Capítulo 10

Su cabello castaño formaba suaves ondas alrededor de su rostro y una brillante sonrisa le era dirigida mientras la hermosa Alfa le tendía la mano para estrecharla en forma de saludo.

Jungkook la tomó suavemente, sintiendo la suave piel acariciarle, sus ojos estaban fijamente conectados con los de la mujer, mientras escuchaba su amable presentación.

—Buenas noches, soy Park Jihyo, líder del pueblo al que Dalbich pertenece. No tenía el gusto de conocerle...

—Jungkook, Jeon Jungkook—completó educadamente—Soy un visitante, realmente no había estado el lugar con anterioridad.

—No lo culpo, es una zona poco conocida sin mucho que ofrecer a los turistas—Jihyo le dirigió una sonrisa apenada— ¿Cuánto durará tu estadía, Jungkook?

—No mucho, en realidad. Es posible que me marche la próxima semana —Respondió.

Taehyung observaba la escena con ojos reprobadores, que a pesar de querer ocultar, no podía lograrlo ante personas que le conocían demasiado, Jimin por ejemplo, quien se encontraba a su lado tratando de reprimir una estruendosa carcajada.

No es que estuviese en desacuerdo con algo de lo que Jungkook o Jihyo estuviesen haciendo, pues su conversación no era algo realmente importante. No obstante, la verdadera causa de su ceño fruncido es la enorme cercanía que ambos parecían haber creado desde el momento en el que cruzaron la puerta principal.

La mano de Jihyo tocando suavemente el antebrazo del alfa o las demasiado amables sonrisas que compartían hacían que el omega de Taehyung gruñera molesto.

Taehyung sabía lo que estaba sintiendo. Y reconocerlo era increíblemente molesto.

Se obligó a sí mismo a restarle importancia y no hacer la escena de celos que su lobo le aconsejaba muy tentadoramente e invitó a la bella mujer a pasar al comedor, no sin antes darle una profunda disculpa por no haberla podido atender antes.

Jihyo accedió, y comenzó a avanzar bajo la guía de Jimin. Jungkook también se dispuso a avanzar y devorar lo que sea que hayan preparado, pues no solo se encontraba sumamente cansado, como producto de su entusiasta paseo, sino también hambriento. No obstante, Taehyung se interpuso en su camino, cruzado de brazos.

—Ve a cambiarte, Jeon. Ponte algo decente. —Fue ahí cuando recordó que tan solo portaba un abrigo, y algunos kilos de lodo en sus pies. Un poderoso escalofrío recorrió su columna al encontrarse tan endemoniadamente sucio, y sin pronunciar alguna palabra se retiró a su habitación. O más bien, la habitación que le era prestada temporalmente.

Tan solo entrar, se sacó el abrigo y lo aventó a algún rincón recóndito. Entró en el cuarto de baño y dejó caer el agua de la regadera, para templarla a su gusto.

Pronto, un conocido olor llegó a su nariz. El olor de Taehyung. En un inicio pensó que quizá había entrado a la habitación, y estuvo muy tentado a regresar unos cuantos pasos para verle, sin embargo, pronto notó que el olor no era lo suficiente fuerte como para provenir de él.

Volvió a olfatear, reconociendo la majestuosa fragancia impregnada en sí mismo. Si fuera cualquier otro caso, como el de las varias omegas y betas que pasaron por su cama en algún momento, le molestaría en demasía, y buscaría deshacerse del olor lo más pronto posible.

No obstante, una tierna sonrisa apareció en su rostro, mientras su lobo ronroneaba encantado. Pero por mucho que quisiera mantenerse con la dulce esencia, realmente necesitaba un baño.

Y formando un puchero en desacuerdo, entró en la regadera.

—Algunos líderes de manada nos visitarán pronto. Me costó bastante convencerlos de venir. —comenta Jihyo mientras partía una pequeña ración de comida y la llevaba a su boca—No confían en el producto que se produce aquí.

—Podrían venir y observar el espectáculo. También podríamos ofrecerles alguna botella que se encuentre entre las reservas de la cava—ideó Taehyung.

— ¿Aún hay?

—Tenemos al menos cien botellas en crianza. Son vinos de Gran Reserva y desde hace un par de semanas se encuentran listos. Podemos ofrecerlos en la Vendimia.

—Si el sabor es bueno y les agrada, será un gran punto para nosotros. No estaría mal conseguir nuevos inversionistas. Volver a poner en alto el nombre del viñedo. —Jihyo parecía muy emocionada, y no era para menos, pues la última vez a la que asistió al majestuoso espectáculo que se organizaba en cada cosecha era tan solo una niña.

—Recién hemos comenzado con los preparativos, pero puedes dar por hecho que pondremos todo nuestro esfuerzo para que todo salga como fue planeado—exclama Seokjin, mientras sonreía emocionado.

—Conociéndolos, no hay duda de ello. —asegura.

Continuaron con la cena durante unos minutos más en un silencio cómodo. Seokjin recibía elogios por parte de la invitada, pues el omega trabajaba en la cocina de la finca. Jimin regalaba simpáticos comentarios cada vez que tenía oportunidad. Y Taehyung se encargaba de dar la información que Jihyo solicitara.

Era una cena cómoda y cálida. En un ambiente familiar y cálido. Los cuatro se conocían de varios años, y naturalmente, habían forjado una buena amistad entre ellos. Tres omegas y una alfa.

Jungkook apareció un poco después, con el cabello un poco húmedo y ropa nueva. Se sentó en el único lugar vacío que había sido preparado con anterioridad, justo entre Taehyung y Jihyo.

— ¿Cuánto tiempo tomará tener el vino listo para vender, Tae? —Jihyo intentaba obtener toda la información posible, para así dar la información más correcta al momento en el que intentara atraer a nuevos consumidores y regresar aunque fuera un poco del tiempo de gloria de la región.

—Los Vinos Crianza son los que podemos tener más pronto, pero para los primeros resultados debemos de esperar alrededor de dos años, Jihyo. Los frutos se toman su tiempo para este tipo de cosas. Entre más viejo sea el vino, mejor será su sabor—Jungkook se ve inevitablemente involucrado en la conversación, y se toma un momento para observar a Taehyung. Parecía un gran sabio, quien le explicaba el porqué de la vida a través de una paradoja.

Bien, quizá su paseo le hizo daño.

— ¿No podemos tenerlos más pronto?

—Temo que no, realmente no hay forma de acelerar el proceso. Pero es el tiempo suficiente para poner las cosas en orden ¿No te parece?—Taehyung había terminado su cena, y justo ahora se encontraba totalmente inmerso en la plática, evitando a toda costa ver a Jungkook. Ellos tenían muchas cosas de las que hablar.

—Estaré pasándome por aquí de vez en cuando, Tae. Cualquier cosa que llegues a necesitar, debes de decírmelo, encontraré la forma de ayudarte. —informa la alfa, mientras degustaba el último bocado de su plato. La tercera razón para visitar el viñedo más seguido: La magnífica comida.

—Sabes que eres bienvenida. Espero poder atenderte mejor en las próximas ocasionas—El omega hace clara alusión a su inexplicable ausencia.

—No importa. Comprendo que estés realmente ocupado. Ser un líder no es ninguna broma. —Después de eso, la mujer se marcha, pues ya era bastante tarde, y tenía mil cosas que hacer al día siguiente. No obstante, el guiño que la chica le lanzó a Jungkook antes de salir del comedor no pasó desapercibido por ninguno de los presentes. Ante esto, Taehyung decidió acompañarla hasta la puerta, buscando inconscientemente poner la mayor distancia entre ella y Jeon.

— ¿Lo haces tú o lo hago yo?—pregunta Jimin a Seokjin, después de haber perdido de vista a Taehyung.

Seokjin le dirige una mirada cómplice, reprendiéndolo e incitándolo a la vez. Era como si compartieran una conversación secreta, una de la cual el alfa no era parte. Después de un momento más fue Jimin el que habló.

—Jungkook ¿Cierto?—el aludido asintió— ¿Dónde vivías antes de llegar aquí?

—En Busan.

— ¿Busan? ¡Eso es demasiado lejos!—Exclama un impresionado Jin— ¿Cómo llegaste aquí?

—Eso me lo pregunto cada noche.

— ¿En qué trabajabas?—interrumpe Jimin, antes de que la conversación se desviara del objetivo.

—Era Gerente de Publicidad en la empresa de mi padre—Respondió sin vacilar, pero comenzando a impacientarse por la investigación que ambos omegas hacían sobre él.

—Entonces tu familia es adinerada, ¿Cierto?—pregunta Jin, y sin esperar respuestas prosigue—Eso explica varias de tus actitudes.

— ¿Entonces estudiaste Publicidad?—Prosigue Jimin

—Mercadotecnia—corrige el alfa.

— ¿De qué se trata la empresa de tu familia?—Pregunta Jin, comenzando a tener real interés.

—Mi padre es el dueño de una amplia cadena de restaurantes. O al menos lo era hasta hace poco—Susurra al final, mientras desviaba la vista la cual se apagaba un poco, como la una vela que titilaba en la oscuridad y que acabó con la cera que la alimentaba. Pero esto no es impedimento para que ambos omegas puedan escucharla con claridad.

— ¿Era?—cuestiona Jimin.

—Murió. Un día antes de que yo llegara a aquí—Responde con sinceridad, después de haber dudado unos momentos. Si de cualquier forma se iba a marchar de ahí en unos cuantos días, no tenía ningún sentido evadir temas.

No obstante, se percató de lo poco que había pensado en su vida en Busan desde que había llegado al viñedo. Cualquiera pensaría que ya hubo superado la muerte de su padre hace sexenios, no obstante, su corazón dolió al mencionarlo. Como sin tan solo en ese momento, estando tan lejos de donde creció, y sin esperanzas de volver a verle, se diera cuenta de la enorme falta que le hacía, y del cariño que, muy en el fondo, le tenía.

El sentimiento de culpa llegó rápidamente, al recordar todas las veces que le había dado dolores de cabeza y sacado canas verdes. Maldito viejo que nunca podía enojarse demasiado con él.

—Lo siento. No lo sabía—se lamentó Jimin. Había observado como la mirada indiferente del chico se había desviado a un punto en el suelo, mientras perdía cierto brillo que no había notado hasta ese momento.

Era como observar como una flor florecía y se marchitaba en unos pocos segundos. No pudo evitar sentir que había metido la pata.

—No importa, no estaba muy apegado a él—mencionó Jungkook, pero tanto Jin como Jimin notaron que sus palabras no eran del todo sinceras.

— ¿Qué es lo último que recuerdas antes de llegar a aquí?—preguntó Jin, con voz suave y amable. Tenía curiosidad, pero tampoco quería ser demasiado brusco o atosigante.

Jungkook se mantuvo en silencio durante unos minutos, tratando de esclarecer lo suficiente sus confusos recuerdos para poder explicarlos con palabras. Sin embargo, hacerlo era como si de repente tuviera una bruma espesa en sus ojos, notando pocas figuras, pequeños destellos, pero nada concreto.

—Había tenido una pelea con mi hermano. —Comenzó, frunciendo el ceño mientras se esforzaba por aclarar su mente. —Estaba bastante enojado y mi orgullo había sido herido. De alguna u otra forma terminé en un club nocturno, y a lo único que me dediqué a hacer aquella noche fue a ahogarme de licor. —Finaliza con un suspiro derrotado, sintiéndose tan imbécil.

— ¿Estás diciendo que en vez de enfrentar el problema y hacerle frente a tu hermano, decidiste que sería mejor idea embriagarse?—comentó Jimin, con tono mordaz.

—No estaba pensando claramente—trató de excusarse—Estaba pasando por demasiadas cosas en muy poco tiempo, y de repente todo era demasiado, ¿Sabes?

Los omegas le miraron desconfiados, con miradas críticas y acusadoras. Y no era para menos, es decir, se supone que un alfa siempre es fuerte y no puede dejarse caer en ningún momento, se supone que un alfa siempre debe de hacerle frente a cualquier problema y defender su orgullo. Siempre.

No es de alfas huir, esconderse y evadir sus problemas. Justo lo que Jungkook acostumbraba hacer, debido a su enorme falta de palabra y su escaza convicción.

—Pero aun así...

—Jimin, no somos nadie para criticarlo—Defendió Taehyung, haciéndose notar y alertando a los demás de su presencia. Se encontraba de pie justo en la entrada y mantenía una expresión cansada—Será mejor que todos vayamos a descansar ya, ha sido un día bastante cansado.

Ambos omegas asintieron a regañadientes e hicieron una venía en forma de despedida antes de abandonar la habitación. Jungkook se mantuvo inmóvil en su lugar, no queriendo cruzar su mirada con la de Taehyung. Temía que viera lo que hay dentro de él, en su alma. Qué observara toda la porquería qué había en su interior y de repente lo repudiara.

Era increíble la importancia que le daba a ello ahora, cuando unas horas atrás no le habría importado en ello más mínimo. Pero justo en ese instante, donde se sentía tan patético, su habitual arrogancia de alfa había partido de viaje sin fecha de retorno.

Había hecho cosas demasiado malas, demasiado prepotentes, había humillado a demasiados y rechazado las muestras de cariño de quienes se acercaban a él. Lo peor de todo, es que no se arrepentía, porque nada ha cambiado en él. Tan solo era un pequeño episodio de remordimiento causado por estar en un ambiente tan malditamente diferente al que ha vivido toda su vida.

Eso fue lo quiso pensar. Pero aquello no le daba respuesta al porque no quería que el omega se enterara de ello.

—Jungkook—se sobresaltó, regresando al presente de pronto. Todo a su alrededor se materializó en un segundo, era como si no hubiera estado en los últimos minutos en el lugar, y se hubiera tele transportado en un tiempo récord —Debes de descansar. —La voz de Taehyung era demasiado tranquila, con un toque cansado y casi amoroso. Casi.

"¿Por qué le hablaba de esa forma?" Se preguntó "¿Por qué se atreve a dirigirse de una forma en la que nadie acostumbraba a hacerlo?"

Porque incluso Yoongi o Hoseok solían tener cierta distancia con él. Como si temieran pulsar el botón equivocado en una habitación a oscuras, y como consecuencia, todo a su alrededor se derrumbara.

—Jungkook—volvió a escuchar, y en esta ocasión, también le acompañaron el sonido de un par de pasos acercándose lentamente.

El alfa se obligó a reaccionar. Volteo su rostro hacia el individuo que le llamaba, fijando su mirada en su barbilla, pues no algo en su interior se negaba a mirar más arriba. Detalló su delicada piel sin siquiera darse cuenta, y se detuvo al hacerlo.

— ¿Si?—preguntó, como si no hubiera escuchado sus palabras anteriores. Se sentía demasiado aturdido como para reaccionar. Fueron demasiadas emociones en un solo día.

—Deberías de ir a descansar. —Comentó el omega.

—Lo haré en un momento. Sólo...—suspiró rendido—Sólo necesito pensar un rato.

Taehyung asintió, decidido a darle su espacio. Se marchó no sin antes despedirse educadamente. Cada paso que daba lejos de Jeon, era tan solo un chillido nuevo de su omega, en su insistencia por quedarse y descubrir qué era lo que le agobiaba.

La cabeza de Jeon se mantuvo perdida, naufragando por las tormentosas olas de pensamientos sin palabras. Se sentía perdido, no tenía ni la menor idea de cómo llegar a costa y tocar la tierra de nuevo. Y lo que más le angustiaba, es que no recordaba cómo llegó a perderse en ese oscuro océano.

No se movió ni un centímetro por más de una hora. Pero su cuerpo le reclamó un poco después, y se vio obligado a desperezarse.

Se levantó, y caminó descalzo a través de los pasillos, los cuales eran iluminados satisfactoriamente por la plateada luz de luna. Tuvo especial cuidado de no hacer ruidos cuando pasó por un costado del área donde se encontraban los dormitorios. Esa noche quería estar solo.

Cruzó el umbral después de haberse colocado un cómodo calzado, y camino entre la tierra como si la conociera desde hace bastante tiempo. Se dirigió al bosque nuevamente, sin perder el cuidado de alejarse demasiado. Quizá debería aprender a respetar un poco a la naturaleza y a las múltiples maneras que tenía en su repertorio para jugar con tu cabeza.

Se detuvo poco después, cuando encontró un pequeño claro entre toda aquella bruma espesa de hojas y maleza. Recargó su espalda contra un tronco y se deslizó hasta tocar con el suelo.

Estaba realmente exhausto.

De todo.

De todos.

"Si tan solo no hubiera sido tan imbécil como para llegar a ese club de mala muerte" se reprendió, formando puños con sus manos "Si tan solo hubiese estado lo suficientemente sobrio como para evitar llegar aquí"

Pero no era solo eso, comprendió después. El problema estaba más atrás, mucho más de lo que le gustaría. La raíz había crecido en demasía, y ahora se encontraba excesivamente aferrada a la tierra. Arrancarla exigiría demasiada fuerza y un exorbitante esfuerzo.

Y ese era uno de las miles de excusas y conflictos. Jungkook no quería esforzarse.

Las venas se marcaban en sus brazos, como producto de la fuerza con la que apretaba sus puños. Necesitaba desahogarse de alguna forma.

Y alrededor de toda esa soledad, entre el interminable silencio y bajo la luz de la Luna, un fuerte impacto rompió la calma.

Y luego otro. Y otro. Y otro.

Las hojas del árbol se sacudían conforme a los potentes golpes que el alfa propinaba a su grueso tronco. Eran feroces y llenos de rabia. De furia.

A Jungkook poco le importó cuando sus nudillos comenzaron a sangrar, y menos que sus músculos comenzaban a gritar de cansancio. Ignoró contra todo pronóstico las gotas de sudor que recorrían su espalda, también las que salían despedidas de su frente y las que caían de su pecho.

No podía detenerse. Cada nuevo golpe, liberaba la enorme tensión, la frustración y el estrés que había acumulado en los últimos días.

No quería pensar en nada. Ni en su vida hace una semana. Ni en la vida que tenía ahora. No quería atormentarse pensando en todo lo que pudo haber sucedido en Busan, teniendo a su hermano con el control de todo. No quería guiar sus pensamientos a qué estarían haciendo Yoongi o Hoseok, si lo estarían buscando o no. Y mucho menos, quería llenar su cabeza con los recuerdos de lo que había vivido con Taehyung hace un par de horas, y desde el primer momento que lo había visto. Deseaba tener la mente lo más tranquila posible. Poder centrarla tan bien como en cualquier otro momento.

Se detuvo tiempo después, cuando no pudo reunir más fuerzas para encestar un nuevo golpe. Se desplomó en el suelo, siendo recibido por la dura alfombra verde. Su cabello se pegaba a su frente, y su camisa a su pecho, pero no podía importarle menos.

Extendió sus brazos y piernas todo lo que pudo, formando así un "equis" humana. Y mientras trataba de acompasar su inestable respiración, posó sus ojos sobre el océano índigo que se levantaba sobre él. Fue encandilado por la luz que desprendía la Luna aquella noche, brillando altiva y orgullosa, riéndose de sus desgracias de frente y sin pena.

Era humillante.

Su cuerpo se relajó con el paso de los minutos. La tranquila brisa de aire acarició su cuerpo y lo refrescó poco a poco. Cerró los ojos rendido. Quería que todo se acabará. Deseaba que el tiempo regresara varios días atrás, que todo comenzará de nuevo, y que las cosas se desarrollaran de distinta manera.

Cerró sus ojos, totalmente derrotado. Pronto, el dulce consuelo de los sueños llegó a él. 

Lanzó el portafolio sobre el escritorio con inmensa furia. Su mandíbula estaba duramente apretada y sus ojos destilaban ira líquida. Baekhyun no cabía en su enojo.

No podía ser posible que casi la mitad de los inversionistas se encontrarán en su contra. ¿Dictador? ¿Déspota? ¡Por favor! El solo hacia lo que la empresa necesitaba. No era su culpa que su padre hubiese sido tan malditamente flexible con los empleados. Ese comportamiento tan solo generó excesiva confianza de los trabajadores, y les hizo creer que podían hacer lo que quisieran.

—Mina, dame los reportes de esta semana—exigió a través del intercomunicador. De inmediato, la elegante omega entró en la oficina, dejando los archivos frente al alfa.

—Señor, la señorita Yongsun está aquí. ¿Quiere que la deje pasar? —preguntó con voz tranquila antes de retirarse.

Baekhyun torció la boca disgustado, y se limitó a asentir. En los últimos días, la mujer se había convertido en un grano en el culo para sus planes. El no tener claro en que bando estaba y qué era lo que hacía tan pegada a Soyeon era preocupante. La omega era demasiado astuta e inquieta para su gusto, y lamentaría profundamente que tuviera un final trágico.

Instantes después, pudo escuchar los sonidos de los tacones de la rubia omega.

—Buenos días, Baek. —saludó educadamente, para después sentarse en la cómoda silla de cuero negro frente al escritorio. —Creí que no me recibirías nunca.

—He estado muy ocupado en estos días. —respondió con simpleza, pero sin dirigirle la mirada.

—Puedo verlo. —comentó observando las pilas de documentos que amontonaban en los extremos del escritorio, y en algunas cómodas que se pegaban a la pared. — ¿Alguna vez has pensado en delegar algunos trabajos?

—Yongsun, ¿A qué viniste? —Cortó fríamente, levantando la mirada por primera vez.

—A saludarte, por supuesto. —contestó con una diminuta sonrisa en el rostro y aire confiado. —Últimamente no hemos hablado mucho, pensé que podría venir a ponerme al día.

—Deja las tonterías a un lado. Hace mucho que dejamos de tratarnos como amigos—La omega se mantuvo con la misma expresión, como si nunca hubiera escuchado tales palabras. No obstante, era el pan de cada día entre ellos dos.

—Tan frío como siempre—musitó. —Iré directo al grano, ¿Qué hiciste con Jungkook?

Baekhyun levantó una ceja, con expresión incrédula.

— ¿Disculpa?

—Me escuchaste bien.

—No he hecho nada con él. ¿Cómo podría? El maldito le dio por huir y desaparecer.

—No te hagas el santo—reprendió—Todos sabemos que su desaparición no fue voluntaria.

— ¿Estas insinuando que lo secuestré?

—Deja de responderme con preguntas y dame respuestas —Yongsun comenzaba a impacientarse.

—Yo no hice nada. —respondió con seguridad admirable.

— ¿Y sabes algo de él, entonces? —volvió a preguntar, sin inmutarse.

—En lo absoluto.

— ¿Y su cuenta bancaria? ¿Cuándo fue la última vez que se registró un retiro de dinero? Estoy segura que debes de tener esa información.

—Deja tu trabajo a un lado, detective. El caso de mi hermano no está bajo tu mando

—Entonces tienes esos datos. —afirmó, no era necesario preguntar. Ya había confirmado lo que necesitaba.

—Deja de molestar ¿Quieres? —Baekhyun ya estaba fastidiado. Era esta la razón por la que la omega le era tan molesta últimamente. Estaba metiendo sus narices donde no debía.

—Muy bien, eso es todo lo que necesitaba—mencionó, para después levantarse.

La rubia se dirigió hacia la puerta con la misma confianza con la que entró. Pero detuvo sus pasos abruptamente poco antes de salir y detalló la oficina con gran interés. Baekhyun, confundido por no haber escuchado el característico sonido de la puerta, levantó la vista desde el archivo que tenía entre sus manos y la dirigió a la espalda de la omega.

Fue apenas un minuto el tiempo que Yongsun invirtió en aquella labor, para después marcharse en silencio, pero fue lo suficiente para dejar al alfa completamente confundido por tal comportamiento.

Sin embargo, decidió no tomarle importancia, y continuó con sus asuntos. No tenía tiempo para tonterías.

Mientras salía del edificio, la omega tomó su celular y marcó una serie de números con envidiable destreza.

— ¿Lo tienes, Yoongi? —inquirió mientras quitaba el seguro a su reluciente auto.

—Lo tengo. 



Creo que esto ha sido una de las veces en las que más he tardado en actualizar, pero la escuela ha consumido más de mi tiempo de lo que creí.

¿Alguna vez han presenciado una Vendimia? Si es así, quiero leer su anécdota.

Actualizaré cuando este capítulo llegue a 30 votos. 

(Aunque si comentan más pueda ser menos...)



-MiaGarrettA

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