taehyung y Yugyeom se encontraban abrazados, uno sobre el otro, y a juzgar por la cantidad de botellas, lo más probable era qué estuvieran ebrios y el olor de aquel alfa ya se hubiese impregnado en la piel de su omega.
Respiró profundamente, recapitulando. Concentrándose en lo que debía y no en lo que sus impertinentes instintos le dictaban.
Taehyung y Yugyeom eran amigos, él bien lo sabía. Aquel tacto no debería ser más que un toque inocente ¿No?
Pero a su mente llegó la imagen de las caballerizas, semanas atrás. Cuando los encontró a punto de besarse ¿Qué tan amigos eran esos dos para tener tal tipo de cercanía?
Basta. Taehyung ya se lo había explicado aquella vez. No había intenciones escondidas. Solo impulsos tontos del cuerpo, aunque sonara tremendamente estúpido solo de pensarlo. ¿Realmente algo estaba mal ahí? Puede ser una casualidad que las manos de Yugyeom estén tan cerca de una zona que no debería tocar y que...
Un. Toque. Inocente.
Lo repitió como un mantra. Una vez tras otra.
Respiro profundamente, de nueva cuenta, y decidió que fuera como fuera, lo que debía hacer, era llevar a Taehyung hasta su habitación; estaba cien por ciento seguro que el deforme cuerpo de Yugyeom no era cómodo en lo absoluto, y si podía evitar los futuros dolores musculares provocados por ello, lo haría.
Con cuidado de no despertarlo, tomó primero los brazos del omega, y lo giró lentamente, debido a que se encontraba boca abajo. Tuvo cuidado con su cabeza y colocó su brazo izquierdo debajo de su espalda y su brazo derecho debajo de sus rodillas y con fuerza se levantó con él en brazos.
Su camisa estaba húmeda, y desprendía fuertemente el embriagante olor del alcohol. Taehyung se removió, frunciendo tanto el ceño como sus belfos. Pero su inconsciencia tuvo mayor peso y su cuerpo pronto volvió a relajarse.
Observó por un instante al otro par de omegas, pensando si podría hacer algo por ellos. Pero su lobo resentido actuó por él y decidió no molestarlos. Al fin y al cabo, se veían muy cómodos ahí.
Caminó a través de los pasillos, esta vez, regresando por el rumbo por el que había llegado. Sus pasos ignoraron la habitación del omega y se movieron directamente a la propia.
Podía percibir con gran facilidad el rastro del aroma cítrico de otro alfa en Taehyung, y su propio lobo gruñía con molestia. Necesitaba reemplazar aquel soso y asqueroso olor por el propio.
Depositó el inerte cuerpo sobre su futón, y se las arregló para extraer su camisa húmeda. También lo despojó de sus calcetines, y aunque se vio tentado, decidió dejarlo solo con su pantalón de mezclilla negro, únicamente quitándole el cinturón de encima para evitar que se lastimara. Al final, tomó un par de cobijas extra para cubrirlo.
Una vez terminado esto, cambió su ropa por un conjunto cómodo para dormir y se acomodó a un costado del omega. Una espalda contra un pecho. Redujo la distancia lo más posible y llevo uno de sus brazos a su estómago mientras liberaba su olor al máximo.
«Mío» Rugía su lobo.
La noche transcurrió en un rapidísimo borrón oscuro. Taehyung despertó ya entrada la mañana, abriendo sus ojos con pesadez y sintiendo a su cabeza querer estallar ¿Cuánto podía llegar a doler una cabeza humana? Bueno, pues él estaba en el límite.
Agradecía que la habitación estuviera oscura y silenciosa, pues de lo contrario, juraría que su cabeza estallaría. Bostezó fuertemente, tratando de activar su cabeza.
Sintió una respiración en su nuca y cuando trató de moverse notó qué había algo alrededor de su cintura qué retenía sus movimientos. La fragancia de Jungkook flotaba en aquella habitación como una densa nube. Talló sus ojos, quitándose las lagañas de sus párpados.
— Buenos días, TaeTae. — La voz del menor fue profunda, rozando el oído contrario, para después morder el lóbulo de su oreja con sus dientes, suavemente.
La piel de Taehyung se erizó al contacto, su cuerpo casi tuvo deseos de temblar.
— Te duele la cabeza ¿Cierto? —Indagó, pero continuo antes de que pudiera obtener una respuesta. — Hay una pastilla y un vaso con agua en la mesita de noche. Tómala.
Sus cansados párpados se dirigieron al lugar que se había mencionado y observó que, efectivamente, había un vaso con agua y una cajita de pastillas con píldoras para aliviar dolores como el suyo.
Jungkook retiró su brazo y permitió que el mayor se reincorporara. Observó como abría la cajita, sacaba la pastilla, la colocaba en su lengua y la tragaba con ayuda del agua, todo con movimientos lentos y un poco torpes.
Una vez que hubo terminado, Taehyung pestañeó un par de veces y fue entonces cuando pareció detectar que no se encontraba en su conocida habitación.
— ¿Cómo llegué hasta aquí? — Pregunto desorientado. Jungkook sonrió ante lo tierno que sonó aquello y con un suspiro se sentó a su lado, quedando entonces hombro contra hombro.
— Te encontré desfallecido en el comedor y decidí traerte hasta aquí para que pudieras descansar como es debido. —Simplificó, sin deseos de amargar ese día con detalles.
La noche anterior no se durmió inmediatamente, estuvo por lo menos una hora pensando en silencio. Analizando el origen de la reacción de su lobo hasta las consecuencias de posibles venganzas.
Al final, había decidido que aquello era solo un contacto inofensivo entre dos amigos ebrios, aunque la idea no terminara de gustarle. No obstante, también había tomado la decisión de mantener una vigilancia sobre posibles eventos futuros que pudiesen tener tales similitudes.
No podía impedirle a Taehyung que se reuniera con sus amigos sin tener muy buenas razones. Y hasta él mismo sabia, que no tenía demasiado material para argumentar en la discusión que seguramente aquello desataría.
— ¿Me quedé dormido? — Susurró el omega, casi para sí mismo, impresionado. — Mi cabeza no recuerda bien la noche anterior.
— Deberías descansar un poco más. Al menos hasta que el dolor de cabeza baje un poco. — Recomendó tranquilo. Su lobo se había sosegado bastante al haber verificado que su fragancia se había impregnado en su piel, al menos lo suficiente como para que tardara un par de días en deshacerse de él, sino es que él volvía a renovarlo.
La satisfacción que aquel gesto posesivo le otorgaba era casi abrumadora, haber "marcado" de una forma sutil a su omega le permitía respirar tranquilo, pues ahora sabía que cualquiera que se le acercara detectaría su olor en él. Notarían que Taehyung era suyo.
— Tengo náuseas. — Mencionó, después de asentir a la recomendación antes mencionada. Formando un puchero y cerrando sus ojos volvió a echarse sobre el futón. — Y me siento muy cansado.
— Incluso así deberías intentar comer un poco, tu cuerpo lo necesita. — El omega bufó rehuyendo a llevar a cabo tal acción. En cambió se colocó de costado y dobló sus piernas sobre sí mismo, quedando en una postura similar a la posición fetal. — Traeré algo ligero, y cuando te sientas listo, lo comes ¿Te parece?
Taehyung se mantuvo en silencio; su tranquila respiración provocaba que algunos de sus cabellos se movieran al compás de sus exhalaciones. Jungkook se quedó viendo aquella imagen por varios minutos, admirando la inminente belleza que había allí. Despabiló poco después, con intenciones de reincorporarse para ir a la cocina a buscar algo de fruta o pan, pero su muñeca derecha fue apresada por unos dedos ajenos en un movimiento súbito.
El alfa volteó hacia atrás y sus ojos chocaron con los del omega.
— No te vayas. — Pidió, en voz baja, con una pincelada de reproche. — Vuelve a acostarte conmigo.
— Pero debo ir por algo de comer. — Le recordó.
— Llama a la Señora Song o a Seokjin, pero quédate aquí. — Demandó, esta vez con voz más firme.
Y al final de todo ¿Quién era Jeon Jungkook para negarse ante el hermoso Kim Taehyung?
Se tumbó nuevamente sobre el futón, y de inmediato el omega se subió sobre él, apresándolo entre sus extremidades. La inquieta cabeza del alfa detectó que el omega se había colocado de la misma forma que la noche anterior sobre... Desechó aquel pensamientos hasta lo más profundo de su cabeza. Eso no importaba ahora. No tenía por qué compararlo. No estaba ni cerca de ser lo mismo.
— ¿Tu omega está teniendo algo que ver con este comportamiento meloso, Tae? — Preguntó poco después, una vez que aclaró su mente, casi susurrando, mientras acariciaba los cabellos del omega, notando uno que otro mechón tenso.
— No le gusta tenerte lejos. Duele.
— ¿Solo a él le sucede eso?
— No. — Negó después de un brevísimo silencio. — También a mí.
— Ha estado demasiado activo estos días ¿Cómo se encuentra tu cuerpo? — Curioseó.
Ya se había cumplido una semana desde que Sohye había intervenido en la inusual condición de Taehyung, y desde que despertó desde aquella noche en el lago, el omega había estado con un humor más voluble que de costumbre. Solía buscarlo con mayor frecuencia y últimamente disfrutaba bastante de acurrucarse cerca de él, sin importar que estuviese sudado por todo un día de trabajo en el campo.
De la misma forma, su propio lobo también estaba más despierto, demandándole que cumpliera con cualquier capricho de su destinado. Con una necesidad constante de saber dónde estaba y qué era lo que hacía. Una necesidad por saber si estaba bien.
— Es un poco incómodo algunas veces, no estoy acostumbrado a tener que pelear con alguien dentro de mí que no siempre está de acuerdo conmigo, o que quiere hacer cosas que no debo. — Expresó, de forma lenta pero clara.
— ¿Cosas que no debes? ¿Puedo pedir algún ejemplo?
Taehyung levantó su rostro y junto ambas narices, manteniendo contacto visual en todo momento. Su mano derecha ahuecó la mejilla del menor y con un movimiento lento, casi perezoso, estampó sus labios contra los contrarios.
Inhaló aire audiblemente y fue entonces que tomó la iniciativa en aquel toque. Jungkook recibió su lengua en el interior de su cavidad y respondió inmediatamente. En un inicio, él no protestó por tener el control, quería permitirle al omega experimentar aquella sensación de control que a él tanto solía satisfacerle.
Taehyung se incorporó un poco, sin despegar sus labios, colocando sus rodillas a cada lado de su cadera y sentándose en un lugar muy cercano a la zona de peligro. El omega exploró cada recóndito lugar de su boca que su lengua alcanzaba, comenzando a sentir un poco de calor en su vientre.
Desde que había despertado, cada vez que inhalaba aire una oleada del olor de su alfa inundaba a sus pulmones. Su calor corporal, su voz en su oreja, y aquel pequeño mordisco que le había saludado aquella mañana... lo ponía caliente.
El beso se estaba volviendo rudo y furioso. Ambos deseaban conseguir más del otro. Pero eran humanos, y dependían del oxígeno para poder sobrevivir, así que tuvieron que separarse y terminar aquel candente beso.
Aunque Jungkook aprovechó para morder el belfo inferior al omega, arrancándole un sonoro gemido.
MiaGarrettA
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top