Capítulo 17
—Recuerda: postura recta y firme. No te encorves. —Recordó Baekho, mientras observaba a un inseguro Jungkook.
El alfa suspiró y acató la orden, pues solía olvidarlo después de unos minutos.
El día siguiente se llevaría a cabo la Vendimia y podía notar como el movimiento en el viñedo aumentaba con el paso de los días. Recogió tantas uvas, que terminó soñándolas. Casi estaba a punto de decirle adiós a la suavidad de sus manos después de tanto trabajo.
Por otro lado, había logrado mejorar al montar en caballo, pero nada sorprendente para dos días de práctica. Al menos podía mantener el control por diez minutos sobre el equino, antes de que este relinchara o dejara de prestarle atención.
—Se supone que están entrenados para esto, ¿No? —Preguntó— ¿Por qué se niegan a hacerme caso?
—No es tan sencillo como eso. El jinete y el corcel deben entenderse, ser compatibles. Es un trabajo en equipo, ambos deben cooperar para que esto funcione. —Explicó tranquilamente, manteniendo sus manos entrelazadas detrás de su espalda y la mirada fija en los movimientos del alfa.
Jungkook suspiró cansado. Sus clases eran intensivas, sin descansos, por lo que terminaba exhausto con mayor facilidad.
Bajó del corcel con un poco de torpeza y suspiró cuando sus pies se encontraron finalmente con tierra firme.
Al terminar aquella sesión, y mientras regresaban a las caballerizas, Jungkook preguntó:
— ¿Puedo intentar montar a Luna?
Baekho le dio una breve mirada sorprendida, antes de regresarla al frente.
—Puedes. —Concedió. —Pero salir vivo de tal encuentro, no te lo aseguro. —Soltó una suave carcajada como si el comentario le pareciera realmente divertido.
Jungkook puso los ojos en blanco— ¿Y por qué se llama Luna? Jamás había escuchado que algo o alguien se llamara de esa forma.
—Es el nombre de nuestra Madre Diosa, por lo es tomado como un nombre genérico, o lo era. Ahora hay demasiados escépticos que no creen en ella. —Explicó.
— ¿Tú verdaderamente crees? —Preguntó inquisitivo. — ¿Crees en todas esas historias y leyendas asombrosas que nos contaban cuando éramos niños?
— ¿Tú no?
— Me mantengo neutral. —Simplificó. —Es decir, jamás he tenido razones para creer, pero tampoco para no hacerlo.
—En las grandes ciudades no lo promueven mucho, por lo que veo.
Baekho habló como si fuera una persona completamente ajena a las urbes, y ese detalle no pasó desapercibido por el alfa.
— ¿Dónde dijiste que había estudiado tu carrera docente?
—No te lo dije. —Comentó sosegado. —En realidad, fue una extensión de una universidad de una comunidad no tan lejos de aquí.
— ¿Alguna vez has estado en una ciudad? —Cuestionó directamente.
Baekho se rio y Jungkook alzó una ceja confundido.
No recordaba haber dicho algo gracioso.
Baekho notó que su risa no era compartida, por lo que trató de recomponerse y extinguir sus carcajadas.
—Disculpa, es solo que nadie jamás me había preguntado eso. —Señaló tomando aire.
Ambos se detuvieron frente al portón que daba entrada a las caballerizas
—Yo nací dentro de una manada, Jungkook. —Declaró con un deje de orgullo. —Ya sabes: el alfa líder, la Luna, vivir dentro del bosque...
—Ya. —Jungkook le miró estupefacto. Las manadas ya no eran comunes, y estaba seguro de que no debía haber más de cinco en todo el país. Encontrarse con alguien que pertenecía a una de ellas era sorprendente. —Entonces, ¿Ustedes rechazan a las ciudades?, ¿Viven primitivamente?, ¿Cazan su propia comida?, ¿Cuánto tiempo duran en su forma lobuna?
—Para, una pregunta a la vez. —Baekho levantó las manos delante de él, indicando que se detuviera. El alfa lo hizo a regañadientes, reteniendo a penas su profunda curiosidad.
¡Era alucinante! ¡Era como conocer una nueva forma de vida! ¡Un mundo nuevo!
—No, no rechazamos a las ciudades. Tan solo no creemos que sea tan necesario estar en ellas, además ese tipo de lugares afectan la relación con nuestro lobo. —Enumeró con sus manos cada una de las preguntas al mismo tiempo que las respondía. —No vivimos primitivamente, tenemos un orden casi perfecto para todo lo que hacemos. Incluso pareciera que los citadinos son más primitivos que nosotros. —Mencionó con desdén. —Algunas veces cazamos, pero no siempre. Y podemos durar días enteros en nuestra forma lobuna.
— ¡¿Días?! —Exclamó impactado.
Jungkook con suerte podía durar un poco más de cuatro horas en esa forma, pues su instinto le obligaba a regresar a su forma humana.
—Creo que algunos alfas lograban estar más de una o dos semanas así. —Comentó llevando su mano a su barbilla.
Jungkook abrió los ojos a más no poder mientras le observaba incrédulo.
— ¿Bromeas? —Baekho negó con seguridad — ¿Cómo pueden lograr así?
— Estar dentro de nuestro hábitat natural influye bastante en la conexión con nuestro lobo. —Aclaró.
—Es sorprendente.
—Bueno, deberíamos detenernos aquí, ¿No te parece? Aún queda bastante trabajo por hacer.
Jungkook asintió rendido y se despidió brevemente de él, pues en aquella ocasión, él debía ir a las cavas.
Recorrió el pequeño sendero despreocupado, pensando vagamente en Taehyung. Lo había visto por última vez ese mismo día en la mañana, pero apenas habían podido cruzar palabra, pues él había tenido que encerrarse en una oficina dentro de la casa atendiendo el tedioso papeleo del viñedo.
Consideró que no sería mala idea si lograba terminar el trabajo lo más pronto posible para poder ir a visitarlo y quizá ayudarlo en algo, después de todo, él había tenido que tratar con los papeles casi toda su vida.
En cuanto entró, pudo notar el molesto olor rancio del lugar, e hizo una pequeña mueca de disgusto por ello.
Encontró a Namjoon justo a un lado del último tanque de procesación, así que se acercó a él dispuesto a recibir indicaciones.
Había descubierto que mantenerse ocupado le hacía más llevadero su estadía en ese lugar.
Con su mente ocupada todo el día, le era casi imposible pensar en contar los días para marcharse.
Pues ya no estaba seguro de querer marcharse.
—Llegas justo a tiempo, Kook. —Fue recibido por el habitual entusiasmo de Nam, quien se mantenía atento al correcto funcionamiento de todo.
Si en algún momento de su vida le pedían que describiera a una persona que disfrutara realmente su trabajo, Jungkook definitivamente lo elegiría a él como modelo.
No había tardado demasiado en notar el cariño que Namjoon tenía por le viñedo y el cuidado y atención que le daba a cada actividad para que fuese realizada de manera óptima.
No por nada era el capataz.
—Ve a acomodar las botellas en el piso intermedio de la cava. —Indicó. —Cuando termines, regresa aquí, hoy tenemos que terminar de dejar las uvas en los cestos de madera.
—Vale. —Pero antes de que pudiese dar un paso lejos de aquel que desempeñaba el puesto de su jefe, notó como este se tensaba visiblemente mientras su vista se mantenía fija en algo detrás de él.
Confundido y curioso, Jungkook dio media vuelta y se encontró con una elegante mujer cruzando la puerta de entrada.
Su cabello rubio caía en suaves ondas hasta su cadera, contrastando con la pulcra falda entubada y saco negro que ella vestía. Además, también portaba un costoso collar que colgaba sobre sus clavículas, entre el par de botones desabrochados de su inmaculada camisa blanca.
No solo era su vestimenta cuidada y elegante, sino también sus facciones extranjeras. Una alfa europea, posiblemente.
Namjoon tomó una postura seria frente a ella, casi retadora, sin moverse ni un solo centímetro de su lugar mientras esperaba pacientemente a que ella llegara a su destino, el cual termino por ser justo frente a él.
Claramente no era bien recibida en aquel lugar.
Su olor a jengibre y naranja llegó al alfa menor como una cachetada, y casi se vio obligado a toser debido a la asfixiante combinación. Su nariz lo percibía como un olor casi tóxico.
—Buenas tardes Namjoon, ¿Todo se encuentra listo para el gran día? —Y Jungkook decidió que no le agradaba cuando ella pasó de él de inmediato.
—Solo es necesario retocar los últimos detalles. —Respondió con dureza.
— ¿Entonces no? —Preguntó con fingida amabilidad. — ¿Realmente no puedes llevar a cabo algo tan sencillo como esta celebración por ustedes mismos?
—Por supuesto que sí. Por eso es que queremos tener especial cuidado con los últimos toques. —Contestó altivo. —Ya sabe, nadie aquí quiere que se vuelvan a repetir ciertos errores.
La mujer frunció los labios disgustada, como si acabara de probar un bocado demasiado agrio. Por su parte, Jungkook se mantenía observándolos en silencio, sintiendo que no se enteraba de nada.
—Pues espero, por el bien de todos aquí, que el evento de este año haga honor a sus palabras. —Frunció el ceño levemente, pareciendo disgustada. De pronto, sus ojos se dirigieron hacia el alfa pelinegro y con ellos le recorrió desde la suela de sus zapatos hasta el último pelo de su cabeza, mostrando cierto desprecio. — ¿Eres nuevo, niño?
— ¿Disculpa? —Inquirió ofendido "¿Esa mujer realmente se había atrevido a llamarle niño?"
—Veo que sí.
—Irina, basta. —Detuvo Namjoon. —Nosotros tenemos trabajo que hacer, e imagino que usted también.
La mujer que parecía responder al nombre de Irina mostró una casi imperceptible sonrisa pincelada de orgullo, antes de volver a abrir su boca para escupir palabras venenosas.
—Definitivamente. Tan solo quería corroborar cómo se encontraban mis terrenos. —Namjoon apretó la mandíbula mientras le miraba con toda la intención de saltarle encima y desgarrarle el alargado cuello a Irina. Pero se mantuvo plantado en el mismo lugar, conteniéndose y mostrándose impotente.
—Y si ya lo hiciste, ¿Entonces por qué sigues aquí? —Jungkook espetó sin reparos, logrando que el ceño de Irina se profundizara aún más. Entonces ella enfocó toda su atención en él.
— ¿Y a ti qué te importa? —Exclamó. —Mantente callado, obrero. No te conviene llevarme la contraria.
— Tú no eres nadie para decidir lo que me conviene.
Irina abrió la boca completamente ofendida, mostrando lo poco acostumbrada que se encontraba ante tal trato. Namjoon tomó del brazo a Jungkook y lo arrastró hasta el interior de las cavas, no sin antes dar la última palabra.
— Ha sido suficiente. Irina, ya conoces el camino. —Ambos se detuvieron en el descanso de las escaleras, cuando ya no eran visibles en planta superior.
Fue entonces cuando Jungkook la escuchó marcharse, llevando el sonido de sus tacones lejos de ellos.
— ¿Quién es ella? —Preguntó de inmediato.
— Una mujer a la que deberías ofrecerle respeto. —Advirtió. —Aunque has hecho una parte de lo que yo siempre he querido hacer: callarla.
— Pero ¿Por qué está aquí? —Continuó. — ¿Cómo puedes permitir que alguien llegue con esa actitud? Y además ¿Por qué dice que estos son sus terrenos?
Namjoon suspiró con cansancio, sentándose en uno de los escalones agachando la cabeza, y peinando sus cabellos con una de sus manos como una especie de tic nervioso.
—Su nombre es Irina Gardener. Era una de las conquistas del padre de Taehyung, y la última. Cuando él murió no dejó ningún testamento escrito, por lo que todo estuvo a punto de pasar a manos de Tae.
— ¿A punto?
— Un día ella llegó con una supuesta carta escrita a mano por HoonBae, en donde le dejaba la gran mayoría de sus bienes. —Se detuvo un par de minutos para masajear su cuello. — Hasta ahora no hemos podido comprobar su veracidad, pero si llegase a serlo, afectará a todos los que trabajan aquí.
— ¿Por qué?
—Ella quiere cerrar la finca y vender los terrenos. —Se lamentó. —Ha mandado a juicio este conflicto, y lo más posible es que ella gane.
No solo ella posee más credibilidad en un juzgado si compite contra un omega, sino que su reputación es intachable y su expediente está completamente limpio.
—Pero Tae también es capaz, ¿O no? —Puntualizó. —Y hasta donde yo sé, él está tan limpio como ella, e incluso más.
—Es un omega. —Mencionó, como si aquello fuera un punto determinante en la decisión final.
— ¿Y? He conocido omegas que son increíblemente capaces, tanto como cualquier alfa. —Recordó levemente a Solar, quien era de las mujeres más capaces que había conocido nunca. —Eso de menospreciar a los omegas ha perdido el sentido en la actualidad.
Namjoon sonrió agradecido levemente motivado por sus palabras.
—Lamentablemente, la civilización no ha llegado a las cabezas de las personas que necesitamos. —Dijo con angustia.
—No des todo por perdido cuando apenas va comenzando.
— ¿No te mordiste la lengua, Kook? —Comentó con un toque de diversión, que fue respondido por un bufido indignado.
—Sabes a lo que me refiero.
Namjoon sonrió sin ganas, levantándose de un solo impulso de las escaleras.
—Gracias, Kook. —Agradeció. —Pero hasta entonces, tenemos demasiado trabajo que hacer.
¡¿Quién es el niño nuevo?! —Un alarido molesto llegó a los oídos del ocupado omega, justo antes de que la puerta de su oficina se abriese y apareciera Cruella de Vil, personificada en la rubia europea.
Taehyung le dirigió una breve mirada antes de regresar a los papeles que tenía entre sus manos, pensando el lo increíble que la cantidad de facturas que se habían acumulado con el paso de los años.
— ¡No te atrevas a ignorarme!
— ¿Y por qué no? Eso es lo que haces conmigo todo el tiempo
Taehyung estaba seguro de que pudo escuchar los dientes de la rubia rechinar.
— Kim Taehyung, no te atrevas a hacerme enojar.
— ¿Y qué si lo hago? —Atacó fijando su mirada en su cara. —Tú no te atrevas a hacerme enojar a mí.
El rostro de Irina se enrojeció de furia, mientras su ceño se fruncía al máximo en s frente y cruzaba los brazos enfurruñada.
— ¿Desde cuándo eres tan descarado? —Preguntó.
— Irina, mi cabeza está a punto de explotar por el dolor. Realmente no estoy de humor para tener que soportarte.
— ¿Te duele la cabeza? —Cuestionó repentinamente interesada. — ¿Cuándo fue la última vez que te tomaste las pastillas que necesitas?
Taehyung recargó su cabeza sobre su mano, escarbando entre sus recuerdos.
—Hace poco más de dos semanas.
— ¿Y por qué has dejado de tomártelas? Apuesto que tu dolor de cabeza es causado por la ausencia de ellas. —Aseguró completamente convencida.
— He olvidado hacerlo.
— Las tienes justo frente a ti. —Señaló con su mano al pequeño bote con un nombre difícil impreso en la etiqueta que estaba sobre el escritorio del omega.
El omega frunció los labios disgustado. No quería decir que en realidad ya no quería tomarlas, pues ya no creía tener la necesidad de hacerlo. Pero era cierto que cada vez que intentaba hacerlo, un potente dolor de cabeza, que era constante e increíblemente molesto, le atacaba sin piedad.
Las había comenzado a tomar un par de años antes, cuando comenzó a tener problemas con su lobo, pues terminaba lastimándose de una u otra forma en cada ocasión en que se transformaba.
Y desde entonces no se había vuelto a transformar.
—Las tomaré en un momento. —Finalizó, haciéndole señas a Irina para que se marchara de una buena vez. Sabía que las intenciones de la mujer no eran buenas, en lo que sea que se propusiera.
Taehyung firmó un documento en la parte inferior, dejando de prestar atención a la alfa frente a él. Pero al cabo de unos momentos, pudo notar que esta se encontraba observándole inquisitiva.
— ¿Te hace falta algo?
—No respondiste mi pregunta.
— ¿Cuál?
— ¿Quién es el niño nuevo? —Indagó.
— ¿Niño? —Preguntó confundido.
—Un obrero nuevo. Me lo encontré en la entrada de las cavas junto a Namjoon. —Explicó.
Taehyung levantó una ceja con desconfianza. Para Irina, el mundo daba vueltas alrededor de ella, ¿Por qué le interesaría la existencia de Jungkook?
— ¿Por qué no vas y le preguntas?
—Tae. —Advirtió con voz dura. Su omega agachó las orejas intimidado, pero Taehyung se negó a mostrar tal reacción frente a ella. —Sólo contéstame.
—Es Jeon, un primo lejano de Yugyeom. —Se inventó de pronto. —Vino a quedarse aquí una temporada. ¿Por qué?
—Curiosidad, es realmente extraño que haya alguien nuevo por aquí.
Taehyung se encogió de hombros sin querer darle más vueltas. De pronto, el rostro de Irina se iluminó como si justo en ese instante acabara de tener una idea asombrosa.
— ¿Sabes qué fue lo que escuché hace un par de días? —Pronunció con una enorme sonrisa.
Taehyung negó con la cabeza, sin querer darle rienda suelta.
—Tú sabes que llegué hace unos días y en mi primer día de estadía aquí, fui a visitar el pueblo. —Tae asintió, sin realmente escuchar lo que decía. —Cuando regresé en la noche, me topé con una conversación realmente interesante. —Se relamió los labios antes de pronunciar sus siguientes palabras. —Eran Jimin, y este chico Jeon, ahora lo sé. Parecían estar planeando irse de aquí; estaban hablando de alejarse de aquí y nunca regresar, incluso hicieron una llamada con personas de fuera, ¿Sabes lo que eso significa?
El omega finalmente apartó la atención del mar de papeles frente a él y la posó sobre ella, frunciendo el ceño ante la absurda información.
— ¿Estás consciente de las tonterías que estás diciendo?
—No son tonterías. Sabes que Jimin siempre ha añorado salir de aquí y explorar la vida citadina, ¿Cómo podría no aprovechar esta situación a su favor? —Prosiguió. —Seguramente esos dos se han de llevar demasiado bien ¿No crees? Parecían ser más cercanos de lo que los amigos deberían.
Taehyung suspiró mientras pellizcaba el puente de su nariz.
—Irina, márchate de aquí ¿Quieres? Estoy cansado de que intentes incriminar a cada persona con la que te encuentras, transgirversando lo que sea que escuches o veas con el fin de intentar su imagen frente a mí.
— ¿De qué hablas?
—Sabes perfectamente de lo que hablo. No es la primera vez que lo haces, y sé que no será la última, pero por el amor a Luna, ¿Podrías detenerte? —jadeó exhausto.
—Yo solo te comunico lo que veo porque creo que es necesario que tú lo sepas. Jamás he dicho algo que sea mentira.
—No es necesario que seas mi mensajera, Irina. Si necesito enterarme de algo, lo haré, te lo aseguro, pero en el momento indicado y no cuando y como tú lo desees.
La alfa le miró de forma indignada, antes de levantarse con gracia y mirarlo desde arriba.
— ¿Cómo te atreves a faltarme el respeto? —Espetó. — ¿Cómo te atreves a decir tales falacias sobre mi persona?
Taehyung retuvo el impulso de poner los ojos en blanco. Se levantó tranquilamente, sin perder ni un solo instante los estribos para poder enfrentarla a la misma altura.
—Irina, jamás te he tenido miedo, y creo que esto nunca te quedó claro. Todo lo que dije es cierto, y lo sabes.
Irina se mantuvo callada, con los labios aprisionados en una pronunciada línea.
—Estoy cansado de tener que soportarte a ti y a tus berrinches. —Ella estuvo a punto de contestar en ese momento, pero el omega alzó la palma de su mano deteniéndola. —Y no, tú no eres ni serás la dueña de Dalbich. Y aunque lo fueras, no tendrías el derecho de andar alzando falsos sobre las personas que no te agradan con tal de deshacerte de ellas.
—No tienes idea de lo que acabas de hacer. —Amenazó con voz profunda.
—No te tengo miedo. —Repitió.
Sin decir una sola palabra más, Irina finalmente se marchó de la oficina apunto de soltar humo por los oídos.
Lamento la tardanza, mis amores, pero he estado bastante ocupada.
Durante lo que resta del año me estaré concentrando en esta historia, así que espero estar más activa que antes. No les prometo terminarla para ese entonces, pero sí tener un avance considerable.
Irina en este capitulo fue como un gatito enojado, pero más adelante nos estará dando varios dolores de cabeza...
¡Nos leemos luego!
MiaGarrettA
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